lunes, 29 de marzo de 2021

Canciones

A los quince quise escribir 

Canciones que hablen 

De la muerte y el diablo.


Quise escribir

Ser cantante 

Sin haber tenido experiencias.


A los veinte aprendí algunos acordes

Pero nunca pude seguir el ritmo.


Así que dejé la guitarra en un costado

Y me dediqué a vivir 

Y a tener experiencias.


Finalmente conocí al diablo

Y a la muerte, conocí la locura 

El pánico a vivir la vida

El vacío y la desesperación.


Así y todo seguía 

Sin poder encontrar el ritmo.


A los treinta me encontré 

Con muchas experiencias 

Pero sin capacidad para contarlas.

Corrí la guitarra y tomé los libros 

De poesía y narrativa

Y de a poquito el ritmo empezó 

A aparecer.


Para los treinta y cinco estaba escribiendo

En mi hogar.

El cáncer se llevaría  mi tía 

Y a mi mamá; pero ya tenía 

El ritmo y el pulso 

Para purgar el dolor.

La tinta no dejó de fluir.


Llegué a los cuarenta 

Con algunos libros publicados.

El ritmo está presente en todo.


Estuve al lado de mi padre 

En sus últimos días en esta tierra

Leyendo, escribiendo

Afeitándolo y apretando su mano

Para que no se sintiera solo.


El virus chino nos aisló 

Y no pudimos despedirnos.


Lo enterré con su anillo de plata 

Y el Elogio de la sombra de Borges.


Y ahora que su ausencia puebla 

Todo lo que escribo y lo que leo

Aparecen el ritmo de las palabras 

Aparecen los poemas y las canciones.


Porque las canciones que no cante

Como dice Vosco Lescano,

Vendrán por mí aunque no quiera. 





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