Nadie escucha los quejidos de los ladrillos
El polvo de ladrillos sangra
Se derrama en el aire.
Hay en la esquina un buzón impecable
Para la venta,
Son tiempos difíciles
Y la calle sigue estando dura
Por eso el gomero cobra 5 pesos
Para calibrar las ruedas
Hubo un tiempo (Dicen) en que fue gratis.
Las hojas en las veredas
Susurran
Yo me pregunto qué hago en la calle escribiendo
La gente no se da cuenta
(Que estoy escribiendo en la calle)
Acá todos están preocupados por el Gato:
Que se roben todo
Menos las molduras antiguas.
La ciudad se devora al campo;
Pero un día el campo se va a devorar a la ciudad.
Eso hoy no importa
Sí que el kilo de arrollado esté a 130 pesos
Sí que los perros tengan bozal
Sí que en un lado de la vereda los números sean pares
Y en la otra impares
Sí que las raíces de los arboles alimenten
A la otra ciudad subterránea.
Pensé en seguir a alguien
Pero no encontré a nadie
Solo simulacros
Algunos en vehículo, otros a pie
Ninguno caminaba en mi misma dirección;
Pensé en seguir a un gorrión
Pero no sé volar
Por un instante seguí a una hormiga
Iba con una hoja en su espalda
Capaz que está siguiéndome y
Escribiendo versos también.
La paredes rezan:
"Prohibido fijar carteles"
"Rosario central 1989".
En algunas casa el tiempo corre mas rápido
Cada casa es un universo paralelo
Un gato negro maulla
Y sigo preguntándome
¿Qué es lo que hago?
En Bahía Blanca
En la calle
Escribiendo verso
Buscando la Voz Poética.
Entonces:
Los edificios también quieren devorarse al cielo
(A igual que la ciudad con el campo);
Me voy a sentar a esperar por el
Día en que el
Cielo vuelva a devorarse
A los edificios.
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