miércoles, 5 de julio de 2017

Güerrin


    Una
fila de perdedores, de desclasados se amontonan en la medianoche de la calle
Corrientes. Frente a las marquesinas, frente a otra sociedad que los mira de
reojo y repugnancia como si ellos jamás pudieran llegar a esa condición. De a
poco, ellos, van llegando con sus bolsas y mochilas, sus únicas pertenencias
terrenales. Ellos ya han perdido todo, o se lo han sacado todo. Basta con
sentarse a su lado y escucharlos para conocer sus historias. Esas historias
pesan sobre sus espaldas. Solo hay que verlos caminar o ver en donde duermen para
darse cuenta como pesan esas historias. Solo hay que verlos ahora, parados,
esperando en la fila.


    La fila
nocturna se forma al costado de la pizzería Güerrin. Los transeúntes desprevenidos
creerán que la fila es en respuesta sobre algún empleo que ha solicitado la
prestigiosa pizzería porteña. La razón por la cual todas las noches estos
perdedores, con sus pesadas historias que les dobla la espalda, que han perdido
la capacidad de soñar, que el sistema los ha explotado hasta dejarlos sin
capacidad de supervivencia, que ya no tienen ningún deseo de dignidad, es por
un par de porciones de pizzas con una o dos empanadas envueltas en un pedazo de
papel.


    Ahí me encuentro yo, en la fila, entre los
perdedores, los desclasados, esperando mi porción para poder continuar
sobreviviendo una noche más en el riguroso y cortante frio de la noche.
Durmiendo en el subte, esperando a que Constitución empiece a operar para
dormir sentado ida y vuelta hasta Alejandro Korn. También podría dormir en el
hueco del edificio de la calle Paraná si es que encuentro alguna alfombra para
poder envolverme y soportar la helada.


   Solo resta
alimentarse y seguir camino. La muerte tiene planes para todos nosotros. Nos
espía en cada esquina y en cada hueco en donde nos refugiamos, quizás hasta nos
proteja del frio. Yo, solamente, espero un nuevo amanecer.


   


















   

No hay comentarios.:

Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...