Cierro la puerta del botiquín
Descubro dos canas más
En mi barba;
Y todo eso:
El botiquín, el espejo,
Y la máquina de afeitar
Me recuerda a mi tío Sebastián.
Me recuerda cuando
Lo observaba afeitarse,
El ritual
La crema
Los golpecitos de la máquina
Sobre el lavamanos,
Las muecas al mirarse al espejo
Mi deseo de poder
Crecer
Y ser digno de ese ritual
De la madurez.
Hoy no hay ningún niño
A mi lado observándome;
Seguro mi tío Sebastian
Desde algún lugar sí
Está observándome
Y seguro está sonriendo.
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