lunes, 15 de agosto de 2016

Marina

   Ella, Marina, llegó a la función solemne y altiva como esas personas que saben que irradian "ese algo" que el resto de la humanidad no tiene. Y es por esas cosas del destino o el azar que esa noche la volví a ver a unas cuantas mesas de donde me encontraba yo, preparado para ver la función.


   Ya han pasado varios años de aquella función de stand up, yo y el resto de la sociedad bahiense conocimos el lado oscuro y siniestro de Marina. 


   Como dije anteriormente , Marina llegó a la función invitada por Camilo, su mejor amigo. Camilo representaba un papel en la función y siempre se sintió seguro si su amiga formaba parte del público. Se saludaron, charlaron y, cerveza por medio, festejaron la función que Camilo estaba por representar. Antes de terminar la cerveza y el festejo, Camilo miró a Marina buscando la confianza de su amiga para encarar la función; pero al mirar sus ojos sintió lejanía, frialdad.


   Justo al finalizar la función ingresaron al recinto alrededor de diez agentes policiales. Los agentes ingresaron decididos buscando una identidad, una única identidad, una identidad femenina. En ese momento Marina se sintió acorralada. Al constatar la identidad de Marina los agentes la retiraron del recinto esposada. La perplejidad de los que estábamos en el local era total, Camilo se reservó en el baño a llorar.


   Marina nunca creyó que el hilo de sangre que salía del baúl de su auto la denunciaría. Una mancha de sangre en el pavimento advirtió a un patrullero; la patente del vehículo indicó que la dueña era Marina y la notificación de la asistencia al evento que Facebook publicó esa noche indicaba donde se encontraba Marina. Mientras los agentes revisaban el local la policía científica corroboraba que la sangre que salía del baúl del auto era de un cadáver, un cadáver despedazado listo para su posterior desaparición. Un cadáver que, luego se supo, correspondía al prometido de Marina. Marina nunca creyó (y eso que había visto en un documental sobre asesinos seriales, que lo mejor para deshacerse de un cuerpo es drenar la sangre del cadáver, más si se va a tardar en ejecutar la operación) que ese detalle la inculparía, la sangre de su prometido.


  La traición de su prometido ( luego se supo) y la pasión de Marina con la que amaba a su prometido la llevó a cometer el crimen. El cargo de conciencia hizo que no reparara en el detalle de la sangre. Ella quería que la descubrieran, ella quería pagar su culpa, la de matar a su prometido aunque la haya traicionado. Nunca se reconoció culpable de manera consciente.


   La naturaleza de su crimen la llevó a que la recluyeran en un hospital psiquiátrico. Los años y la cantidad y diversidad de fármacos redujeron a cenizas a lo que alguna vez fue Marina: solemne, altiva, hermosa, delicada y sensible; dueña de esa sensibilidad que la llevó a la locura y a no poder medir la consecuencia de sus actos.


   Ella, Marina, ahora, en algunos momentos del día camina por el patio del hospital psiquiátrico con la mirada perdida, perdida en algún punto que nosotros no conocemos. En otros momentos, en el salón de visitas mira por la ventana con un hilo de saliva que nace en la comisura de su boca. Detrás de su mirada perdida en el infinito, un resabio pensamientos lúcidos perduran. Ella cree que es victima de una pesadilla atroz. Ella cree que algún día despertara de su pesadilla. Cree que despertará en esa noche, la noche que la apresaron; pero a diferencia de esa noche al fin podrá deshacerse del cadáver de su prometido y vengarse de Camilo.

Marina

   Ella, Marina, llegó a la función solemne y altiva como esas personas que saben que irradian "ese algo" que el resto de la humanidad no tiene. Y es por esas cosas del destino o el azar que esa noche la volví a ver a unas cuantas mesas de donde me encontraba yo, preparado para ver la función.
   Ya han pasado varios años de aquella función de stand up, yo y el resto de la sociedad bahiense conocimos el lado oscuro y siniestro de Marina. 
   Como dije anteriormente , Marina llegó a la función invitada por Camilo, su mejor amigo. Camilo representaba un papel en la función y siempre se sintió seguro si su amiga formaba parte del público. Se saludaron, charlaron y, cerveza por medio, festejaron la función que Camilo estaba por representar. Antes de terminar la cerveza y el festejo, Camilo miró a Marina buscando la confianza de su amiga para encarar la función; pero al mirar sus ojos sintió lejanía, frialdad.
   Justo al finalizar la función ingresaron al recinto alrededor de diez agentes policiales. Los agentes ingresaron decididos buscando una identidad, una única identidad, una identidad femenina. En ese momento Marina se sintió acorralada. Al constatar la identidad de Marina los agentes la retiraron del recinto esposada. La perplejidad de los que estábamos en el local era total, Camilo se reservó en el baño a llorar.
   Marina nunca creyó que el hilo de sangre que salía del baúl de su auto la denunciaría. Una mancha de sangre en el pavimento advirtió a un patrullero; la patente del vehículo indicó que la dueña era Marina y la notificación de la asistencia al evento que Facebook publicó esa noche indicaba donde se encontraba Marina. Mientras los agentes revisaban el local la policía científica corroboraba que la sangre que salía del baúl del auto era de un cadáver, un cadáver despedazado listo para su posterior desaparición. Un cadáver que, luego se supo, correspondía al prometido de Marina. Marina nunca creyó (y eso que había visto en un documental sobre asesinos seriales, que lo mejor para deshacerse de un cuerpo es drenar la sangre del cadáver, más si se va a tardar en ejecutar la operación) que ese detalle la inculparía, la sangre de su prometido.
  La traición de su prometido ( luego se supo) y la pasión de Marina con la que amaba a su prometido la llevó a cometer el crimen. El cargo de conciencia hizo que no reparara en el detalle de la sangre. Ella quería que la descubrieran, ella quería pagar su culpa, la de matar a su prometido aunque la haya traicionado. Nunca se reconoció culpable de manera consciente.
   La naturaleza de su crimen la llevó a que la recluyeran en un hospital psiquiátrico. Los años y la cantidad y diversidad de fármacos redujeron a cenizas a lo que alguna vez fue Marina: solemne, altiva, hermosa, delicada y sensible; dueña de esa sensibilidad que la llevó a la locura y a no poder medir la consecuencia de sus actos.
   Ella, Marina, ahora, en algunos momentos del día camina por el patio del hospital psiquiátrico con la mirada perdida, perdida en algún punto que nosotros no conocemos. En otros momentos, en el salón de visitas mira por la ventana con un hilo de saliva que nace en la comisura de su boca. Detrás de su mirada perdida en el infinito, un resabio pensamientos lúcidos perduran. Ella cree que es victima de una pesadilla atroz. Ella cree que algún día despertara de su pesadilla. Cree que despertará en esa noche, la noche que la apresaron; pero a diferencia de esa noche al fin podrá deshacerse del cadáver de su prometido y vengarse de Camilo.

sábado, 13 de agosto de 2016

Camila

Farol claroscuro

Mampostería irregular

La música todo lo inunda

Su cabello verde también

Una vela por cada mesa;

Una vela por cada deseo,

¿No es raro que las lineas rectas se junten en las esquinas?

---------------------------------

El solo de guitarra acústico

y mis sensaciones se disipan,

A veces se contraen.

---------------------------------

Quizás (yo) sea un fantasma.

Por las dudas pagué la entrada.

Me pregunto si los fantasmas tienen hambre,

En tal caso fingiré.

Las empanadas servirán para la farsa,

Que no se den cuenta que soy un fantasma.

El resto (ella lo sabe o lo disimula: la actriz de pelo verde),

Que no lo sospeche.

Pero...

¿Y si ella también es un fantasma?

No importa.

De ser así, es el primer fantasma de pelo verde en el universo.

Creo conocerlos a todos y todas,

Igualmente ya no importa.

Si importa: el hilo del aroma de las empanadas horneadas;

Es lo único que importa.

Y lo olvidaba: su pelo verde.

Camila

Farol claroscuro
Mampostería irregular
La música todo lo inunda
Su cabello verde también
Una vela por cada mesa;
Una vela por cada deseo,
¿No es raro que las lineas rectas se junten en las esquinas?
---------------------------------
El solo de guitarra acústico
y mis sensaciones se disipan,
A veces se contraen.
---------------------------------
Quizás (yo) sea un fantasma.
Por las dudas pagué la entrada.
Me pregunto si los fantasmas tienen hambre,
En tal caso fingiré.
Las empanadas servirán para la farsa,
Que no se den cuenta que soy un fantasma.
El resto (ella lo sabe o lo disimula: la actriz de pelo verde),
Que no lo sospeche.
Pero...
¿Y si ella también es un fantasma?
No importa.
De ser así, es el primer fantasma de pelo verde en el universo.
Creo conocerlos a todos y todas,
Igualmente ya no importa.
Si importa: el hilo del aroma de las empanadas horneadas;
Es lo único que importa.
Y lo olvidaba: su pelo verde.

Señorita maestra

   




    Se asea y desayuna como todos los días.
Prepara el material para la clase mientras piensa en alguna receta de
bizcochuelo. Las que recuerda no le generan confianza y se dispone a buscar en
un libro de recetas generales que tiene. Le toma un par de minutos encontrar el
libro en su vasta biblioteca y un par de minutos más encontrar la receta.
Mientras lee repasa mentalmente los ingredientes. Tiene todos, no necesita
salir a comprar nada.


   La clase ya
la tiene preparada. Va a la cocina, prende la radio; sintoniza una estación. Se
detiene en una en la que están pasando noticias. Empieza a tomar todos los
ingredientes y dejarlos encima de la mesada. Toma de la heladera, la alacena y
el bajo mesada. La radio anuncia el pronóstico para el resto del día y de la
semana. Sonríe. Piensa en el fin de semana y en los planes que tiene. Desde que
se enteró de la función del ballet en el teatro municipal se siente ansiosa.
Pero al fin el día está llegando. Mientras bate en el bol los ingredientes,
reconoce su rostro en el reflejo de la ventana. Sabe que es ella la que está en
ese reflejo y para confirmarlo hace una mueca como queriendo ratificar la
correspondencia entre ella y ese reflejo. Todo sale a la perfección. No le
quedan dudas: La del reflejo es ella misma; y sigue batiendo, tarareando entre
dientes un inglés fonético self control de
Laura Branigan.


    Deja
descansar el batido mientras prende el horno. Mientras el horno se calienta
prende un cigarrillo y va a fumarlo al lavadero. Se abandona al placer de la
nicotina. Observa el humo que sale de su boca. Piensa en esa gente que hace
formas con el humo y se dice que ella no tiene esa capacidad; aunque le
gustaría hacer la forma del corazón y atravesar ese corazón con una flecha,
también hecha con el humo de su cigarrillo. Vuelve a pensar en el ballet y en
lo que se va a poner esa noche. Se dice a sí misma que no tiene nada para
ponerse, que tiene que salir a comprarse ropa antes del sábado, aunque su
placar desborda de ropa. Ya es media mañana. Lo sabe al mirar el reloj en la
cocina desde el lavadero. Deja la colilla en el cenicero, se lava las manos y
pone el bizcochuelo en el horno.


***





    Llega a la
escuela, saluda a las porteras, a las otras maestras y por último a la
directora. La directora le pide un momento para hablar en la dirección. Ella la
sigue, ingresan en la dirección, se sientan, ella apoya la bandeja con el
bizcochuelo en su regazo y el teléfono sobre el escritorio. Escucha a la
directora. Le propone organizar el próximo acto. Ella asiente, le dice que no
hay problema y que la próxima semana empezará a trabajar en el acto.
Intercambian unas palabras más y ella se retira hacia el aula.


    Antes de
ingresar al aula se siente el caos en el interior. Ingresa, saluda, la saludan
pero el alboroto sigue. Solo después de dar una par de golpes con el borrador
en el pizarrón los alumnos se concentran en ella. Ya con la atención de la
clase comienza a enunciar los contenidos. Mientras va enunciando los contenidos
va descubriendo el bizcochuelo. Ahora sí tiene la atención de la clase en su
totalidad. Recorre los pupitres y va dejando una porción por alumno. Los chicos
se sienten bendecidos por tener una maestra como ella; ella se siente bendecida
por ser maestra y tener alumnos como ellos.


Al terminar de repartir vuelve a su escritorio y
deja la bandeja y el repasador que cubría el bizcochuelo. Toma una tiza y
comienza a escribir sobre el pizarrón.





***








   Sobre el
escritorio de la directora comienza a sonar y vibrar el teléfono de ella. La
directora lo toma y trata de no mirar la pantalla. Lo agarra con repugnancia,
como si fuese un objeto íntimo y al tomarlo estuviera invadiendo la privacidad
de ella. Mientras camina rumbo al aula solo pide que deje de sonar. Solo quiere
llegar, devolverle el teléfono y seguir con sus quehaceres.


    Golpea dos
veces en la puerta como signo de pedir permiso y a la vez advertir que va a
entrar. La imagen también la golpea dos veces. En los pupitres hay mezclado
vómito con sangre. Algunos niños tienen sus cabezas en el líquido pastoso de
color rojo y blanco. Otros tienen el cuerpo arqueado para atrás y hay dos que
se retuercen con lentitud  en el piso
antes de expirar. La directora ha quedado con el cuerpo tieso. Lo único que se
mueven son sus ojos en dirección a ella. Ella está sentada mirando al piso con
la mirada fija en algo. Parece una muñeca. Los ojos de la directora vuelven
hacia los niños. Su cuerpo no resiste y se desmaya en el umbral.





















Señorita maestra

   
    Se asea y desayuna como todos los días. Prepara el material para la clase mientras piensa en alguna receta de bizcochuelo. Las que recuerda no le generan confianza y se dispone a buscar en un libro de recetas generales que tiene. Le toma un par de minutos encontrar el libro en su vasta biblioteca y un par de minutos más encontrar la receta. Mientras lee repasa mentalmente los ingredientes. Tiene todos, no necesita salir a comprar nada.
   La clase ya la tiene preparada. Va a la cocina, prende la radio; sintoniza una estación. Se detiene en una en la que están pasando noticias. Empieza a tomar todos los ingredientes y dejarlos encima de la mesada. Toma de la heladera, la alacena y el bajo mesada. La radio anuncia el pronóstico para el resto del día y de la semana. Sonríe. Piensa en el fin de semana y en los planes que tiene. Desde que se enteró de la función del ballet en el teatro municipal se siente ansiosa. Pero al fin el día está llegando. Mientras bate en el bol los ingredientes, reconoce su rostro en el reflejo de la ventana. Sabe que es ella la que está en ese reflejo y para confirmarlo hace una mueca como queriendo ratificar la correspondencia entre ella y ese reflejo. Todo sale a la perfección. No le quedan dudas: La del reflejo es ella misma; y sigue batiendo, tarareando entre dientes un inglés fonético self control de Laura Branigan.
    Deja descansar el batido mientras prende el horno. Mientras el horno se calienta prende un cigarrillo y va a fumarlo al lavadero. Se abandona al placer de la nicotina. Observa el humo que sale de su boca. Piensa en esa gente que hace formas con el humo y se dice que ella no tiene esa capacidad; aunque le gustaría hacer la forma del corazón y atravesar ese corazón con una flecha, también hecha con el humo de su cigarrillo. Vuelve a pensar en el ballet y en lo que se va a poner esa noche. Se dice a sí misma que no tiene nada para ponerse, que tiene que salir a comprarse ropa antes del sábado, aunque su placar desborda de ropa. Ya es media mañana. Lo sabe al mirar el reloj en la cocina desde el lavadero. Deja la colilla en el cenicero, se lava las manos y pone el bizcochuelo en el horno.
***

    Llega a la escuela, saluda a las porteras, a las otras maestras y por último a la directora. La directora le pide un momento para hablar en la dirección. Ella la sigue, ingresan en la dirección, se sientan, ella apoya la bandeja con el bizcochuelo en su regazo y el teléfono sobre el escritorio. Escucha a la directora. Le propone organizar el próximo acto. Ella asiente, le dice que no hay problema y que la próxima semana empezará a trabajar en el acto. Intercambian unas palabras más y ella se retira hacia el aula.
    Antes de ingresar al aula se siente el caos en el interior. Ingresa, saluda, la saludan pero el alboroto sigue. Solo después de dar una par de golpes con el borrador en el pizarrón los alumnos se concentran en ella. Ya con la atención de la clase comienza a enunciar los contenidos. Mientras va enunciando los contenidos va descubriendo el bizcochuelo. Ahora sí tiene la atención de la clase en su totalidad. Recorre los pupitres y va dejando una porción por alumno. Los chicos se sienten bendecidos por tener una maestra como ella; ella se siente bendecida por ser maestra y tener alumnos como ellos.
Al terminar de repartir vuelve a su escritorio y deja la bandeja y el repasador que cubría el bizcochuelo. Toma una tiza y comienza a escribir sobre el pizarrón.

***


   Sobre el escritorio de la directora comienza a sonar y vibrar el teléfono de ella. La directora lo toma y trata de no mirar la pantalla. Lo agarra con repugnancia, como si fuese un objeto íntimo y al tomarlo estuviera invadiendo la privacidad de ella. Mientras camina rumbo al aula solo pide que deje de sonar. Solo quiere llegar, devolverle el teléfono y seguir con sus quehaceres.
    Golpea dos veces en la puerta como signo de pedir permiso y a la vez advertir que va a entrar. La imagen también la golpea dos veces. En los pupitres hay mezclado vómito con sangre. Algunos niños tienen sus cabezas en el líquido pastoso de color rojo y blanco. Otros tienen el cuerpo arqueado para atrás y hay dos que se retuercen con lentitud  en el piso antes de expirar. La directora ha quedado con el cuerpo tieso. Lo único que se mueven son sus ojos en dirección a ella. Ella está sentada mirando al piso con la mirada fija en algo. Parece una muñeca. Los ojos de la directora vuelven hacia los niños. Su cuerpo no resiste y se desmaya en el umbral.






Los gorriones




     Mi barrio, Villa Hipódromo, se parece al barrio de mi infancia, San Francisco Solano, cuando no estaba asfaltado. Una docena de fotografías dan fe de esto, no así mi memoria, ya que cuando ésta despertó, la calle donde se encontraba mi casa ya se encontraba asfaltada.

     Pareciera que un barrio alcanza la mayoría de edad cuando se asfalta. Villa Hipódromo todavía no es adulta, le falta asfalto, madurar.

     Y es en la irregularidad de las calles de tierra donde se forman los charcos de agua marrón después de llover, y es ahí donde se produce el espectáculo, el bello espectáculo. Un charco de agua sepia y dos o tres, a veces más, gorriones que disfrutan, juegan, se divierten en el charco (como si no hubiera otra preocupación en el mundo). Yo, desde el interior de mi casa, los veo y, comprendo, lo que tienen para decirme: "no hay de que preocuparse". Me olvido de todo lo que tengo que pagar, del dinero que tengo que ganar, de todo lo que me falta hacer en mi casa, de todos los libros que tengo que leer, de todas las materias que tengo que rendir, de todo lo que viví, de todos mis resentimientos, de todas las circunstancias que me trajeron hasta este momento. Entonces ya soy ellos, ya soy los gorriones, jugando y disfrutando en el charco de agua marrón; porque no existen las preocupaciones, solo existe el aquí y ahora, solo existe el bello espectáculo que me ofrecen los gorriones. Comprendo que Dios tomó esta forma, la de los gorriones, para comunicarse conmigo, y yo con él.



Bahía Blanca 10/08/2016 1: 39 El día es soleado


Los gorriones


     Mi barrio, Villa Hipódromo, se parece al barrio de mi infancia, San Francisco Solano, cuando no estaba asfaltado. Una docena de fotografías dan fe de esto, no así mi memoria, ya que cuando ésta despertó, la calle donde se encontraba mi casa ya se encontraba asfaltada.
     Pareciera que un barrio alcanza la mayoría de edad cuando se asfalta. Villa Hipódromo todavía no es adulta, le falta asfalto, madurar.
     Y es en la irregularidad de las calles de tierra donde se forman los charcos de agua marrón después de llover, y es ahí donde se produce el espectáculo, el bello espectáculo. Un charco de agua sepia y dos o tres, a veces más, gorriones que disfrutan, juegan, se divierten en el charco (como si no hubiera otra preocupación en el mundo). Yo, desde el interior de mi casa, los veo y, comprendo, lo que tienen para decirme: "no hay de que preocuparse". Me olvido de todo lo que tengo que pagar, del dinero que tengo que ganar, de todo lo que me falta hacer en mi casa, de todos los libros que tengo que leer, de todas las materias que tengo que rendir, de todo lo que viví, de todos mis resentimientos, de todas las circunstancias que me trajeron hasta este momento. Entonces ya soy ellos, ya soy los gorriones, jugando y disfrutando en el charco de agua marrón; porque no existen las preocupaciones, solo existe el aquí y ahora, solo existe el bello espectáculo que me ofrecen los gorriones. Comprendo que Dios tomó esta forma, la de los gorriones, para comunicarse conmigo, y yo con él.
Bahía Blanca 10/08/2016 1: 39 El día es soleado

domingo, 7 de agosto de 2016

El hombre cabeza de reptil





       El hombre cabeza
de reptil habló de manera suave y pausada. Si no fuera por la cabeza de reptil
se podría decir que era un ángel, un manto de pureza y serenidad cubrían todo
su cuerpo. Pero no: era un hombre con cabeza de reptil que hablaba de manera
suave y pausada, y a través de sus palabras transmitía seguridad y confianza a
todo aquel que lo escuchaba. El hombre cabeza de reptil manejaba de manera precisa
y fluida las técnicas de la oratoria; si hasta parecía que el espíritu de
Demóstenes habitaba en él, o quizás el alma (de Demóstenes) trasmigró hasta
llegar al cuerpo del hombre con cabeza de reptil. Todos lo escuchaban con
atención. No volaba una mosca en la sala de conferencias, o tal vez las moscas
se sentían cautivadas por la dulce voz del hombre cabeza de reptil y se
dispusieron a escuchar las propuestas y acciones de su futura gestión
presidencial. Todos escuchaban con atención, el público y las moscas y yo.


    
Por mí parte me preguntaba como este hombre (con cabeza de reptil) había
podido llegar a la presidencia, porque más allá de todo, su cuerpo era de un
hombre común y corriente y donde debería haber un rostro humano había un rostro
de reptil ¿Cuáles fueron las instituciones que lo educaron? Seguramente su
familia también compartía estas singulares características ¿Sus amigos serían
hombres con cabeza de reptil? No lo sé, en realidad nadie lo sabía, y en
realidad a nadie le importaba. Sólo se sabía que su voz era cautivadora. Y es
que era imposible no caer en la tentación de escuchar y dejarse seducir por la
dulce voz de este repugnante-dulce ser. Y este repugnante-dulce ser había
llegado a ser nuestro presidente. En el resto del mundo se preguntaban como un
país había votado a este hombre con cabeza de reptil como presidente. Como no
votarlo con esa agradable voz con la que hacía sus promesas; acaso importaba si
cumplía; acaso importa si robaba para él y sus amigos. Creo que yo y todos los
que lo votamos pensáb
amos lo mismo. Lo seguiríamos hasta la muerte, mataríamos
por él, cortaríamos las calles por él, hasta acamparíamos en la Plaza de Mayo
para defender a nuestro presidente con cabeza de reptil de cualquier ataque
opositor. De aquellos que quisieran descalificarlo, nosotros lo defenderíamos.




     
Toda esta predisposición, incluso la de dar la vida, era consecuencia de
la agradable voz del hombre cabeza de reptil, que nos sumergió en un mundo
ideal (para nosotros) y no para él. Porque más allá de todo, nosotros, sabíamos
que había ganado las elecciones prometiendo cosas que no cumpliría, sabíamos que
este hombre cabeza de reptil, su único objetivo era aumentar su patrimonio de
manera obscena y durante su gestión acumularía infinidad de causas por
corrupción, él y sus funcionarios. Pero los que estábamos esa noche en la sala
de conferencias sabíamos de sus manipulaciones y mentiras, y aunque parezca
increíble no nos importaba. Lo único que nos importaba era seguirlo hasta las
últimas consecuencias, con pasión, con desinterés ¿Qué importaba si aumentaba
la canasta familiar, los impuestos, los servicios, la nafta? ¿Qué importaba si
cada vez ganábamos menos? No. No nos importaba. Nos importaba escuchar su dulce
voz. Sí, eso era lo único que nos importaba.





El hombre cabeza de reptil


       El hombre cabeza de reptil habló de manera suave y pausada. Si no fuera por la cabeza de reptil se podría decir que era un ángel, un manto de pureza y serenidad cubrían todo su cuerpo. Pero no: era un hombre con cabeza de reptil que hablaba de manera suave y pausada, y a través de sus palabras transmitía seguridad y confianza a todo aquel que lo escuchaba. El hombre cabeza de reptil manejaba de manera precisa y fluida las técnicas de la oratoria; si hasta parecía que el espíritu de Demóstenes habitaba en él, o quizás el alma (de Demóstenes) trasmigró hasta llegar al cuerpo del hombre con cabeza de reptil. Todos lo escuchaban con atención. No volaba una mosca en la sala de conferencias, o tal vez las moscas se sentían cautivadas por la dulce voz del hombre cabeza de reptil y se dispusieron a escuchar las propuestas y acciones de su futura gestión presidencial. Todos escuchaban con atención, el público y las moscas y yo.
     Por mí parte me preguntaba como este hombre (con cabeza de reptil) había podido llegar a la presidencia, porque más allá de todo, su cuerpo era de un hombre común y corriente y donde debería haber un rostro humano había un rostro de reptil ¿Cuáles fueron las instituciones que lo educaron? Seguramente su familia también compartía estas singulares características ¿Sus amigos serían hombres con cabeza de reptil? No lo sé, en realidad nadie lo sabía, y en realidad a nadie le importaba. Sólo se sabía que su voz era cautivadora. Y es que era imposible no caer en la tentación de escuchar y dejarse seducir por la dulce voz de este repugnante-dulce ser. Y este repugnante-dulce ser había llegado a ser nuestro presidente. En el resto del mundo se preguntaban como un país había votado a este hombre con cabeza de reptil como presidente. Como no votarlo con esa agradable voz con la que hacía sus promesas; acaso importaba si cumplía; acaso importa si robaba para él y sus amigos. Creo que yo y todos los que lo votamos pensábamos lo mismo. Lo seguiríamos hasta la muerte, mataríamos por él, cortaríamos las calles por él, hasta acamparíamos en la Plaza de Mayo para defender a nuestro presidente con cabeza de reptil de cualquier ataque opositor. De aquellos que quisieran descalificarlo, nosotros lo defenderíamos.

      Toda esta predisposición, incluso la de dar la vida, era consecuencia de la agradable voz del hombre cabeza de reptil, que nos sumergió en un mundo ideal (para nosotros) y no para él. Porque más allá de todo, nosotros, sabíamos que había ganado las elecciones prometiendo cosas que no cumpliría, sabíamos que este hombre cabeza de reptil, su único objetivo era aumentar su patrimonio de manera obscena y durante su gestión acumularía infinidad de causas por corrupción, él y sus funcionarios. Pero los que estábamos esa noche en la sala de conferencias sabíamos de sus manipulaciones y mentiras, y aunque parezca increíble no nos importaba. Lo único que nos importaba era seguirlo hasta las últimas consecuencias, con pasión, con desinterés ¿Qué importaba si aumentaba la canasta familiar, los impuestos, los servicios, la nafta? ¿Qué importaba si cada vez ganábamos menos? No. No nos importaba. Nos importaba escuchar su dulce voz. Sí, eso era lo único que nos importaba.

El flamante candidato


   Noche sofocante en la ciudad, y mucho
más sofocante era en la oficina del flamante candidato. Este, hacía ya varias
horas que se encontraba en su despacho del quinto piso de la calle Juncal. La oficina se
había convertido en un moderno  purgatorio dantesco. Los aparatos electrónicos que se
encontraban junto a él también se habían  convirtiendo en modernos aparatos de tortura
medieval. El momento de pagar todas sus culpas no reconocidas había llegado. El celular, estando en modo silencioso, no dejaba de vibrar sobre su
escritorio; en su computadora no dejaba de ver como las noticias se hacían eco
del escándalo (ahora su desagracia) que lo tenía en el centro de toda la
opinión pública. En las seis ventanas que tenía abierta en su ordenador, dos se
ocupaban de las redes sociales, una del correo electrónico, y las demás se
ocupaban de los portales de noticia que no dejaban ni un segundo la noticia del
escándalo. Su espíritu trataba de combatir la tortura digital con whisky y
clonazepam. El efecto anti convulsionante del clonazepam estaba siendo
contrarrestado por el alcohol, lo que hacía que fuertes correntadas calientes
de adrenalina recorrieran ferozmente su torrente sanguíneo. Como todo adicto
buscó lucidez en las sustancias, y como todo adicto encontró sufrimiento
y la decisión compulsiva de un espíritu que a toda costa quiere escapar del cuerpo
que lo contiene.


    Tomó su revolver 38 largo del cajón y lo
martilló. Una nueva descarga de adrenalina caliente recorrió toda su humanidad
miserable, y más ferozmente. Lo apoyó en su sien izquierda por un momento, apretando los dientes y cerrando sus ojos llenos de lágrimas culpables. Retiró el arma violentamente y la apoyó debajo de su barbilla. Sostenía el arma con las dos
manos temblorosas, como si algo o alguien quisiera arrebatárselo y él no quisiera abandonar
el arma. La transpiración brotaba de sus poros de manera acaudalada. Volvió a
retirar el arma y apunto hacia sí mismo, pero acercó el cañón a su rostro y
miró dentro del cañón por un instante, como buscando la confirmación de que ahí
adentro se encontraba el verdugo de plomo y pólvora que acabaría con su
tormento. Dejó el arma sobre el escritorio y se llevó las dos manos a la cara
abandonándose al llanto desconsolado y desgarrador, pensando en la insoportable vergüenza que sentía por sí mismo y mucho mas por su familia.


   Deseaba que todo fuera una pesadilla.
Deseaba despertar y poder sentir que todo lo que estaba registrando era falso,
irreal, que nunca hubiera ocurrido. Pero estas evasiones momentáneas solo
confirmaban que en efecto todo esto era real, nada había de falso. La
comprobación era su computadora, donde el escándalo seguía su curso, curso de
escándalo, curso que en ese momento estaba lapidando toda su carrera política,
su familia y ya estaba por tomar su vida también. Solo era cuestión de tiempo.


   La pantalla de su celular le avisaba que su
esposa lo estaba llamando. En Twitter ya era tendencia el escándalo. Todos los
asesores del estado lo llamaban. Todo aquel que se sentía amenazado o
involucrado en el escándalo lo llamaba en ese momento. En cuestión de tiempo llegarían Los muchachos. Pensó que Los muchachos podrían sacarlo de
esta desgracia y, solamente por un instante, sintió que iba a poder salir airoso de
esta situación. Se sirvió otro vaso de whisky y duplicó la dosis de clonazepam,
también duplicó la dosis de cocaína. Armas y drogas no son buena compañía en
una situación como esta. La sensación de seguridad que había tenido unos
instantes antes lo abandonó completamente, lo que hizo que la angustia se
hiciera presente de manera desgarradora para su espíritu atormentado y confundido. Volvió a romper en
llantos. Volvió a tomar el arma y martillar una y otra vez otra vez sobre su
sien sin decidirse a disparar de una vez por todas. Los portales de noticia
seguían magnificando el video del escándalo, y él seguía pensando (por
momentos) que los Los muchachos podrían sacarlo de esta. En la oficina el tiempo
corría tan ferozmente como la sangre en su torrente sanguíneo.


    Los jadeos agitados hacían que su pecho pareciera
un fuelle. El sabor salado de las lágrimas se mezclaba con los mocos llenos
cocaína que, al llegar a su boca, esta, lo recibiera de manera agradecida y
furiosa. También había furia en el rechinar de sus diente y en su ojos rojos inyectados de sangre culpable. Cierta lucidez quedaba en su conciencia, ya que no quería usar su
revolver. Sólo esperaba que su corazón explotara de una vez por todas. Si
desfiguraba su cabeza con el disparo lo velarían a cajón cerrado (este dilema también lo atormentaba) y él no
quería eso. La actitud de control persistía, aun teniendo la prueba de que no
podía tener todo bajo control.


    Años de controlar todo a su
antojo, desde que el partido lo recibió no dejo de abusar de toda oportunidad
que se le presentase para poder sacar ventaja. Y la política da todo el poder
necesario para abrirse paso cuando la ambición es desenfrenada. Y en esa
ambición desenfrenada había cometido todo tipo (incluso delitos) de atropellos contra
toda persona que interfiriera en su flamante carrera política. Hasta la
viralización del video en internet se consideró intocable para la ley; y como
no serlo si conocía abogados, jueces, comisarios y políticos que siempre
estaban dispuestos para ayudar a los camaradas del poder, más lo que militaban
con ellos.


     La habitación comprimía su cuerpo desde
afuera y su espíritu desde adentro. El final se iba acercando y él lo sabía.
Tomó su revolver nuevamente y su corazón bombeaba con más furia. La ventana de
la oficina del flamante candidato daba a la plaza de Las Esclavas de Jesús. El
encajonamiento de los edificios sobre la plaza hizo que la detonación del
revolver 38 se sintiera por un par de segundos. La carrera política del
flamante candidato quedaba acéfala.


     A una cuadra venían llegando Los muchachos.


     -Llegamos tarde-dijo el que parecía ser el
líder-. 
Bueno, hay que limpiar todo antes de que
llegue la gorra-, dijo el líder de
Los muchachos antes de bajar del vehículo. Ingresaron  de manera ordenada y templada en el reducido ascensor. Parecían conocer su oficio como verdaderos baquianos. Nada dijeron durante el corto viaje.


    La escena era previsible: el cadáver del
flamante candidato sin parte de su rostro, litros de sangre sobre la alfombra, un revolver,
cocaína, pastillas y su computadora salpicada con sangre al igual que su
teléfono celular. El líder se introdujo en la habitación, seguido de sus tres
asistentes. Miró la escena como queriendo ordenar las prioridades.


    -Bueno, hay que limpiar todo- ,dicho esto, el lider peinó la cocaína que estaba sobre el escritorio. Armó cinco líneas abundantes. Tomó
dos. Una por cada orificio nasal y el resto quedó para los asistentes.


    Lo importante en la oficina del ex flamante
candidato, no era el video del escándalo, sino documentación de negocios que
comprometían a los jerarcas del partido y que era de suma importancia que
desapareciera de la oficina. Al reunir toda la documentación el líder de los Los muchachos ordenó la retirada de la oficina. Uno de los asistentes se hizo con
la caja de clonazepam que estaba sobre el escritorio.


    Cerca de una decena de patrulleros se encontraban al frente del edificio. En la vereda se encontraron el jefe de Los muchachos con el
policía a cargo del operativo y el taquero. Intercambiaron saludos y algunas
palabras. Había cierta camaradería entre ellos, no era la primera vez que se encontraban en una "limpieza".


     Los muchachos siguieron su rumbo, ya que
tenían otra limpieza que realizar, pero esta era otra clase de “limpieza”. El
jefe del operativo, el taquero y unos cuantos policías de la científica
subieron a la oficina del ex flamante candidato. La escena era previsible…










"Con la plata de papá cualquiera es revolucionario", dijo el poeta a su entrevistador francés. El periodista se dio cuanta de que lo estaba atacando, lo cual derivó en una cantidad de insultos en francés por su parte y una invitación a pelear en la rue Morgue. Hay que aclarar que la entrevista era telefónica por la ya conocida  fama del poeta a no querer aparecer en público. El poeta asistió a lugar del duelo que había fijado el periodista. El periodista francés nunca apareció.







   

El flamante candidato

   Noche sofocante en la ciudad, y mucho más sofocante era en la oficina del flamante candidato. Este, hacía ya varias horas que se encontraba en su despacho del quinto piso de la calle Juncal. La oficina se había convertido en un moderno  purgatorio dantesco. Los aparatos electrónicos que se encontraban junto a él también se habían  convirtiendo en modernos aparatos de tortura medieval. El momento de pagar todas sus culpas no reconocidas había llegado. El celular, estando en modo silencioso, no dejaba de vibrar sobre su escritorio; en su computadora no dejaba de ver como las noticias se hacían eco del escándalo (ahora su desagracia) que lo tenía en el centro de toda la opinión pública. En las seis ventanas que tenía abierta en su ordenador, dos se ocupaban de las redes sociales, una del correo electrónico, y las demás se ocupaban de los portales de noticia que no dejaban ni un segundo la noticia del escándalo. Su espíritu trataba de combatir la tortura digital con whisky y clonazepam. El efecto anti convulsionante del clonazepam estaba siendo contrarrestado por el alcohol, lo que hacía que fuertes correntadas calientes de adrenalina recorrieran ferozmente su torrente sanguíneo. Como todo adicto buscó lucidez en las sustancias, y como todo adicto encontró sufrimiento y la decisión compulsiva de un espíritu que a toda costa quiere escapar del cuerpo que lo contiene.
    Tomó su revolver 38 largo del cajón y lo martilló. Una nueva descarga de adrenalina caliente recorrió toda su humanidad miserable, y más ferozmente. Lo apoyó en su sien izquierda por un momento, apretando los dientes y cerrando sus ojos llenos de lágrimas culpables. Retiró el arma violentamente y la apoyó debajo de su barbilla. Sostenía el arma con las dos manos temblorosas, como si algo o alguien quisiera arrebatárselo y él no quisiera abandonar el arma. La transpiración brotaba de sus poros de manera acaudalada. Volvió a retirar el arma y apunto hacia sí mismo, pero acercó el cañón a su rostro y miró dentro del cañón por un instante, como buscando la confirmación de que ahí adentro se encontraba el verdugo de plomo y pólvora que acabaría con su tormento. Dejó el arma sobre el escritorio y se llevó las dos manos a la cara abandonándose al llanto desconsolado y desgarrador, pensando en la insoportable vergüenza que sentía por sí mismo y mucho mas por su familia.
   Deseaba que todo fuera una pesadilla. Deseaba despertar y poder sentir que todo lo que estaba registrando era falso, irreal, que nunca hubiera ocurrido. Pero estas evasiones momentáneas solo confirmaban que en efecto todo esto era real, nada había de falso. La comprobación era su computadora, donde el escándalo seguía su curso, curso de escándalo, curso que en ese momento estaba lapidando toda su carrera política, su familia y ya estaba por tomar su vida también. Solo era cuestión de tiempo.
   La pantalla de su celular le avisaba que su esposa lo estaba llamando. En Twitter ya era tendencia el escándalo. Todos los asesores del estado lo llamaban. Todo aquel que se sentía amenazado o involucrado en el escándalo lo llamaba en ese momento. En cuestión de tiempo llegarían Los muchachos. Pensó que Los muchachos podrían sacarlo de esta desgracia y, solamente por un instante, sintió que iba a poder salir airoso de esta situación. Se sirvió otro vaso de whisky y duplicó la dosis de clonazepam, también duplicó la dosis de cocaína. Armas y drogas no son buena compañía en una situación como esta. La sensación de seguridad que había tenido unos instantes antes lo abandonó completamente, lo que hizo que la angustia se hiciera presente de manera desgarradora para su espíritu atormentado y confundido. Volvió a romper en llantos. Volvió a tomar el arma y martillar una y otra vez otra vez sobre su sien sin decidirse a disparar de una vez por todas. Los portales de noticia seguían magnificando el video del escándalo, y él seguía pensando (por momentos) que los Los muchachos podrían sacarlo de esta. En la oficina el tiempo corría tan ferozmente como la sangre en su torrente sanguíneo.
    Los jadeos agitados hacían que su pecho pareciera un fuelle. El sabor salado de las lágrimas se mezclaba con los mocos llenos cocaína que, al llegar a su boca, esta, lo recibiera de manera agradecida y furiosa. También había furia en el rechinar de sus diente y en su ojos rojos inyectados de sangre culpable. Cierta lucidez quedaba en su conciencia, ya que no quería usar su revolver. Sólo esperaba que su corazón explotara de una vez por todas. Si desfiguraba su cabeza con el disparo lo velarían a cajón cerrado (este dilema también lo atormentaba) y él no quería eso. La actitud de control persistía, aun teniendo la prueba de que no podía tener todo bajo control.
    Años de controlar todo a su antojo, desde que el partido lo recibió no dejo de abusar de toda oportunidad que se le presentase para poder sacar ventaja. Y la política da todo el poder necesario para abrirse paso cuando la ambición es desenfrenada. Y en esa ambición desenfrenada había cometido todo tipo (incluso delitos) de atropellos contra toda persona que interfiriera en su flamante carrera política. Hasta la viralización del video en internet se consideró intocable para la ley; y como no serlo si conocía abogados, jueces, comisarios y políticos que siempre estaban dispuestos para ayudar a los camaradas del poder, más lo que militaban con ellos.
     La habitación comprimía su cuerpo desde afuera y su espíritu desde adentro. El final se iba acercando y él lo sabía. Tomó su revolver nuevamente y su corazón bombeaba con más furia. La ventana de la oficina del flamante candidato daba a la plaza de Las Esclavas de Jesús. El encajonamiento de los edificios sobre la plaza hizo que la detonación del revolver 38 se sintiera por un par de segundos. La carrera política del flamante candidato quedaba acéfala.
     A una cuadra venían llegando Los muchachos.
     -Llegamos tarde-dijo el que parecía ser el líder-. Bueno, hay que limpiar todo antes de que llegue la gorra-, dijo el líder de Los muchachos antes de bajar del vehículo. Ingresaron  de manera ordenada y templada en el reducido ascensor. Parecían conocer su oficio como verdaderos baquianos. Nada dijeron durante el corto viaje.
    La escena era previsible: el cadáver del flamante candidato sin parte de su rostro, litros de sangre sobre la alfombra, un revolver, cocaína, pastillas y su computadora salpicada con sangre al igual que su teléfono celular. El líder se introdujo en la habitación, seguido de sus tres asistentes. Miró la escena como queriendo ordenar las prioridades.
    -Bueno, hay que limpiar todo- ,dicho esto, el lider peinó la cocaína que estaba sobre el escritorio. Armó cinco líneas abundantes. Tomó dos. Una por cada orificio nasal y el resto quedó para los asistentes.
    Lo importante en la oficina del ex flamante candidato, no era el video del escándalo, sino documentación de negocios que comprometían a los jerarcas del partido y que era de suma importancia que desapareciera de la oficina. Al reunir toda la documentación el líder de los Los muchachos ordenó la retirada de la oficina. Uno de los asistentes se hizo con la caja de clonazepam que estaba sobre el escritorio.
    Cerca de una decena de patrulleros se encontraban al frente del edificio. En la vereda se encontraron el jefe de Los muchachos con el policía a cargo del operativo y el taquero. Intercambiaron saludos y algunas palabras. Había cierta camaradería entre ellos, no era la primera vez que se encontraban en una "limpieza".
     Los muchachos siguieron su rumbo, ya que tenían otra limpieza que realizar, pero esta era otra clase de “limpieza”. El jefe del operativo, el taquero y unos cuantos policías de la científica subieron a la oficina del ex flamante candidato. La escena era previsible…




"Con la plata de papá cualquiera es revolucionario", dijo el poeta a su entrevistador francés. El periodista se dio cuanta de que lo estaba atacando, lo cual derivó en una cantidad de insultos en francés por su parte y una invitación a pelear en la rue Morgue. Hay que aclarar que la entrevista era telefónica por la ya conocida  fama del poeta a no querer aparecer en público. El poeta asistió a lugar del duelo que había fijado el periodista. El periodista francés nunca apareció.

   

El camino de la ética







 A la edad de 19 años el príncipe se
acercó  a su padre, el rey, y le habló de
esta manera:


_ Padre, debo dejar el reino por un tiempo, le he hecho una
promesa al bufón antes de morir. Prometí ir hasta su país  y llevar su traje de arlequín a su familia y
brindar un banquete en su honor. Desde que él ha dejado este mundo esta promesa
no me deja descansar por las noches.


  Su padre, el rey,
comprendió la magnitud de la angustia que aquejaba a su querido hijo. Trato de
buscar las palabras adecuadas y expresarlas con
amor. Miró a sus ojos y le habló de esta manera:


_Hijo mío, entiendo el conflicto que esta atormentando tu
corazón por las noches. Si ese es tu deseo y el propósito de tu misión, no hay
fuerza o riquezas que yo pueda interponer delante del camino que tú ya has
empezando a recorrer.


  Dicho esto, lo
bendijo con un beso en la frente y le deseo lo mejor antes de partir. Por un
tiempo el rey se sintió triste, pero sabía que esta misión era necesaria para
su hijo.


***


Sinestesia: figura retórica que consiste en atribuir una
sensación a un sentido distinto del que le correspondería en realidad.
Percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego.


Política: Actividad del conjunto de ciudadanos que participa
en los asuntos de un  estado, una ciudad,
una autonomía, etc, con su voto, sus peticiones, sus protestas o de otra forma.


***


  
El día se hizo pesado en el campo.
Luego de descolar alrededor de 100 bolsas de cebollas, ahora resta cargarlas en
el camión. Así son los días en Hilario Ascasubi, trabajar todo el día por poca
plata, volver y calmar los dolores articulares con vino. Volvemos arriba de la
cebolla viendo el majestuoso espectáculo de la luna dorada e imponente
saliendo, pareciera, desde la misma tierra. Entre risas y humo de marihuana el
día se sienta a morir. Tengo 21 años y me siento invencible.


***


  
Antes de adentrarse en el bosque, el
joven príncipe miró por última vez hacia las diminutas formas que representaban
su reino. Respiró profundamente y no reparó en la opresión que su pecho sentía.
Ya estaba determinada la decisión de su tarea. Debía cumplir con su promesa.


***


"¿Qué
oyes, Walt Whitman?


Oigo el
canto del obrero y la canción de la aldeana,


Oigo a lo
lejos los gritos de los niños y de los animales en la aurora,


Oigo el
tumulto clamoroso de los australianos persiguiendo potros salvajes,


Oigo los
bailes y las castañuelas españolas al son del rabel y de la guitarra, bajo la
sombra de los castaños,


Oigo los
continuos rumores del Támesis."


Canto
del poeta, Walt Whitman


***


Arquitectura
poética


   El hombre ético lo percibe, lo
siente, lo traduce; el bello rumor que se encuentra debajo del asfalto, de las
frías líneas rectas, de la absurda simetría ciudadana. Lector ¿has encontrado
en la naturaleza un metro de línea recta o una forma perfectamente simétrica?
El hombre ético se pregunta esto y trata de descubrir las melódicas metáforas
de la ciudad. Observa lector las antiguas molduras de los edificios antiguos y
compararlas con las modernas y comprenderás lo que este cronista trata de
decirte. En algunas molduras antiguas están esas historias a la espera que el
hombre ético las descubra. Las molduras del hotel Muñiz, las barracas laneras
del barrio Noroeste, el Puente Negro, la municipalidad, los túneles que
conectan al Colegio María Auxiliadora con el Colegio Don Bosco, el cementerio
indio de la calle Moreno son algunos ejemplos que este cronista trae para que
puedas comprender lo que  es la ansiedad
del hombre ético por las melodías arquitectónicas .


***


   La presentación de
"La Argentinidad Al Palo" fue una locura. Después del recital en
Estudiantes, la siguiente parada fue la cantina del club Napostá. El exceso de
alcohol y Artanes era evidente. Pasé de una fiesta privada a la cocina de mi
casa mientras mi madre me regañaba  otra
vez. En otra secuencia me encuentro discutiendo con el juez del Tribunal de
Familia, luego estoy en la sala de desintoxicación del hospital Penna. Dormí
una semana de corrido. Ya no hace falta chaleco de fuerza y electroshock, la Carbamazepina
hace ese trabajo. Meses de sueños más lúcidos que la misma realidad,
deambulando por los pasillos a la espera de la siguiente dosis; aquí conocí los
valles de sangre transparente.


***


Malabarismo: ejercicio de equilibrio y habilidad que se hace
lanzando al aire y recogiendo diversos objetos o manteniéndolos en equilibrio
inestable. Solución inteligente y hábil a cuestiones de gran dificultad y
complicación.


Fig. Arte
de manejar conceptos para deslumbrar al oyente o al lector para vencer
dificultades y problemas.


***


"Una fuerza precisa arrastra a mi lenguaje hacia el mal
que puedo hacerme a mí mismo: el régimen motor de mi discurso es el piñón
libre: el lenguaje actúa como bola de nieve, sin ningún pensamiento táctico de
la realidad. Trato de hacerme daño, me expulso a mí mismo de mi paraíso,
afanándome en suscitar en mí las imágenes (de celos, de abandono, de humillación)
que pueden herirme; y la herida abierta, la mantengo, la alimento con otras
imágenes, hasta que otra herida viene a producir un efecto de diversión"


Fragmentos
de un discurso amoroso, Roland Barthes


***


Kafkiano:
dicho de una situación, absurda, angustiosa.


***


  
 En ese pueblo el príncipe fue encarcelado.
Nadie creyó en su historia, nadie creyó en su misión ¿Cómo un príncipe puede
abandonar su reino para ir hacia el país de los bufones? Alguien que se dice
príncipe y lleva consigo un traje de arlequín no puede ser más que un loco. Y
esa fue su condena, la de un loco.


***


 El color
de la música


   ¡Escuchad, escuchad lector! ¿Qué,
qué he de escuchar cronista?
El color de la música ¿Dónde hay que
escuchar, o ver ese espectáculo cronista?
Ahí, en vuestro alrededor se está
manifestando. No lo veo, o no lo escucho cronista. Aquieta tu mente y tu
corazón lector  y podrás sentirlo. El
hombre ético ya lo ha hecho y está fundido con estas voluptuosidades, armando y
desarmando a su antojo ¡Sí! Si, lo oigo cronista, que bello espectáculo, que
bellas canciones.
Lo ves lector, ahí hay canciones, ese edificio es una
escala, en el semáforo hay una triada de acordes, algunos son de quintas
justas, otros atonales, esa vereda de baldosas negras y blancas forman
compases, la otra un pentagrama. Eso es silencio cronista ¿Qué debemos hacer
con ello?
Traedlo aquí con vosotros, que es tan  importante y bello como todo lo demás para
poder disfrutar de todo aquello. ¿Y esas personas cronista? ¿Por qué están
así?
Dejadles, solo están desafinadas ¡Gracias! ¡Gracias cronista!


***


   Toda la prensa nacional se hizo presente en
la inauguración de Villa Bullrich. Ahí estábamos el Chaqueño y yo recibiendo
a  los periodistas al costado de la Avenida
del Libertador. Dos drogadictos y un rancho hecho de palos y alfombras: qué
fácil es llamar la atención en este país. Salgo al aire por la radio y Rolando
Hanglin me pregunta si quiero volver a Bahía Blanca. La respuesta es negativa,
ya que en la calle tengo todo lo que necesito. Aquí terminaban los excesos de
azúcar y las miles de horas de Family Game frente al televisor.


***


   Ética: disciplina filosófica que estudia el
bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano.


***


  
Nam-myoho-renge-kyo


   La flor del loto es pura y fragante,
inmaculada a pesar del agua fangosa en la que crece. Del mismo modo, la belleza
y dignidad de nuestra humanidad se revelan 
en medio de los sufrimientos  de
la realidad diaria.


***


   Dos bufones viejos y uno joven lo
despidieron. Qué alegría, qué felicidad; había cumplido su misión y mucho más
que eso. Tantas cosas que lleva consigo atesoradas en su corazón a su reino, y
nadie podrá arrebatárselo. Ahora solamente desea encontrarse con sus  padres para compartir la fortuna de sus
viajes.


***


  
_ ¿Y porteño? ¿Estás cansado?


  
_Si, me duele todo.


  
_ Ves, esa energía la tenés que usar para trabajar así no volvés más acá.


   El consejo me lo da un tumbero  que purgaba una condena por matar a dos
abuelos durante un secuestro extorsivo. Tuve que combatir en el patio del
pabellón el día que me dieron la libertad en el penal de Batán. ADVERTENCIA
LECTOR: en el camino de la ética se deberá siempre (sin excepciones) separar el
mensaje del mensajero.


***


Pequeñas
anécdotas sobre las instituciones


   Quizás el lector este ansioso porque se le
acerque una definición sobre ética. Con el cronista pensamos que podríamos dar
un millón de definiciones, pero todas serian falsas. En cambio elegimos una
forma para explicar qué es para nosotros la ética. Para pensar la ética hay que
pensar en un monociclo. Piense usted lector si quisiera aprender a andar en
monociclo. Piense si antes de empezar a andar tuviera que leer infinidad de
manuales, asistir a congresos y conferencias sobre monociclo, mirar videos
sobre cómo andar, estudiar las leyes físicas para aprender sobre equilibrio,
estudiar sobre las causas primeras del monociclo y las teleológicas, como así
también las fundamentaciones del arte de andar en monociclo. Todo esto sería
muy beneficioso para el aprendiz; pero nada de esto, absolutamente nada de esto hará 
que, usted lector, pueda andar en monociclo. Usted deberá intentar una y
otra vez montar sobre el monociclo hasta poder hacer sus primeros metros,
deberá  sentir el sentimiento de
frustración y fracaso para luego experimentar la plena satisfacción de ejecutar
con alegría la tarea. Para completar hay que traer también el consejo que Carl
Jung les da a los futuros psicólogos.  A
estos, Jung les aconseja que nada podrán aprender en el gabinete de estudio
rodeado de gruesos volúmenes. El sabio consejo es que se despidan del gabinete
y salgan al mundo con humano corazón para
conocer los horrores de los presidios, los manicomios,  los hospitales, los salones de la alta sociedad,
los meetings políticos, etc, para volver con verdadera experiencia, verdaderos
conocedores del alma humana para ser buen médico de sus pacientes. Por eso con
el cronista creemos que aquel que desee comprender la ética deberá permanecer
(sin excepciones) al menos un mes en prisión.


   Deberemos estar muy atentos lector en
nuestro camino. El cronista me hiso recordar cuando trabajaba para la ciudad de
Buenos Aires haciendo veredas. Esta experiencia fue vital para entender como
comienza la corrupción y como uno empieza a ser cómplice. La cuestión radicaba
en la proporción de materiales a la hora de hacer el pastón. Catorce baldes de
arena, dos de cal y una de cemento era lo que se usaba para pegar las baldosas.
A la inspección quedaba firme, pero con el transcurrir de algunas lluvias las
baldosas en poco tiempo quedan flojas. Esto demuestra que la obra pública está
financiada para que se vuelva a hacer otra vez, para inflar los presupuestos de
los contratistas, punteros y funcionarios y generar una cadena de complicidades
de la que no se puede escapar. Todos ganan menos el obrero.


   En las rutas de Santa Cruz vimos exactamente
lo mismo. Inflar presupuestos, pagar coimas a los inspectores, mover máquinas
para justificar el gasto de gasoil,etc. Cuando pregunte por qué no nos pagaban
las cuatro horas extras que trabajábamos y de las cuales nos pagaban ocho, me
quedé sin trabajo. Estos dos ejemplos muestra la injusticia del Estado. Es
sabido que si uno comete un delito todo el aparato del estado caerá
sobre éste, pero si una empresa les roba a sus empleados el  Estado no hace absolutamente nada. Por
eso Chauchesco decía que no había que trabajar para el Estado, por eso
decía que iba a creer en los políticos el día que trabajen ad honorem y
renuncien a sus fueros.


   Con el cronista creemos que no hay nada más
kafkiano que los pasillos de la avenida Paseo Colón en la madrugada. En las
épocas en que el consumo de drogas era habitual, un oficial me detuvo en estos
pasillos del Bajo Porteño. Ante el dilema de llevarme detenido me pregunta si
lo que hago está bien o mal. Mi respuesta fue “bien”, ya que la compro todos
los días, a mi mano llega todos los días, y lo acusé al oficial directamente
por permitirlo, por hacer mal su trabajo. Aquí había ganado el juicio kafkiano,
si en realidad el estado lo está permitiendo. No hay que dejar pasar, me
dice el cronista, cuando me pidieron una coima al salir de la villa 31; el
oficial no se sentía conforme con los 30 pesos, ya que él desayunaba en Puerto
Madero. Lector, si un adicto puede comprar la voluntad de un funcionario ¿Qué
queda para el resto?


  Confucio dice que el estudio es importante,
que a los treinta años la voluntad esta firme, y con el cronista asentimos al
unísono. La experiencia es vital para el hombre ético. Volvamos al ejemple del
monociclo, el estudio es importante, pero al final el cuerpo es el encontrará
el equilibrio, y en esto el cuerpo es más sabio que la lógica. Entonces lector,
ante un dilema ético deberás escuchar a tu cuerpo: la traspiración en las
manos, el nudo en el estómago, la ansiedad y lo que deberás conocer de ti mismo
es lo que nos mostrará las puertas de la transgresión, y cruzar las puertas de
la transgresión siempre lleva, en mayor o menor medida, a la cárcel, a los
hospitales y la muerte, y no en ese orden lector.


  No hay que evitar las tribulaciones lector, a
pesar de todo siempre se puede volver al justo
medio
, sentimos el aliento de Confucio y vuelve el ejemplo del monociclo; y
en esto el espíritu es más sabio que el cuerpo.


***


   Ya
convertido en rey, no dejo de utilizar lo que su padre le había enseñado, y a
eso le sumo lo que aprendió en el país de los bufones. En su grupo de asesores
participaban también los bufones de la corte, y hasta él mismo de vez en cuando
hacía de bufón para la corte y los invitados. Su reino gozaba de prosperidad y
armonía. Por las mañanas salía a caminar y visitar a la gente de su reino,
comía y bebía con ellos, los escuchaba y dejaba que estos lo aconsejaran. Y fue
un gran soberano para su reino porque primero fue su propio soberano. La
historia lo conoció como el reybufón.







Gastón Leandro Ezequiel Vázquez         Bahía Blanca    24 de junio de 2016   

El camino de la ética



 A la edad de 19 años el príncipe se acercó  a su padre, el rey, y le habló de esta manera:
_ Padre, debo dejar el reino por un tiempo, le he hecho una promesa al bufón antes de morir. Prometí ir hasta su país  y llevar su traje de arlequín a su familia y brindar un banquete en su honor. Desde que él ha dejado este mundo esta promesa no me deja descansar por las noches.
  Su padre, el rey, comprendió la magnitud de la angustia que aquejaba a su querido hijo. Trato de buscar las palabras adecuadas y expresarlas con amor. Miró a sus ojos y le habló de esta manera:
_Hijo mío, entiendo el conflicto que esta atormentando tu corazón por las noches. Si ese es tu deseo y el propósito de tu misión, no hay fuerza o riquezas que yo pueda interponer delante del camino que tú ya has empezando a recorrer.
  Dicho esto, lo bendijo con un beso en la frente y le deseo lo mejor antes de partir. Por un tiempo el rey se sintió triste, pero sabía que esta misión era necesaria para su hijo.
***
Sinestesia: figura retórica que consiste en atribuir una sensación a un sentido distinto del que le correspondería en realidad. Percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego.
Política: Actividad del conjunto de ciudadanos que participa en los asuntos de un  estado, una ciudad, una autonomía, etc, con su voto, sus peticiones, sus protestas o de otra forma.
***
   El día se hizo pesado en el campo. Luego de descolar alrededor de 100 bolsas de cebollas, ahora resta cargarlas en el camión. Así son los días en Hilario Ascasubi, trabajar todo el día por poca plata, volver y calmar los dolores articulares con vino. Volvemos arriba de la cebolla viendo el majestuoso espectáculo de la luna dorada e imponente saliendo, pareciera, desde la misma tierra. Entre risas y humo de marihuana el día se sienta a morir. Tengo 21 años y me siento invencible.
***
   Antes de adentrarse en el bosque, el joven príncipe miró por última vez hacia las diminutas formas que representaban su reino. Respiró profundamente y no reparó en la opresión que su pecho sentía. Ya estaba determinada la decisión de su tarea. Debía cumplir con su promesa.
***
"¿Qué oyes, Walt Whitman?
Oigo el canto del obrero y la canción de la aldeana,
Oigo a lo lejos los gritos de los niños y de los animales en la aurora,
Oigo el tumulto clamoroso de los australianos persiguiendo potros salvajes,
Oigo los bailes y las castañuelas españolas al son del rabel y de la guitarra, bajo la sombra de los castaños,
Oigo los continuos rumores del Támesis."
Canto del poeta, Walt Whitman
***
Arquitectura poética
   El hombre ético lo percibe, lo siente, lo traduce; el bello rumor que se encuentra debajo del asfalto, de las frías líneas rectas, de la absurda simetría ciudadana. Lector ¿has encontrado en la naturaleza un metro de línea recta o una forma perfectamente simétrica? El hombre ético se pregunta esto y trata de descubrir las melódicas metáforas de la ciudad. Observa lector las antiguas molduras de los edificios antiguos y compararlas con las modernas y comprenderás lo que este cronista trata de decirte. En algunas molduras antiguas están esas historias a la espera que el hombre ético las descubra. Las molduras del hotel Muñiz, las barracas laneras del barrio Noroeste, el Puente Negro, la municipalidad, los túneles que conectan al Colegio María Auxiliadora con el Colegio Don Bosco, el cementerio indio de la calle Moreno son algunos ejemplos que este cronista trae para que puedas comprender lo que  es la ansiedad del hombre ético por las melodías arquitectónicas .
***
   La presentación de "La Argentinidad Al Palo" fue una locura. Después del recital en Estudiantes, la siguiente parada fue la cantina del club Napostá. El exceso de alcohol y Artanes era evidente. Pasé de una fiesta privada a la cocina de mi casa mientras mi madre me regañaba  otra vez. En otra secuencia me encuentro discutiendo con el juez del Tribunal de Familia, luego estoy en la sala de desintoxicación del hospital Penna. Dormí una semana de corrido. Ya no hace falta chaleco de fuerza y electroshock, la Carbamazepina hace ese trabajo. Meses de sueños más lúcidos que la misma realidad, deambulando por los pasillos a la espera de la siguiente dosis; aquí conocí los valles de sangre transparente.
***
Malabarismo: ejercicio de equilibrio y habilidad que se hace lanzando al aire y recogiendo diversos objetos o manteniéndolos en equilibrio inestable. Solución inteligente y hábil a cuestiones de gran dificultad y complicación.
Fig. Arte de manejar conceptos para deslumbrar al oyente o al lector para vencer dificultades y problemas.
***
"Una fuerza precisa arrastra a mi lenguaje hacia el mal que puedo hacerme a mí mismo: el régimen motor de mi discurso es el piñón libre: el lenguaje actúa como bola de nieve, sin ningún pensamiento táctico de la realidad. Trato de hacerme daño, me expulso a mí mismo de mi paraíso, afanándome en suscitar en mí las imágenes (de celos, de abandono, de humillación) que pueden herirme; y la herida abierta, la mantengo, la alimento con otras imágenes, hasta que otra herida viene a producir un efecto de diversión"
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes
***
Kafkiano: dicho de una situación, absurda, angustiosa.
***
    En ese pueblo el príncipe fue encarcelado. Nadie creyó en su historia, nadie creyó en su misión ¿Cómo un príncipe puede abandonar su reino para ir hacia el país de los bufones? Alguien que se dice príncipe y lleva consigo un traje de arlequín no puede ser más que un loco. Y esa fue su condena, la de un loco.
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 El color de la música
   ¡Escuchad, escuchad lector! ¿Qué, qué he de escuchar cronista? El color de la música ¿Dónde hay que escuchar, o ver ese espectáculo cronista? Ahí, en vuestro alrededor se está manifestando. No lo veo, o no lo escucho cronista. Aquieta tu mente y tu corazón lector  y podrás sentirlo. El hombre ético ya lo ha hecho y está fundido con estas voluptuosidades, armando y desarmando a su antojo ¡Sí! Si, lo oigo cronista, que bello espectáculo, que bellas canciones. Lo ves lector, ahí hay canciones, ese edificio es una escala, en el semáforo hay una triada de acordes, algunos son de quintas justas, otros atonales, esa vereda de baldosas negras y blancas forman compases, la otra un pentagrama. Eso es silencio cronista ¿Qué debemos hacer con ello? Traedlo aquí con vosotros, que es tan  importante y bello como todo lo demás para poder disfrutar de todo aquello. ¿Y esas personas cronista? ¿Por qué están así? Dejadles, solo están desafinadas ¡Gracias! ¡Gracias cronista!
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   Toda la prensa nacional se hizo presente en la inauguración de Villa Bullrich. Ahí estábamos el Chaqueño y yo recibiendo a  los periodistas al costado de la Avenida del Libertador. Dos drogadictos y un rancho hecho de palos y alfombras: qué fácil es llamar la atención en este país. Salgo al aire por la radio y Rolando Hanglin me pregunta si quiero volver a Bahía Blanca. La respuesta es negativa, ya que en la calle tengo todo lo que necesito. Aquí terminaban los excesos de azúcar y las miles de horas de Family Game frente al televisor.
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   Ética: disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano.
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   Nam-myoho-renge-kyo
   La flor del loto es pura y fragante, inmaculada a pesar del agua fangosa en la que crece. Del mismo modo, la belleza y dignidad de nuestra humanidad se revelan  en medio de los sufrimientos  de la realidad diaria.
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   Dos bufones viejos y uno joven lo despidieron. Qué alegría, qué felicidad; había cumplido su misión y mucho más que eso. Tantas cosas que lleva consigo atesoradas en su corazón a su reino, y nadie podrá arrebatárselo. Ahora solamente desea encontrarse con sus  padres para compartir la fortuna de sus viajes.
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   _ ¿Y porteño? ¿Estás cansado?
   _Si, me duele todo.
   _ Ves, esa energía la tenés que usar para trabajar así no volvés más acá.
   El consejo me lo da un tumbero  que purgaba una condena por matar a dos abuelos durante un secuestro extorsivo. Tuve que combatir en el patio del pabellón el día que me dieron la libertad en el penal de Batán. ADVERTENCIA LECTOR: en el camino de la ética se deberá siempre (sin excepciones) separar el mensaje del mensajero.
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Pequeñas anécdotas sobre las instituciones
   Quizás el lector este ansioso porque se le acerque una definición sobre ética. Con el cronista pensamos que podríamos dar un millón de definiciones, pero todas serian falsas. En cambio elegimos una forma para explicar qué es para nosotros la ética. Para pensar la ética hay que pensar en un monociclo. Piense usted lector si quisiera aprender a andar en monociclo. Piense si antes de empezar a andar tuviera que leer infinidad de manuales, asistir a congresos y conferencias sobre monociclo, mirar videos sobre cómo andar, estudiar las leyes físicas para aprender sobre equilibrio, estudiar sobre las causas primeras del monociclo y las teleológicas, como así también las fundamentaciones del arte de andar en monociclo. Todo esto sería muy beneficioso para el aprendiz; pero nada de esto, absolutamente nada de esto hará  que, usted lector, pueda andar en monociclo. Usted deberá intentar una y otra vez montar sobre el monociclo hasta poder hacer sus primeros metros, deberá  sentir el sentimiento de frustración y fracaso para luego experimentar la plena satisfacción de ejecutar con alegría la tarea. Para completar hay que traer también el consejo que Carl Jung les da a los futuros psicólogos.  A estos, Jung les aconseja que nada podrán aprender en el gabinete de estudio rodeado de gruesos volúmenes. El sabio consejo es que se despidan del gabinete y salgan al mundo con humano corazón para conocer los horrores de los presidios, los manicomios,  los hospitales, los salones de la alta sociedad, los meetings políticos, etc, para volver con verdadera experiencia, verdaderos conocedores del alma humana para ser buen médico de sus pacientes. Por eso con el cronista creemos que aquel que desee comprender la ética deberá permanecer (sin excepciones) al menos un mes en prisión.
   Deberemos estar muy atentos lector en nuestro camino. El cronista me hiso recordar cuando trabajaba para la ciudad de Buenos Aires haciendo veredas. Esta experiencia fue vital para entender como comienza la corrupción y como uno empieza a ser cómplice. La cuestión radicaba en la proporción de materiales a la hora de hacer el pastón. Catorce baldes de arena, dos de cal y una de cemento era lo que se usaba para pegar las baldosas. A la inspección quedaba firme, pero con el transcurrir de algunas lluvias las baldosas en poco tiempo quedan flojas. Esto demuestra que la obra pública está financiada para que se vuelva a hacer otra vez, para inflar los presupuestos de los contratistas, punteros y funcionarios y generar una cadena de complicidades de la que no se puede escapar. Todos ganan menos el obrero.
   En las rutas de Santa Cruz vimos exactamente lo mismo. Inflar presupuestos, pagar coimas a los inspectores, mover máquinas para justificar el gasto de gasoil,etc. Cuando pregunte por qué no nos pagaban las cuatro horas extras que trabajábamos y de las cuales nos pagaban ocho, me quedé sin trabajo. Estos dos ejemplos muestra la injusticia del Estado. Es sabido que si uno comete un delito todo el aparato del estado caerá sobre éste, pero si una empresa les roba a sus empleados el  Estado no hace absolutamente nada. Por eso Chauchesco decía que no había que trabajar para el Estado, por eso decía que iba a creer en los políticos el día que trabajen ad honorem y renuncien a sus fueros.
   Con el cronista creemos que no hay nada más kafkiano que los pasillos de la avenida Paseo Colón en la madrugada. En las épocas en que el consumo de drogas era habitual, un oficial me detuvo en estos pasillos del Bajo Porteño. Ante el dilema de llevarme detenido me pregunta si lo que hago está bien o mal. Mi respuesta fue “bien”, ya que la compro todos los días, a mi mano llega todos los días, y lo acusé al oficial directamente por permitirlo, por hacer mal su trabajo. Aquí había ganado el juicio kafkiano, si en realidad el estado lo está permitiendo. No hay que dejar pasar, me dice el cronista, cuando me pidieron una coima al salir de la villa 31; el oficial no se sentía conforme con los 30 pesos, ya que él desayunaba en Puerto Madero. Lector, si un adicto puede comprar la voluntad de un funcionario ¿Qué queda para el resto?
  Confucio dice que el estudio es importante, que a los treinta años la voluntad esta firme, y con el cronista asentimos al unísono. La experiencia es vital para el hombre ético. Volvamos al ejemple del monociclo, el estudio es importante, pero al final el cuerpo es el encontrará el equilibrio, y en esto el cuerpo es más sabio que la lógica. Entonces lector, ante un dilema ético deberás escuchar a tu cuerpo: la traspiración en las manos, el nudo en el estómago, la ansiedad y lo que deberás conocer de ti mismo es lo que nos mostrará las puertas de la transgresión, y cruzar las puertas de la transgresión siempre lleva, en mayor o menor medida, a la cárcel, a los hospitales y la muerte, y no en ese orden lector.
  No hay que evitar las tribulaciones lector, a pesar de todo siempre se puede volver al justo medio, sentimos el aliento de Confucio y vuelve el ejemplo del monociclo; y en esto el espíritu es más sabio que el cuerpo.
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   Ya convertido en rey, no dejo de utilizar lo que su padre le había enseñado, y a eso le sumo lo que aprendió en el país de los bufones. En su grupo de asesores participaban también los bufones de la corte, y hasta él mismo de vez en cuando hacía de bufón para la corte y los invitados. Su reino gozaba de prosperidad y armonía. Por las mañanas salía a caminar y visitar a la gente de su reino, comía y bebía con ellos, los escuchaba y dejaba que estos lo aconsejaran. Y fue un gran soberano para su reino porque primero fue su propio soberano. La historia lo conoció como el reybufón.


Gastón Leandro Ezequiel Vázquez         Bahía Blanca    24 de junio de 2016   

Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...