jueves, 27 de diciembre de 2018

Camino por el patio


Mirando estrellas.





Busco la manera de hacer 


Un ahumador de carnes;


También agrego a la lista 


De proyectos la huerta.





Es de noche


Sueño despierto


Y todo lo que he soñado 


Se ha concretado.





Quiero envejecer aquí


En este terruño


Al lado de la biblioteca


Leyendo y escribiendo


Al calor del fuego


Y del rigor del invierno.





Sigo soñando-despertando


Los versos que alguna vez soñé


De a poco se van escribiendo.





Y yo sigo echando raíces 


Como los fresnos salvajes 


Que crecen en mi vereda.





Un hombre que no sueña


Es un hombre incompleto.


Un poema que no toque 


Algún sentimiento


Es un poema incompleto


Una casa que no tenga poesía 


En su biblioteca


Es una casa incompleta.





Miro a mi alrededor:


Soy un hombre completo.















Camino por el patio
Mirando estrellas.

Busco la manera de hacer 
Un ahumador de carnes;
También agrego a la lista 
De proyectos la huerta.

Es de noche
Sueño despierto
Y todo lo que he soñado 
Se ha concretado.

Quiero envejecer aquí
En este terruño
Al lado de la biblioteca
Leyendo y escribiendo
Al calor del fuego
Y del rigor del invierno.

Sigo soñando-despertando
Los versos que alguna vez soñé
De a poco se van escribiendo.

Y yo sigo echando raíces 
Como los fresnos salvajes 
Que crecen en mi vereda.

Un hombre que no sueña
Es un hombre incompleto.
Un poema que no toque 
Algún sentimiento
Es un poema incompleto
Una casa que no tenga poesía 
En su biblioteca
Es una casa incompleta.

Miro a mi alrededor:
Soy un hombre completo.







Ostracismo

La cabeza apoyada contra


El vidrio, 


El riachuelo abajo,


Los bolsillos llenos de monedas


La Boca, El Docke,


Siempre los mismo barrios


Las mismas calles.





La ciudad envejece


Mi cuerpo envejece


Cada vez tengo menos neuromas


Y los tranzas más dinero.





Mi abuela me dio una paliza


La primera vez que crucé la calle solo.


En segundo año me dieron 14 


Amonestaciones por darle 


Una paliza a un compañero. 


Luego vinieron las sentencias 


Y juicios abreviados 


Y los psiquiatras con sus 


Ostias que aliviarían mi conciencia.





La reclusión no funcionó:


Me dieron a elegir 


La cicuta o el ostracismo:


Elegí las dos; pero mi dolor 


Era tan grande que soporté


Todas las cicutas que me 


Presentaron para acabar con mi vida;


El ostracismo no me afecto para nada.





Ahora soy el loco, el bufón


El villano de una corte 


Que el rey necesita 


Para sentirse humano.





Recorro las calles y los semáforos 


Y cuando el rey me necesita 


Acudo en su ayuda.





Ahora vuelvo a mi cama sucia 


A la vela que alumbra mi sándwich


De mortadela;


A fumar un poco de cicuta


Para aplacar mi dolor


Y poder dormir en paz.





Desde mi cama veo 


El cielo estrellado.





Mientras me duermo 


Recuerdo esa primera paliza.





"Sos hijo del rigor", decía mi madre.


Mi madre siempre tuvo razón. 





















Ostracismo

La cabeza apoyada contra
El vidrio, 
El riachuelo abajo,
Los bolsillos llenos de monedas
La Boca, El Docke,
Siempre los mismo barrios
Las mismas calles.

La ciudad envejece
Mi cuerpo envejece
Cada vez tengo menos neuromas
Y los tranzas más dinero.

Mi abuela me dio una paliza
La primera vez que crucé la calle solo.
En segundo año me dieron 14 
Amonestaciones por darle 
Una paliza a un compañero. 
Luego vinieron las sentencias 
Y juicios abreviados 
Y los psiquiatras con sus 
Ostias que aliviarían mi conciencia.

La reclusión no funcionó:
Me dieron a elegir 
La cicuta o el ostracismo:
Elegí las dos; pero mi dolor 
Era tan grande que soporté
Todas las cicutas que me 
Presentaron para acabar con mi vida;
El ostracismo no me afecto para nada.

Ahora soy el loco, el bufón
El villano de una corte 
Que el rey necesita 
Para sentirse humano.

Recorro las calles y los semáforos 
Y cuando el rey me necesita 
Acudo en su ayuda.

Ahora vuelvo a mi cama sucia 
A la vela que alumbra mi sándwich
De mortadela;
A fumar un poco de cicuta
Para aplacar mi dolor
Y poder dormir en paz.

Desde mi cama veo 
El cielo estrellado.

Mientras me duermo 
Recuerdo esa primera paliza.

"Sos hijo del rigor", decía mi madre.
Mi madre siempre tuvo razón. 






miércoles, 26 de diciembre de 2018

Era mi voz


Las calles de hormigón


Crujiendo por las 


Altas temperaturas:





La sangre de una pierna 


Agujereada por un 


22 corto:





La dosis que acaba 


Con la vida de un cuerpo


Joven:





Una madre que bautiza a su bebé


Y otra que lo abandona:





Una padre que lleva a su hijo 


A debutar con una prostituta


Y otro que marca a su hijo


A cintazos por ser gay:





El dinero de un Estado


Que desfinancia 


Y un poeta que rechaza


El Fondo nacional de las artes:





La moral que se ajusta a la moda


La moral, la ética y la estética


Que necesita la justicia:





Las lágrimas saladas 


Que golpean un ataúd 


Y una paloma arrullando 


En el cementerio:





Todos lo poemas malos 


Del mundo; solamente 


Un poema bueno:





El resentimiento que 


Gangrena mi sangre;


La redención que llega 


A tiempo:





Un abismo que sonríe 


A mi sonrisa; mi carta 


De declaración de amor


Que nunca envié (y que nunca


Enviaré):





La voz de mis hermanos


Nonatos, los mil millones 


De poemas que les escribiré:





Los gorriones que llegan a mi patio,


El esfuerzo por no olvidar


La voz de mi madre:





Mi figura arqueada sobre el teclado


Buscando el ritmo del poema


Y la intuición  por encontrar


El último verso:





Era mi voz todas estas cosas


Y muchas que nunca sabré.





Era mi voz un perfecto extraño


En las llanuras áridas 


De un país escatológico 


Y lisérgico.





En ese país nací y crecí


En ese país escribí mi poesía.





Si llegase a morir lejos


De mi país, devuelvan ni cuerpo 


A esa tierra. Mi voz,


Mi voz seguirá recorriendo países


Y cuando se agoten los países 


Volveré a las calles de hormigón 


Crujiendo por las 


Altas temperaturas. 










Era mi voz
Las calles de hormigón
Crujiendo por las 
Altas temperaturas:

La sangre de una pierna 
Agujereada por un 
22 corto:

La dosis que acaba 
Con la vida de un cuerpo
Joven:

Una madre que bautiza a su bebé
Y otra que lo abandona:

Una padre que lleva a su hijo 
A debutar con una prostituta
Y otro que marca a su hijo
A cintazos por ser gay:

El dinero de un Estado
Que desfinancia 
Y un poeta que rechaza
El Fondo nacional de las artes:

La moral que se ajusta a la moda
La moral, la ética y la estética
Que necesita la justicia:

Las lágrimas saladas 
Que golpean un ataúd 
Y una paloma arrullando 
En el cementerio:

Todos lo poemas malos 
Del mundo; solamente 
Un poema bueno:

El resentimiento que 
Gangrena mi sangre;
La redención que llega 
A tiempo:

Un abismo que sonríe 
A mi sonrisa; mi carta 
De declaración de amor
Que nunca envié (y que nunca
Enviaré):

La voz de mis hermanos
Nonatos, los mil millones 
De poemas que les escribiré:

Los gorriones que llegan a mi patio,
El esfuerzo por no olvidar
La voz de mi madre:

Mi figura arqueada sobre el teclado
Buscando el ritmo del poema
Y la intuición  por encontrar
El último verso:

Era mi voz todas estas cosas
Y muchas que nunca sabré.

Era mi voz un perfecto extraño
En las llanuras áridas 
De un país escatológico 
Y lisérgico.

En ese país nací y crecí
En ese país escribí mi poesía.

Si llegase a morir lejos
De mi país, devuelvan ni cuerpo 
A esa tierra. Mi voz,
Mi voz seguirá recorriendo países
Y cuando se agoten los países 
Volveré a las calles de hormigón 
Crujiendo por las 
Altas temperaturas. 



Busco la comunión de estas

Palabras con sentimientos

Que desconozco.



En la profundidad del Ser

No está permitido

El lenguaje.



Cada vez que el descenso

Es más pronunciado

Los símbolos son más

Encriptados.



Trato de entenderlos

Reflejándolos

En un espejo.



Ya he olvidado mi nombre

Y mi rostro;

Ni siquiera sé

Como escribirlo

O describirlo.



El desfile es interminable

Y cuando parece agotarse,

Hacia el final

Me veo a mí mismo con un espejo.



Ambos levantamos el vidrio

Que refleja la imagen del otro.



Y los vidrios se hacen trizas.



En los marcos vacíos

Entiendo que reside mi deseo

Profundo de autodestrucción.



Dejo los marcos y lo llevo conmigo

A la superficie.



Finalmente he encontrado

La comunión de las palabras

Con esos sentimientos

Desconocidos.



Finalmente

Tras

Aniquilar miles de espejos.




















Busco la comunión de estas
Palabras con sentimientos
Que desconozco.

En la profundidad del Ser
No está permitido
El lenguaje.

Cada vez que el descenso
Es más pronunciado
Los símbolos son más
Encriptados.

Trato de entenderlos
Reflejándolos
En un espejo.

Ya he olvidado mi nombre
Y mi rostro;
Ni siquiera sé
Como escribirlo
O describirlo.

El desfile es interminable
Y cuando parece agotarse,
Hacia el final
Me veo a mí mismo con un espejo.

Ambos levantamos el vidrio
Que refleja la imagen del otro.

Y los vidrios se hacen trizas.

En los marcos vacíos
Entiendo que reside mi deseo
Profundo de autodestrucción.

Dejo los marcos y lo llevo conmigo
A la superficie.

Finalmente he encontrado
La comunión de las palabras
Con esos sentimientos
Desconocidos.

Finalmente
Tras
Aniquilar miles de espejos.









viernes, 21 de diciembre de 2018

Patroclo

Mi padre llama a Patroclo

Al perro, para que

Venga a comer.



Sus músculos trasportan su

Carne y su nombre

Y  los 10 años

Del asedio a Troya.



En su pelaje de perro

Conviven el catalogo de

Las naves, la muerte de Astianacte

Arrojado desde las

Murallas troyanas,

La cólera de Aquiles, Briseida,

Néstor y  la ambición de Agamenón.

Las desgracias de Priamo,

El honor de Ajax y la hoja afilada

De la espada de Héctor

Con la que se quita la vida.



El perro sigue su camino

Hacia el plato de comida,

Recordando a los melenudos aqueos

A Apolo, el que hiere de lejos,

Al pelida, los escudos y botines,

Los pájaros carroñeando los cuerpos

Los funerales, las monedas en los ojos

La muralla impenetrable

Y el ingenio de Odiseo.



Mi padre enuncia las

Lícitas sílabas griegas

Del nombre del perro,

Pero no sabe toda la carga

Que conlleva el nombre.



El perro tampoco lo sabe.

Él escucha Patroclo, su nombre

Y cuando escucha ese sonido

Sabe que es la hora de comer:

Esa es su única certeza.


















Patroclo

Mi padre llama a Patroclo
Al perro, para que
Venga a comer.

Sus músculos trasportan su
Carne y su nombre
Y  los 10 años
Del asedio a Troya.

En su pelaje de perro
Conviven el catalogo de
Las naves, la muerte de Astianacte
Arrojado desde las
Murallas troyanas,
La cólera de Aquiles, Briseida,
Néstor y  la ambición de Agamenón.
Las desgracias de Priamo,
El honor de Ajax y la hoja afilada
De la espada de Héctor
Con la que se quita la vida.

El perro sigue su camino
Hacia el plato de comida,
Recordando a los melenudos aqueos
A Apolo, el que hiere de lejos,
Al pelida, los escudos y botines,
Los pájaros carroñeando los cuerpos
Los funerales, las monedas en los ojos
La muralla impenetrable
Y el ingenio de Odiseo.

Mi padre enuncia las
Lícitas sílabas griegas
Del nombre del perro,
Pero no sabe toda la carga
Que conlleva el nombre.

El perro tampoco lo sabe.
Él escucha Patroclo, su nombre
Y cuando escucha ese sonido
Sabe que es la hora de comer:
Esa es su única certeza.








martes, 18 de diciembre de 2018

Papel glacé

Hipotequé mi vida

Y mis sueños

En papeles glacé

Que atragantaban

Y amargaban la garganta.



Corrí una gran carrera

Contra la muerte

Por los papeles glacé.



Y cada día mi hipoteca

Aumentaba.



Mi ansiedad aumentaba

Los intereses aumentaban

La soledad aumentaba

Las causas penales aumentaban

El vacío aumentaba a límites desconocidos

Mi omnipotencia aumentaba

Y la sensación de morir en

Cada latir de corazón atrofiado

Por el veneno del Polvo Inca

También aumentaba.



8 años tardé en pagar mi hipoteca

Y los intereses. Hoy soy un digno

Propietario; y los papeles glacé

Lo uso para origamis

Y poemas con los que hago barquitos

Que dejo en mi antiguo Lago de Ira

Que ya se ha descongelado.



En la orilla me encuentro

Escribiendo y haciendo barcos:

Ya he cubierto la mitad del lago

Y puede ser que lo complete

Con los papeles glacé

Que me quedan.



Mi bandera blanca flamea en el flanco

Violento de la montaña.

El disco solar es devorado por el lago

Y todos mis barquitos de papel

Parecieran dirigirse a la unión

Del sol con el agua cristalina.



Ya hice demasiados barcos por Hoy.

Por fin puedo dejar mi tarea

Y descansar en paz.



Paz

Pa(ciencia)

Paz para dejar de sufrir.



¿Existe un capital más valioso?
















Papel glacé

Hipotequé mi vida
Y mis sueños
En papeles glacé
Que atragantaban
Y amargaban la garganta.

Corrí una gran carrera
Contra la muerte
Por los papeles glacé.

Y cada día mi hipoteca
Aumentaba.

Mi ansiedad aumentaba
Los intereses aumentaban
La soledad aumentaba
Las causas penales aumentaban
El vacío aumentaba a límites desconocidos
Mi omnipotencia aumentaba
Y la sensación de morir en
Cada latir de corazón atrofiado
Por el veneno del Polvo Inca
También aumentaba.

8 años tardé en pagar mi hipoteca
Y los intereses. Hoy soy un digno
Propietario; y los papeles glacé
Lo uso para origamis
Y poemas con los que hago barquitos
Que dejo en mi antiguo Lago de Ira
Que ya se ha descongelado.

En la orilla me encuentro
Escribiendo y haciendo barcos:
Ya he cubierto la mitad del lago
Y puede ser que lo complete
Con los papeles glacé
Que me quedan.

Mi bandera blanca flamea en el flanco
Violento de la montaña.
El disco solar es devorado por el lago
Y todos mis barquitos de papel
Parecieran dirigirse a la unión
Del sol con el agua cristalina.

Ya hice demasiados barcos por Hoy.
Por fin puedo dejar mi tarea
Y descansar en paz.

Paz
Pa(ciencia)
Paz para dejar de sufrir.

¿Existe un capital más valioso?







lunes, 17 de diciembre de 2018

Mi barrilete tiene un estampado

De Meteoro.



Tengo un autito de

La Pantera Rosa.



Tomo Crush

En un vaso de Brigada A.



Y la chocolatada

A la hora de la merienda

Frente al televisor es Superpibe.



El barrio es de zanjas

Y calles de tierra.



Niños cazando renacuajos

Y potreros formando

Estrellas de fútbol.



Yo me encuentro en la terraza

De la casa de mi abuela;

Me divierto desarmando

Cajones de verdura

Para convertirlos

En aviones: esos aviones que ya he

Armado un millón de veces: Una vez

Por cada recuerdo.



Creo que ya podrían cubrir

Todo el cielo.



Creo que ya pueden llevarme

A cualquier lado.



Creo que ya puedo dejar de soñar.








Mi barrilete tiene un estampado
De Meteoro.

Tengo un autito de
La Pantera Rosa.

Tomo Crush
En un vaso de Brigada A.

Y la chocolatada
A la hora de la merienda
Frente al televisor es Superpibe.

El barrio es de zanjas
Y calles de tierra.

Niños cazando renacuajos
Y potreros formando
Estrellas de fútbol.

Yo me encuentro en la terraza
De la casa de mi abuela;
Me divierto desarmando
Cajones de verdura
Para convertirlos
En aviones: esos aviones que ya he
Armado un millón de veces: Una vez
Por cada recuerdo.

Creo que ya podrían cubrir
Todo el cielo.

Creo que ya pueden llevarme
A cualquier lado.

Creo que ya puedo dejar de soñar.



domingo, 16 de diciembre de 2018

Gastón Leandro

Ezequiel soy.



Hijo de una prostituta

Y un drogadicto

Con alcoholismo heredado

De mis abuelos

Y la melancolía

Haciéndose sentir por muchas

Generaciones.



En mi pulso

Confluye sangre

De tobas y guaraníes

Con la de españoles

Anarquistas ilustrados.



Mi sangre arde en llamas

En preguntas

En versos que destilan ponzoña,

Esa ponzoña que en el pasado

No me dejó respirar

Y combatía con más ponzoña.



Mi carne vive de la tierra y el fuego

Mi espíritu de las letras

Y el pensamiento

Escribo con mis antepasados mediante

Y no me da vergüenza eso.



La noche me arropa con su manto

La voces dictan lo escrito:

Ya no necesito huir a ningún lado.



Desde el Pilcomayo

Y la alta Europa

Lo poemas llegan.



El propósito me encontró a mí

Antes de que yo

Lo encontrase a él.



Ahora los días tienen  sentido

La ponzoña no me envenena

Y la melancolía devino a versos.



Ya nada pueden quitarme

Ya nada puedo perder.



Puedo dormir el sueño

Que todo hombre anhela

Puedo vivir la vida que me fue

Concebida.



Los grillos que salpican mi patio

Con sus cantos

Le devuelven la belleza al mundo.



Y para finalizar

No hay más gratificante que escribir

Poesía en un mundo absurdo y hostil.

Esto ya lo habían entendido

Mis antepasados. Ahora me queda a mí

Entender el resto.



La noche murmura y murmura

Yo

Escribo y escribo: Nada más.














Gastón Leandro
Ezequiel soy.

Hijo de una prostituta
Y un drogadicto
Con alcoholismo heredado
De mis abuelos
Y la melancolía
Haciéndose sentir por muchas
Generaciones.

En mi pulso
Confluye sangre
De tobas y guaraníes
Con la de españoles
Anarquistas ilustrados.

Mi sangre arde en llamas
En preguntas
En versos que destilan ponzoña,
Esa ponzoña que en el pasado
No me dejó respirar
Y combatía con más ponzoña.

Mi carne vive de la tierra y el fuego
Mi espíritu de las letras
Y el pensamiento
Escribo con mis antepasados mediante
Y no me da vergüenza eso.

La noche me arropa con su manto
La voces dictan lo escrito:
Ya no necesito huir a ningún lado.

Desde el Pilcomayo
Y la alta Europa
Lo poemas llegan.

El propósito me encontró a mí
Antes de que yo
Lo encontrase a él.

Ahora los días tienen  sentido
La ponzoña no me envenena
Y la melancolía devino a versos.

Ya nada pueden quitarme
Ya nada puedo perder.

Puedo dormir el sueño
Que todo hombre anhela
Puedo vivir la vida que me fue
Concebida.

Los grillos que salpican mi patio
Con sus cantos
Le devuelven la belleza al mundo.

Y para finalizar
No hay más gratificante que escribir
Poesía en un mundo absurdo y hostil.
Esto ya lo habían entendido
Mis antepasados. Ahora me queda a mí
Entender el resto.

La noche murmura y murmura
Yo
Escribo y escribo: Nada más.






lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Cuál es mi dios?

Compro unas milanesas

Y uno huevos en el almacén.



Paso por la iglesia evangélica

Del barrio;

Se lo ve al pastor y a sus fieles

En el recinto. A la pasada juego

Con lo perros que ranchean

En la puerta del templo:

¿Cuál es mi dios?, me pregunto

Con  los perros siguiéndome

Hasta la esquina.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Ceno con mi padre.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Vemos una película.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Las mascotas salen al patio.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Pienso en el bandoneón de

Piazzolla.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Le doy una clonazepam a mi padre

Para que pueda dormir.



¿Cuál es mi dios?, mientras

La lluvia repiquetea en las chapas.



¿Cuál es mi dios?, mientras el aroma

A tierra mojada entra al comedor

Y refresca toda la casa.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Imagino a mamá fumando debajo

Del alero.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Trato de buscar algo para escribir.



¿Cuál es mi dios?, mientras

Escribo este poema.



¿Cuál es mi dios?



¿Cuál?
















¿Cuál es mi dios?

Compro unas milanesas
Y uno huevos en el almacén.

Paso por la iglesia evangélica
Del barrio;
Se lo ve al pastor y a sus fieles
En el recinto. A la pasada juego
Con lo perros que ranchean
En la puerta del templo:
¿Cuál es mi dios?, me pregunto
Con  los perros siguiéndome
Hasta la esquina.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Ceno con mi padre.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Vemos una película.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Las mascotas salen al patio.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Pienso en el bandoneón de
Piazzolla.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Le doy una clonazepam a mi padre
Para que pueda dormir.

¿Cuál es mi dios?, mientras
La lluvia repiquetea en las chapas.

¿Cuál es mi dios?, mientras el aroma
A tierra mojada entra al comedor
Y refresca toda la casa.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Imagino a mamá fumando debajo
Del alero.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Trato de buscar algo para escribir.

¿Cuál es mi dios?, mientras
Escribo este poema.

¿Cuál es mi dios?

¿Cuál?






jueves, 6 de diciembre de 2018

Quinquela

Una cortina fina de lluvia

Distorsiona el paisaje

Afuera de la autopista.



Un techo de hormigón

Fuego para calentar la pava

Prensado paraguayo

Y los restos del asado nocturno

Hacen cálida la vida

En esta autopista

Del barrio de La Boca.



La policía hace su visita regular;

Busca caras nuevas pero encuentra

A los mismos de siempre. El porro

Circula en presencia de los cobanis.

Saludan, se van  y el mate ya se lavó.



La única música es la de la lluvia

Y el de los camiones transitando

Sobre el asfalto

Y la bocina de algún barco que llega

Al puerto.



¿Cuánto habrá cambiado

El añorado barrio de

Quinquela Martín?



Esta escena:

¿Hubiera sido digna

Del renombrado pintor?



No lo sé

Sé que es digna de poesía

Y como no sé pintar

Escribo para inmortalizar

Los días debajo de la autopista.














Quinquela

Una cortina fina de lluvia
Distorsiona el paisaje
Afuera de la autopista.

Un techo de hormigón
Fuego para calentar la pava
Prensado paraguayo
Y los restos del asado nocturno
Hacen cálida la vida
En esta autopista
Del barrio de La Boca.

La policía hace su visita regular;
Busca caras nuevas pero encuentra
A los mismos de siempre. El porro
Circula en presencia de los cobanis.
Saludan, se van  y el mate ya se lavó.

La única música es la de la lluvia
Y el de los camiones transitando
Sobre el asfalto
Y la bocina de algún barco que llega
Al puerto.

¿Cuánto habrá cambiado
El añorado barrio de
Quinquela Martín?

Esta escena:
¿Hubiera sido digna
Del renombrado pintor?

No lo sé
Sé que es digna de poesía
Y como no sé pintar
Escribo para inmortalizar
Los días debajo de la autopista.






Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...