En un andén de trenes oxidados
Olvidados.
Esa melodía perdida
Que escucho entre el rumor
De los eucaliptus
Y cardos rusos.
La melodía que escuché por
Primera vez en 1988
Frente a una chacra en Villa Serra.
Todavía la sigo escuchando
La sigo viendo
Y hasta sé el sabor que tiene.
Me gusta el sabor del oxido
Y el de la música herrumbrada;
Me gusta esta estación
Perdida en algún lugar
De mi memoria;
Me gusta silbar como
La muerte y ser el silbido
Que la muerte ejecuta;
Me gusta sentarme en el andén
A esperar el próximo tren.
Lo veo a lo lejos llegar
Trae consigo nubes de redención
Y prosa poética.
¿Mamá sabrá que voy a visitarla?
Saqué boleto de ida:
Ya saben que no deben esperarme.
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