jueves, 27 de diciembre de 2018

Camino por el patio


Mirando estrellas.





Busco la manera de hacer 


Un ahumador de carnes;


También agrego a la lista 


De proyectos la huerta.





Es de noche


Sueño despierto


Y todo lo que he soñado 


Se ha concretado.





Quiero envejecer aquí


En este terruño


Al lado de la biblioteca


Leyendo y escribiendo


Al calor del fuego


Y del rigor del invierno.





Sigo soñando-despertando


Los versos que alguna vez soñé


De a poco se van escribiendo.





Y yo sigo echando raíces 


Como los fresnos salvajes 


Que crecen en mi vereda.





Un hombre que no sueña


Es un hombre incompleto.


Un poema que no toque 


Algún sentimiento


Es un poema incompleto


Una casa que no tenga poesía 


En su biblioteca


Es una casa incompleta.





Miro a mi alrededor:


Soy un hombre completo.















Camino por el patio
Mirando estrellas.

Busco la manera de hacer 
Un ahumador de carnes;
También agrego a la lista 
De proyectos la huerta.

Es de noche
Sueño despierto
Y todo lo que he soñado 
Se ha concretado.

Quiero envejecer aquí
En este terruño
Al lado de la biblioteca
Leyendo y escribiendo
Al calor del fuego
Y del rigor del invierno.

Sigo soñando-despertando
Los versos que alguna vez soñé
De a poco se van escribiendo.

Y yo sigo echando raíces 
Como los fresnos salvajes 
Que crecen en mi vereda.

Un hombre que no sueña
Es un hombre incompleto.
Un poema que no toque 
Algún sentimiento
Es un poema incompleto
Una casa que no tenga poesía 
En su biblioteca
Es una casa incompleta.

Miro a mi alrededor:
Soy un hombre completo.







Ostracismo

La cabeza apoyada contra


El vidrio, 


El riachuelo abajo,


Los bolsillos llenos de monedas


La Boca, El Docke,


Siempre los mismo barrios


Las mismas calles.





La ciudad envejece


Mi cuerpo envejece


Cada vez tengo menos neuromas


Y los tranzas más dinero.





Mi abuela me dio una paliza


La primera vez que crucé la calle solo.


En segundo año me dieron 14 


Amonestaciones por darle 


Una paliza a un compañero. 


Luego vinieron las sentencias 


Y juicios abreviados 


Y los psiquiatras con sus 


Ostias que aliviarían mi conciencia.





La reclusión no funcionó:


Me dieron a elegir 


La cicuta o el ostracismo:


Elegí las dos; pero mi dolor 


Era tan grande que soporté


Todas las cicutas que me 


Presentaron para acabar con mi vida;


El ostracismo no me afecto para nada.





Ahora soy el loco, el bufón


El villano de una corte 


Que el rey necesita 


Para sentirse humano.





Recorro las calles y los semáforos 


Y cuando el rey me necesita 


Acudo en su ayuda.





Ahora vuelvo a mi cama sucia 


A la vela que alumbra mi sándwich


De mortadela;


A fumar un poco de cicuta


Para aplacar mi dolor


Y poder dormir en paz.





Desde mi cama veo 


El cielo estrellado.





Mientras me duermo 


Recuerdo esa primera paliza.





"Sos hijo del rigor", decía mi madre.


Mi madre siempre tuvo razón. 





















Ostracismo

La cabeza apoyada contra
El vidrio, 
El riachuelo abajo,
Los bolsillos llenos de monedas
La Boca, El Docke,
Siempre los mismo barrios
Las mismas calles.

La ciudad envejece
Mi cuerpo envejece
Cada vez tengo menos neuromas
Y los tranzas más dinero.

Mi abuela me dio una paliza
La primera vez que crucé la calle solo.
En segundo año me dieron 14 
Amonestaciones por darle 
Una paliza a un compañero. 
Luego vinieron las sentencias 
Y juicios abreviados 
Y los psiquiatras con sus 
Ostias que aliviarían mi conciencia.

La reclusión no funcionó:
Me dieron a elegir 
La cicuta o el ostracismo:
Elegí las dos; pero mi dolor 
Era tan grande que soporté
Todas las cicutas que me 
Presentaron para acabar con mi vida;
El ostracismo no me afecto para nada.

Ahora soy el loco, el bufón
El villano de una corte 
Que el rey necesita 
Para sentirse humano.

Recorro las calles y los semáforos 
Y cuando el rey me necesita 
Acudo en su ayuda.

Ahora vuelvo a mi cama sucia 
A la vela que alumbra mi sándwich
De mortadela;
A fumar un poco de cicuta
Para aplacar mi dolor
Y poder dormir en paz.

Desde mi cama veo 
El cielo estrellado.

Mientras me duermo 
Recuerdo esa primera paliza.

"Sos hijo del rigor", decía mi madre.
Mi madre siempre tuvo razón. 






miércoles, 26 de diciembre de 2018

Era mi voz


Las calles de hormigón


Crujiendo por las 


Altas temperaturas:





La sangre de una pierna 


Agujereada por un 


22 corto:





La dosis que acaba 


Con la vida de un cuerpo


Joven:





Una madre que bautiza a su bebé


Y otra que lo abandona:





Una padre que lleva a su hijo 


A debutar con una prostituta


Y otro que marca a su hijo


A cintazos por ser gay:





El dinero de un Estado


Que desfinancia 


Y un poeta que rechaza


El Fondo nacional de las artes:





La moral que se ajusta a la moda


La moral, la ética y la estética


Que necesita la justicia:





Las lágrimas saladas 


Que golpean un ataúd 


Y una paloma arrullando 


En el cementerio:





Todos lo poemas malos 


Del mundo; solamente 


Un poema bueno:





El resentimiento que 


Gangrena mi sangre;


La redención que llega 


A tiempo:





Un abismo que sonríe 


A mi sonrisa; mi carta 


De declaración de amor


Que nunca envié (y que nunca


Enviaré):





La voz de mis hermanos


Nonatos, los mil millones 


De poemas que les escribiré:





Los gorriones que llegan a mi patio,


El esfuerzo por no olvidar


La voz de mi madre:





Mi figura arqueada sobre el teclado


Buscando el ritmo del poema


Y la intuición  por encontrar


El último verso:





Era mi voz todas estas cosas


Y muchas que nunca sabré.





Era mi voz un perfecto extraño


En las llanuras áridas 


De un país escatológico 


Y lisérgico.





En ese país nací y crecí


En ese país escribí mi poesía.





Si llegase a morir lejos


De mi país, devuelvan ni cuerpo 


A esa tierra. Mi voz,


Mi voz seguirá recorriendo países


Y cuando se agoten los países 


Volveré a las calles de hormigón 


Crujiendo por las 


Altas temperaturas. 










Era mi voz
Las calles de hormigón
Crujiendo por las 
Altas temperaturas:

La sangre de una pierna 
Agujereada por un 
22 corto:

La dosis que acaba 
Con la vida de un cuerpo
Joven:

Una madre que bautiza a su bebé
Y otra que lo abandona:

Una padre que lleva a su hijo 
A debutar con una prostituta
Y otro que marca a su hijo
A cintazos por ser gay:

El dinero de un Estado
Que desfinancia 
Y un poeta que rechaza
El Fondo nacional de las artes:

La moral que se ajusta a la moda
La moral, la ética y la estética
Que necesita la justicia:

Las lágrimas saladas 
Que golpean un ataúd 
Y una paloma arrullando 
En el cementerio:

Todos lo poemas malos 
Del mundo; solamente 
Un poema bueno:

El resentimiento que 
Gangrena mi sangre;
La redención que llega 
A tiempo:

Un abismo que sonríe 
A mi sonrisa; mi carta 
De declaración de amor
Que nunca envié (y que nunca
Enviaré):

La voz de mis hermanos
Nonatos, los mil millones 
De poemas que les escribiré:

Los gorriones que llegan a mi patio,
El esfuerzo por no olvidar
La voz de mi madre:

Mi figura arqueada sobre el teclado
Buscando el ritmo del poema
Y la intuición  por encontrar
El último verso:

Era mi voz todas estas cosas
Y muchas que nunca sabré.

Era mi voz un perfecto extraño
En las llanuras áridas 
De un país escatológico 
Y lisérgico.

En ese país nací y crecí
En ese país escribí mi poesía.

Si llegase a morir lejos
De mi país, devuelvan ni cuerpo 
A esa tierra. Mi voz,
Mi voz seguirá recorriendo países
Y cuando se agoten los países 
Volveré a las calles de hormigón 
Crujiendo por las 
Altas temperaturas. 



Busco la comunión de estas

Palabras con sentimientos

Que desconozco.



En la profundidad del Ser

No está permitido

El lenguaje.



Cada vez que el descenso

Es más pronunciado

Los símbolos son más

Encriptados.



Trato de entenderlos

Reflejándolos

En un espejo.



Ya he olvidado mi nombre

Y mi rostro;

Ni siquiera sé

Como escribirlo

O describirlo.



El desfile es interminable

Y cuando parece agotarse,

Hacia el final

Me veo a mí mismo con un espejo.



Ambos levantamos el vidrio

Que refleja la imagen del otro.



Y los vidrios se hacen trizas.



En los marcos vacíos

Entiendo que reside mi deseo

Profundo de autodestrucción.



Dejo los marcos y lo llevo conmigo

A la superficie.



Finalmente he encontrado

La comunión de las palabras

Con esos sentimientos

Desconocidos.



Finalmente

Tras

Aniquilar miles de espejos.




















Busco la comunión de estas
Palabras con sentimientos
Que desconozco.

En la profundidad del Ser
No está permitido
El lenguaje.

Cada vez que el descenso
Es más pronunciado
Los símbolos son más
Encriptados.

Trato de entenderlos
Reflejándolos
En un espejo.

Ya he olvidado mi nombre
Y mi rostro;
Ni siquiera sé
Como escribirlo
O describirlo.

El desfile es interminable
Y cuando parece agotarse,
Hacia el final
Me veo a mí mismo con un espejo.

Ambos levantamos el vidrio
Que refleja la imagen del otro.

Y los vidrios se hacen trizas.

En los marcos vacíos
Entiendo que reside mi deseo
Profundo de autodestrucción.

Dejo los marcos y lo llevo conmigo
A la superficie.

Finalmente he encontrado
La comunión de las palabras
Con esos sentimientos
Desconocidos.

Finalmente
Tras
Aniquilar miles de espejos.









viernes, 21 de diciembre de 2018

Patroclo

Mi padre llama a Patroclo

Al perro, para que

Venga a comer.



Sus músculos trasportan su

Carne y su nombre

Y  los 10 años

Del asedio a Troya.



En su pelaje de perro

Conviven el catalogo de

Las naves, la muerte de Astianacte

Arrojado desde las

Murallas troyanas,

La cólera de Aquiles, Briseida,

Néstor y  la ambición de Agamenón.

Las desgracias de Priamo,

El honor de Ajax y la hoja afilada

De la espada de Héctor

Con la que se quita la vida.



El perro sigue su camino

Hacia el plato de comida,

Recordando a los melenudos aqueos

A Apolo, el que hiere de lejos,

Al pelida, los escudos y botines,

Los pájaros carroñeando los cuerpos

Los funerales, las monedas en los ojos

La muralla impenetrable

Y el ingenio de Odiseo.



Mi padre enuncia las

Lícitas sílabas griegas

Del nombre del perro,

Pero no sabe toda la carga

Que conlleva el nombre.



El perro tampoco lo sabe.

Él escucha Patroclo, su nombre

Y cuando escucha ese sonido

Sabe que es la hora de comer:

Esa es su única certeza.


















Patroclo

Mi padre llama a Patroclo
Al perro, para que
Venga a comer.

Sus músculos trasportan su
Carne y su nombre
Y  los 10 años
Del asedio a Troya.

En su pelaje de perro
Conviven el catalogo de
Las naves, la muerte de Astianacte
Arrojado desde las
Murallas troyanas,
La cólera de Aquiles, Briseida,
Néstor y  la ambición de Agamenón.
Las desgracias de Priamo,
El honor de Ajax y la hoja afilada
De la espada de Héctor
Con la que se quita la vida.

El perro sigue su camino
Hacia el plato de comida,
Recordando a los melenudos aqueos
A Apolo, el que hiere de lejos,
Al pelida, los escudos y botines,
Los pájaros carroñeando los cuerpos
Los funerales, las monedas en los ojos
La muralla impenetrable
Y el ingenio de Odiseo.

Mi padre enuncia las
Lícitas sílabas griegas
Del nombre del perro,
Pero no sabe toda la carga
Que conlleva el nombre.

El perro tampoco lo sabe.
Él escucha Patroclo, su nombre
Y cuando escucha ese sonido
Sabe que es la hora de comer:
Esa es su única certeza.








martes, 18 de diciembre de 2018

Papel glacé

Hipotequé mi vida

Y mis sueños

En papeles glacé

Que atragantaban

Y amargaban la garganta.



Corrí una gran carrera

Contra la muerte

Por los papeles glacé.



Y cada día mi hipoteca

Aumentaba.



Mi ansiedad aumentaba

Los intereses aumentaban

La soledad aumentaba

Las causas penales aumentaban

El vacío aumentaba a límites desconocidos

Mi omnipotencia aumentaba

Y la sensación de morir en

Cada latir de corazón atrofiado

Por el veneno del Polvo Inca

También aumentaba.



8 años tardé en pagar mi hipoteca

Y los intereses. Hoy soy un digno

Propietario; y los papeles glacé

Lo uso para origamis

Y poemas con los que hago barquitos

Que dejo en mi antiguo Lago de Ira

Que ya se ha descongelado.



En la orilla me encuentro

Escribiendo y haciendo barcos:

Ya he cubierto la mitad del lago

Y puede ser que lo complete

Con los papeles glacé

Que me quedan.



Mi bandera blanca flamea en el flanco

Violento de la montaña.

El disco solar es devorado por el lago

Y todos mis barquitos de papel

Parecieran dirigirse a la unión

Del sol con el agua cristalina.



Ya hice demasiados barcos por Hoy.

Por fin puedo dejar mi tarea

Y descansar en paz.



Paz

Pa(ciencia)

Paz para dejar de sufrir.



¿Existe un capital más valioso?
















Papel glacé

Hipotequé mi vida
Y mis sueños
En papeles glacé
Que atragantaban
Y amargaban la garganta.

Corrí una gran carrera
Contra la muerte
Por los papeles glacé.

Y cada día mi hipoteca
Aumentaba.

Mi ansiedad aumentaba
Los intereses aumentaban
La soledad aumentaba
Las causas penales aumentaban
El vacío aumentaba a límites desconocidos
Mi omnipotencia aumentaba
Y la sensación de morir en
Cada latir de corazón atrofiado
Por el veneno del Polvo Inca
También aumentaba.

8 años tardé en pagar mi hipoteca
Y los intereses. Hoy soy un digno
Propietario; y los papeles glacé
Lo uso para origamis
Y poemas con los que hago barquitos
Que dejo en mi antiguo Lago de Ira
Que ya se ha descongelado.

En la orilla me encuentro
Escribiendo y haciendo barcos:
Ya he cubierto la mitad del lago
Y puede ser que lo complete
Con los papeles glacé
Que me quedan.

Mi bandera blanca flamea en el flanco
Violento de la montaña.
El disco solar es devorado por el lago
Y todos mis barquitos de papel
Parecieran dirigirse a la unión
Del sol con el agua cristalina.

Ya hice demasiados barcos por Hoy.
Por fin puedo dejar mi tarea
Y descansar en paz.

Paz
Pa(ciencia)
Paz para dejar de sufrir.

¿Existe un capital más valioso?







lunes, 17 de diciembre de 2018

Mi barrilete tiene un estampado

De Meteoro.



Tengo un autito de

La Pantera Rosa.



Tomo Crush

En un vaso de Brigada A.



Y la chocolatada

A la hora de la merienda

Frente al televisor es Superpibe.



El barrio es de zanjas

Y calles de tierra.



Niños cazando renacuajos

Y potreros formando

Estrellas de fútbol.



Yo me encuentro en la terraza

De la casa de mi abuela;

Me divierto desarmando

Cajones de verdura

Para convertirlos

En aviones: esos aviones que ya he

Armado un millón de veces: Una vez

Por cada recuerdo.



Creo que ya podrían cubrir

Todo el cielo.



Creo que ya pueden llevarme

A cualquier lado.



Creo que ya puedo dejar de soñar.








Mi barrilete tiene un estampado
De Meteoro.

Tengo un autito de
La Pantera Rosa.

Tomo Crush
En un vaso de Brigada A.

Y la chocolatada
A la hora de la merienda
Frente al televisor es Superpibe.

El barrio es de zanjas
Y calles de tierra.

Niños cazando renacuajos
Y potreros formando
Estrellas de fútbol.

Yo me encuentro en la terraza
De la casa de mi abuela;
Me divierto desarmando
Cajones de verdura
Para convertirlos
En aviones: esos aviones que ya he
Armado un millón de veces: Una vez
Por cada recuerdo.

Creo que ya podrían cubrir
Todo el cielo.

Creo que ya pueden llevarme
A cualquier lado.

Creo que ya puedo dejar de soñar.



domingo, 16 de diciembre de 2018

Gastón Leandro

Ezequiel soy.



Hijo de una prostituta

Y un drogadicto

Con alcoholismo heredado

De mis abuelos

Y la melancolía

Haciéndose sentir por muchas

Generaciones.



En mi pulso

Confluye sangre

De tobas y guaraníes

Con la de españoles

Anarquistas ilustrados.



Mi sangre arde en llamas

En preguntas

En versos que destilan ponzoña,

Esa ponzoña que en el pasado

No me dejó respirar

Y combatía con más ponzoña.



Mi carne vive de la tierra y el fuego

Mi espíritu de las letras

Y el pensamiento

Escribo con mis antepasados mediante

Y no me da vergüenza eso.



La noche me arropa con su manto

La voces dictan lo escrito:

Ya no necesito huir a ningún lado.



Desde el Pilcomayo

Y la alta Europa

Lo poemas llegan.



El propósito me encontró a mí

Antes de que yo

Lo encontrase a él.



Ahora los días tienen  sentido

La ponzoña no me envenena

Y la melancolía devino a versos.



Ya nada pueden quitarme

Ya nada puedo perder.



Puedo dormir el sueño

Que todo hombre anhela

Puedo vivir la vida que me fue

Concebida.



Los grillos que salpican mi patio

Con sus cantos

Le devuelven la belleza al mundo.



Y para finalizar

No hay más gratificante que escribir

Poesía en un mundo absurdo y hostil.

Esto ya lo habían entendido

Mis antepasados. Ahora me queda a mí

Entender el resto.



La noche murmura y murmura

Yo

Escribo y escribo: Nada más.














Gastón Leandro
Ezequiel soy.

Hijo de una prostituta
Y un drogadicto
Con alcoholismo heredado
De mis abuelos
Y la melancolía
Haciéndose sentir por muchas
Generaciones.

En mi pulso
Confluye sangre
De tobas y guaraníes
Con la de españoles
Anarquistas ilustrados.

Mi sangre arde en llamas
En preguntas
En versos que destilan ponzoña,
Esa ponzoña que en el pasado
No me dejó respirar
Y combatía con más ponzoña.

Mi carne vive de la tierra y el fuego
Mi espíritu de las letras
Y el pensamiento
Escribo con mis antepasados mediante
Y no me da vergüenza eso.

La noche me arropa con su manto
La voces dictan lo escrito:
Ya no necesito huir a ningún lado.

Desde el Pilcomayo
Y la alta Europa
Lo poemas llegan.

El propósito me encontró a mí
Antes de que yo
Lo encontrase a él.

Ahora los días tienen  sentido
La ponzoña no me envenena
Y la melancolía devino a versos.

Ya nada pueden quitarme
Ya nada puedo perder.

Puedo dormir el sueño
Que todo hombre anhela
Puedo vivir la vida que me fue
Concebida.

Los grillos que salpican mi patio
Con sus cantos
Le devuelven la belleza al mundo.

Y para finalizar
No hay más gratificante que escribir
Poesía en un mundo absurdo y hostil.
Esto ya lo habían entendido
Mis antepasados. Ahora me queda a mí
Entender el resto.

La noche murmura y murmura
Yo
Escribo y escribo: Nada más.






lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Cuál es mi dios?

Compro unas milanesas

Y uno huevos en el almacén.



Paso por la iglesia evangélica

Del barrio;

Se lo ve al pastor y a sus fieles

En el recinto. A la pasada juego

Con lo perros que ranchean

En la puerta del templo:

¿Cuál es mi dios?, me pregunto

Con  los perros siguiéndome

Hasta la esquina.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Ceno con mi padre.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Vemos una película.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Las mascotas salen al patio.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Pienso en el bandoneón de

Piazzolla.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Le doy una clonazepam a mi padre

Para que pueda dormir.



¿Cuál es mi dios?, mientras

La lluvia repiquetea en las chapas.



¿Cuál es mi dios?, mientras el aroma

A tierra mojada entra al comedor

Y refresca toda la casa.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Imagino a mamá fumando debajo

Del alero.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Trato de buscar algo para escribir.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Escribo este poema.



¿Cuál es mi dios?



¿Cuál?
















¿Cuál es mi dios?

Compro unas milanesas
Y uno huevos en el almacén.

Paso por la iglesia evangélica
Del barrio;
Se lo ve al pastor y a sus fieles
En el recinto. A la pasada juego
Con lo perros que ranchean
En la puerta del templo:
¿Cuál es mi dios?, me pregunto
Con  los perros siguiéndome
Hasta la esquina.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Ceno con mi padre.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Vemos una película.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Las mascotas salen al patio.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Pienso en el bandoneón de
Piazzolla.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Le doy una clonazepam a mi padre
Para que pueda dormir.

¿Cuál es mi dios?, mientras
La lluvia repiquetea en las chapas.

¿Cuál es mi dios?, mientras el aroma
A tierra mojada entra al comedor
Y refresca toda la casa.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Imagino a mamá fumando debajo
Del alero.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Trato de buscar algo para escribir.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Escribo este poema.

¿Cuál es mi dios?

¿Cuál?






jueves, 6 de diciembre de 2018

Quinquela

Una cortina fina de lluvia

Distorsiona el paisaje

Afuera de la autopista.



Un techo de hormigón

Fuego para calentar la pava

Prensado paraguayo

Y los restos del asado nocturno

Hacen cálida la vida

En esta autopista

Del barrio de La Boca.



La policía hace su visita regular;

Busca caras nuevas pero encuentra

A los mismos de siempre. El porro

Circula en presencia de los cobanis.

Saludan, se van  y el mate ya se lavó.



La única música es la de la lluvia

Y el de los camiones transitando

Sobre el asfalto

Y la bocina de algún barco que llega

Al puerto.



¿Cuánto habrá cambiado

El añorado barrio de

Quinquela Martín?



Esta escena:

¿Hubiera sido digna

Del renombrado pintor?



No lo sé

Sé que es digna de poesía

Y como no sé pintar

Escribo para inmortalizar

Los días debajo de la autopista.














Quinquela

Una cortina fina de lluvia
Distorsiona el paisaje
Afuera de la autopista.

Un techo de hormigón
Fuego para calentar la pava
Prensado paraguayo
Y los restos del asado nocturno
Hacen cálida la vida
En esta autopista
Del barrio de La Boca.

La policía hace su visita regular;
Busca caras nuevas pero encuentra
A los mismos de siempre. El porro
Circula en presencia de los cobanis.
Saludan, se van  y el mate ya se lavó.

La única música es la de la lluvia
Y el de los camiones transitando
Sobre el asfalto
Y la bocina de algún barco que llega
Al puerto.

¿Cuánto habrá cambiado
El añorado barrio de
Quinquela Martín?

Esta escena:
¿Hubiera sido digna
Del renombrado pintor?

No lo sé
Sé que es digna de poesía
Y como no sé pintar
Escribo para inmortalizar
Los días debajo de la autopista.






miércoles, 28 de noviembre de 2018

Mar de fondo (o insuficiencia del lenguaje)

Una voz que se funde

Con el silencio

Y la profundidad del mar,

Me acecha en cada paso,

En cada armonía

Que trato de desarmar

Para volver a arrojarlas

A fundirlas

Con la sal

Y la voluptuosidad

Del abismo.



La metáfora que busco

No es suficiente:

Tampoco el lenguaje.



Yo no soy suficiente y la

Vida que me toca vivir

Es en el límite de todas

Estas insuficiencias

Áridas, estériles;

Que me interpelan

Para que las actualice

Y su entidad cobre sentido

En el mundo más absurdo

En el que he habitado.



Me despido de estos límites

De estas insuficiencias:
Finalmente

Me arrojo al mar

Al fagocitar del abismo.



A partir de ahora soy

La sal de los mares,

Las chispas cristalinas

Que brillan en la piel

Agreste de las afiladas rocas;

La madera del último bajel hundido,

La obscuridad sofocante

Del vientre marítimo,

También un rayo solar

Llegando a los filamentos

De las algas.



Me agotaré en cada verso

En cada poema que hable sobre el mar

Me agotaré tanto que será imposible

Volver a escribir y hablar sobre el mar:

Y así volveremos a coincidir

En la insuficiencia del lenguaje.



"Y es que es tan absurdo el mundo", decís

"Que tuvimos que inventar el lenguaje

Para darle sentido.



Tenés razón, te digo

Mientras me dejo ahogar en el agua.

Tenés razón

Tenés razó

Tenés raz

Tenés ra

Tenés r

Tenés

Tené

Ten

Te

T

.










Mar de fondo (o insuficiencia del lenguaje)

Una voz que se funde
Con el silencio
Y la profundidad del mar,
Me acecha en cada paso,
En cada armonía
Que trato de desarmar
Para volver a arrojarlas
A fundirlas
Con la sal
Y la voluptuosidad
Del abismo.

La metáfora que busco
No es suficiente:
Tampoco el lenguaje.

Yo no soy suficiente y la
Vida que me toca vivir
Es en el límite de todas
Estas insuficiencias
Áridas, estériles;
Que me interpelan
Para que las actualice
Y su entidad cobre sentido
En el mundo más absurdo
En el que he habitado.

Me despido de estos límites
De estas insuficiencias:
Finalmente
Me arrojo al mar
Al fagocitar del abismo.

A partir de ahora soy
La sal de los mares,
Las chispas cristalinas
Que brillan en la piel
Agreste de las afiladas rocas;
La madera del último bajel hundido,
La obscuridad sofocante
Del vientre marítimo,
También un rayo solar
Llegando a los filamentos
De las algas.

Me agotaré en cada verso
En cada poema que hable sobre el mar
Me agotaré tanto que será imposible
Volver a escribir y hablar sobre el mar:
Y así volveremos a coincidir
En la insuficiencia del lenguaje.

"Y es que es tan absurdo el mundo", decís
"Que tuvimos que inventar el lenguaje
Para darle sentido.

Tenés razón, te digo
Mientras me dejo ahogar en el agua.
Tenés razón
Tenés razó
Tenés raz
Tenés ra
Tenés r
Tenés
Tené
Ten
Te
T
.




Vientos de Cartago

La luz del sol bautiza


El nuevo día en el Bajo Flores.





¿Me dejará la Muerte 


Sobrevivir?


¿Me dejará que escriba 


Las memorias de estas calles


Agrestes?





El Kornesta muere de sobredosis


Sobre el asfalto del Bajo;


Camina en el limbo y nunca 


Se enterará que ha muerto.





Así como "la sonrisa de Gardel 


Ilumina la ciudad", la sonrisa del 


Korneta ilumina el Bajo Flores.





La brigada corre a unos pintas 


Que vuelven de comprar,


Los pirañas vuelven de 


La avenida Cobos con el botín 


Para fumar base.





Los peruanos cuentan billetes


Y billetes


Y los cartoneros salen de la villa


A juntar los restos que les ha dejado 


La ciudad clasemedia-burguesa.





Le pido a la Muerte que me absuelva


Tengo tanto para escribir.





En un volquete


Una mula yace muerta 


Con el estómago abierto.





Una chica 


Con la piel pegada a los huesos


Recuerda a esas


Postales de Auswitch:


Un genocidio lento y sistemático 


A la vista de todos.





Yo también camino en el limbo


Entre feriantes y remiseros


Albañiles y panaderos


Talleres clandestinos 


Y madres solteras.





Los poemas que escribí en Cartago


Ahora se los dedico a este barrio.





Ya es de tarde y la lluvia 


Repiquetea fresca y cortante.





La Muerte me absuelve 


Y el oficio de poeta me brinda.





Puede que yo también haya muerto


Como el Korneta. En ese caso firmará 


Mis poemas el Reybufón. 
















Vientos de Cartago

La luz del sol bautiza
El nuevo día en el Bajo Flores.

¿Me dejará la Muerte 
Sobrevivir?
¿Me dejará que escriba 
Las memorias de estas calles
Agrestes?

El Kornesta muere de sobredosis
Sobre el asfalto del Bajo;
Camina en el limbo y nunca 
Se enterará que ha muerto.

Así como "la sonrisa de Gardel 
Ilumina la ciudad", la sonrisa del 
Korneta ilumina el Bajo Flores.

La brigada corre a unos pintas 
Que vuelven de comprar,
Los pirañas vuelven de 
La avenida Cobos con el botín 
Para fumar base.

Los peruanos cuentan billetes
Y billetes
Y los cartoneros salen de la villa
A juntar los restos que les ha dejado 
La ciudad clasemedia-burguesa.

Le pido a la Muerte que me absuelva
Tengo tanto para escribir.

En un volquete
Una mula yace muerta 
Con el estómago abierto.

Una chica 
Con la piel pegada a los huesos
Recuerda a esas
Postales de Auswitch:
Un genocidio lento y sistemático 
A la vista de todos.

Yo también camino en el limbo
Entre feriantes y remiseros
Albañiles y panaderos
Talleres clandestinos 
Y madres solteras.

Los poemas que escribí en Cartago
Ahora se los dedico a este barrio.

Ya es de tarde y la lluvia 
Repiquetea fresca y cortante.

La Muerte me absuelve 
Y el oficio de poeta me brinda.

Puede que yo también haya muerto
Como el Korneta. En ese caso firmará 
Mis poemas el Reybufón. 





lunes, 26 de noviembre de 2018

Vi sus ojos incrustados

En papel secante;

La marea no se llevó

Todos mis recuerdos:

Son tantos que llenarían

Todos los océanos.



En la página siguiente

Están las instrucciones

Para hacer papel picado:

En caso de peligro

Abortar.



La luna que me estimula

Es la misma que deprime

Mi sistema nervioso

En invierno:

Si no fuera por la luna

Que sería de nosotros:

Los hombres lobos.



Ayer democracia

Hoy fascismo

La dictadura del proletariado

En 4 temporadas

De 13 capítulos

En la plataforma digital

Que menos te haga vomitar.



Juego a la ruleta rusa

Con un fierro de plástico

Con balas de salva

Y la promesa de no

Hacer promesas en un bidet

De plástico leyendo

Hojas de hierba.



Corrí hacia el palacio municipal

A reclamar mi deconstrucción

Segura y financiada con Tarjeta naranja

A menos que los couchs ontológicos

Y curas brasileros

Se afilien al mismo sindicato

De psicoanalistas Freudianos

Y Lacanianos.



Sigo esperado sentado al tsunami

De emociones que quedaron

Aplacadas por los fármacos

Y la apatía de los santurrones

De la salud mental.



Y finalmente

Si todo sigue así

Dispárenme a quemarropa

El juez de casación

Dice que soy un peligro para mí

Y el resto de la humanidad.



Háganle caso el juez

Seguramente habrá estudiado

Y debe comer con la boca cerrada;

No crean en simulacros de poetas:

Ninguna república los quiere,

La dictadura del proletariado tampoco.



Yo me voy silbando un tango de Carlitos:

"Mi Buenos Aires querido

Cuando  te vuelva a ver

Habrá muchas más penas y olvidos..."


















Vi sus ojos incrustados
En papel secante;
La marea no se llevó
Todos mis recuerdos:
Son tantos que llenarían
Todos los océanos.

En la página siguiente
Están las instrucciones
Para hacer papel picado:
En caso de peligro
Abortar.

La luna que me estimula
Es la misma que deprime
Mi sistema nervioso
En invierno:
Si no fuera por la luna
Que sería de nosotros:
Los hombres lobos.

Ayer democracia
Hoy fascismo
La dictadura del proletariado
En 4 temporadas
De 13 capítulos
En la plataforma digital
Que menos te haga vomitar.

Juego a la ruleta rusa
Con un fierro de plástico
Con balas de salva
Y la promesa de no
Hacer promesas en un bidet
De plástico leyendo
Hojas de hierba.

Corrí hacia el palacio municipal
A reclamar mi deconstrucción
Segura y financiada con Tarjeta naranja
A menos que los couchs ontológicos
Y curas brasileros
Se afilien al mismo sindicato
De psicoanalistas Freudianos
Y Lacanianos.

Sigo esperado sentado al tsunami
De emociones que quedaron
Aplacadas por los fármacos
Y la apatía de los santurrones
De la salud mental.

Y finalmente
Si todo sigue así
Dispárenme a quemarropa
El juez de casación
Dice que soy un peligro para mí
Y el resto de la humanidad.

Háganle caso el juez
Seguramente habrá estudiado
Y debe comer con la boca cerrada;
No crean en simulacros de poetas:
Ninguna república los quiere,
La dictadura del proletariado tampoco.

Yo me voy silbando un tango de Carlitos:
"Mi Buenos Aires querido
Cuando  te vuelva a ver
Habrá muchas más penas y olvidos..."








jueves, 22 de noviembre de 2018

Poesía hostil

Cruzo las mismas calles desérticas

De siempre.



La ciudad-laberinto

Se mantiene inmutable.



En una esquina espero a que

Se produzca el milagro.



La mariposa que bate sus alas

En Shangai, Burato

La Máciel o Estocolmo

Espera a que yo, bata

Mis alas,

Para que mi milagro la alcance

Y ya no ser

Víctimas ni victimarios

En este mundo hostil.



La televisión está apagada

Mi deseo profundo de autodestrucción

Se ha detenido.



Todas las veces que mentí

Y lastimé

Fue por ignorancia:

Estaba más preocupado

Por cambiar al mundo

Que a mí.



Pero aprendí la lección con dolor,

Como cuando mi abuela

Me azotó con un cable trenzado

Para que vaya al jardín.



Y ahora quiero ese milagro

Que espera por mí;

Quiero batir mis alas

Destruir este laberinto-ciudad

Y descansar en Shangai, Burato,

La Máciel o Estocolmo.



Espero sentado el próximo

Batir de alas de la mariposa.

Ella espera lo mismo de mí.



Finalmente pude cambiarme;

Al mundo no:

Sigue siendo hostil

Como la poesía escribo.










Poesía hostil

Cruzo las mismas calles desérticas
De siempre.

La ciudad-laberinto
Se mantiene inmutable.

En una esquina espero a que
Se produzca el milagro.

La mariposa que bate sus alas
En Shangai, Burato
La Máciel o Estocolmo
Espera a que yo, bata
Mis alas,
Para que mi milagro la alcance
Y ya no ser
Víctimas ni victimarios
En este mundo hostil.

La televisión está apagada
Mi deseo profundo de autodestrucción
Se ha detenido.

Todas las veces que mentí
Y lastimé
Fue por ignorancia:
Estaba más preocupado
Por cambiar al mundo
Que a mí.

Pero aprendí la lección con dolor,
Como cuando mi abuela
Me azotó con un cable trenzado
Para que vaya al jardín.

Y ahora quiero ese milagro
Que espera por mí;
Quiero batir mis alas
Destruir este laberinto-ciudad
Y descansar en Shangai, Burato,
La Máciel o Estocolmo.

Espero sentado el próximo
Batir de alas de la mariposa.
Ella espera lo mismo de mí.

Finalmente pude cambiarme;
Al mundo no:
Sigue siendo hostil
Como la poesía escribo.




jueves, 15 de noviembre de 2018

Con una servilleta de papel


Limpio la saliva que cae 


De su boca. 





¿Quién es mi mamá?, le digo 


En voz baja.


Sus ojos contestan,


Reconocen la palabra 


Y el sentimiento.





Lo digo en voz baja


Con vergüenza 


O por falta de costumbre


O porque no quiero que 


Me sorprendan diciendo:


Mamá.





Pero esa es la verdad


No sé decir mamá ni papá.





Y ahora se está acabando el tiempo 


O quizás no.



Sus ojos se pierden

Tratan de comunicar algo.



"¿Por qué te fuiste tanto tiempo?"



Fui a buscar a mis hermanos

Y los encontré

Quedate tranquila

Ya no están resentidos.



Uno se hace llamar Reybufón

El otro es El Poeta

Y no dejan de escribir;

Te escriben poemas y cuentos

Dicen que te aman

Dicen que ya están en paz

Y que vos también tenés

Que buscar la paz.



La enfermera se acerca

La observa, toma el pulso

Y confirma

Lo que no quiero que se

Confirme.



Cierra la llave del oxigeno

Y me mira. No hacen falta

Las palabras.



Yo debería estar muerto de miedo

Pero siento algo de paz entre el dolor.



El 16 de noviembre del 2016

Termina la vida de mi madre

Y yo empiezo a contar su historia:

La historia que nos redime

La historia que es mi deber contar

Porque si yo no cuento su historia

Nadie lo hará.  













Con una servilleta de papel
Limpio la saliva que cae 
De su boca. 

¿Quién es mi mamá?, le digo 
En voz baja.
Sus ojos contestan,
Reconocen la palabra 
Y el sentimiento.

Lo digo en voz baja
Con vergüenza 
O por falta de costumbre
O porque no quiero que 
Me sorprendan diciendo:
Mamá.

Pero esa es la verdad
No sé decir mamá ni papá.

Y ahora se está acabando el tiempo 
O quizás no.

Sus ojos se pierden
Tratan de comunicar algo.

"¿Por qué te fuiste tanto tiempo?"

Fui a buscar a mis hermanos
Y los encontré
Quedate tranquila
Ya no están resentidos.

Uno se hace llamar Reybufón
El otro es El Poeta
Y no dejan de escribir;
Te escriben poemas y cuentos
Dicen que te aman
Dicen que ya están en paz
Y que vos también tenés
Que buscar la paz.

La enfermera se acerca
La observa, toma el pulso
Y confirma
Lo que no quiero que se
Confirme.

Cierra la llave del oxigeno
Y me mira. No hacen falta
Las palabras.

Yo debería estar muerto de miedo
Pero siento algo de paz entre el dolor.

El 16 de noviembre del 2016
Termina la vida de mi madre
Y yo empiezo a contar su historia:
La historia que nos redime
La historia que es mi deber contar
Porque si yo no cuento su historia
Nadie lo hará.  




Las tortugas

La voz de Jhon Fogerty


Suena en los chaperios.





De lo que se llama "americanos"


Es lo único que reconozco.





Años y años escuchando 


Música sin saber quien

La interpreta.





Al igual que el cine.





Películas perdidas en el cable


Y las trasnoches de los canales 


De aire.





Pero de todas esas películas


Hay una que recuerdo 


En particular.





Tenía 7 años


En el final


El protagonista 


Se dejaba a ahogar 


En un mar azulino 


Cristalino 


Entre tortugas gigantes 


Que lo escoltaban hasta 


Las profundidades del abismo.





La imagen más poética


De la muerte que he visto 


En el cine.





A partir de ahí


Empecé a temerle a la muerte


Y a morir ahogado. 



















Las tortugas

La voz de Jhon Fogerty
Suena en los chaperios.

De lo que se llama "americanos"
Es lo único que reconozco.

Años y años escuchando 
Música sin saber quien
La interpreta.

Al igual que el cine.

Películas perdidas en el cable
Y las trasnoches de los canales 
De aire.

Pero de todas esas películas
Hay una que recuerdo 
En particular.

Tenía 7 años
En el final
El protagonista 
Se dejaba a ahogar 
En un mar azulino 
Cristalino 
Entre tortugas gigantes 
Que lo escoltaban hasta 
Las profundidades del abismo.

La imagen más poética
De la muerte que he visto 
En el cine.

A partir de ahí
Empecé a temerle a la muerte
Y a morir ahogado. 






miércoles, 14 de noviembre de 2018

El rengo

   La avenida Monteverde separa a Florencio Varela de Quilmes. Del lado de Quilmes, para conseguir pastillas hay que ir a Guadalupe, en Claypole. La única que vende es la Rosa y solo a la mañana, bien temprano, entre las 6 y 8 de la mañana. A veces hace excepciones pero son muy pocas.

   Del lado de Florencio Varela la única linea segura es la del viejo Váldez en el barrio La sirena. El viejo Váldez vive a dos casas del Negro Cala. Al  Negro Cala lo conocí en Mar del Plata limpiando vidrios. Cuando terminó la temporada volvimos en el tren y prometimos encontrarnos por la zona sur; y desde entonces siempre voy para su barrio a comprar pastillas.

   El viejo Váldez está sentado en una reposera. Parte de la familia lo acompaña, es sábado a la mañana y hace calor. Algunos toman cerveza y otros tereré. Llego saludo y pregunto si hay artanes y clonazepam. El viejo asiente con voz ronca  y tono de hampón. Le pregunto por preguntar si hay tamilam. El viejo dice que no se fabrican más. Hace el comentario de que la gente no podía dormir con esas pastillas. Cruzamos un par de palabras más y voy para lo del Negro cala.

   Ya hay cumbia puesta, se está cocinando una falda y el negro tiene la vicera cruzada y está en cuero, signo de que ya está re-loco. Se levanta a los gritos cuando me ve, me abraza y le pide a la mujer que traiga una cerveza. Hay una por la mitad pero no importa, cualquier excusa es válida para escabiar.



-¡Rosa!, trae una cerveza, vino el Negro a visitarnos-, dice el Cala abriendo un bagullo de porro.



   Con él están rancheando 3 pintas más. Hay 2 que son del barrio y los conozco. El tercero es un rengo que me lo presenta como el Juan. El Juan es uno de los tantos rengos que manguean en los trenes y en la capital. Me saludo con indiferencia, casi con desprecio. Se nota la desconfianza mientras la cerveza circula por la ronda. Sin que los demás me vean le paso media artane al Cala. Pregunto si puedo ponerle una clonazepam a la cerveza y el resto asiente, no tienen problemas: La Sirena es un barrio de pastilleros.

   El Negro me presenta con el resto. Cuenta las andadas en Mar del Plata, nos reímos mientras esperamos la falda que cocina la mujer del Cala. El Juan de a poco se empieza a soltar. El cóctel de pastillas, cerveza y faso ya está haciendo efecto.

   Ya entrado en confianza cuenta como perdió la pierna. Fueron a laburar con otro compañero a la capital. Metieron caño en un kiosko, el dueño se retoba, el compañero le pega un tiro en el cuello al viejo y muere casi en el acto. Alguien avisa a la policía y cuando estaban huyendo lo cercan. Al compañero lo acribillan en el acto. El Juan se escapa y toma de rehen a la mujer del kioskero y pretende fugarse con la señora como escudo humano. Como siempre el Juan anda empastillado, por lo que no responde con lucidez. Según él lo acorralan, le piden que suelte a la señora. Pero él está tan loco que en todo momento amenaza con matarla. Uno de los cobanis que estaba con una escopeta ve un tiro seguro en uno de los movimientos que hace el Juan con su rehén. El gorra no duda y le vuela la pierna izquierda. La señora se suelta y el Juan queda por el resto de su vida con una pierna sola.

    Mientras comenta la secuencia se fuma casi todo el porro que le habían pasado. El Cala le dice que pase el porro, que no está fumando solo. No queda casi nada, el Cala vuelve a armar otro porro. Mientras tanto el Juan profesa su odio hacia la policía. Odio, resentimiento, veneno gangrenando la sangre.

    Mi imaginación esquizoide estimulada por la drogas me recreó todo el escenario que él Juan me pintaba. y en efecto ese resentimiento con la policía estaba bien justificado. Pero lo que él no podía ver, era al viejo que había matado, a la mujer que había quedado viuda, a su compañero que había muerto y al gorra, que después de todo solo le voló la pierna y no lo mató. Se sabe que la policía en estos episodios tienen toda la libertad para masacrarte y dibujar la escena a favor de ellos. Sin embargo ese gorra le había perdonado la vida. Pero esto el Juan no le ve y quizás no lo vea nunca.

   En cada porro que se arranca y pasa por el Juan, el Negro Cala le tiene que decir que lo pase. El Juan se cree con el derecho a fumarse todo el faso por su condición. Creo que el resentimiento es la droga más dura.





    Un día pasa por la casa de mi madre un rengo mangueando. El mismo verso de siempre: que no hay trabajo, que es portador de h.i.v, si pueden ayudarlo con algo, etc, etc. Lo escucho desde adentro de la casa y recuerdo al Juan. Mi madre le da un par de billetes, el rengo le agradece y le dice que dios la va a bendecir. Mi madre vuelve adentro y me pregunta( ya que yo anduve en la calle) por qué hay tantos chicos jóvenes discapacitados. Ella quiere saber como este pibe perdió su pierna. Yo le digo que en enfrentamientos policiales es lo más seguro. "Claro", dice ella fumando y tomando mate.
































































El rengo

   La avenida Monteverde separa a Florencio Varela de Quilmes. Del lado de Quilmes, para conseguir pastillas hay que ir a Guadalupe, en Claypole. La única que vende es la Rosa y solo a la mañana, bien temprano, entre las 6 y 8 de la mañana. A veces hace excepciones pero son muy pocas.
   Del lado de Florencio Varela la única linea segura es la del viejo Váldez en el barrio La sirena. El viejo Váldez vive a dos casas del Negro Cala. Al  Negro Cala lo conocí en Mar del Plata limpiando vidrios. Cuando terminó la temporada volvimos en el tren y prometimos encontrarnos por la zona sur; y desde entonces siempre voy para su barrio a comprar pastillas.
   El viejo Váldez está sentado en una reposera. Parte de la familia lo acompaña, es sábado a la mañana y hace calor. Algunos toman cerveza y otros tereré. Llego saludo y pregunto si hay artanes y clonazepam. El viejo asiente con voz ronca  y tono de hampón. Le pregunto por preguntar si hay tamilam. El viejo dice que no se fabrican más. Hace el comentario de que la gente no podía dormir con esas pastillas. Cruzamos un par de palabras más y voy para lo del Negro cala.
   Ya hay cumbia puesta, se está cocinando una falda y el negro tiene la vicera cruzada y está en cuero, signo de que ya está re-loco. Se levanta a los gritos cuando me ve, me abraza y le pide a la mujer que traiga una cerveza. Hay una por la mitad pero no importa, cualquier excusa es válida para escabiar.

-¡Rosa!, trae una cerveza, vino el Negro a visitarnos-, dice el Cala abriendo un bagullo de porro.

   Con él están rancheando 3 pintas más. Hay 2 que son del barrio y los conozco. El tercero es un rengo que me lo presenta como el Juan. El Juan es uno de los tantos rengos que manguean en los trenes y en la capital. Me saludo con indiferencia, casi con desprecio. Se nota la desconfianza mientras la cerveza circula por la ronda. Sin que los demás me vean le paso media artane al Cala. Pregunto si puedo ponerle una clonazepam a la cerveza y el resto asiente, no tienen problemas: La Sirena es un barrio de pastilleros.
   El Negro me presenta con el resto. Cuenta las andadas en Mar del Plata, nos reímos mientras esperamos la falda que cocina la mujer del Cala. El Juan de a poco se empieza a soltar. El cóctel de pastillas, cerveza y faso ya está haciendo efecto.
   Ya entrado en confianza cuenta como perdió la pierna. Fueron a laburar con otro compañero a la capital. Metieron caño en un kiosko, el dueño se retoba, el compañero le pega un tiro en el cuello al viejo y muere casi en el acto. Alguien avisa a la policía y cuando estaban huyendo lo cercan. Al compañero lo acribillan en el acto. El Juan se escapa y toma de rehen a la mujer del kioskero y pretende fugarse con la señora como escudo humano. Como siempre el Juan anda empastillado, por lo que no responde con lucidez. Según él lo acorralan, le piden que suelte a la señora. Pero él está tan loco que en todo momento amenaza con matarla. Uno de los cobanis que estaba con una escopeta ve un tiro seguro en uno de los movimientos que hace el Juan con su rehén. El gorra no duda y le vuela la pierna izquierda. La señora se suelta y el Juan queda por el resto de su vida con una pierna sola.
    Mientras comenta la secuencia se fuma casi todo el porro que le habían pasado. El Cala le dice que pase el porro, que no está fumando solo. No queda casi nada, el Cala vuelve a armar otro porro. Mientras tanto el Juan profesa su odio hacia la policía. Odio, resentimiento, veneno gangrenando la sangre.
    Mi imaginación esquizoide estimulada por la drogas me recreó todo el escenario que él Juan me pintaba. y en efecto ese resentimiento con la policía estaba bien justificado. Pero lo que él no podía ver, era al viejo que había matado, a la mujer que había quedado viuda, a su compañero que había muerto y al gorra, que después de todo solo le voló la pierna y no lo mató. Se sabe que la policía en estos episodios tienen toda la libertad para masacrarte y dibujar la escena a favor de ellos. Sin embargo ese gorra le había perdonado la vida. Pero esto el Juan no le ve y quizás no lo vea nunca.
   En cada porro que se arranca y pasa por el Juan, el Negro Cala le tiene que decir que lo pase. El Juan se cree con el derecho a fumarse todo el faso por su condición. Creo que el resentimiento es la droga más dura.


    Un día pasa por la casa de mi madre un rengo mangueando. El mismo verso de siempre: que no hay trabajo, que es portador de h.i.v, si pueden ayudarlo con algo, etc, etc. Lo escucho desde adentro de la casa y recuerdo al Juan. Mi madre le da un par de billetes, el rengo le agradece y le dice que dios la va a bendecir. Mi madre vuelve adentro y me pregunta( ya que yo anduve en la calle) por qué hay tantos chicos jóvenes discapacitados. Ella quiere saber como este pibe perdió su pierna. Yo le digo que en enfrentamientos policiales es lo más seguro. "Claro", dice ella fumando y tomando mate.































martes, 13 de noviembre de 2018

Camino por las calles

Con una bolsa de consorcio

Negra.



Una frazada y un libro

De Khalil Gibran

Son mis únicas pertenencias

Terrenales.



El deseo de huir de casa

Desde los 12 años

Me ha traído hasta aquí.



Camino camino camino

Y cuando puedo como

Los restos que me tocan;

Y a veces no me toca nada:

Solo frío y soledad

En una ciudad más fría y solitaria

Que yo.



En la noche preparo

Mi cama nómade

Sobre un banco de cemento.

Los 25 años me sorprenden

En la intemperie.



Con los zapatos de un filósofo

Que conocí en el Riachuelo

Me hago una almohada.

Un poeta de Puerto Madero

Me da una imagen para un sueño.



Un poema que escribiré muchos

Años después, sueño

En esa banca de cemento.



Se presenta en la noche onírica

Y se despliega por las vastas

Regiones de mi Ser.



La noche es eterna

El sueño es eterno

No se puede calcular

El tiempo en la eternidad.



Cuando despierto

Mi almohada no está

Alguien robó los zapatos

Del filósofo.



Camino descalzo y con mi

Bolsa negra

Mi frazada

Y mi libro

Y con la certeza, del deseo

De poder escribir esos poemas

Algún día.



El deseo:

El mismo deseo

Que me trajo hasta aquí;

El mismo deseo

Que me sacará de aquí

El mismo deseo que escribe estos

Versos

Y que algún día pienso escribir.



Este deseo empezó a los 12 años

Ahora tengo 25.



¿Cuándo podré escribir esto?

Me digo, mientras camino

Descalzo por la 9 de julio.



"Algún día llegará ese día"

Escucho mientras me pruebo

Un par de zapatos encontrados

En la basura. Algún día, pienso

Probándome los zapatos.



Me quedan a la perfección

Y sigo caminando

Caminando

Caminando.














Camino por las calles
Con una bolsa de consorcio
Negra.

Una frazada y un libro
De Khalil Gibran
Son mis únicas pertenencias
Terrenales.

El deseo de huir de casa
Desde los 12 años
Me ha traído hasta aquí.

Camino camino camino
Y cuando puedo como
Los restos que me tocan;
Y a veces no me toca nada:
Solo frío y soledad
En una ciudad más fría y solitaria
Que yo.

En la noche preparo
Mi cama nómade
Sobre un banco de cemento.
Los 25 años me sorprenden
En la intemperie.

Con los zapatos de un filósofo
Que conocí en el Riachuelo
Me hago una almohada.
Un poeta de Puerto Madero
Me da una imagen para un sueño.

Un poema que escribiré muchos
Años después, sueño
En esa banca de cemento.

Se presenta en la noche onírica
Y se despliega por las vastas
Regiones de mi Ser.

La noche es eterna
El sueño es eterno
No se puede calcular
El tiempo en la eternidad.

Cuando despierto
Mi almohada no está
Alguien robó los zapatos
Del filósofo.

Camino descalzo y con mi
Bolsa negra
Mi frazada
Y mi libro
Y con la certeza, del deseo
De poder escribir esos poemas
Algún día.

El deseo:
El mismo deseo
Que me trajo hasta aquí;
El mismo deseo
Que me sacará de aquí
El mismo deseo que escribe estos
Versos
Y que algún día pienso escribir.

Este deseo empezó a los 12 años
Ahora tengo 25.

¿Cuándo podré escribir esto?
Me digo, mientras camino
Descalzo por la 9 de julio.

"Algún día llegará ese día"
Escucho mientras me pruebo
Un par de zapatos encontrados
En la basura. Algún día, pienso
Probándome los zapatos.

Me quedan a la perfección
Y sigo caminando
Caminando
Caminando.






lunes, 12 de noviembre de 2018

Pies de barro

Voy corriendo descalzo

Por calles de barro

Con pies de barro

Y sonrisa de barro.



Respiro aire saturado

En metales pesados

Y mi pensamiento está

Vigilado por la policía

De la Moral.



Dicen que nací en el 80

En plena dictadura militar

Entre razzias y picanas

Saturadas con resentimiento

Por la policía de la Moral

De esa época.



Sigo corriendo descalzo

Mi sonrisa cada vez es más ancha

La policía de la Moral

No puede armarme un caso.



No saben que he pagado

Todas mis deudas

A Caronte, el barquero

Las mías

De mamá

Y mis abuelos,

Ya he agotado todas las

Instituciones

Y mis pies de barro

No se cansan de correr

De manchar las alfombras

De los poderosos

Que me invitan a cenar

Para poder denunciarme

Con la policía de la Moral.



"Rece 10 padres nuestros"

"90 días de arresto"

"Terapia de shocks, 2 veces por día"

"2 miligramos de Risperidona"

"Hay que preservar la Moral

Y las buenas costumbres"

"Hay que comer con la boca cerrada"

"Se escribe todes, no todos"

"No seas negro"

"Yo digo negro de mente"

"Si te hubiera agarrado robando

Yo mismo te mato"

"Qué podés esperar de estos negros"

"Tuve abortos y me quedé

Con el peor hijo"

"Firma el juicio abreviado y te vas"

"Sí. Te hacés cargo del robo,

Si no cumplís 6 meses efectivo

En el penal"

" Su nieto no sirve para esta escuela,

Yo lo hago pasar pero lo tiene

Que sacar de acá"

"Seño, ¿me puedo cambiar? tiene olor él"

"Hijo de puta, ahora es fácil agachar

La cabeza"

"¿Qué es lo que te falta?

Si acá tenés todo?"

"Si no traes receta rosa

No te puedo vender"

"Llevate 2 tabletas y te hago

El 15 de descuento"

"Ya te vas a dar la cabeza contra

La pared y te vas a acordar de mí"

"Anda, bañate y después seguimos"

"A su hijo hay que internarlo,

Es un peligro para él mismo

Y para el resto"

"¿Cómo te hiciste esa cicatriz?,

Bueno, si quedás te llamamos"

"Ya tomamos"

"Tenés que traer curriculum"

"Si no te gusta el trabajo

Te podés ir, las puertas están

Abiertas"

"Es la primera vez que pasa esto

En la universidad"

"Que alguien diga que consume drogas"

"Cuando se haga el juicio

No pueden decir nada"

"¿Sabe leer y escribir?"

"Disculpeme, ya sé que usted no es

Un número."





Es una mañana clara y fresca

Llovió toda la noche

Mi abuela ya cerró el almacén

Y se va a dormir la siesta.



Los pibes van para la canchita

Sé que tengo 5 años

Y tuve un sueño de los más raros

En la noche.

No puedo recordarlo en su totalidad.



Los pibes me gritan

Ya están pateando

Entonces

Voy corriendo descalzo

Por calles de barro

Con pies de barro

Y sonrisa de barro.


















Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...