miércoles, 31 de octubre de 2018

Un simulacro de poeta

Pretende tomar la lapicera

E  impregnar con su respiración

Al lenguaje que va abriendo

Surcos sobre la hoja.



Su mirada busca palabras

En vano;

Ahí afuera el lenguaje

No existe.



Las cosas no tienen nombre

No se autodefinen:

Pero sabe de astucias

Algo puede tramar.



(Se sabe dentro del lenguaje

Afuera nada se sabe)



Trata de replicar

(Desde el interior

Del lenguaje)

La tarde agradable

El perro que vigila en el portón

El fuego en el horno de barro

El calor concentrándose

En las paredes

La masa que leuda y la siesta

Que hacen los gatos por la casa.



La astucia parece funcionar

(Dentro del lenguaje)

Lo sabrán apreciar

Los que posean lenguaje

(El resto no)



Y a todas esas cosas

Que el lenguaje nombra,

Los que utilizamos el lenguaje

Quedamos dopados al

Ir cubriendo con sonidos guturales

El vacío y absurdo de la existencia.







La noche teñida de estrellas

Y ladridos de perros

Se funde con el pasto del patio.



Intuye un sentimiento

Intuye una palabra

Intuye un sonido gutural

Y cuando quiere pensarlo

Para enunciarlo

El perro del vecino aulla

A la luna cansina.



Prefiere esa palabra

Ese sonido gutural

Para definir su sentimiento;

El perro del vecino

También es poeta.










Un simulacro de poeta
Pretende tomar la lapicera
E  impregnar con su respiración
Al lenguaje que va abriendo
Surcos sobre la hoja.

Su mirada busca palabras
En vano;
Ahí afuera el lenguaje
No existe.

Las cosas no tienen nombre
No se autodefinen:
Pero sabe de astucias
Algo puede tramar.

(Se sabe dentro del lenguaje
Afuera nada se sabe)

Trata de replicar
(Desde el interior
Del lenguaje)
La tarde agradable
El perro que vigila en el portón
El fuego en el horno de barro
El calor concentrándose
En las paredes
La masa que leuda y la siesta
Que hacen los gatos por la casa.

La astucia parece funcionar
(Dentro del lenguaje)
Lo sabrán apreciar
Los que posean lenguaje
(El resto no)

Y a todas esas cosas
Que el lenguaje nombra,
Los que utilizamos el lenguaje
Quedamos dopados al
Ir cubriendo con sonidos guturales
El vacío y absurdo de la existencia.



La noche teñida de estrellas
Y ladridos de perros
Se funde con el pasto del patio.

Intuye un sentimiento
Intuye una palabra
Intuye un sonido gutural
Y cuando quiere pensarlo
Para enunciarlo
El perro del vecino aulla
A la luna cansina.

Prefiere esa palabra
Ese sonido gutural
Para definir su sentimiento;
El perro del vecino
También es poeta.




lunes, 29 de octubre de 2018

La duda


     Es jueves
y mi tía nos visita. Viene con mis primas y Tamara que está en su panza con 3
meses. Hace poco que se  mudó del Rucci a
Villa Serra. Mientras merendamos con mis primas ella y mamá toman mate. Dice
que hay algo en la casa que no le gusta. Dice que a la noche escucha ruidos.
Mamá le dice que no debe ser nada. Cambian de tema y antes de anochecer se
retiran.


   En cuestión
de un mes la visita de los jueves se convierte en un hábito e informes
detallados de lo que ocurre en la casa y durante la madrugada. La casa se
manifiesta, eso es lo que no le gusta a mi tía. Aparte porque ella es la única
que presencia estas manifestaciones. Ni mi tío ni mis primas escuchan o ven
algo. Mi tío cuando opina del asunto dice que está loca.


   Uno de las
manifestaciones más recurrentes es la de escuchar el ruido de las ollas en el
bajomesada, como cuando uno está buscando algo en particular y remueve todos
los utensillos hasta dar con el buscado. En una de esas noches se escucha que
la alacena se ha caído y todo se ha desparramado por el piso. Mi tía se levanta
y al prender la luz no hay nada en el piso. Abre la alacena y todo está ordenado
en su interior. 


   En otra
noche escucha ruidos en el comedor. Se levanta y prende la luz del comedor. No
hay absolutamente nada. Ahora escucha ruidos en su pieza. Mis primas duermen,
no se enteran de nada. Mi tío trabaja en un gomería y viene una vez a la semana
a dejar plata. Así que se pasa casi toda una noche yendo y viniendo de la pieza
al comedor.


Finalmente se duerme rezando y tomando un crucifijo
en su mano pegado a su pecho.


     Los
acontecimientos llegan a su punto máximo cuando estando de día y en el comedor
mirando la televisión y mis primas sentadas al lado de ella, el modular se
mueve unos centímetros. Esta es la primera vez que mis primas presencian las
manifestaciones. Sin embargo mi tío sigue insistiendo que está loca.


****











     Mi abuela
no la está pasando bien en Buenos Aires y se viene a vivir con mamá y conmigo
en nuestra casa del barrio Noroeste. Mamá tampoco está pasando un buen momento
con su pareja. Al tipo este nuevo esquema no le gusta y deja la casa.


    Mi tía nos
dice que nos vayamos a vivir con ella. Así que terminamos viviendo todos juntos
en su casa. Mamá decide irse a trabajar al sur y me deja al cuidado de mi
abuela y mi tía. Durante este tiempo las manifestaciones parecen haberse
detenido. Mi tía cada vez que las recuerda y le comenta a alguien, entre mi tío
y mi abuela le dicen que está loca. Pero no se lo dicen en serio. Lo dicen para
minimizar la situación, restarle importancia. Mi tía ahora está tranquila, hace
mucho que no escucha nada.


      El ruido
la despierta. Otra vez se siente el ruido de las ollas en el bajomesada, otra
vez se siente las cosas caerse de la alacena, otra vez prender la luz y abrir
las puertas y confirmar que todo está ordenado, otra vez rezar y dormir con el
crucifijo pegado al pecho.





***





     Yo duermo
con mi abuela en el comedor. Hicimos una pequeña habitación en el medio de la
sala. Mi tío llega como todas la semanas. Dice que se va a quedar un par de
días para hacer unos trámites. En la mesa de la cocina estamos todos. Con mis
primas tomamos la leche y los grandes toman mate. Mi tía cuenta lo que estuvo pasando
en la noche. Mi abuela es escéptica y mi tío se lo toma a la joda. Mi tía se
levanta de la mesa enojada y se mete al baño. El día pasa y la noche también
vuelve a pasar. 


    Al otro
día, como todas las mañanas, nos encontramos desayunando. Estamos esperando el
informe de la noche. Mi tía está seria, no dice nada. Mi tío ceba un mate, se
lo pasa a mi abuela y se prende un cigarrillo.


-¿Qué hacía Sebastiana anoche en la cocina arrastrando
los pies? Como si se estuviera limpiando-, dice mientras ceba otro mate y se lo
pasa a mi tía.


-Yo pensé que eras vos-, le dice mi abuela.


    Se quedan
mirando fijo. Todos nos quedamos en silencio. No vuela una mosca.




Mi tía se levanta para ir al baño y mi tío se ceba
otro mate. El asunto no se menciona más.












La duda

     Es jueves y mi tía nos visita. Viene con mis primas y Tamara que está en su panza con 3 meses. Hace poco que se  mudó del Rucci a Villa Serra. Mientras merendamos con mis primas ella y mamá toman mate. Dice que hay algo en la casa que no le gusta. Dice que a la noche escucha ruidos. Mamá le dice que no debe ser nada. Cambian de tema y antes de anochecer se retiran.
   En cuestión de un mes la visita de los jueves se convierte en un hábito e informes detallados de lo que ocurre en la casa y durante la madrugada. La casa se manifiesta, eso es lo que no le gusta a mi tía. Aparte porque ella es la única que presencia estas manifestaciones. Ni mi tío ni mis primas escuchan o ven algo. Mi tío cuando opina del asunto dice que está loca.
   Uno de las manifestaciones más recurrentes es la de escuchar el ruido de las ollas en el bajomesada, como cuando uno está buscando algo en particular y remueve todos los utensillos hasta dar con el buscado. En una de esas noches se escucha que la alacena se ha caído y todo se ha desparramado por el piso. Mi tía se levanta y al prender la luz no hay nada en el piso. Abre la alacena y todo está ordenado en su interior. 
   En otra noche escucha ruidos en el comedor. Se levanta y prende la luz del comedor. No hay absolutamente nada. Ahora escucha ruidos en su pieza. Mis primas duermen, no se enteran de nada. Mi tío trabaja en un gomería y viene una vez a la semana a dejar plata. Así que se pasa casi toda una noche yendo y viniendo de la pieza al comedor.
Finalmente se duerme rezando y tomando un crucifijo en su mano pegado a su pecho.
     Los acontecimientos llegan a su punto máximo cuando estando de día y en el comedor mirando la televisión y mis primas sentadas al lado de ella, el modular se mueve unos centímetros. Esta es la primera vez que mis primas presencian las manifestaciones. Sin embargo mi tío sigue insistiendo que está loca.
****



     Mi abuela no la está pasando bien en Buenos Aires y se viene a vivir con mamá y conmigo en nuestra casa del barrio Noroeste. Mamá tampoco está pasando un buen momento con su pareja. Al tipo este nuevo esquema no le gusta y deja la casa.
    Mi tía nos dice que nos vayamos a vivir con ella. Así que terminamos viviendo todos juntos en su casa. Mamá decide irse a trabajar al sur y me deja al cuidado de mi abuela y mi tía. Durante este tiempo las manifestaciones parecen haberse detenido. Mi tía cada vez que las recuerda y le comenta a alguien, entre mi tío y mi abuela le dicen que está loca. Pero no se lo dicen en serio. Lo dicen para minimizar la situación, restarle importancia. Mi tía ahora está tranquila, hace mucho que no escucha nada.
      El ruido la despierta. Otra vez se siente el ruido de las ollas en el bajomesada, otra vez se siente las cosas caerse de la alacena, otra vez prender la luz y abrir las puertas y confirmar que todo está ordenado, otra vez rezar y dormir con el crucifijo pegado al pecho.

***

     Yo duermo con mi abuela en el comedor. Hicimos una pequeña habitación en el medio de la sala. Mi tío llega como todas la semanas. Dice que se va a quedar un par de días para hacer unos trámites. En la mesa de la cocina estamos todos. Con mis primas tomamos la leche y los grandes toman mate. Mi tía cuenta lo que estuvo pasando en la noche. Mi abuela es escéptica y mi tío se lo toma a la joda. Mi tía se levanta de la mesa enojada y se mete al baño. El día pasa y la noche también vuelve a pasar. 
    Al otro día, como todas las mañanas, nos encontramos desayunando. Estamos esperando el informe de la noche. Mi tía está seria, no dice nada. Mi tío ceba un mate, se lo pasa a mi abuela y se prende un cigarrillo.
-¿Qué hacía Sebastiana anoche en la cocina arrastrando los pies? Como si se estuviera limpiando-, dice mientras ceba otro mate y se lo pasa a mi tía.
-Yo pensé que eras vos-, le dice mi abuela.
    Se quedan mirando fijo. Todos nos quedamos en silencio. No vuela una mosca.

Mi tía se levanta para ir al baño y mi tío se ceba otro mate. El asunto no se menciona más.



domingo, 28 de octubre de 2018

Tiroteos


Una chapa sobre el contrapiso


Para que las brasas del carbón


No la reviente;


Mi tío aviva el fuego


Con una cubierta


De un disco de vinilo


De los Wawancó.





Es mediados de los 80’s


Alfonsín y el Plan Austral.





Todos los domingos


Se comía asado


En la casa de mi abuela,


No recuerdo un domingo


En que haya faltado.


Una casa de laburantes


De triunfadores


Que nacieron a la vera


Del Río Pilcomayo


En la extrema miseria


Y ahora cada uno


Se ha ganado su lugar


En la calles salvajes de Buenos Aires.





No sé bien a qué se


Ha debido.


No recuerdo fotos de Perón


O Evita;


Alfonsín o los militares


O un loro que cante


La marcha peronista


En la casa de mi abuela.





Recuerdo la palabra: razzia, sida, droga


Recuerdo que cada uno de mis


Tíos tenía un fierro:


22, 38, ithakas


Recuerdo unos cuantos tiroteos.





Mi vida en la calle fue


Parecida a mi infancia


Y a la infancia de mis tíos.





A pesar de vivir en la


Extrema miseria


No faltaba el asado


El vino y la falopa.





No recuerdo fotos de Kirchner, Duhalde


O un loro que cante M.M.L.P.Q.T.P;


Recuerdo, eso sí,


Unos cuantos tiroteos.





Hace unos días hice una changa


Compré una tira de asado


Chorizo y morcilla


Para comer con mi viejito.





El trámite fue rápido


A la parrigas.





Mientras se cocinaba


Recordaba a mi tío avivando


Las brasas con el disco


De los Wawancó.





Afuera se escucha


Desde el otro barrio


Unas cuantas balas de un tiroteo.





Parece que nada cambia.


A pesar de los cambios de gobierno


El sonido de los tiroteos




Siempre es el mismo.












Tiroteos

Una chapa sobre el contrapiso
Para que las brasas del carbón
No la reviente;
Mi tío aviva el fuego
Con una cubierta
De un disco de vinilo
De los Wawancó.

Es mediados de los 80’s
Alfonsín y el Plan Austral.

Todos los domingos
Se comía asado
En la casa de mi abuela,
No recuerdo un domingo
En que haya faltado.
Una casa de laburantes
De triunfadores
Que nacieron a la vera
Del Río Pilcomayo
En la extrema miseria
Y ahora cada uno
Se ha ganado su lugar
En la calles salvajes de Buenos Aires.

No sé bien a qué se
Ha debido.
No recuerdo fotos de Perón
O Evita;
Alfonsín o los militares
O un loro que cante
La marcha peronista
En la casa de mi abuela.

Recuerdo la palabra: razzia, sida, droga
Recuerdo que cada uno de mis
Tíos tenía un fierro:
22, 38, ithakas
Recuerdo unos cuantos tiroteos.

Mi vida en la calle fue
Parecida a mi infancia
Y a la infancia de mis tíos.

A pesar de vivir en la
Extrema miseria
No faltaba el asado
El vino y la falopa.

No recuerdo fotos de Kirchner, Duhalde
O un loro que cante M.M.L.P.Q.T.P;
Recuerdo, eso sí,
Unos cuantos tiroteos.

Hace unos días hice una changa
Compré una tira de asado
Chorizo y morcilla
Para comer con mi viejito.

El trámite fue rápido
A la parrigas.

Mientras se cocinaba
Recordaba a mi tío avivando
Las brasas con el disco
De los Wawancó.

Afuera se escucha
Desde el otro barrio
Unas cuantas balas de un tiroteo.

Parece que nada cambia.
A pesar de los cambios de gobierno
El sonido de los tiroteos

Siempre es el mismo.



Arrugas del tiempo

Las arrugas del tiempo

Se acumulan

Entre estos versos

Desgastados por el lenguaje.



Con una porción de nubes

Grises;

Preparo mi cama

Bajo un altar de sangre.



El ocaso

Deja de lado

Las últimas lágrimas

Que no pude derramar.



Mi monólogo es el mismo

Desde el día que nací.



Afuera no hay garantías

De que haya mundo.



Soy solo yo y la poesía.



Y en lo que queda

De la oscuridad

De esta cuarto,

Elijo el calor y

La luz de esta vela,

La vela que da calor

A mi corazón

E ilumina la oscuridad

Insondable de mi ser.



Ahora sé porque el tiempo

Tiene arrugas.



Sé por qué el lenguaje

Desgasta a lo versos.



Lo que no sé

Es porque no puedo

Dejar de escribir.


















Arrugas del tiempo

Las arrugas del tiempo
Se acumulan
Entre estos versos
Desgastados por el lenguaje.

Con una porción de nubes
Grises;
Preparo mi cama
Bajo un altar de sangre.

El ocaso
Deja de lado
Las últimas lágrimas
Que no pude derramar.

Mi monólogo es el mismo
Desde el día que nací.

Afuera no hay garantías
De que haya mundo.

Soy solo yo y la poesía.

Y en lo que queda
De la oscuridad
De esta cuarto,
Elijo el calor y
La luz de esta vela,
La vela que da calor
A mi corazón
E ilumina la oscuridad
Insondable de mi ser.

Ahora sé porque el tiempo
Tiene arrugas.

Sé por qué el lenguaje
Desgasta a lo versos.

Lo que no sé
Es porque no puedo
Dejar de escribir.








El Mochila

     Al Mochila lo conozco en el comedor que Raúl Castells emplaza en Puerto Madero. Dice que tiene 12 años y hace 4 que vive en la calle. Pienso, mientras seguimos charlando, en que yo quise huir de mi casa a las 12. Pero esto no lo concretaré hasta los 19. Y ahora tengo 25 y ya puedo decir que soy un habitante más de la calle. El valor del Mochila me conmueve. Cuando le pregunto por qué se fue de su casa me dice que se fue porque le pegaban mucho. Un niño de 8 años prefiere vivir en la intemperie antes que ser maltratado en su propia casa. Sin embargo él está bien. Come todos los días en los comedores, se baña en los lugares de tránsito y duerme en algún seguro que solo él conoce. Deambula por las calles, hace amistades y pierde el tiempo como cualquier ser humano. El Mochila prefiere vivir esta vida y no la que conoció en su familia. Se podría decir que se emancipó a los 8 años. El Mochila ya es mayor de edad.

   Algunos niños están mejor en la calle que en su propia familia.










El Mochila

     Al Mochila lo conozco en el comedor que Raúl Castells emplaza en Puerto Madero. Dice que tiene 12 años y hace 4 que vive en la calle. Pienso, mientras seguimos charlando, en que yo quise huir de mi casa a las 12. Pero esto no lo concretaré hasta los 19. Y ahora tengo 25 y ya puedo decir que soy un habitante más de la calle. El valor del Mochila me conmueve. Cuando le pregunto por qué se fue de su casa me dice que se fue porque le pegaban mucho. Un niño de 8 años prefiere vivir en la intemperie antes que ser maltratado en su propia casa. Sin embargo él está bien. Come todos los días en los comedores, se baña en los lugares de tránsito y duerme en algún seguro que solo él conoce. Deambula por las calles, hace amistades y pierde el tiempo como cualquier ser humano. El Mochila prefiere vivir esta vida y no la que conoció en su familia. Se podría decir que se emancipó a los 8 años. El Mochila ya es mayor de edad.
   Algunos niños están mejor en la calle que en su propia familia.




En la terraza de esa casa,

Esa casa de San Francisco Solano

Hay un niño.

Un Niño en la obscuridad;

Un corte de luz dejó al barrio

En tinieblas.



El niño ve las luces de los autos

Y no comprende

Porque tienen luz.



Ese niño soy yo

Y 35 años después

Todavía le cuesta comprender

Como funciona el mundo.
















En la terraza de esa casa,
Esa casa de San Francisco Solano
Hay un niño.
Un Niño en la obscuridad;
Un corte de luz dejó al barrio
En tinieblas.

El niño ve las luces de los autos
Y no comprende
Porque tienen luz.

Ese niño soy yo
Y 35 años después
Todavía le cuesta comprender
Como funciona el mundo.







La noche murmura

Croares de ranas.



De ranas murmura

La noche croares.



De noche la murmura

Ranas croares.



La ranas noche de

Croares murmura.



Murmura de la

Croares ranas.



Ranas de croares

Murmura noche la.



Ranas la murmura

Croares de.



La de ranas murmura

Noche croares.



Noche croares la

De ranas murmura.



Al onehc marmuru

Rcaoser ed arans.



Arans onehc al ed

marmuru Rcaoser.





Al ed marmuru onehc

Rcaoser arans.



Aledmarmuruonehc

Rcaoserarans.



Snararesoacr

Chenourumramdela.



Esoacrchenouru

Snararmramdela.



Eoaeouuscrchnr

Snrrmrmdlaaaea.



Uuscrchnrsnrrmrm

Dlaaaeaeoaeo.



Mrmrrnsrnhcrcsuu

Oeaoeaeaaald.



La noche murmura

Croares de ranas.
























La noche murmura
Croares de ranas.

De ranas murmura
La noche croares.

De noche la murmura
Ranas croares.

La ranas noche de
Croares murmura.

Murmura de la
Croares ranas.

Ranas de croares
Murmura noche la.

Ranas la murmura
Croares de.

La de ranas murmura
Noche croares.

Noche croares la
De ranas murmura.

Al onehc marmuru
Rcaoser ed arans.

Arans onehc al ed
marmuru Rcaoser.

Al ed marmuru onehc
Rcaoser arans.

Aledmarmuruonehc
Rcaoserarans.

Snararesoacr
Chenourumramdela.

Esoacrchenouru
Snararmramdela.

Eoaeouuscrchnr
Snrrmrmdlaaaea.

Uuscrchnrsnrrmrm
Dlaaaeaeoaeo.

Mrmrrnsrnhcrcsuu
Oeaoeaeaaald.

La noche murmura
Croares de ranas.











Obscuridad y obscuridad

Se funden en mis ojos.



Mis memorias

Se han perdido.



Y ya nada podrá

Recuperarlas.



Mi último nombre apócrifo

Navega en una balsa

De versos apócrifos.



La poesía ya no se resiste;

Yo tampoco:

¿Por qué esperamos

Tanto tiempo?



Sé que la repuesta

No la tendré

En esta vida.



Tampoco en la otra.



Así que seguiré perdiéndome

Entre obscuridad

Y apocrifidad.



Siempre fue ese mi talento

Siempre fue mi destino:

Por eso esperamos

Tanto tiempo.














Obscuridad y obscuridad
Se funden en mis ojos.

Mis memorias
Se han perdido.

Y ya nada podrá
Recuperarlas.

Mi último nombre apócrifo
Navega en una balsa
De versos apócrifos.

La poesía ya no se resiste;
Yo tampoco:
¿Por qué esperamos
Tanto tiempo?

Sé que la repuesta
No la tendré
En esta vida.

Tampoco en la otra.

Así que seguiré perdiéndome
Entre obscuridad
Y apocrifidad.

Siempre fue ese mi talento
Siempre fue mi destino:
Por eso esperamos
Tanto tiempo.






     En el living un nene y una nena juegan y de a ratos miran la televisión. En el comedor la madre prepara bolsas de cocaína de 30 pesos. Con una cuchara de té saca la gildada de una bolsa de un kilo que, seguramente, ya está cortada con veneno para ratas. La mina en todo momento mira la bolsa, las bolsitas y la plata que el Polo le deja sobre la mesa. El Polo es un hampón nato. Sabe como tratar con los tranzas. Le hace una seña a la mina para tomarse un saque desde la bolsa de un kilo. La mina asiente con la cabeza, no dice nada. El Polo carga media moneda y me la pasa. Tomo y le paso la moneda y repite la operación para él, pero se sirve mucho más. Aparte de las 3 bolsas que compramos ya estamos con un saque de ventaja cada uno.

    La historia de esta mina no es diferente a la de muchas. Es más que seguro que el marido está en cana por choreo o por tranzar. La mina se tiene que hacer cargo de los chicos y del gil vendiendo merca. Minas como estas son las que pasan la merca y el faso dentro de su concha para que el marido mantenga su status y adicción dentro del penal.

   Ya con el sistema nervioso equilibrado saludamos y salimos. Los chicos siguen en el living jugando. Afuera los dos mulos están re duros. Duros y enfierrados. Antes de irnos el Polo hace unos comentarios a los mulos. Uno no dice nada, el otro se presta para la charla. Es medio tartamudo y tiene la mitad de la cara paralizada por efecto de algún ataque de presión por tomar merca en exceso. Cuando nos estamos yendo llega más gente a comprar. Antes de tomar el bondi de vuelta para La bristol compramos una caja de vino. Volvemos duros y escabiando arriba del bondi mientras los chicos siguen jugando en el living.
















     En el living un nene y una nena juegan y de a ratos miran la televisión. En el comedor la madre prepara bolsas de cocaína de 30 pesos. Con una cuchara de té saca la gildada de una bolsa de un kilo que, seguramente, ya está cortada con veneno para ratas. La mina en todo momento mira la bolsa, las bolsitas y la plata que el Polo le deja sobre la mesa. El Polo es un hampón nato. Sabe como tratar con los tranzas. Le hace una seña a la mina para tomarse un saque desde la bolsa de un kilo. La mina asiente con la cabeza, no dice nada. El Polo carga media moneda y me la pasa. Tomo y le paso la moneda y repite la operación para él, pero se sirve mucho más. Aparte de las 3 bolsas que compramos ya estamos con un saque de ventaja cada uno.
    La historia de esta mina no es diferente a la de muchas. Es más que seguro que el marido está en cana por choreo o por tranzar. La mina se tiene que hacer cargo de los chicos y del gil vendiendo merca. Minas como estas son las que pasan la merca y el faso dentro de su concha para que el marido mantenga su status y adicción dentro del penal.
   Ya con el sistema nervioso equilibrado saludamos y salimos. Los chicos siguen en el living jugando. Afuera los dos mulos están re duros. Duros y enfierrados. Antes de irnos el Polo hace unos comentarios a los mulos. Uno no dice nada, el otro se presta para la charla. Es medio tartamudo y tiene la mitad de la cara paralizada por efecto de algún ataque de presión por tomar merca en exceso. Cuando nos estamos yendo llega más gente a comprar. Antes de tomar el bondi de vuelta para La bristol compramos una caja de vino. Volvemos duros y escabiando arriba del bondi mientras los chicos siguen jugando en el living.







La niebla arrasa

Con el asfalto gris

Y agrietado del barrio.



La pasta base de cocaína

Arrasa con los pulmones

Grises y agrietados.



Las dos se funden

Y arrasan

Con este cuerpo.



¡Qué bella es la noche

Que se desangra

Mientras el sistema nervioso

Se desgarra!



Qué bello es el aullido

De los perros,

Las estrellas fugaces,

El vecino que saca la bolsa

De basura antes de dormir,

Ese paquero que muere

Y los tranzas que no dejan

De vender.



La pipa sigue quemando

Su humo;

Mi espíritu se funde

Con él.



Ahora,

Todo se funde en la niebla

Y vamos arrasado las calles

Grises y agrietadas.



Ya no me busquen en el barrio

Ni en la pipa

Ni en el humo de pasta base

Ni en este cuerpo:

Busquenme en la niebla blanquecina

Busquen que seguro ahí

Me encontraré.










La niebla arrasa
Con el asfalto gris
Y agrietado del barrio.

La pasta base de cocaína
Arrasa con los pulmones
Grises y agrietados.

Las dos se funden
Y arrasan
Con este cuerpo.

¡Qué bella es la noche
Que se desangra
Mientras el sistema nervioso
Se desgarra!

Qué bello es el aullido
De los perros,
Las estrellas fugaces,
El vecino que saca la bolsa
De basura antes de dormir,
Ese paquero que muere
Y los tranzas que no dejan
De vender.

La pipa sigue quemando
Su humo;
Mi espíritu se funde
Con él.

Ahora,
Todo se funde en la niebla
Y vamos arrasado las calles
Grises y agrietadas.

Ya no me busquen en el barrio
Ni en la pipa
Ni en el humo de pasta base
Ni en este cuerpo:
Busquenme en la niebla blanquecina
Busquen que seguro ahí
Me encontraré.




   La terapias grupales siempre son los jueves. Claudio no anduvo bien en la semana y durante la terapia se quiebra totalmente. Llora desconsoladamente. Se nota que algo lo está atormentando. Como puede explica lo que le está pasando. Algo o alguien le hizo recordar la vez que estuvo en el penal de Sierra chica. Hubo una bronca  con los del otro pabellón. Los otros la maniataron y le pusieron un trapo en la boca. A su compañero de celda le tiraron aguarras y lo prendieron fuego adelante de él. Claudio llora, trata de zafarse pero le ponen una faca en el cuello. Uno de los giles le agarra la cara y lo obliga a mirar al compañero mientras se retuerce del dolor. "¡Fijate!, ¡¿te gusta como se cocina tu amigo?! ¡¿Te gusta!", le dice el chanta con la mirada sacada y disfrutando del momento. Su compañero de celda muere a causa de la quemaduras. Claudio arrastra esta culpa entre las miles que tiene.

    Ahora llora, se desahoga y el terapeuta puede acertar en las causas que lo llevaron a su desequilibrio.

   El compañero de Claudio murió en esa celda. Claudio murió un par de años después de esa internación. Aparte de la adicción era portador de h.i.v y en la recaídas su sistema inmunológico se debilitaba mucho. Desde los 16 años quería parar con la falopa. Esta era su séptima internación. Siempre recuerdo esa sesión grupal. Trato de imaginarme y sentir lo que él sintió en esa celda ¿Cómo se siente ver a tu compañero morir delante tuyo? ¿Cuál es el aroma de la carne humana chamuscándose? ¿Cómo se puede disfrutar de la muerte violenta de alguien?

    Todavía no sé lo que se siente. No sé cuál es el aroma de la carne humana chamuscándose.

¿Vos sabes lo que se siente?

¿Sabés cuál es el aroma?

 










   La terapias grupales siempre son los jueves. Claudio no anduvo bien en la semana y durante la terapia se quiebra totalmente. Llora desconsoladamente. Se nota que algo lo está atormentando. Como puede explica lo que le está pasando. Algo o alguien le hizo recordar la vez que estuvo en el penal de Sierra chica. Hubo una bronca  con los del otro pabellón. Los otros la maniataron y le pusieron un trapo en la boca. A su compañero de celda le tiraron aguarras y lo prendieron fuego adelante de él. Claudio llora, trata de zafarse pero le ponen una faca en el cuello. Uno de los giles le agarra la cara y lo obliga a mirar al compañero mientras se retuerce del dolor. "¡Fijate!, ¡¿te gusta como se cocina tu amigo?! ¡¿Te gusta!", le dice el chanta con la mirada sacada y disfrutando del momento. Su compañero de celda muere a causa de la quemaduras. Claudio arrastra esta culpa entre las miles que tiene.
    Ahora llora, se desahoga y el terapeuta puede acertar en las causas que lo llevaron a su desequilibrio.
   El compañero de Claudio murió en esa celda. Claudio murió un par de años después de esa internación. Aparte de la adicción era portador de h.i.v y en la recaídas su sistema inmunológico se debilitaba mucho. Desde los 16 años quería parar con la falopa. Esta era su séptima internación. Siempre recuerdo esa sesión grupal. Trato de imaginarme y sentir lo que él sintió en esa celda ¿Cómo se siente ver a tu compañero morir delante tuyo? ¿Cuál es el aroma de la carne humana chamuscándose? ¿Cómo se puede disfrutar de la muerte violenta de alguien?
    Todavía no sé lo que se siente. No sé cuál es el aroma de la carne humana chamuscándose.
¿Vos sabes lo que se siente?
¿Sabés cuál es el aroma?
 




El tic-tac del reloj

Se pierde en la profundidad

Del espejo.



¿Cuál de los dos

Es más paciente?

¿Quién refleja a quién?



El reloj marca el espacio

Entre

Espacio y espacio.



El espejo refleja

El rostro de la eternidad:

Inmutable

Estático.



Me miro al espejo

Yo no soy inmutable

Estático

Eterno.



Lentamente declina

Mi vitalidad

A cada compás del reloj

A cada reflejo del espejo.



Mis arrugas y canas

Y versos estériles

Son esa evidencia.



Cada tic-tac

Una arruga más

Una cana más

Un verso estéril más

Una astilla de madera pasa

A formar parte del ataúd.



Estoy corriendo una carrera

Que siempre supe

Que iba a perder.












El tic-tac del reloj
Se pierde en la profundidad
Del espejo.

¿Cuál de los dos
Es más paciente?
¿Quién refleja a quién?

El reloj marca el espacio
Entre
Espacio y espacio.

El espejo refleja
El rostro de la eternidad:
Inmutable
Estático.

Me miro al espejo
Yo no soy inmutable
Estático
Eterno.

Lentamente declina
Mi vitalidad
A cada compás del reloj
A cada reflejo del espejo.

Mis arrugas y canas
Y versos estériles
Son esa evidencia.

Cada tic-tac
Una arruga más
Una cana más
Un verso estéril más
Una astilla de madera pasa
A formar parte del ataúd.

Estoy corriendo una carrera
Que siempre supe
Que iba a perder.





viernes, 12 de octubre de 2018

Yo estaba

Confortablemente adormecido

Vivía

Confortablemente adormecido

Todo lo sentía

Confortablemente adormecido

Mis emociones

Estaban adormecidas

Y me sentía confortable

Estando adormecido.



Mi poesía, también, estaba

Confortablemente adormecida

Y yo la recitaba

Confortablemente adormecido



Dormía siestas eternas

Entre aroma de lavanda

Y paisajes cromáticos

Entre el rumor de arboles añejos

Y animales inofensivos.



Y mi corazón intacto

Mi estadía

En estos inmortales campos;

Campos lisérgicos

Generados farmacológicamente

Por sádicos psiquiatras perezosos

Hizo que no quisiera despertar más

De este eterno letargo químico.



Ahora que mi poesía

Ha despertado

Ya no estoy adormecido,

Me siento

Confortablemente despierto;

Todo lo siento, lo vivo

Despierto

Todo lo escribo despierto.



Y me siento confortable

Estando despierto.




















Yo estaba
Confortablemente adormecido
Vivía
Confortablemente adormecido
Todo lo sentía
Confortablemente adormecido
Mis emociones
Estaban adormecidas
Y me sentía confortable
Estando adormecido.

Mi poesía, también, estaba
Confortablemente adormecida
Y yo la recitaba
Confortablemente adormecido

Dormía siestas eternas
Entre aroma de lavanda
Y paisajes cromáticos
Entre el rumor de arboles añejos
Y animales inofensivos.

Y mi corazón intacto
Mi estadía
En estos inmortales campos;
Campos lisérgicos
Generados farmacológicamente
Por sádicos psiquiatras perezosos
Hizo que no quisiera despertar más
De este eterno letargo químico.

Ahora que mi poesía
Ha despertado
Ya no estoy adormecido,
Me siento
Confortablemente despierto;
Todo lo siento, lo vivo
Despierto
Todo lo escribo despierto.

Y me siento confortable
Estando despierto.









martes, 9 de octubre de 2018

Días de radio

Busco en el dial de la radio

Algún programa

Que pase buena música.



La Rock &Pop

Parece garantizarlo.



Sin darme cuenta

Pasan las horas

Pasan las canciones

Pasan los programas

Empieza Clásico de clásicos.



La música como la memoria celular

No reconoce tiempo o espacio.



Las canciones que hoy

Son clásicos

Son las mismas que formaban

Parte del ranking en los 90´s

Canciones de estreno

Y que estaban de moda.



La música que flota en el éter

Me trasporta

A la casa de Pedro Pico 93.

Me recuerdo terminado mi tesis

Para Maestro Mayor de Obra.

Me recuerdo escuchando

Estas mismas canciones.



Pasé todo un verano

Dibujando 40 planos

Con estilográficas Rotring.



40 planos

Linea por linea

Con pulso firme y rígido

Sobre el tablero de dibujo.



En 20 años pasó de todo.



Hasta perdí el pulso

Para escribir mi nombre de corrido.







Hoy he dejado los trazos

Rígidos y calculadores

Puedo escribir mi nombre de corrido;

Mi arquitectura a devenido a poética.



Y mientras suena otro clásico

Mientras garrapateo trazos

Dispersados por aquí y por allá

Me pregunto:

¿Dónde estará este poema en 20 años?


















Días de radio

Busco en el dial de la radio
Algún programa
Que pase buena música.

La Rock &Pop
Parece garantizarlo.

Sin darme cuenta
Pasan las horas
Pasan las canciones
Pasan los programas
Empieza Clásico de clásicos.

La música como la memoria celular
No reconoce tiempo o espacio.

Las canciones que hoy
Son clásicos
Son las mismas que formaban
Parte del ranking en los 90´s
Canciones de estreno
Y que estaban de moda.

La música que flota en el éter
Me trasporta
A la casa de Pedro Pico 93.
Me recuerdo terminado mi tesis
Para Maestro Mayor de Obra.
Me recuerdo escuchando
Estas mismas canciones.

Pasé todo un verano
Dibujando 40 planos
Con estilográficas Rotring.

40 planos
Linea por linea
Con pulso firme y rígido
Sobre el tablero de dibujo.

En 20 años pasó de todo.

Hasta perdí el pulso
Para escribir mi nombre de corrido.



Hoy he dejado los trazos
Rígidos y calculadores
Puedo escribir mi nombre de corrido;
Mi arquitectura a devenido a poética.

Y mientras suena otro clásico
Mientras garrapateo trazos
Dispersados por aquí y por allá
Me pregunto:
¿Dónde estará este poema en 20 años?







lunes, 1 de octubre de 2018

Busco esa palabra

En la fila del Banco central

En el libro de Boccanera

En el último aliento que da

El día entre la garúa y

La niebla densa.



Queda poco tiempo

Para redimir el hastío

De un día olvidable.



Ni el cine

Ni la música logran

Estimular a este

Cerebro atrofiado

Por los narcóticos.



La lechuzas cruzan

El cielo del barrio.



Sus chirridos dejan

En estado catatónico

Mi cuerpo.



Esa palabra también

Cruzó el cielo del barrio

Detrás de la lechuzas.



Atravieso el umbral

De mi casa;

Mi cuerpo rígido espera

En el escritorio.



Me lanzo por la estela

Que han dejado las lechuzas.



Las alcanzo

Y también  a la palabra.



Llegué justo a tiempo

Finalmente pude redimir el día.



Ahora vuelo con las lechuzas

Voy dejando palabras

Por todos los barrios;

Voy redimiendo días aburridos

Y cuerpos catatónicos.







Recobro la movilidad

De mis miembros.

En mi cuaderno hay

Un poema escrito:

"Busco esa palabra

En la fila del Banco central

En el libro de Bocannera

En el último aliento que da

El día entre la garúa y

La niebla densa."



Al terminar de leer

Las lechuzas cruzan

El cielo del barrio.










Busco esa palabra
En la fila del Banco central
En el libro de Boccanera
En el último aliento que da
El día entre la garúa y
La niebla densa.

Queda poco tiempo
Para redimir el hastío
De un día olvidable.

Ni el cine
Ni la música logran
Estimular a este
Cerebro atrofiado
Por los narcóticos.

La lechuzas cruzan
El cielo del barrio.

Sus chirridos dejan
En estado catatónico
Mi cuerpo.

Esa palabra también
Cruzó el cielo del barrio
Detrás de la lechuzas.

Atravieso el umbral
De mi casa;
Mi cuerpo rígido espera
En el escritorio.

Me lanzo por la estela
Que han dejado las lechuzas.

Las alcanzo
Y también  a la palabra.

Llegué justo a tiempo
Finalmente pude redimir el día.

Ahora vuelo con las lechuzas
Voy dejando palabras
Por todos los barrios;
Voy redimiendo días aburridos
Y cuerpos catatónicos.



Recobro la movilidad
De mis miembros.
En mi cuaderno hay
Un poema escrito:
"Busco esa palabra
En la fila del Banco central
En el libro de Bocannera
En el último aliento que da
El día entre la garúa y
La niebla densa."

Al terminar de leer
Las lechuzas cruzan
El cielo del barrio.




Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...