"Todo hecho es fragmentario hasta que el azar nos lleva a su complemento"
Los encuentros, José Watanabe
De vez en cuando tengo que recordar que la poesía (o mi primer encuentro con ella) no me gustaba. Accedí a ella por las obras completas de Borges, el tomo 2 de Emece, en el cual contiene Otras inquisiciones, Para las seis cuerdas, El oro de los tigres. Entré al mundo Borgeano por los ensayos y de yapa la poesía. Creo que ese no era mi momento para la poesía. Había que esperar un poco más. Cuando finalmente llegó comencé a frecuentar lecturas de poesía y talleres de poesía. En los talleres hay una constante: el poema de Fabían casas Paso a nivel en Chacarita o sirve para dar inicio al taller o en algún punto se lo analiza. De la mano de Casas vino Washinton Cucurto y ahí sí entendí que la poesía era algo accesible. Cucurto es del mismo barrio en donde me crié, Solano, en los suburvios de Quilmes. El padre, el alcoholismo, el barrio, las bailantes y esa comunicación intima, llana, directa que yo esperaba me metió al mundo poético. Entendí que yo también tenía un mundo a explorar y explotar.
No tengo bien el registro de la primera vez que leí Después de largo viaje (Fabían Casas). Pero ya con varias lecturas del poema puedo acertar a que se acerca a esa definición de Platón de la poesía: esa cosa liviana, alada y sagrada. Yo agregaría económico e inagotable. ¿Por qué inoagotable?
El registro de la primera vez que lo leí en público si lo tengo. Fue en un Ciclo emergente, ciclo que organiza Lourdes lópez. Antes de que se abriera el micrófono para los que no estaban en la programación sentí que ese poema debía ser apropiado. Hasta ese día y con bastantes lecturas en público encima, esta iba a ser la primera vez que leía poesía que no era mía. Error o acierto elegí Equilibrio de Daiana Henderson y Despues de Largo viaje. No fue fácil. Se me quebró la voz un par de veces por la carga emeocional que tienen los poemas. Luego de la lectura se acercaron algunas personas a pedir abrazos y agradecer. Fue una tarde de muchas emociones y revelaciones.
Así como uno siente que un buen poema, una buena canción o una buena película ya pre-existe y que alguien solo tuve el talento de acertar y ponerle palabras o imagenes; algo parecido empecé a sentir con Después de largo viaje. La idea me secuestró y, ya puedo decirlo, no me soltó hasta verse concretada. Le comenté la idea Pablo Duca de hacer un corto con el poema. Habrá pensado que en ese momento que me había saltado la térmica otra vez. Le hice un guión oral y trataba de chamuyarlo de que era una buena idea. No encontré el entusiasmo que me esperaba. Lo dejé. Pasaron un par de meses y volvía con la idea, encontrar una casa con balcón, alguien que haga de la madre y otra vez se pinchaba. Luego me confesó que no se sentía digno como para apropiarse del poema. Finalment accedió. En un par de días arreglé con Cristian Giambeluca (que tiene casa con balcón y un ropero grande para que entre Pablo) poder grabar parte del corto. Hubo dos lugares que también se tuvieron en cuenta y se cayeron solos.
Entre el Ciclo emergentes y la grabación hubo casi 9 meses. 9 meses entre la idea y la concreción de la idea. El día de la grabación fue el 10 de marzo: día de mi cumpleaños número 40. Las primera tomas las grabamos en el cemeterio local. La única descición consciente a la hora de elegir tomas, fue la de pasar por el mausoleo de Ezequiel Martínez Estrada. El resto me dediqué a seguir a Pablo y dejar que el actúe, que ejercite su profesión libremente. Luego fuimos a lo de Cristian y entre charla, mates y grabación se nos fue la tarde. La mitad de la idea ya estaba concretada. Mi cumplaños seguía en curso. Así que me fui a mi casa a buscar a mi padre y nos fuimos a festejar el Gambrinus. Era martes, poca gente, así que pasamos una linda cena en donde él recordaba cuando el padre lo llevaba de chico. Las calles de tierra, el Mercado municipal, las carretas con caballos, sus tíos; en fin: el lugar a él le movió toda su memoría emotiva. Terminaba mi cumpleaños, ahora faltaba editar el corto.
La propuesta del corto era hacerlo lo más punk rock posible: con lo que hay a mano, con el celular y con los medios que haya disponible. Mi prima Tamara se prestó para hacer la edición con su computadora. Le llevé todos los videos que habíamos grabado y comenzada la segunda parte. Pasamos dos madrugadas editando. Hicimos 4 versiones. La versión final que publicamos es la primer versión que en comparación al resto es mala. Pero las 3 restantes se resistieron. O había problemas con el montaje de las escenas, o quedaba con la marca de agua del programa, o con el sonido; en fin. El corto pidió la primer versión de la edición. Y si eso es lo que pide hay que hacerle caso.
Esa segunda noche de edición volví a eso de las 3 de la mañana a mi casa. Me estaba acostando cuando me llegó el Whataspp de mi prima diciendo."¡Boludo,¿no viste el nombre de las tumbas?". Estoy en el medio de la madrugada y un frío me recorre la espalda. Lo primero que pienso es que Pablo se paró a mirar en la tumba de un hombre. En ese caso habría que grabar el corto de nuevo. Y eso no era una opción ya que lo íbamos a proyecar en la cena de mi cumpleaños. Imposible. Me manda una foto con los nombres en la tumba. Mi padre (aclaro que es mi padrastro, pero con el tiempo y los afectos nos hemos adoptado) se llama Luis Roberto Semerano. Ya había dicho que en el cementerio solo lo seguí a Pablo. Caminamos por la calle principal y él después se dirigió para la izquierda porque, después me lo dice, del otro lado están sus abuelos. En la toma que la cámara va recorriendo las tumbas corto la escena ya que Pablo ya se ha parado frente a una tumba y se ha metido dentro del personaje que está volviendo de ese largo viaje y pasa por la tumba de la madre a visitarla. En la imagen de la última tumba se lee: Luis Semerano, Francisca B. de Semerano. Doble escalofrío al leer los nombres en el medio de la madrugada. Hay 2 nombres y 3 fotos. Cuando mi viejo vió la edicion preelimiar del corto le preguenté por esos nombres. Los nombres son de sus abuelos y la tercera foto es de un tío de él que se llamaba Argentino Semerano. Él también quedó sorprendido. Imágenes tomadas justo el día en que él los recordaba en el Gambrinus. "Todo hecho es fragmentario hasta que el azar nos lleva a su complemento". Es increible el parecido de tu tío Aregntino con él cuando era más joven. Idénticos. Creo que no opera la casualidad. Pienso en eso que dice Luis Gúzman en Epitafios: la llamada. Esa relación ética entre el caminante que va leyendo los epitafios (viator) y el mensaje de las piedras. "Tú que lees esto, algún día también serás leído". Qué querré decir esa piedra con esos nombres Semerano. Qué historia hay que quiere vencer el tiempo cronológico y darse a conocer por este plano estético que es el corto. Será verdad eso de llevarse los secretos a la tumba. Me parece que no.
El corto fue una sorpresa para los que fueron a mi fiesta de cumpleaños. Luego de comer y de la presentación de mi segundo libro (Katábasis) a cargo de Sergio Raimondi proyectamos el corto. Fue bien recibido y con buenas críticas. A todos les afecto en alguna medida esta nueva versión del poema. En la semana lo divulgué por la redes y todos los comentarios fueron benévolos. Con el que más me quedó es el de Gustavo López. Cuendo le cuento todos las idas y venidas, el nombre de las tumbas y eso que no parece ser casualidad, él tira esta idea de que la literatura se empieza a tramar con la vida y eso de vuelta vuelve a generar más literatura. Otro tramo, otra malla, otro tejido, otra cosa que todavia no sé que es. Pero sí que está generado algo que ahora parece fragmentario hasta que eso que se le dice azar me lleve a su complemento. ¿Qué es? Hoy no lo sé. Sé que el poema cada vez que lo leo no dejo de pensar en mi madre. sé que cada vez que abro el ropero y veo el monedero en donde están sus anillos de plata tengo la certezad de que nada nos separa. Sé que cuando me siento abatido y miro en la noche hay una voz que me grita: "Movete, hacé algo".
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