Le había comentado a mi doctor
De poesía clínica
Que me quería alejar
De la estética de la adicción
De la muerte
De la calle y el anarquismo
Y socialismo que se vive en los márgenes.
Le comenté sobre la gallina de mi vecino
Que viene a mi vereda a comer con sus pollitos:
Ahí hay un poema, confesé, que busca escribirse.
Dejé unos días que el poema se escriba
Y se escribió:
Hoy, uno de los pollitos
Estaba muerto en mi patio.
Quizás fue mi gata o la perra
Que lo mató
Y me lo dejó ahí para que lo copie.
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