martes, 25 de noviembre de 2025

Oscuridad

 Oscuridad se llama

Oscuridad se menciona 

Oscuridad su habitar

Oscuridad su apellido

Oscuridad su apodo

Oscuridad su piel

Oscuridad sus ojos 

Oscuridad su hermano

Oscuridad su padre

Oscuridad su hijo

Oscuridad es su espejo

Oscuridad cuando me miro

Oscuridad es mi nombre. 

lunes, 20 de octubre de 2025

 Alquilé el vestido de boda

Y el smoking.


Tengo un Mateo para salir de la iglesia

Para llegar al salón de fiestas.


Mis amigos llevan papel picado

Arroz y armas para la Revolución.


En cuanto el cura 

Anuncie la unión ante Dios

Empezarán los disparos. 

Cinco días a la semana 

Sueño con escribir poesía.


Cinco días a la semana 

Lo intento y fracaso.


Cinco son los días en la semana 

En que la inspiración me visita

Y yo estoy distraído.


Cinco días a la semana

Busco las palabras y no las encuentro.


Cinco días a la semana 

Trato de esquivar a la muerte

Todavía gambeteo su hoz afilada.


Cinco días a la semana 

Tengo picazón en el corazón 

Y no sé a que se debe.


Son cinco los días en la semana

En que trato de escribir poesía

Lo logro en los 3 días restantes.


Es como si la poesía se escribiera siempre al final

Como los títulos de una película. 

domingo, 19 de octubre de 2025

  

Una paloma
Se posa sobre un cable de luz.
El cable de luz es un artificio
Un artificio no es el Tao
La palabra Tao no es el Tao
Y en la dinastía Tang
No había cables eléctricos.
El que observa también es un artificio.
Para aprehender la experiencia
Necesita una estructura psicológica estable
Una neurosis equilibrada, en lo posible
Un nombre, una dirección
Propiedad, algo de alimento en el estómago
(Un cerebro con hambre
No elabora abstracciones)
Y habitar un lenguaje.
Un poema está rodeado de artificios.
La paloma no sabe
Que está sostenida por un artificio
Y es observada por artificios.
Una paloma se posa en un cable de luz
Aire caliente de verano.

 Yo tuve la mejor banda de sonido de mi vida 

Yo fui de la esquina de Newton y Liniers

De Juncal y 9 de Julio 

De la 895 y la 814.


Yo esquivé patrullas en la noche enferma

Yo fui Adoptado por la sociedad como hijo de puta.


Yo caminé las calles del sur y del oeste 

Yo esquivé el temor de la ficticia ficción

No podía distinguir a evangelistas de policías.


Yo busqué la solución en la destrucción 

Y en el fragor nasal del polvo inca 

Mientras la estructura se tambaleaba

En burbujeante orgias de magias negras.


Yo conocí a las miradas oscuras 

Que aprobaron las torturas del fugado represor.


Yo trato de que el mundo no me demore

Poniéndome el antifaz 

Y que me acomode en el derrumbe de su decadencia.


Yo conocí Dock Sud, La Paternal, Pacheco, 3 de febrero

La tierras del cacique Yatel, la ruta 3 

Y la bonaerense 76 por donde transitó Catriel.


Yo dormí en el monumento de  los caídos en Malvinas

Y conocí el apocalipsis del sustento interior

Tuve el castigo de El visitante.


Yo tomé birras, polvo inca

Quemé flores que buscaban un sentido.

Nadie puede olvidar los momentos de su juventud.


Y ahora que el Poeta se ha marchado Rumbo al abra

Marchando firme a cumplir su destino

La música de la banda de sonido de mi vida 

Se va apagando en un fade out acompasado

Con las guitarras de los Tanos 

Los bombos de El Pato

Y la luz de esa estrella que observa 

Que seguiré en pie 

Que seguiré andando el camino para el cual me formaste.


Poeta mío solo resta decirte 

Que jamás te olvidaré

Tenlo presente.




Desaparecen

Si no escribo sobre la lluvia 

Desaparece

Si no veo al sol devorado por la noche

Desaparece

Si no respiro

Desaparezco 

Si no estoy donde tengo que estar 

Desaparezco 

Si no nombro a los abuelos 

Que fueron descartados por su familia

En los hospitales, geriátricos, en la calle

Y en sus propias familias 

Desaparecen 

Si no recuerdo a mamá en un poema 

Desaparece

Si no actualizo la realidad cada 5 minutos

Desaparece

Si las algas marinas no piden espacio en este poema

Desaparecen 

Si hoy no queda escrito en algún lugar 

Desaparece

Si vos no escribís 

Desaparecés

Si yo no escribo

Desaparezco.




 El oficio siempre se antepone 

Es inevitble.


Saber adjetivar

Prescindir de sustantivos abstractos

Hacer tensionar conceptos 

Que se repelen por naturaleza

Si hay que evitar los lugares comunes 

Por favor: no escribir un poema con lugares comunes.


En la vereda hay una heladera vieja que tiraron

El oficio me dice que:

La serpentina de cobre que tienen las heladeras

Pesa entre un kilo y medio y dos.

Otro kilo de aluminio 

Y se puede llegar a medio kilo de bronce.

La bocha se vende entera, ahí no hay discusión.

El plástico se llama Alto impacto

Y también hay mercado para ese material.


La heladera y sus partes es La critica 

Y las cátedras de literatura.


El poema es el contenido

Lo que está adentro de la heladera.


El oficio siempre se antepone

Es inevitable.


 Así es la vida Frank

Un día estás arriba 

Otra abajo

Un día sos rey 

Otro bufón.


Así es la vida Frank

Para escribir un  poema 

Hay que leer 100

Después te das cuenta 

De que esos poemas 

Ya los habías vivido

Entonces para escribir el poema

Hay que escribir el poema.


Así es la vida Frank

Un saltimbanqui absurdo 

Que no se detiene de noche ni de día.


Así es la vida Frank

La hoja de vida es vasta 

Como las decepciones que sigo acumulando

La hoja de vida de la pobreza, de la indigencia 

La delincuencia, la de los trabajos mal pagos 

Los años lejos de casa

Los mundos imaginarios a los que escapé.


Así es la vida Frank

¿Es fácil tatuarse "soltar"?

Cuando tu madre muere de cáncer lentamente

Cuando a tu padre el ACV lo debilita 

Y tenés que cargar su cuerpo por el patio.


La vida es así Frank

Te caes en marzo

En julio te levantás 

Y otra vez y otra vez.


Frank, la vida es así 

Un arte poética que se alimenta 

De todo lo que observa.


Frank, la gente te dice cómo vivir

Cuando ellos ni saben cómo vivir.


Frank, vos sabés como es la vida

Por eso voy a cambiarle el final al poema 

Para que no hagan carteles en Instagram

O se tatúen frases vacías, estériles.


Corta la bocha Frank. 


 

 

En junio de 59

Durante el plan de “Estabilización” de Frondizi

Álvaro Alsogaray Dijo que había que pasar el invierno.

 

María Julia (su hija)

Ni lerda ni perezosa

Se compró todos los tapados de piel de Manhattan

Con la promesa de limpiar el riachuelo en 1000 días

Para que los pobres se bañen ahí.

 

Ya todos sabemos como terminó la historia

Ni la Estabilización funcionó

Ni el riachuelo se limpió

Y María Julita se comió cana

Por cada tapado que se compró.

 

Hay un invierno eterno

En el riachuelo de mi memoria

Que no sé

Cuando va a terminar

Y cuando se va a limpiar.

 

 Antes miraba las pizarras de los bancos 

Para ver  el precio del dólar.


Luego miraba vidrieras 

Buscando las mejores ofertas

Para comprar más barato.


Después me dediqué a buscar carteles 

Que digan "Se busca empleado".


Con el tiempo ya cirujeaba en la calle

Y el precio del cobre era mi dólar.


Ahora voy por ahí 

Buscando el precio de los huevos 

Y pienso que es mejor 

Domesticar unas cuantas gallinas

Para que me den huevos 

Atarlas un par de días al árbol

Para imponerle mi domicilio.


La propiedad me está haciendo cruel. 

 Creo que te vi caminando entre la bruma de Villa Mitre

Creo que era Villa Mitre 

A pesar que la bruma no me dejaba reconocer

Donde terminaba mi ser 

Y donde empezaba la bruma 

Donde terminaba Villa Mitre

Donde empiezaba Tiro Federal.


Y si digo creo

Es porque veía la forma difusa de tu casco 

Y tu espada

Seguramente marchabas a alguna misión 

No como yo que iba a buscar harina 

Para hacer el pan

Porque después de la guerra 

Se aprende a cocinar el pan 

Como dice un poema japonés

Sin un pulmón, sin una pierna.


Caminabas por la bruma de Villa Mitre

No temblabas al pronunciar tu nombre.


Hay deseos que no tienen nombre.




 Hay veces que son brutos

Hay veces que son brutales.


Hay veces que los brutos pasan desapercibidos 

Y le dan paso a los brutales.


Hay veces que los brutales 

Se vuelven brutos

Y los brutos brutales.


Algunas veces se hace difícil diferenciar 

Entre brutos y brutales.


Nunca Más ni brutos ni brutales.


Hay veces 

En que los brutos le dan el Poder 

A los brutales 

Y los brutales les agradecen a los brutos 

Devolviéndoles el Poder.


Soy bruto porque me han gobernado brutos

Soy brutal por la misma razón

Soy poeta porque no quiero ser ni bruto ni brutal.

 Estuve más de un año

Sin hablar con mi madre.


Cuando la cobardía y el resentimiento 

Me permitieron levantar el teléfono

Y llamarla, lo primero que dijo fue:

"Que lindo escuchar tu voz."


Mi prontuario de maldad

No habla de lastimar con golpes o gritos

Todo lo contrario.


Aprendí a castigar con silencio e indiferencia 

Aprendí a alejarme de la gente

De los sentimientos 

Porque sentir no era mi fuerte.


Y ahora pago el precio 

De los castigos pasados

Pago el precio de viejas cobardías 

Y resentimientos 

Pago el precio por no entender 

A los demás 

De creer que mi dolor solo importaba.


Es tan caro el precio 

Que ya no puedo decirle:

Que lindo escuchar tu voz.



Mi abuela tenía una canario en una jaula

Y un gato atigrado anaranjado.


El gato, de vez en cuando

Intentaba cazar al canario

Pero la jaula se lo impedía.


Me pienso como ese gato 

Que intenta cazar al poema 

Y la jaula de las palabras se lo impide. 



 Escribo un poema 

Como se escribe la lluvia

Que cae trayendo recuerdos de infancia.


Recuerdos de infancia 

En donde los gato atigrados 

Duermen la siesta en la sombra.


Mi abuela duerma la siesta

Yo armo aviones con cajones de verdura 

Y la lluvia que cae dentro de mí

Poco a poco va ahogándome. 

 El mejor psiquiatra que tuve

No me medicó

No me hizo 

Dibujar un hombre bajo la lluvia

Una casa

Un árbol 

No me hizo una lobotomía

O terapia de electroshock.


Me dijo que cuando tenga ansiedad, pánico

 O me crea superior al resto

Vaya a caminar por el cementerio.


Y tuvo razón 

Nunca más tomé medicación 

O cosa que se le parezca.


Como un libro

Camino leyendo tumbas y epitafios 

Respiro y dejo de respirar

Camino y dejo de caminar

Leo y dejo de leer.



 


  Cierto día, un docto varón ilustrado en la leyes y la filosofía, se presentó en la ranchada para, dijo él, buscar el origen de la pobreza.

   Se sentó con nosotros; tomó mate, comió guisos y faldas, fumó porro y tomó vino. Nos acompañó al semáforo a buscar la moneda. Fue hasta la villa a ver como vendíamos el cartón, se sentó con nosotros en los comedores y en las filas de la panaderías para buscar el pan.

  Un día se puso a hablar del mundo de la gente de bien. Habló de Izquierda y Derecha. Citó a Kant, Heidegger, al Ser y el tiempo, a Marx. Dijo: mercancía, plusvalía, distribución de la riqueza. 

El docto varón 

Buscaba el origen de la pobreza

Y lo buscaba de manera pobre

Y no se daba cuenta de la pobreza

Que había en sus pobres argumentos.

 Chauchesco, que hasta ahora, no había hablado, solo lo había escuchado le preguntó:

(Antes tomó un trago de vino)

Mijo

Esas ideas, de las que habla, son realizables?

El docto varón respondió que sí, sin dudar

Y, ¿por qué no se realizan? Replicó Chauchesco

El docto varón se quedó pensado

Porque no son realizables, dijo Chauchesco empinando la caja de Termidor. 


 Llueve afuera

Aunque afuera esté soleado.


Pero pienso en lluvia 

Escribo lluvia 

Aunque afuera no llueva.


Pasa lo mismo con la angustia

Siento la angustia 

Pienso en angustia 

Escribo angustia mientras miro para afuera.


Afuera la angustia cae 

Rebalsa las calles y arrasa con todo.



 Sabrán que supe resistir

Y resistir muchas veces

No tiene que ver con la fuerza

El sacrificio o el éxito material.


Yo resistí 

Al deseo profundo de autodestrucción 

Que viene dosificado

En gotas amargas 

Que secan la garganta 

Y las palabras se petrifican.

En comprimidos 

Que no curaron ninguna 

De mis patologías.

En ese dulce alcohol

Que fue el bálsamo en los años 

En que el dolor no encontraba 

La palabra dolor.

En esas toneladas de nubes narcóticas 

Que decían que provenían de los dioses

Y en realidad provenían de los demonios. 


Yo resistí a la abstinencia 

Resistí escribiendo 

Y encontré el sentido a las palabras 

Y supe que no debía anestesiar a mis palabras

Y mis palabras aprendieron a resistir 

Y resistiendo 

Mi deseo profundo de autodestrucción 

Se fue transformando.


Ahora la palabra dolor

Le corresponde al dolor 

Y duele porque tiene que doler.


Sabrán que supe resistir

Sabrán que al final

Encontré el sentido de todas las palabras. 

 Afuera el invierno acecha 

También el infierno.


Las llamas gélidas de mi aliento

¿Terminarán con la pesadilla?



 Pasan las horas 

Que devora el tiempo.


El tiempo muere 

Para que las horas vivan.


Vivo entre las horas del tiempo

Tic toc tic toc.


La amenaza es real

A cada paso, cada segundo

Cada sombra que vive 

En los pasillos oscuros del alma.


Los conocí a todos 

Nunca tuve miedo

O creía no tenerlo

Así y todo nada me detuvo

En ese búsqueda desesperada 

En donde era arrastrado por mis propias sombras

Y me hacían mentir, lastimar, mendigar

Vivir bajo esa frazada calentita llamada autocompasión.


Pero todo era mentira

Podía entrar a cualquier lugar peligroso, oscuro

En donde la vida vale menos que una bala

En donde te tiran por el placer de verte volar:

El lugar mas oscuro y peligroso

El lugar al que mas miedo tuve

Fue a mis propios pasillos oscuros.


Y tuve miedo porque sabía que en alguna esquina

El dolor al  que siempre escapé

Y que anestesié

La vergüenza que hizo que nunca pudiera confiar en mí

Me estaba esperando intacta.


Los pasillos mas peligrosos viven dentro de mí. 



Un arco iris 

Se filtra por mis ojos.


Se filtra cuando te escucho decir:

Arco iris.


Y de repente todo estalla

El color de los barriletes 

Que remonté en Quilmes

La sangre que brotó de mi cabeza

Cuando caí por la escalera

El color del tabaco que masticaba mi abuela

El guardapolvos de la chica que me enamoré

Y nunca se enteró

El color de tu sonrisa mientras lees este poema 

Las tardes color cielo de la adolescencia

El negro de las noches oscuras 

De dolor y desesperación 

Que espero que nunca conozcas

Y si las conocés 

Sabés que hay alguien que está para ayudarte

El abrazo que me dio mi padre

Cuando volví a casa

( Si hay un color para esa sensación no dejes de avisarme)

La mañana que se apagó mamá 

Todos los colores perdieron su intensidad

El recuerdo de mis amigos que ya no están

Y el recuerdo de sus colores

Ya me están esperando del otro lado del Leteo 

El color del café que tomo 

Y el color de la plaza que trato de apresar

En estas palabras

(Por eso me siento mirando a la plaza)

El color de la melancolía que forma este arco iris

Que está formado por recuerdos 

Sensaciones y personas.




Lo veo venir a lo lejos 

Levantando polvos 

Y chapitas de cerveza

La remera atada a la cabeza 

Para que no explote.


Lo veo venir a lo lejos 

El pecho en cueros 

Bramando lanzas Tobas 

Que astillan la carne y los huesos.


Lo veo venir a lo lejos

Y se sabe que ha boxeado 

Con 4 o 5

Y no lo han podido voltear

Nunca lo han podido voltear.


Lo veo venir a lo lejos

Los orificios nasales colorados 

Los ojos colorados 

El polvo inca quemando el tabique 

De la nariz.


Lo veo venir a lo lejos

Dejando otra noche sin dormir

Otra noche que se rindió

No así él.


Lo veo venir a lo lejos

La bicicleta rechina 

Le hace falta aceite

Pero a él le hace falta una cerveza.


La vagancia lo ve venir a lo lejos

Saben que salió bien empilchado 

El viernes

Pero ya es domingo

Y ya está mostrando la hilacha

Todos levantan las bolsas

Y la botellas 

¡Vení Hilacha! ¡Tomate un trago!

 Hoy es domingo

Es primavera.


Llevo un ramo de flores negras

Que son del color de mi corazón.


Y en mi corazón también es primavera

Pero es una primavera distinta

Trae el color y el dolor de la muerte.


Será por eso que llevo este ramo

Como si fuera una bandera.


¡Mi corazón es negro!

Negro como el blues, el tango

El candombe

Como estas espinas incrustadas

En todos sus lados 

Que son negras como el carbón.


Todo es negro en esta primavera

Hasta mis versos

Hasta mi bandera. 

 La lluvia arrastra a la alcantarilla

La basura acumulada en la calle

Nada se le escapa

Ni siquiera la melancolía. 

 Hay luces oscuras

Hay luces claras

Hay luces de colores

Hay luces opacas

Hay luces silenciosas

Hay luces ruidosas

Hay luces escondidas

Hay luces a mi alrededor 

Hay luces con nombres 

Hay luces anónimas 

Hay luces por todos por todos lados 

Hay luces que no encuentro 

Hay luces con frío 

Hay luces con calor

Hay luces y luces

Hay tantas luces que producen oscuridad

Hay una oscuridad luminosa

Que ilumina mi oscuridad.

 La tormenta llegó a mi puerta

Y yo no la invité.


Ni siquiera sabía que vendría.


Ahora estamos frente a frente

Como dos amigos 

O como dos enemigos.


Yo creo tener miedo de ella

Pero en sus ojos se ve

Que su temor es más grande. 

 

Carteles de neón

Luces titilando en la esquina

El semáforo retrasa al destino.


Hay corazones bombeando mal 

Por alguna obstrucción en las arterias 

O carótidas.


Muchos de esos corazones 

Mañana no bombearán.


Puede que el mío sea uno de ellos.


Puede que mañana deje de titilar

Pierda su luz de neón 

Deje de bombear

Puede que el semáforo de la vida 

Me de otra oportunidad. 

 Ayer 

La lluvia tiñó de tristeza a mi tristeza

Y como yo recién comienzo 

A amigarme con la tristeza

El día se hizo pesado.


Tanto fue de pesado 

Que mi segunda tristeza

También se puso triste. 

 Hay abismos dulces como la miel

Hay mieles profundas como abismos 

Hay abismos que no saben mirar 

Por lo cual yo no los miro

Ni me miran

Hay dolores dulces como la miel

Esos dolores son mis favoritos 

También los amargos

Los agónicos 

Los lentos, los rápidos.


Hay un dolor en el abismo 

Que hace que mi vacío se sienta pequeño 

O quizás al revés:

El abismo se siente pequeño 

En mi vacío interior. 

 La noche es un infierno congelado.


Soy un demonio 

Sin cielo 

Ni infierno.


Ni siquiera en la maldad encuentro mi lugar. 

 Dos hombres caminan la ciudad

Las provincias 

Las naciones.


Llevan camisa blanca y un libro

En sus manos.


Caminan con la convicción 

De esos hombres que construyeron 

Las catedrales medievales.

Hombres que no tenían opinión.


Y con esa convicción 

Han construido otra catedral moderna.


Ahora me pregunto

Yo, que he caminado

Bajo la convicción 

De la religión de la adicción 

¿Cuántas catedrales habré construido?

lunes, 27 de enero de 2025

Amor de nadie

“Pero a los ciegos no les gustan los sordos

Y un corazón no se endurece porque sí”

La hija del fletero, Patricio Rey

 

 

 

  La primera vez no le dio importancia. Tomó la tarjeta y ni siquiera miró el nombre. La desolación no lo dejaba conectar con nada ni con nadie. La casa era linda, amplia, con muchos ventanales. La agente inmobiliaria recorría la casa, él la seguía y trataba de escucharla. Luego de la segunda recorrida por la casa se dio cuenta porque el precio era bajo: los ventanales estaban mal orientados. El que diseñó la propiedad no había tenido en cuenta el recorrido del sol, por lo cual la iluminación era pobre (a pesar de los grandes ventanales) y la humedad en el ambiente lo confirmaba. Vio que la humedad subía por algunas paredes y supo que también había problemas en la capa aisladora. La agente seguía con la recorrida mientras él hacía un esfuerzo por escucharla. Ni siquiera la belleza de la agente lo sacaba de su ensimismamiento.

   Mientras ella le hablaba de la casa y de  las facilidades para adquirirla, sus pensamientos estaban en otro lugar. Creyó mejor construir su propia casa, a su manera, a su estilo. Pensaba, mientras ella hablaba y le sonreía, en hacer una casa estilo Le Corbusier: minimalista, de trazos gruesos y rígidos, con ventanales como los de la casa visitada pero bien orientados hacia el sol. También pensó en algo estilo Bauhaus. Le gustaba la casa que  MiesVan der Rohe le había hecho a la doctora  Edith Farnsworth en Estados Unidos. Sus pensamientos estaban entre Le Corbusier y Bauhaus. Ella lo acompañó hasta la puerta. Se despidieron. Ella se fue en su auto, él esperó un taxi. Mientras esperaba miró la tarjeta: Inés Suárez, agente inmobiliaria.

 

 

***

 

 

  

Había pasado un año. Todavía despertaba sobresaltado, apretando las manos, creyendo que apretaba sus manos, creyendo que estaba sentado a su lado buscando que mejore. Para él el tiempo no había pasado. Todo se había detenido en las quimioterapias, las recaídas, las internaciones; a veces una semana, a veces meses. Aunque se daba cuenta de que el tiempo se acababa no se rendía a la esperanza de la mejora.

  Los últimos meses habían sido años de días muy largos. Los médicos se habían resignado a que no la dejaría por nada del mundo. Siempre se había sentido afortunado por el ángel que Dios le había puesto en su vida para que su vida tuviera un sentido, un propósito. Ahora no sabía qué sentir cuando pensaba en Dios y por todo lo que ella estaba pasando. Así y todo el amor lo mantuvo firme hasta el día en que tuvieron que dormirla. Si hubiera una ley que le permitiera que lo duerman al lado de ella, esa hubiera sido una buena ley y él hubiera acudido a esa ley para que al dejar este mundo supiera que la justicia podría llegar a ser algo justo. Pero no: ella se durmió y él tuvo que convivir con la angustia, el vacío y la desolación de una existencia despierta.

 

***

 

 

  Ella no le dio importancia la primera vez. La visita a la casa fue una más entre tantas casas que visitaba con clientes. Pero había notado en él algo de sombras, de melancolía, de aislamiento. Por lo general los hombres solos que buscaban casa siempre se le insinuaban, a veces de manera sutil, otras no tanto. Esa primera visita a la casa de los ventanales mal orientados y con humedad él casi no habló. Ni siquiera la miró. Eso la hizo sentir diferente ya que siempre era objeto de miradas, de deseo, de esas sutilezas que todos los hombres que la rodeaban competían por su atención. Ella había desarrollado ciertos artilugios que mantenía a raya a los hombres que ella no quería que estuvieran cerca de sus emociones, de su lado más íntimo, de su corazón.

   Creyó que después de esa primera visita ya no lo volvería a ver. Pero a veces lo que uno cree no es lo que pasa en la realidad.

  Revisando el diario vio su nombre en la sección de artes y espectáculos. Supo que era poeta y que presentaría su próximo libro en el salón blanco de la municipalidad. Mientras leía la nota la asaltaron los recuerdos de la niñez y la juventud. El ritmo voraz de la vida y el trabajo la habían alejado de las letras, del arte, del espectáculo. A veces pasaba días enteros hablando con clientes, visitando propiedades, haciendo tramites en todas las oficinas burocráticas. Almorzaba parada a lado de la fuente que estaba en el patio de luz de la oficina. Llegaba tarde a todos lados. Una o dos veces por semana se encerraba en el baño de la oficina a llorar y después salía esplendida como una gladiadora romana. Cuando vio que su cliente silencioso de sombras se dedicaba a la poesía una pequeña pulsión empezó a crecer en ella.

  Había tenido una relación intensa con la poesía en el pasado. De niña su madre le hizo leer a Alfonsina Storni y su mundo cambió para siempre. Cuando empezó la secundaria una compañera le recomendó a Alejandra Pizarnik. Fueron años de fiebre para ella. Llenaba cuadernos y cuadernos con versos de todo tipo. Vivía, soñaba y respiraba poesía.

  En quinto año conoció al amor de su vida. Supo que era el amor de su vida después de unas cuantas clases. El profesor de literatura de ese año le había enseñado sobre las vanguardias. A ella le fascinó el formalismo ruso. Le fascinó como él recitaba los poemas de Mayakovsky. Su mundo adolescente voló por los aires con el poema Amor. Mientras el profesor lo recitaba e iba recorriendo la clase con la mirada, y cuando la mirada de él pasaba por su mirada, ella creía que ese poema tan hermoso él lo había escogido para ella. Porque ella pensaba y estaba convencida de que él también la amaba y esperaba a las clases para verla. Que los poemas de amor que seleccionaba eran para ella. Porque ella hermosa y le gustaban los animales, como en el poema. Porque ella era el centro de atención de su clase, de su escuela, del barrio, de sus primos, hasta de los amigos de su padre. Soñaba con el día en que él le declaraba su amor, que la tomaba en algún lugar secreto de la escuela y la hacía mujer. Pero el sueño de la adolescente se hizo añicos y la realidad le mostró a su profesor paseando por el parque con otro hombre. Los siguió y vio cómo se besaban a escondidas de las miradas prejuiciosas. Ese día sí se hizo mujer porque la adolescencia había terminado y el dolor y la desilusión le habían mostrado que no todo era como en la ficción. A veces lo que uno cree no pasa en la realidad.

 

***

 

  Le llamó la atención  descubrirla entre el público. La presentación del libro había sido emotiva para él y ya no esperaba más emociones por el resto de la noche, de los días, de la vida. Ella se acercó para que le firme el libro. Mientras lo firmaba ella le preguntó por qué el título del libro: No soy el amor de nadie. Se miraron y sonrieron. Había ocurrido un milagro. Él había sonreído y por un momento las sombras habían desaparecido de su espíritu dando paso a algo de luz. Las ventanas de su corazón también estaban mal orientadas. Fueron por un café y le contó sobre el título del libro.

 

***

 

  

  Al principio todo funcionó de maravilla. Parecía como si los dos hubieran empezado a vivir como si fuera la primera vez. Las salidas, las tardes, los paseos, la intimidad, todo se ejercía con tierna ferocidad. Habían construido una casa estilo Le Corbusier. Habían pactado que si algún día todo terminaba, ese final tendría que ser amistoso. Las carreras de los dos fueron creciendo exponencialmente: eran un binomio perfecto. Sus publicaciones se empezaron a traducir en otros idiomas. Llegaban propuestas para conferencias, charlas en otras ciudades y en otros países. Ella había dejado la agencia para la que había trabajado tantos años y abrió su propia agencia inmobiliaria. No tardó mucho en que los carteles de Inés Suárez Propiedades invadieran la ciudad.

 

***

 

  Al principio no le dio importancia. Él no le había dicho nada pero ella después de un tiempo se había dado cuenta. En la parte de atrás de la casa él había escondido, en una pequeña puerta secreta, las cenizas de su difunta esposa. Él la visitaba, hablaba con ella y lloraba en la fecha de su defunción. Ella, que había creído que las sombras se habían ido para siempre supo en ese momento que no. Y las sombras, los recuerdos, que estaban encerrados en esa pequeña puerta fueron creciendo como una metástasis. Tomaron las habitaciones, el comedor, el baño, las sábanas y de a poco fueron creciendo en ellos dos. Las distancias crecieron en la casa. Casi no se cruzaban y si lo hacían parecían dos desconocidos. Ella volvió a sentir la desilusión que sintió cuando encontró a su profesor de literatura con otro hombre. La casa empezó a olor mal, a tener humedad. Y eso que las ventanas estaban bien orientadas y el sol le daba todo el día.

 

***

 

   Luego de hacer la división de bienes ella cayó en una leve depresión. Dejó de ir a la oficina por unas semanas. Tirada en la cama no dejaba de pensar en él, por qué no había funcionado, por qué no había dejado de amar a su esposa, por qué le tocaba todo esto a ella. Volvió a su libros de Storni y de Pizarnik, volvió a sus cuadernos de la adolescencia. Volvió a escribir y volvió con tierna ferocidad.

 

Hicimos la división de bienes

Vos te quedaste con la casa

Yo con la biblioteca.

 

Vos te quedaste con el termo

Yo con la foto

Que nos sacamos en la comarca.

 

Te hartaste de la poesía

Y de Mayakovsy.

 

Te hartaste de la buena iluminación

De la casa

Te hartaste de que todo vaya bien.

 

Lo que el notario no sabía

Cuando firmábamos  los papeles

Era que yo prefería renunciar a todo

Si algo de mí

Quedaba en vos.

 

 Tomó la costumbre de enviarle por carta un poema por semana. Ella también tenía que sacar su oscuridad, su dolor, dejar que la luz vuelva a iluminar cada parte de su ser. Tenía que volver a orientar bien las ventanas de su corazón. Alquiló una casa y adoptó un gato que le puso Sartre. Leía La náusea y la reflexión que más la identificaba era la del martes: Nada. He existido. Así que fue saliendo de su pozo, de su oscuridad,  leyendo, escribiendo, cuidando a su gato. De a poco fue volviendo al trabajo. De a poco fue probando las relaciones con otros hombres pero se dio cuenta de que todavía quedaban sombras por purgar. Podía tener a cualquier hombre que se le antojara. Pero esos hombres no sabían que lo que ellos creían no es lo que pasaba en la realidad. Porque cualquiera puede tener a un hombre, a una mujer, pero eso es superficial, transitorio. Nunca se puede tener a alguien por completo. Ella ya lo había aprendido con su profesor. Lo había aprendido en todas las relaciones que había intentado hasta que lo conoció a él. Creyó que con él finalmente las cosas cambiarían. Pero no. Solo se pude amar una vez en la vida y a una sola persona. La diferencia que ella tenía con él es que él ya había amado a una persona, ella todavía no. Lo intentó, nadie puede decir que no lo intentó. Pero todo resultaba ser una farsa, un simulacro. Y ella lo hacía saber porque después de la intimidad lloraba, pedía que la abrazaran y que la amaran. Y ellos, lo que creían que la podían tener de forma superficial y transitoria,  se asustaban con la palabra amor y huían. Ella volvía a esa tarde en el parque cuando descubrió la desilusión del amor no correspondido.

 

***

 

Limpié los azulejos

Usé el rociador

Que compramos

En la feria vintage.

 

Pusé el cassette

Que escuchábamos

Cuando hacíamos el amor.

 

Traté de que las manchas

No coincidieran con tu rostro.

 

Saqué todo

Absolutamente todo.

 

¿Tu recuerdo?

Tu recuerdo quedó intacto.

 

Tomó la carta y la dejó sobre el escritorio con el resto de las cartas. Se quedó quieto, en silencio. Adentro de la casa luchaba contra los recuerdos de su esposa. En la radio y la televisión eran frecuentes los anuncios de Inés Suárez Propiedades. Lo mismo que en la calle. Todo el día se la pasaba leyendo su nombre. A ella le ocurría lo mismo. Veía su nombre en el diario, entrevistas en la radio y la televisión. Estaban separados pero no podía dejar de verse mutuamente. Los dos estaban llenos de sombras. Los dos no sabían cómo orientar el corazón para que la luz entre para iluminarlos.

 

***

 

Al principio no le había dado importancia. El hombre de sombras silenciosas ya se lo había advertido con el título del libro. No era el amor de nadie y por lo visto ella tampoco. Ahora si le daba importancia.

 Tomó la decisión cuando tuvo que dormir a Sartre. La metástasis en sus pulmones lo deterioró en poco tiempo. Se había cansado de vender casas que ella nunca habitaría. Tenía 38 años y todavía no tenía su casa. Su madre se fue con un viajante cuando ella empezó la universidad y jamás volvió a saber de ella. Su padre se fue a su pueblo natal a morir. No tenía ningún lazo afectivo con ningún ser humano en la ciudad. El nombre de él la perseguía por donde fuera. Ella también se había hartado de todo. Liquidó toda su oficina.  Escribió algunas cartas a la poca gente que estimaba. Volvió al pueblo de su padre y le dejó una carta en su tumba. A su madre también le escribió una carta pero la arrojó al mar.

  Lo último que supo de él lo leyó en el diario en la sala de embarque. La noticia decía que lo habían encontrado gritándole a uno de los carteles de Inés Suárez. Estaba borracho. Colgaba  una soga en el cartel  cuando llegó la policía. Compró una postal en la tienda del aeropuerto y le escribió las últimas líneas. Eligió unos versos de Mayakovsky, del poema  Despedida. Solo le cambió el final

 

Mi corazón

De sentimentalismo se ablanda.

¡Yo quisiera vivir y morir en París!

Si no existiera esta tierra que compartimos.

 

Puso su nombre y dirección en la postal mientras se anunciaba su vuelo por los altoparlantes. Dejó la postal en el buzón. Partió hacia París dejando todas sus sombras.

Solo se llevó de estas tierras las cenizas de su gato.


Oscuridad

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