"Una nueva noche fría en el barrio
los tranzas se llenan los bolsillos
Las calles son nuestras
Aunque el tiempo diga lo contrario"
Una nueva noche fría en el barrio, Callejeros
El Chavo se prepara en el portón. Ya revisó la escopeta. Solo hay que pajearla y que escupa nomás. La noche densa de estrellas frías que titilan mientras el atraco ya está en proceso. Todos ya están en posición. El Moe en la esquina. En frente el Leo y el Dunga tienen las respectivas 9 en la cintura. Hay croares de ranas que anuncian lluvia. Hay sonido de chacotas en el barrio que anuncian pelea también. Puede que después de darle al Mongui, la plata y la falopa que le revienten vaya a parar a una de esas jodas, o, quizás a todas; hasta el amanecer.
El humo de las respiraciones ascienden como humo de chimenea. El Chavo fuma un tronchón estilo Bob Marley y tira el humo hacia arriba como humo de chimenea. Todo se encuentra en su lugar para la emboscada. Solo falta que el Mongui vuelva de hacer la recorrida. Generalmente siempre llega hasta La Paz y pega la vuelta. Vuelve con plata, gilada. Se sabe que anda con bastante gilada. La calle sabe siempre cuando los tranzas andan salados. Y ahora sabe que el point lo tiene el Mongui. Es hora de cobrarse por las noches de merca zarpada en corte que te rompe la nariz y zarpada en manija.
Un guachín que hay de campana a tres cuadras lanza el famoso sílbido callejero. Se acerca el punto. El Chavo toma la escopeta que está oculta por la hoja del portón. Ya no hay que dudar, solo actuar. Tiene que ser violento.
El tranza anda como todo tranza. A media marcha, escuchando Los ángeles azules al palo. El Moe es la carnada. Le hace la seña par que el Mongui se acerque. El Mongui frena en la esquina en donde está el Moe. El Chavo sale desde la sombra que cubría la escopeta. Está vestido de gangster vieja escuela. Saco, boina y una bufanda que le cubre la mitad de la cara. Lleva la escopeta cubriéndola con el cuerpo. El Mongui todavía no se rescató de nada. Es sábado y anda duro como todo tranza, como todo drogadicto. El Chavo ya está a un metro. Descubre la escopeta, la pajea y le apunta. El Moe ya cumplió con la función. Se hace el logi y se toma el palo para su casa a preparar los espejos y los canutos para tomar. El Leo y el Dunga ya están del otro lado abriendo la puerta. El Leo se desliza por arriba del capot y lo saca al Mongui encañonándolo y tirándolo al piso. El Dunga hace lo mismo con el soldado del Mongui. Lo tira al piso y le tira un tiro al lado de la oreja para aturdirlo. El sílbido es fino, muy fino. El Leo agarra la botinera en donde el Mongui tiene las bolsas y las tizas. El Dunga ya le sacó toda la plata. El Chavo está firme con la escopeta. Ya está por terminar la operación. La luna sonríe, está contenta como cristal recién pulido para excibición. En el momento en que están por emprender la huída, la luna cae sobre el techo del auto haciéndose añicos.
Pablo Trapero detiene la filmación. Empieza a putear al encargado de la decoracíon. Dice que se podría haber muerto alguien. Todos se dispersan mientras Trapero sigue a las puteadas. Un asientente barre las pedazos de la luna artificial. Los actores se reunen atrás del decorado a descansar y esperar a que el set quede limpio y vuelvan a poner una luna. El Chavo está sentado mirándolo a Trapero. Toma la escopeta de utilería y le apunta. Se escucha click. Deja la escopeta al lado de la silla. Trapero sigue puteando.
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