lunes, 31 de julio de 2017

En el sueño los versos no se


Resistían, solo reposaban 


Esperaban por mí: uno de los 


Versos me lo confesó.


Como en todo sueño, podía modelar 


A mi antojo el tiempo y el espacio.


Podía recorrer vastas galerías, donde


Muchos poemas jamás habían sido leídos


Y mucho menos escritos.


Los recorrí absolutamente a todos, todos 


Los poemas y todas las galerías. Y en cada


Visita iba tomando notas, iba sacudiendo 


Y pateando versos. Les gritaba y ellos a mí.


A veces nos batíamos a duelo, otras nos 


Enamorábamos y nos agotábamos hasta la muerte,


Y todo volvía a comenzar, volvía a soñar


A recorrer las galerías, dentro de torres


Secretas, submarinas, o en el medio del


Desierto. Era un trashumante onírico, incansable


Buscando lo más puro de la experiencia poética


Para mis notas que a esta altura ya habían 


Colmando más de una biblioteca. 


Fue cuando me senté a descansar y me 


Sobresaltó la sensación de empezar a despertar.


Como siempre hice el esfuerzo para no 


Volver, pero como siempre, es sabido 


Que es en vano. Mis extremidades dejaron de 


Responder, lentamente iba perdiendo


Los registros acumulados en mi memoria 


Onírica, me sentí angustiado, sabía que al 


Despertar nada recordaría o muy poco.


Nuevamente me dije que la próxima vez


No me volvería a pasar, pero sabía que volvería 


A pasar. 


En un microsegundo creí lograrlo, recordar


Todas las galerías, todos los versos, todo


Pero cuando desperté...solo quedaban bocetos


Ruinas de las torres, metáforas vagas, ideas 


Estériles, inspiración deprimida y un lenguaje


Pobre.


De ese sueño recordé que me decía a mí mismo,


O quizás se lo decía a un verso, que cuando


Despertara, trataría de no acordarme de nada 


Porque ningún cuerpo es capaz de soportar


Tanta poesía.


Quizás por eso la Realidad queda suspendida


En el sueño, porque ningún cuerpo, en el sueño


Puede soportar tanta Realidad.












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