El granizo golpea, golpea
En la cortina de aluminio.
Un refusilo quiebra la noche.
La noche quiebra la esperanza
Que se agota en cada respiración.
Adentro la memoria se va apagando
Lento, lento
Como un kiosco que cierra a medianoche
Y el dueño apaga la luz
Baja la persiana
Y a medida que camina por la vereda
Los faroles se van apagando
Uno a uno.
En el otro barrio pasa lo mismo
Y en el otro lo mismo.
Todo se apaga lento, lento.
Una vez llegué a Santiago de Chile
A medianoche en avión
Durante un apagón.
La capital se había fundido
Con el océano y la cordillera.
En la oscuridad
Todo se vuelve Uno.
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