Mamá decía que mi vida
Es una cuchara de dulce de leche.
Que toda mi vida perseguí
Persigo y perseguiré
Esa descarga de adrenalina
De esa cucharada que comí a los 3 años.
Ella sabía que busco la repetición
De esa primera sensación.
La misma que busqué en mis amores platónicos
En la pornografía
En la masturbación
En el sexo pago y gratuito.
En las botellas de licor
En las cajas de vino
Y en las cajas de fármacos.
La cuchara que usé a los 3 años
Es la misma que calienta el clorhidrato
La misma que cocina las piedras de pasta base
En los callejones y pasillos
En las plazas y conventillos.
Voy persiguiendo esa sensación
Repetirla, acercarme aunque sea un poco
Quiero llegar
Y preparo el té de estas campanas borrachas
Que contienen atropina y escopolamina.
¡Oh, el placer, el éxtasis!
Creo llegar, sentir el dulce sabor
De la glucosa mezclada con muerte.
Soy un niño otra vez
Llevando la cuchara a mi boca
Y maremotos de sensaciones
Alteran mi consciencia.
Antes de morir
Mamá me dijo
Que debía encontrar mi destino
Y lo encontraría
Al ir alejándome de la búsqueda
De esa sensación.
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