lunes, 24 de septiembre de 2018





La sangre que se irriga


De mis pies a mi cabeza


Es la misma


Que se irriga


Del primer verso


Hasta el último.





La misma sangre


Que desprende mis cicatrices;


La misma que dejé


Secarse sobre los manuscritos


Sobre los mármoles


Sobre las placas de bronce


Y los folios de tribunales.





Mi sangre va dejando banderas


Deja marcas de su paso


Por este Árido desierto


De Lo Real.





La última bandera flamea


Entre cumbres grisáceas


Y cascadas de rumores desconocidos.


Desde aquí me pregunto:


¿Cuándo dejará de




Izar banderas mi sangre?












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