Logré atravesar
Todas las barreras:
Ya no quedaba ninguna.
Finalmente la atropina
Había hecho caer
Todos los velos de la Realidad.
Sediento y con cicatrices
Pude llegar hasta la morada
De La Bestia.
Esta Bestia
A la que llaman Estado
Esta Bestia
Con sus tentáculos
Y su visión ciega
Y su hambre voraz.
Parado frente a ella
Sobre una roca de piel rugosa y afilda
Con mis botas desgastadas
Y mi pelo batido por la tormenta
Observé como articulaba
Sus movimientos, para poder
Comprender su accionar
En la Realidad fáctica.
Ya dije que su visión es ciega
Y su hambre voraz.
Vi sus tentáculos
Con movimientos espasmódicos
Vi que lo que un tentáculo construía
El otro lo destruía;
Lo que uno decía
El otro lo contradecía;
Lo que uno garantizaba
El otro lo ultrajaba;
Lo que uno daba vida
El otro lo desaparecía;
Vi que lo que un tentáculo
Quería administrar
Había tres pidiendo dinero prestado;
Vi como los tentáculos recaudaban
Y ninguno distribuía;
Vi que no había comunicación
Entre ellos;
Vi como compraban agentes culturales
Intelectuales y militares
Para fundamentar su Poder;
Vi a la Bestia desplegarse
En todo su obsceno esplendor.
La vi frente a frente
Y no pudo devorarme
Estaba muy ocupada recaudando.
Bajé de la piedra
Y del efecto de la atropina.
Amanecía en la plaza
Y eso daba cuenta
De que había que desayunar
En el comedor de la madre Josefa.
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