Sobrevivía en el fondo del patio unas pequeñas brasas. Se preguntó a que se debía el fuego, pero respuesta no encontró. Luego de un instante de reflexión decidió abandonar la cuestión de las brasas; pero no pudo: el hilo de humo de las brasas no dejaba de abstraerlo.
Quiso avanzar hacia las pequeñas brasas que aún quedaban, pero una fuerza invisible lo detenía. Su cuerpo no quería acatar la decisión de su voluntad.
Su mente elaboró una jugarreta. Comenzó a retirarse de las brasas, y cuando empezaba a retirarse se volvió bruscamente. Al darse vuelta se vio a sí mismo , y el otro, o se él, lo miraba de manera rígida. Notó que solo podía mover los ojos, ya que su cuerpo carecía de voluntad motora. Bajó la mirada y observó que sus manos y todo su cuerpo eran brasas, y de éstos salían delgados hilos de humo; humo de brasas en el fondo del patio.
domingo, 7 de agosto de 2016
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