Uno, dos, tres;
Pero el suelo no desaparece
No desaparece.
La intoxicación farmacológica
No da tregua.
Sequedad en la boca
Y mi cuerpo es liviano
Como la brisa.
Mis extremidades apenas
Responden. La dopamina
Empasta todas las cadenas
Asociativas.
La información tarda en llegar
Del cerebro a mis manos
Para atar estos cordones
Que hace media hora trato
De atar.
Y cuando finalmente lo logro
Y me largo a caminar por Lacrozze
Los pibes de la parroquia
Empiezan a seguirme.
Están reduros y enfierrados.
Los miro sobre mi hombro
Y veo los fierros
Todos están enfierrados
Todos me quieren matar.
Creo perderlos en Cabildo
Pero no, siguen detrás mio
Y toman gilada
Y martillan los fierros
Pero ven a la gorra y se
Arrepienten de acribillarme
Sobre la avenida.
Van a esperar a que me regale
Saben que estoy empastillado
Por eso esperan.
Me rescato y agarro por Olleros
Si llego a Reflex el Gordo
Puede salvarme.
En la puerta del boliche está
El Gordo con dos patovas,
Todavía es temprano.
Lo encaro de una:
"Gordo, dejame entrar
Me están siguiendo
Los pibes de la parroquia
Me quieren matar".
El Gordo me mira serio
Carpetea de esquina a esquina
Y me vuelve a mirar:
"¡Si no te vas ahora
Yo te voy a matar!".
Mi pánico se triplica
El Gordo lo dice en serio
Me va a matar, no los pibes
De la parroquia; porque
Me doy vuelta y no están
Nunca estuvieron.
Así que sigo caminado por Olleros
Y otra vez doy pasos en el vacío
Uno, dos, tres
Y el suelo no desaparece
No desaparece
No desaparece.