sábado, 23 de marzo de 2019

La noche respira

Sobre el traqueteo

De los trenes.



El tren que me llevo

A un laberinto de murciélagos

Es el mismo

Que me trajo a casa.



La respiración de la noche

Guarda la memoria

De las miles de noches

En las que me(moría)

Al abrigo de los brazos

Ardientes de la intemperie.



Ya no guardo secretos

Puedo ver en el  manto nocturno

Y no sentir miedo

Tampoco en el manto obscuro

De mi habitación

Ni en el manto obscuro

E insondable

De mi inconsciencia.



La noche respira

Los trenes traquetean:

Hubo un tiempo en que me divertía

Jugar entre vagones ferrosos, oxidados

Abandonados.

Hubo otro tiempo en que volvía

De la escuela por las vías.

Hubo otro tiempo en que desgarraba

Mi sistema nervioso

Con pasta base de cocaína

En las vías de Avellaneda.

Hubo otro tiempo en que dejé

Todas esas vías

Y me dediqué a contar sus historias:

Una noche que respira

Un tren que traquetea

Un Reybufón que ha podido

Reconstruir su sistema nervioso.



"Ahí escucho el tren",

Finalmente estoy despierto

Respirando sobre el garrapateo

De la lapicera sobre la hoja.










La noche respira
Sobre el traqueteo
De los trenes.

El tren que me llevo
A un laberinto de murciélagos
Es el mismo
Que me trajo a casa.

La respiración de la noche
Guarda la memoria
De las miles de noches
En las que me(moría)
Al abrigo de los brazos
Ardientes de la intemperie.

Ya no guardo secretos
Puedo ver en el  manto nocturno
Y no sentir miedo
Tampoco en el manto obscuro
De mi habitación
Ni en el manto obscuro
E insondable
De mi inconsciencia.

La noche respira
Los trenes traquetean:
Hubo un tiempo en que me divertía
Jugar entre vagones ferrosos, oxidados
Abandonados.
Hubo otro tiempo en que volvía
De la escuela por las vías.
Hubo otro tiempo en que desgarraba
Mi sistema nervioso
Con pasta base de cocaína
En las vías de Avellaneda.
Hubo otro tiempo en que dejé
Todas esas vías
Y me dediqué a contar sus historias:
Una noche que respira
Un tren que traquetea
Un Reybufón que ha podido
Reconstruir su sistema nervioso.

"Ahí escucho el tren",
Finalmente estoy despierto
Respirando sobre el garrapateo
De la lapicera sobre la hoja.




domingo, 17 de marzo de 2019

La última estrella

La última luz lunar

La última vez que desgarré

Mis pulmones

La última vez que deseé

Llegar hasta aquí

Para escribir este poema.



La primera vez que desperté

De ese primer sueño

Allá por 1981:

¿Cuánto tiempo pasó?

¿Cuántos sueños tuve?



El tiempo se escapa

De mis manos

Como arena intranquila.

La poesía es el intento

Por retenerla.



La poesía es mi intento de andar

En bicicleta sin rueditas

Y caer en cada intento;

También ese humo desgarrador

Del espíritu.



Mientras tanto sigo tratando

De recordar mi primer sueño

En en este mundo;

La primera vez

Que vi la última estrella

La primera vez

Que vi la última luz lunar.














La última estrella
La última luz lunar
La última vez que desgarré
Mis pulmones
La última vez que deseé
Llegar hasta aquí
Para escribir este poema.

La primera vez que desperté
De ese primer sueño
Allá por 1981:
¿Cuánto tiempo pasó?
¿Cuántos sueños tuve?

El tiempo se escapa
De mis manos
Como arena intranquila.
La poesía es el intento
Por retenerla.

La poesía es mi intento de andar
En bicicleta sin rueditas
Y caer en cada intento;
También ese humo desgarrador
Del espíritu.

Mientras tanto sigo tratando
De recordar mi primer sueño
En en este mundo;
La primera vez
Que vi la última estrella
La primera vez
Que vi la última luz lunar.





lunes, 11 de marzo de 2019

A.T.R ( o La uberización del lenguaje)

    La ola que empezó a levantarme en el 93, y que la cresta alcanzó su punto máximo entre el 99 y el 2005; ya en el 2009 estaba dejándome derrotado en la orilla de un mar de frustraciones. Pero antes debía pasar por la Unidad 44, alcaidía de Batán, para terminar mi tesis filosófica-poética. Era febrero del 2009. Habíamos salido de Buenos Aires en tren con el Yona y Chaqueño con una buena cantidad de porro. La idea era pasar unos días de joda en La feliz. El viaje no tuvo complicaciones. Al llegar a Mar del Plata nos dispusimos a caminar por La Luro rumbo a La Bristol. Mientras nos armábamos un faso para la caminata un pinta nos pidió una seca. El pinta recibió  una seca y ya nunca más se despegaría de nosotros. Pasamos todo el día fumando y escabiando. Pero para el Yona y el Chaqueño si no robaban nada no había diversión. Hubo un par de intentos de escruches en un par de casas, romper una par de vidrios de autos para sacar valores y nada más. Llegó la noche y había que buscar refugio. Encontramos una casa a medio construir por la Martínez de Hoz, cruzando la rotando del puerto. Pasó la noche.

   En la mañana dejamos la casa y nos fuimos para la costa a fumar los mañaneros reglamentarios. Seguramente habremos comido algo y (eso no hace falta tratar de recordarlo) empinamos unas cuantas cervezas. El Chaqueño y el Yona seguían con la manija del afano. No se iban a detener. En una de las playas cerca del Torreón del Monje, entre las piedras, se hizo la luz (u obscuridad). "¡Quieren bardear de enserio!, les digo al resto levantando una tableta de clonazepam que estaba tirada. Una pastilla terminó adentro de la botella y una dosis para cada uno fue lo siguiente. Clonazepam genérica, de 2 miligramos, mezclado con decenas de litros de cerveza y la yerba poderosísima del Bajo Flores le saca la careta a cualquier coragil. Entre el Yona, el Chaqueño y el otro pinta que también quería sacar chapa, no sé cuantos autos reventaron. Empezó a aparecer la plata, más cervezas, mas pastillas en las cervezas, más porros, gente, locura, perdida de la proporción del tiempo y el espacio, quilombos, corridas, creo que peleamos con alguien y, finalmente, el grupo se disolvió. Yo me quedé con el chanta que se nos había pegado en la terminal. Se llamaba Jhonatan y le decíamos Yoni para diferenciarlo del del Yona. Cayó la noche en La feliz. Yo estaba con una bici que no puedo acertar de donde salió. Mi nuevo compañero todavía tenía ganas de seguir bardeando. Fuimos a ver un espectáculo callejero para rastrear algo. Un par de intentos fallidos de abrir mochilas hasta que pinto arrebatar un celular. El Yoni marcó al punto, yo me adelante con la bici, él arrebató, corrió, lo levanté en la bici y salimos disparados por la Peralta Ramos.

   Recuerdo ir bajando por esas avenidas con pendientes, a veces pronunciadas, a veces, vertiginosas, como Jhon Travolta en Pulp Fiction después de darse el pico de heroína. El instinto nos hizo volver al refugio de la noche anterior. Había que descansar para vender los sustraído al otro día y seguir acrecentando el botín. Recuerdo que al llegar a la obra en construcción me desmayé en el acto. Y en el acto desperté con alguien que nos tiraba a matar con ladrillos."¡Chorros, hijos de puta!", los adjetivos calificativos de siempre. Esta persona nos acusaba de algo que, supuestamente, habíamos hecho dormidos. Siguieron los gritos las amenazas, nosotros con carpa empezamos a agarrar nuestras mochilas y ver la manera de tomarnos el palo. El que grita se queda con la bici, yo quería salir volando de ahí. Cuando ganamos la salida empezamos a correr lo más que pudimos hasta que nos cercó una patrullero. Fin de las vacaciones salvajes. Borcegos sobre la cara, escopeta en la espalda dispuesta a tirar al menor movimiento y otra causa penal para el prontuario. La cosa fue así (nos enteramos en la taquería): el que nos tiraba con los ladrillos vivía al lado de la obra en construcción. Alguien (que no fuimos nosotros) le barreteó el portón del garage, armó un bagallo de herramientas,las descarta en el patio de la obra en construcción para rescatarlas al otro día. Esa es la única explicación racional-delincuente que se me ocurre. El tipo se levanta, ve el portón violado, va a la obra y nos encuentra fisurando a nosotros. Para el tipo robado no hay muchas explicaciones. Y esto también es la historia de mi vida: estar en el lugar equivocado, el momento equivocado y con la gente equivocada.

   Los detalles del proceso, la acusación del damnificado, como evité 6 mese de cumplimiento efectivo no los detallaré acá. Todo eso es parte del ensayo ¿Qué es la justicia? Un día antes del  comparendo, recuerdo que era un jueves, y ya estaba todo el pabellón engomado. Serían las 7 de la tarde cuando el servicio penitenciario abrió la celda y arrojó a un chanta con nosotros. Al chabón le dolía  todo, le habían dado duro en la taquería. Lo acusan de un calificado con arma de fuego. Él dice que descartó el fierro y que la causa se cae sola porque no se lo encontraron. Cuenta que son tres los de su banda, que andan en una auto y ( acá es donde aparece la magia) es cuando dice los suyo: "A todo ritmo andamos", agitando la mano derecha (recuérdese, es febrero del 2009). Tal cual como dijo, el boga lo sacó a la hora.

    Hasta acá la anécdota.





    Hace un par de días vi a una chica de la aristocracia bahiense, que trabaja en el senado de la nación, festejar su cumpleaños por las redes. Se ve que los contactos de su familia le permitieron acceder a un cargo público con poco más de 20 años. Lo que me mueve no es el resentimiento social. Lo que necesito para justificar el ensayo es un globo que ella sostenía que formaban las siglas A.T.R (a todo ritmo). La expresión la empecé a escuchar como un débil rumor hace un par de años y recién el año que pasó (2018) se puede decir que se instaló.

   Hoy todo es A.T.R: tomar sol en la pileta, tomar una limonada en un country de Bosque alto, hacer trámites en un día de calor o de frío, sacar a pasear al perro, estar encerrado en una maratón de series todo el fin de semana, el carnaval carioca, el trencito, tomar mate con tostadas, estar depresivo o con un ataque de pánico, mil selfies por segundo , mil tweets por segundo, mi historias en Instagram, preparar un final o un pepper, o el balance de la empresa, corderos al asador, sopas de almejas, pollos al disco, correr, andar en bici, estar sentado sin hacer nada y un millón de cosas sirven para decir que se está A.T.R.

  ¿Qué es ser A.T.R?: es salir de caño todos los días, rastrear bolsos, billeteras; arrastrar jubiladas a la salida del banco, organizar escruches y salideras; partirles las zapatillas a los giles que entran a la villa a comprar droga, a esos mismos giles darles jabón en polvo, veneno para ratas, vidrio molido, harina barata o talco en vez de la droga, volarles la pata de tiro si se retoban o solo por el placer de verles volar la pata, mandarse de entradera a donde pinte (para el aterreista el enemigo sos vos, no el Estado o el gobierno de turno. Recuérdese que los avala la doctrina de Proudom:"El único delito es la propiedad privada". Vos sos el delincuente) y si los ocupantes de la casa se retoban también darles un tiro. Ser aterresita verdadero implica estar reloco todo el día: tomar merca, fumar faso, pasta base, tomarse toda la gama de pastillas psiquiatricas, jalar pegamento nafta o cualquier sustancia volátil como el aguarras, pinturas, esmalte de uñas,  y cualquier cosa que logré marear el cerebro; cojerse putos, putas, travas, bisexuales, tri, c.i.s y todas las combinaciones posibles de todas estas formas de aterresimo.

 



    La empresa que hoy lleva adelante la clase media-burguesa y la baja-aristocracia con su lenguaje inclusivo estaría destinada al fracaso. Un docente que promueve el uso del lenguaje inclusivo en que se puede apoyar para corregir las faltas de ortografía de sus alumnos. ¿Es un lenguaje el lenguaje inclusivo o solo un aliviador de conciencia más del capitalismo? ¿Incluye el lenguaje inclusivo? Es paradójico que los que hablan de inclusión son los que más excluyen a los que no adhieren a este ¿lenguaje? Creo que si retomamos en uso del latín incluimos a la mitad del planeta. El problema es que hay que aprender el idioma y eso es algo que este sujeto C.C.C (contemporáneo-capitalista-cristiano) no quiere hacer: hacer esfuerzos.

   Me interesa la opinión de Borges en este asunto. En la Historia del guerrero y la cautiva está la confirmación de mi sospecha. Esos bárbaros que atravesaron selvas y ciénagas para llegar a Italia, esos bárbaros que no sabían que combatían a los romanos, esos bárbaros que profesaban el arrianismo, esos bárbaros de los dioses de la guerra y del trueno, con sus torpes figuras de madera, envueltas en ropa tejida y recargadas de monedas y ajorcas; esos bárbaros que venían de las selvas inextricables del jabaí y del uro; esos bárbaros blancos, animosos, inocentes, crueles, leales a su capitán y a su tribu, no al universo; esos bárbaros que llegaron a Ravena y vieron algo que jamás habían visto. Ven el día y los cipreses y el mármol. Ven un conjunto múltiple y sin desorden, ven una ciudad, un organismo hecho de estatuas, de templos, de jardines, de habitaciones, de gradas, de jarrones de capiteles, de espacios regulares y abiertos. Esos bárbaros que son tocados por una maquinaria compleja y que adivinaron una inteligencia inmortal; y que les bastó ver solo un arco con una incomprensible inscripción en eternas letras romanas; y que bruscamente quedaron ciegos y renovados con esa revelación. Esos bárbaros conversos que se iluminaron, que no fueron traidores, como Drotulft, que se hicieron italianos, lombardos; esos bárbaros Aldiger que con el paso de las generaciones le dieron el linaje a Dante Alighieri y este a la Divina Comedia: esos bárbaros son los que me interesan.





     La subversión de la gramática y la cultura no parece producirse desde Roma a los margenes, o desde las clases aristocráticas a las populares. El Imperio Romano avanza y absorbe a las tribus  bárbaras. Absorbe su cultura, sus costumbres, sus lenguajes y lo normaliza en su beneficio. Lo mismo está ocurriendo con la expresión A.T.R. Una expresión gestada en los margenes de la sociedad que simboliza esas expresiones que tanto se combaten con fuerzas de seguridad, prejuicios, dispositivos de seguridad y medicaciones psiquiátricas. Una expresión autónoma que se fue ganando lugar en la sociedad sin que nadie lo promueva. Una expresión que dice más sobre los movimientos autárquicos de la lengua y la cultura. Una expresión autónoma que hoy los está incluyendo a casi todos.

     La uberización del lenguaje y lenguaje inclusivo son hermanos siameses. El concepto de uberización encaja perfectamente en el argumento. Sujetos  que reciben en su domicilio sin moverse, todas su necesidades egocéntricas que el mercado les vende a la fuerza. Cambiarle una letra a las palabras y querer incluir a los dos géneros o toda la gama de géneros-mercancia que hoy están disponibles es uberizar el lenguaje por que no propone cambios éticos en el emisor y/o receptor (no olvidar que ética y estética no se deben escindir).

   La uberización ha llegado al lenguaje. En 2029 volveré a este ensayo para ver si el lenguaje inclusivo  ha llegado a las villas, a los penales, a los margenes, a la barbarie. Mientras tanto sigo el desfile de la barbarie.












A.T.R ( o La uberización del lenguaje)

    La ola que empezó a levantarme en el 93, y que la cresta alcanzó su punto máximo entre el 99 y el 2005; ya en el 2009 estaba dejándome derrotado en la orilla de un mar de frustraciones. Pero antes debía pasar por la Unidad 44, alcaidía de Batán, para terminar mi tesis filosófica-poética. Era febrero del 2009. Habíamos salido de Buenos Aires en tren con el Yona y Chaqueño con una buena cantidad de porro. La idea era pasar unos días de joda en La feliz. El viaje no tuvo complicaciones. Al llegar a Mar del Plata nos dispusimos a caminar por La Luro rumbo a La Bristol. Mientras nos armábamos un faso para la caminata un pinta nos pidió una seca. El pinta recibió  una seca y ya nunca más se despegaría de nosotros. Pasamos todo el día fumando y escabiando. Pero para el Yona y el Chaqueño si no robaban nada no había diversión. Hubo un par de intentos de escruches en un par de casas, romper una par de vidrios de autos para sacar valores y nada más. Llegó la noche y había que buscar refugio. Encontramos una casa a medio construir por la Martínez de Hoz, cruzando la rotando del puerto. Pasó la noche.
   En la mañana dejamos la casa y nos fuimos para la costa a fumar los mañaneros reglamentarios. Seguramente habremos comido algo y (eso no hace falta tratar de recordarlo) empinamos unas cuantas cervezas. El Chaqueño y el Yona seguían con la manija del afano. No se iban a detener. En una de las playas cerca del Torreón del Monje, entre las piedras, se hizo la luz (u obscuridad). "¡Quieren bardear de enserio!, les digo al resto levantando una tableta de clonazepam que estaba tirada. Una pastilla terminó adentro de la botella y una dosis para cada uno fue lo siguiente. Clonazepam genérica, de 2 miligramos, mezclado con decenas de litros de cerveza y la yerba poderosísima del Bajo Flores le saca la careta a cualquier coragil. Entre el Yona, el Chaqueño y el otro pinta que también quería sacar chapa, no sé cuantos autos reventaron. Empezó a aparecer la plata, más cervezas, mas pastillas en las cervezas, más porros, gente, locura, perdida de la proporción del tiempo y el espacio, quilombos, corridas, creo que peleamos con alguien y, finalmente, el grupo se disolvió. Yo me quedé con el chanta que se nos había pegado en la terminal. Se llamaba Jhonatan y le decíamos Yoni para diferenciarlo del del Yona. Cayó la noche en La feliz. Yo estaba con una bici que no puedo acertar de donde salió. Mi nuevo compañero todavía tenía ganas de seguir bardeando. Fuimos a ver un espectáculo callejero para rastrear algo. Un par de intentos fallidos de abrir mochilas hasta que pinto arrebatar un celular. El Yoni marcó al punto, yo me adelante con la bici, él arrebató, corrió, lo levanté en la bici y salimos disparados por la Peralta Ramos.
   Recuerdo ir bajando por esas avenidas con pendientes, a veces pronunciadas, a veces, vertiginosas, como Jhon Travolta en Pulp Fiction después de darse el pico de heroína. El instinto nos hizo volver al refugio de la noche anterior. Había que descansar para vender los sustraído al otro día y seguir acrecentando el botín. Recuerdo que al llegar a la obra en construcción me desmayé en el acto. Y en el acto desperté con alguien que nos tiraba a matar con ladrillos."¡Chorros, hijos de puta!", los adjetivos calificativos de siempre. Esta persona nos acusaba de algo que, supuestamente, habíamos hecho dormidos. Siguieron los gritos las amenazas, nosotros con carpa empezamos a agarrar nuestras mochilas y ver la manera de tomarnos el palo. El que grita se queda con la bici, yo quería salir volando de ahí. Cuando ganamos la salida empezamos a correr lo más que pudimos hasta que nos cercó una patrullero. Fin de las vacaciones salvajes. Borcegos sobre la cara, escopeta en la espalda dispuesta a tirar al menor movimiento y otra causa penal para el prontuario. La cosa fue así (nos enteramos en la taquería): el que nos tiraba con los ladrillos vivía al lado de la obra en construcción. Alguien (que no fuimos nosotros) le barreteó el portón del garage, armó un bagallo de herramientas,las descarta en el patio de la obra en construcción para rescatarlas al otro día. Esa es la única explicación racional-delincuente que se me ocurre. El tipo se levanta, ve el portón violado, va a la obra y nos encuentra fisurando a nosotros. Para el tipo robado no hay muchas explicaciones. Y esto también es la historia de mi vida: estar en el lugar equivocado, el momento equivocado y con la gente equivocada.
   Los detalles del proceso, la acusación del damnificado, como evité 6 mese de cumplimiento efectivo no los detallaré acá. Todo eso es parte del ensayo ¿Qué es la justicia? Un día antes del  comparendo, recuerdo que era un jueves, y ya estaba todo el pabellón engomado. Serían las 7 de la tarde cuando el servicio penitenciario abrió la celda y arrojó a un chanta con nosotros. Al chabón le dolía  todo, le habían dado duro en la taquería. Lo acusan de un calificado con arma de fuego. Él dice que descartó el fierro y que la causa se cae sola porque no se lo encontraron. Cuenta que son tres los de su banda, que andan en una auto y ( acá es donde aparece la magia) es cuando dice los suyo: "A todo ritmo andamos", agitando la mano derecha (recuérdese, es febrero del 2009). Tal cual como dijo, el boga lo sacó a la hora.
    Hasta acá la anécdota.


    Hace un par de días vi a una chica de la aristocracia bahiense, que trabaja en el senado de la nación, festejar su cumpleaños por las redes. Se ve que los contactos de su familia le permitieron acceder a un cargo público con poco más de 20 años. Lo que me mueve no es el resentimiento social. Lo que necesito para justificar el ensayo es un globo que ella sostenía que formaban las siglas A.T.R (a todo ritmo). La expresión la empecé a escuchar como un débil rumor hace un par de años y recién el año que pasó (2018) se puede decir que se instaló.
   Hoy todo es A.T.R: tomar sol en la pileta, tomar una limonada en un country de Bosque alto, hacer trámites en un día de calor o de frío, sacar a pasear al perro, estar encerrado en una maratón de series todo el fin de semana, el carnaval carioca, el trencito, tomar mate con tostadas, estar depresivo o con un ataque de pánico, mil selfies por segundo , mil tweets por segundo, mi historias en Instagram, preparar un final o un pepper, o el balance de la empresa, corderos al asador, sopas de almejas, pollos al disco, correr, andar en bici, estar sentado sin hacer nada y un millón de cosas sirven para decir que se está A.T.R.
  ¿Qué es ser A.T.R?: es salir de caño todos los días, rastrear bolsos, billeteras; arrastrar jubiladas a la salida del banco, organizar escruches y salideras; partirles las zapatillas a los giles que entran a la villa a comprar droga, a esos mismos giles darles jabón en polvo, veneno para ratas, vidrio molido, harina barata o talco en vez de la droga, volarles la pata de tiro si se retoban o solo por el placer de verles volar la pata, mandarse de entradera a donde pinte (para el aterreista el enemigo sos vos, no el Estado o el gobierno de turno. Recuérdese que los avala la doctrina de Proudom:"El único delito es la propiedad privada". Vos sos el delincuente) y si los ocupantes de la casa se retoban también darles un tiro. Ser aterresita verdadero implica estar reloco todo el día: tomar merca, fumar faso, pasta base, tomarse toda la gama de pastillas psiquiatricas, jalar pegamento nafta o cualquier sustancia volátil como el aguarras, pinturas, esmalte de uñas,  y cualquier cosa que logré marear el cerebro; cojerse putos, putas, travas, bisexuales, tri, c.i.s y todas las combinaciones posibles de todas estas formas de aterresimo.
 

    La empresa que hoy lleva adelante la clase media-burguesa y la baja-aristocracia con su lenguaje inclusivo estaría destinada al fracaso. Un docente que promueve el uso del lenguaje inclusivo en que se puede apoyar para corregir las faltas de ortografía de sus alumnos. ¿Es un lenguaje el lenguaje inclusivo o solo un aliviador de conciencia más del capitalismo? ¿Incluye el lenguaje inclusivo? Es paradójico que los que hablan de inclusión son los que más excluyen a los que no adhieren a este ¿lenguaje? Creo que si retomamos en uso del latín incluimos a la mitad del planeta. El problema es que hay que aprender el idioma y eso es algo que este sujeto C.C.C (contemporáneo-capitalista-cristiano) no quiere hacer: hacer esfuerzos.
   Me interesa la opinión de Borges en este asunto. En la Historia del guerrero y la cautiva está la confirmación de mi sospecha. Esos bárbaros que atravesaron selvas y ciénagas para llegar a Italia, esos bárbaros que no sabían que combatían a los romanos, esos bárbaros que profesaban el arrianismo, esos bárbaros de los dioses de la guerra y del trueno, con sus torpes figuras de madera, envueltas en ropa tejida y recargadas de monedas y ajorcas; esos bárbaros que venían de las selvas inextricables del jabaí y del uro; esos bárbaros blancos, animosos, inocentes, crueles, leales a su capitán y a su tribu, no al universo; esos bárbaros que llegaron a Ravena y vieron algo que jamás habían visto. Ven el día y los cipreses y el mármol. Ven un conjunto múltiple y sin desorden, ven una ciudad, un organismo hecho de estatuas, de templos, de jardines, de habitaciones, de gradas, de jarrones de capiteles, de espacios regulares y abiertos. Esos bárbaros que son tocados por una maquinaria compleja y que adivinaron una inteligencia inmortal; y que les bastó ver solo un arco con una incomprensible inscripción en eternas letras romanas; y que bruscamente quedaron ciegos y renovados con esa revelación. Esos bárbaros conversos que se iluminaron, que no fueron traidores, como Drotulft, que se hicieron italianos, lombardos; esos bárbaros Aldiger que con el paso de las generaciones le dieron el linaje a Dante Alighieri y este a la Divina Comedia: esos bárbaros son los que me interesan.


     La subversión de la gramática y la cultura no parece producirse desde Roma a los margenes, o desde las clases aristocráticas a las populares. El Imperio Romano avanza y absorbe a las tribus  bárbaras. Absorbe su cultura, sus costumbres, sus lenguajes y lo normaliza en su beneficio. Lo mismo está ocurriendo con la expresión A.T.R. Una expresión gestada en los margenes de la sociedad que simboliza esas expresiones que tanto se combaten con fuerzas de seguridad, prejuicios, dispositivos de seguridad y medicaciones psiquiátricas. Una expresión autónoma que se fue ganando lugar en la sociedad sin que nadie lo promueva. Una expresión que dice más sobre los movimientos autárquicos de la lengua y la cultura. Una expresión autónoma que hoy los está incluyendo a casi todos.
     La uberización del lenguaje y lenguaje inclusivo son hermanos siameses. El concepto de uberización encaja perfectamente en el argumento. Sujetos  que reciben en su domicilio sin moverse, todas su necesidades egocéntricas que el mercado les vende a la fuerza. Cambiarle una letra a las palabras y querer incluir a los dos géneros o toda la gama de géneros-mercancia que hoy están disponibles es uberizar el lenguaje por que no propone cambios éticos en el emisor y/o receptor (no olvidar que ética y estética no se deben escindir).
   La uberización ha llegado al lenguaje. En 2029 volveré a este ensayo para ver si el lenguaje inclusivo  ha llegado a las villas, a los penales, a los margenes, a la barbarie. Mientras tanto sigo el desfile de la barbarie.





Intento escribir un tratado

Sobre el olvido

Y cuando recopilo el material

Descubro que es imposible olvidar.



No logro olvidar

Darme vuelta en la cama

Junto a mamá

Caer al contrapiso gris agrietado

El golpe y el dolor

Gatear en la madrugada

Y mamá que siempre me devolvía

Al calor de las sábanas y su pecho.



Había una perro en la casa de mi abuela

Yunki se llamaba,

Una vez me mordió la nariz.



Tanto son los recuerdos

Que habito y que me habitan.



Viajes, rutas, ciudades

Amaneceres y ocasos:

Todo destinado al olvido

Todo resistido al olvido.



Todavía recuerdo mi primer amor

Ella, mi vecina, de 19 años

Y yo con solo 5. No logro olvidar

Esa sensación.



Mi memoria es vasta

Tanto o más que las profundidades

Del océano. He tratado de suprimir

Registros,

Bombardeándola con los venenos

Mas poderos del planeta.

La mayoría sigue intacta

El resto se recupera gradualmente.



En una las celdas de mi memoria

Se encuentra una noche

En los pasillos de Zavaleta.

Recuerdo las cuchillas ensangrentadas

Perforando la carne

Derramando la sangre. La mirada

Y el aliento del Diablo

En esos cuerpos ensañados

Con el otro cuerpo indefenso.

Recuerdo que también yo

Tuve la mirada y el aliento

Del diablo

Y le agradezco a mi memoria

Que me lo recuerde todos los días.



Hablé de mis primeros recuerdos

Desde el gatear

Mi primer amor

Los cambios de ciudades

La muerte y los funerales

El miedo, el vacío, la desesperación

La locura y la depravación

Volver a casa a servir a mis padres

Acompañar a mi madre

Hasta el último aliento

La plaza de mi barrio y la hamaca

Que me recuerda la inocencia de la niñez.



Intento

Intento escribir

Un tratado sobre el olvido

Pero no logro olvidar.

Quizás cuando olvide

Como se escribe la palabra olvido

Pueda empezar a escribir mi tratado.








Resuenan las campanas


1, 2, 3, 4 veces


Como una mantra.



"Aquel no es un país

Para viejos"

Pienso, mientras

Reverbera el sonido

Del bronce.



Campanas de la catedral

De aquí o Bizancio

De aquí a Constantinopla

A través del Bósforo

Hacía el Mar Negro.



"Aquel no es un país

Para viejos", dice Yeats;

Todo peola Willian

Todavía no soy viejo

Soy un viajero anacrónico

Que se trasporta hasta

Las tierras de Constantino

Con estas campanas

Que resuenan cerca de mi Humanidad.



Cierro los ojos

Pasillos de aires frescos

Que viajan desde el mediterraneo,

Hay olor a inciensos

Y la luz anaranjada del sol

Camina sobre las embarcaciones turcas.



Quiero vivir eternamente

En esta catedral

Con esta luz y estos inciensos

Que desgarran mi piel.



"Aquel no es un país

Para viejos", vuelve a repetir

Buttler. Este tampoco es un país

Para viejos, niños, niñas

Pobres y gente de piel sepia

O gente que piensa y tiene sentimientos.

Por eso quiero ir para allá

Yeats, aunque sea con el pensamiento

El pensamiento que me ofrecen

Estas campanas de la calle Sarmiento

A eso de las 8

Cuando declina el día.


















  




Resuenan las campanas
1, 2, 3, 4 veces
Como una mantra.

"Aquel no es un país
Para viejos"
Pienso, mientras
Reverbera el sonido
Del bronce.

Campanas de la catedral
De aquí o Bizancio
De aquí a Constantinopla
A través del Bósforo
Hacía el Mar Negro.

"Aquel no es un país
Para viejos", dice Yeats;
Todo peola Willian
Todavía no soy viejo
Soy un viajero anacrónico
Que se trasporta hasta
Las tierras de Constantino
Con estas campanas
Que resuenan cerca de mi Humanidad.

Cierro los ojos
Pasillos de aires frescos
Que viajan desde el mediterraneo,
Hay olor a inciensos
Y la luz anaranjada del sol
Camina sobre las embarcaciones turcas.

Quiero vivir eternamente
En esta catedral
Con esta luz y estos inciensos
Que desgarran mi piel.

"Aquel no es un país
Para viejos", vuelve a repetir
Buttler. Este tampoco es un país
Para viejos, niños, niñas
Pobres y gente de piel sepia
O gente que piensa y tiene sentimientos.
Por eso quiero ir para allá
Yeats, aunque sea con el pensamiento
El pensamiento que me ofrecen
Estas campanas de la calle Sarmiento
A eso de las 8
Cuando declina el día.







  

Intento escribir un tratado
Sobre el olvido
Y cuando recopilo el material
Descubro que es imposible olvidar.

No logro olvidar
Darme vuelta en la cama
Junto a mamá
Caer al contrapiso gris agrietado
El golpe y el dolor
Gatear en la madrugada
Y mamá que siempre me devolvía
Al calor de las sábanas y su pecho.

Había una perro en la casa de mi abuela
Yunki se llamaba,
Una vez me mordió la nariz.

Tanto son los recuerdos
Que habito y que me habitan.

Viajes, rutas, ciudades
Amaneceres y ocasos:
Todo destinado al olvido
Todo resistido al olvido.

Todavía recuerdo mi primer amor
Ella, mi vecina, de 19 años
Y yo con solo 5. No logro olvidar
Esa sensación.

Mi memoria es vasta
Tanto o más que las profundidades
Del océano. He tratado de suprimir
Registros,
Bombardeándola con los venenos
Mas poderos del planeta.
La mayoría sigue intacta
El resto se recupera gradualmente.

En una las celdas de mi memoria
Se encuentra una noche
En los pasillos de Zavaleta.
Recuerdo las cuchillas ensangrentadas
Perforando la carne
Derramando la sangre. La mirada
Y el aliento del Diablo
En esos cuerpos ensañados
Con el otro cuerpo indefenso.
Recuerdo que también yo
Tuve la mirada y el aliento
Del diablo
Y le agradezco a mi memoria
Que me lo recuerde todos los días.

Hablé de mis primeros recuerdos
Desde el gatear
Mi primer amor
Los cambios de ciudades
La muerte y los funerales
El miedo, el vacío, la desesperación
La locura y la depravación
Volver a casa a servir a mis padres
Acompañar a mi madre
Hasta el último aliento
La plaza de mi barrio y la hamaca
Que me recuerda la inocencia de la niñez.

Intento
Intento escribir
Un tratado sobre el olvido
Pero no logro olvidar.
Quizás cuando olvide
Como se escribe la palabra olvido
Pueda empezar a escribir mi tratado.



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