Resistían, solo reposaban
Esperaban por mí: uno de los
Versos me lo confesó.
Como en todo sueño, podía modelar
A mi antojo el tiempo y el espacio.
Podía recorrer vastas galerías, donde
Muchos poemas jamás habían sido leídos
Y mucho menos escritos.
Los recorrí absolutamente a todos, todos
Los poemas y todas las galerías. Y en cada
Visita iba tomando notas, iba sacudiendo
Y pateando versos. Les gritaba y ellos a mí.
A veces nos batíamos a duelo, otras nos
Enamorábamos y nos agotábamos hasta la muerte,
Y todo volvía a comenzar, volvía a soñar
A recorrer las galerías, dentro de torres
Secretas, submarinas, o en el medio del
Desierto. Era un trashumante onírico, incansable
Buscando lo más puro de la experiencia poética
Para mis notas que a esta altura ya habían
Colmando más de una biblioteca.
Fue cuando me senté a descansar y me
Sobresaltó la sensación de empezar a despertar.
Como siempre hice el esfuerzo para no
Volver, pero como siempre, es sabido
Que es en vano. Mis extremidades dejaron de
Responder, lentamente iba perdiendo
Los registros acumulados en mi memoria
Onírica, me sentí angustiado, sabía que al
Despertar nada recordaría o muy poco.
Nuevamente me dije que la próxima vez
No me volvería a pasar, pero sabía que volvería
A pasar.
En un microsegundo creí lograrlo, recordar
Todas las galerías, todos los versos, todo
Pero cuando desperté...solo quedaban bocetos
Ruinas de las torres, metáforas vagas, ideas
Estériles, inspiración deprimida y un lenguaje
Pobre.
De ese sueño recordé que me decía a mí mismo,
O quizás se lo decía a un verso, que cuando
Despertara, trataría de no acordarme de nada
Porque ningún cuerpo es capaz de soportar
Tanta poesía.
Quizás por eso la Realidad queda suspendida
En el sueño, porque ningún cuerpo, en el sueño
Puede soportar tanta Realidad.
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