domingo, 6 de febrero de 2022

Aullido

 

Tuve un profesor de ética



Que  siempre
andaba



Con una balanza en el bolsillo.




Cierto día la perdió



En un allanamiento



Pero eso no le dificultó



Seguir con sus enseñanzas.




Mientras caminábamos



Yo le pasaba la plata.




Si había una verdulería cerca colábamos.




Pedía permiso para pesar



Y tiraba el pedazo: 25 gramos.




Daba las gracias



Y a mí el pedazo.



Sabía con quien se tenía que copar



Y con quien no.




Un hombre justo, como Job.




De vez en cuando lo veo



Hablando solo



Y a contramano con su moto



Por las calles. Cada vez más



La piel se le va pegando a los huesos.




Yo también he visto



A las mejores mentes de mi generación



Destruidas por el hambre y la locura.



 






 

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