viernes, 27 de octubre de 2017

Me gustan las caminatas
Del domingo
Por la mañana,
Me gusta donar dinero
Con la tarjeta
Para salvar a las ballenas,
Me gustan las bufandas de piel
De koala.
Me gusta que
La gente baile en las colas
Del rapipago, mientras yo
Leo a Lautréamont en una reposera
Al lado del cajero;
Me gusta el gusto por los hoteles
Estilo Bauhaus, en donde es más
Fácil conseguir droga
Que comida, en donde es más fácil escribir
Poesía, por eso Sabato los elegía
Por eso Sabato nunca escribió
Poesía, y si la escribió le prendió
Fuego.
Me gustan las mujeres que saben pelear
Como esa peruana
Que vi una vez
Que se saco desde el interior
De su vulva una navaja
Y repartió puntazos para todos;
Me gustan también las que escriben poesía
Con su sangre
Y viven igual, pueden pagar el alquiler
Ser madres y pelean en
Los bares. Me gustan los
Antagonismos
Tanto o más que
Los agonismos;
Me gusta que la poesía se resista
Que no pueda encontrar el ritmo
O el verso que le de comienzo al poema
Me gustan los poemas que no dicen nada
Y los poetas que no saben escribir.
Me gusta que el caos ordene mi vida
Porque yo no sé ordenar mi vida
Me gusta que mi vida sea caótica
Porque el caos ordena mi vida
(Estoy siendo redundante)
Me gusta redundar
Porque no encuentro el
Ritmo del poema. Me gusta que los
Gatos ronroneen
En la penumbra de la noche
Me gusta que la noche diga
Más que lo que dice
Este poema. Me gustan tantas
Cosas, que al rato me dejan
De gustar;
Me gusta que sujeto y objeto
Sea una construcción moderna
Que cada cosa que toco
Sienta que sea parte de mí...
Y es que es parte de mí. Me
Gustan los días de semana
Que no tienen nombre y las
Fechas del mes si número, así
Como los meses del año apócrifos.
Me gustan los espejismo en los desiertos
Y los espejismos de la democracia. Me
Gusta olor a guiso de lenteja
Porque me hace acordar a mi madre;
Me gusta aquello, a lo que el capitalismo
No etiquetó; y no lo nombro
Para que la etiqueta busque otra cosa
Para etiquetar.
Me gusta que el absurdo sea la única
Realidad.

Terminé de hacer mi lista de madrugada;
Una madrugada lacónica
Y fatua
Mientras escuchaba a Bill Evans & Chet Baker
Fatigué hojas y frascos de tinta
Ensayando poemas de todo aquello
Que me gusta.
Después del desayuno tomé mi abrigo
Caminé por la arena de la playa... y es
Que me gustan tanto las
Caminatas del domingo por la mañana;
Que ya no me alcanza con volver a escribirlo.



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