En los 80´s la regla era un televisor por casa y todos debían ver el mismo programa. En la casa de mi abuela no había problemas con el televisor. Todos mirábamos lo mismo, en el eterno comedor, cargado de nostalgias. La cena preparada por mi abuela, mis tíos conversando, comiendo una picada y un vino Resero pintaban los trazos del comedor mientras se esperaba la película de la semana en el horario central.
Todos los trazos de ese comedor se completan con la apertura del programa que iniciaba con la canción de Nino Rota, Amancord. La escenografía con Marylin Monroe y los presentadores cinéfilos hacían que los sábados fueran dignos de esas películas que ahora están perdidas en el tiempo y, quizás también, en el espacio. Tengo un recuerdo muy lúcido de una película española que trascurría en un colegio de pupilos. Entre las bromas que se hacían entre compañeros, las que más nos sorprendió, fue el momento en que en el baño, al infortunado se le introducía una zanahoria en el culo mientras los demás reían. Tengo recuerdos muy vagos de haber visto Flash Gordon. Y ahora me voy acercando a la excusa. Carlos y Rómulo, mientras presentaban la película, bebían vino, whisky, cerveza (ellos lo desmienten). Mis tíos Sebastián y Florencio, se divertían al verlos tomar a los conductores. Cada vez que volvían de un corte comercial se notaba el efecto de las bebidas. Cada vez que volvían, se notaba el estado de embriagues de los conductores que avanzaba mientras trascurría la película. Ya casi al final de la película y en especial cuando se despedían los conductores, el estado de borrachera era evidente. Mis tíos se reían a carcajadas. La película quedaba en segundo plano.
La excusa o justificación es poder recordarlos a ellos dos juntos, riéndose, divirtiéndose como dos buenos hermanos. Una escena que contrarresta con sus peleas y diferencias que tuvieron después. Y esa es la escena que quiero retener de ellos dos.
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