Una avellana, una nuez, un molinillo. Los dulces sabores se presentan en la cocina, la dulce luz del mediodía se presenta en la cocina.
Una receta y un poco de amor solo se necesitará para la preparación.
El espíritu de mi abuela sé que me acompañará para preparar su receta favorita.
Mi niño interior también disfrutará de volver a vivir esos aromas. Yo, como puente, solo dejo que cada uno viva en los elementos del recuerdo. La infancia y mi abuela. Ralladura de limón y el horno caliente. Esencia de vainilla y azúcar.
Esa cocina ha quedado estancada en los pasillos de mi memoria. Ese recuerdo es tan vívido como el aire que respiro mientras escribo estas lineas. Ese recuerdo nunca muere porque yo vivo en él, mi abuela también vive en él; la receta del bizcochuelo vive en él.
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