viernes, 11 de septiembre de 2020

La calle, mi destino



Era la hora de la siesta
Mi abuela duerme
Y yo siento una imperiosa
Necesidad de cruzar la calle.

Creo que sentí la misma adrenalina
Que cuando probé el dulce de leche.

Estaba del otro lado
Había crecido de golpe.

Una vieja vigilanta
Me delata con mi abuela.

Esta vez no fue con un cable trenzado
Habrá sido un sopapo un par de chirlos.

No hay día en que no me mande
Un moco. Pobre nene de 5 años.

Pobre mi abuela
No sabrá de las calles
Que cruzaré sin su permiso.


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