Tuve suerte
Al habitar un cuerpo carente
De dopamina y serotonina.
Tuve que suplir esa carencia
De manera artificial
Hasta que fue suficiente.
De ser educado en la calle
Por hombres que no estaban
Distraídos por abstracciones.
Cuando volví a casa
Mi madre me enseñó
El arte de la economía.
También el de la retórica
Y la oratoria.
Mi padre me dio los yeites
Para ser un vendedor eficiente.
Recuperé de mis abuelos
Filósofos báquicos
La poesía y filosofía
Como estilo de vida.
De mis tíos
La disciplina del trabajo
Y el hábito de la lectura.
Mis tías me enseñaron a cocinar
A hacer arroz con leche, guisos
Pucheros y tortillas.
Mi abuela me asignó
Un destino en el pan casero.
Mis amigos me dieron las frases
Más célebres de mi vida.
Tuve suerte de conocer la miseria
La delincuencia, la locura y la desesperación
Que bueno que soy una persona mala
Esto me obliga a practicar
La espiritualidad de manera seria
Hoy me ahorro muchas discusiones
Con la policía de la moral
Y los santurrones de cartón.
La luna sigue rodando sobre mí
Es la misma que me acompaña
Desde que jugaba en la terraza
De la casa de mi abuela.
Hay aromas a lluvia que se funden
Con los eucaliptus. Las liebres corren
Por el barrio y una lechuza con su grito
Eleva mis niveles de dopamina y serotonina.
Sigo siendo afortunado.
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