martes, 28 de febrero de 2017

Bertrand Russell



Un camino agreste

Flores y soles eclipsados

Universo imaginario autoreciclandose

Al abrir los ojos

Todo comienza otra vez



Quizás este sueño de golem

Nada signifique

Y en cada abrir de ojos

Otro sea el universo

Ya lo dijo Bertrand Russell:

"Todo esto ha sido creado hace 5 minutos"

Mis 36 años son imaginarios

El sueño del que desperté

Habrá sido mi verdadera vida

Entonces al escribir

Miro mis manos

Tomo consciencia de la inconsciencia

Total todo es un sueño

Total todo es baladí

Y yo un golem queriendo decodificar el infinito

Con palabras simuladas e insuficientes

Hilos del mantel

Representando la totalidad

Totalidad también imaginaria

Como el Dios de la metafísica cristiana.



Ahora que el sueño me invade trato de registrar mis manos

Otra vuelta imaginaria a (quizás) otro mundo imaginario

Donde me espera el recuerdo de otra vida

( También imaginaria)

De otro universo creado hace 5 minutos

De otro Dios imaginario

De otro Reybufón



"Si la población fuera educada no habría tantos hospitales." Capítulo 3: De como la burguesía aprovechó el sistema educativo para domesticar al proletariado. Apuntes de Bioascética.








Bertrand Russell


Un camino agreste
Flores y soles eclipsados
Universo imaginario autoreciclandose
Al abrir los ojos
Todo comienza otra vez

Quizás este sueño de golem
Nada signifique
Y en cada abrir de ojos
Otro sea el universo
Ya lo dijo Bertrand Russell:
"Todo esto ha sido creado hace 5 minutos"
Mis 36 años son imaginarios
El sueño del que desperté
Habrá sido mi verdadera vida
Entonces al escribir
Miro mis manos
Tomo consciencia de la inconsciencia
Total todo es un sueño
Total todo es baladí
Y yo un golem queriendo decodificar el infinito
Con palabras simuladas e insuficientes
Hilos del mantel
Representando la totalidad
Totalidad también imaginaria
Como el Dios de la metafísica cristiana.

Ahora que el sueño me invade trato de registrar mis manos
Otra vuelta imaginaria a (quizás) otro mundo imaginario
Donde me espera el recuerdo de otra vida
( También imaginaria)
De otro universo creado hace 5 minutos
De otro Dios imaginario
De otro Reybufón

"Si la población fuera educada no habría tantos hospitales." Capítulo 3: De como la burguesía aprovechó el sistema educativo para domesticar al proletariado. Apuntes de Bioascética.



jueves, 23 de febrero de 2017

La bicicleta rosa

Ella paseaba en bicicleta

Yo pintaba cuadros en la plaza mientras

Manifestantes lanzaban escupitajos sobre

Las oficinas multinacionales;

Con indefensa espátula yo

Recogía la saliva perturbada

Y ansiosa

De los inadaptados de Caín que

Entre ellos mismos se traicionaban

Hasta se mataban

Por diversas y (hasta) desconocidas razones



Ella los miraba (siempre en su bicicleta, quizás haya sido rosa)

También (yo) una mirada recibía

Pero (seguro) ella no entendía que

Era lo que yo hacía con la saliva  de

Esos energumedos manifestantes de

Oro y bronce añejado

Con pancartas hechas de papel higiénico

Usadas en la mismas multinacionales berretas de

Cáñamo y ron barato



Ella se acercó a mí

Me preguntó el por qué de mi tristeza

Y yo respuesta no supe articular;

Para que ella entendiera y no se

Marchara atónita ( mas de lo que ya estaba por los manifestantes)

Improvise un cuadro imaginario con

Migas de pan que las palomas comían



Ella sonrió y,

Nunca vi sonrisa mas bella

Un beso en la frente me dio

De esos que el escalofrío arrasa sobre la piel

Y uno considera su lugar en el universo

Si la vigilia es un sueño de otro o

Si este beso es el sueño mas hermoso

Entre todos los besos que se dan en la frente

A la misma vez en el universo



Ella no participo en

Todas estas abstracciones

(o quizás ella mismo las instaló en mi espíritu)

Esa opción me gusta ( la palabra se acerca bastante)



Sonriendo se aleja montada en

Su bicicleta quizás rosa,

Y yo me detengo en el tiempo,

Pensando en ella y los manifestantes

En la saliva y el papel higiénico,

En mi cuadro y en su beso,



Y en por qué siempre me quedo estático pensando.





Inicialmente el poema introducía la canción "How Soon Is Now" de The Smiths ,pero el master original del disco  fue robado lo cual obligó a la banda a volver a grabarlo. Los miembros de la banda no pudieron contactar otra vez al Poeta y la canción quedo sin introducción, como quedó definitivamente en el álbum.


















La bicicleta rosa

Ella paseaba en bicicleta
Yo pintaba cuadros en la plaza mientras
Manifestantes lanzaban escupitajos sobre
Las oficinas multinacionales;
Con indefensa espátula yo
Recogía la saliva perturbada
Y ansiosa
De los inadaptados de Caín que
Entre ellos mismos se traicionaban
Hasta se mataban
Por diversas y (hasta) desconocidas razones

Ella los miraba (siempre en su bicicleta, quizás haya sido rosa)
También (yo) una mirada recibía
Pero (seguro) ella no entendía que
Era lo que yo hacía con la saliva  de
Esos energumedos manifestantes de
Oro y bronce añejado
Con pancartas hechas de papel higiénico
Usadas en la mismas multinacionales berretas de
Cáñamo y ron barato

Ella se acercó a mí
Me preguntó el por qué de mi tristeza
Y yo respuesta no supe articular;
Para que ella entendiera y no se
Marchara atónita ( mas de lo que ya estaba por los manifestantes)
Improvise un cuadro imaginario con
Migas de pan que las palomas comían

Ella sonrió y,
Nunca vi sonrisa mas bella
Un beso en la frente me dio
De esos que el escalofrío arrasa sobre la piel
Y uno considera su lugar en el universo
Si la vigilia es un sueño de otro o
Si este beso es el sueño mas hermoso
Entre todos los besos que se dan en la frente
A la misma vez en el universo

Ella no participo en
Todas estas abstracciones
(o quizás ella mismo las instaló en mi espíritu)
Esa opción me gusta ( la palabra se acerca bastante)

Sonriendo se aleja montada en
Su bicicleta quizás rosa,
Y yo me detengo en el tiempo,
Pensando en ella y los manifestantes
En la saliva y el papel higiénico,
En mi cuadro y en su beso,

Y en por qué siempre me quedo estático pensando.


Inicialmente el poema introducía la canción "How Soon Is Now" de The Smiths ,pero el master original del disco  fue robado lo cual obligó a la banda a volver a grabarlo. Los miembros de la banda no pudieron contactar otra vez al Poeta y la canción quedo sin introducción, como quedó definitivamente en el álbum.








martes, 21 de febrero de 2017

Mono infinito

Soñé una vez más

Que era verano

Y de mi carne lacerada

La sangre no emanaba





La melancolía era un refrán barato

De esos que aparecen en las cajas de cereales

Y que un pastor brasilero anuncia en la televisión



La medianoche es difusa

Como todas las medianoches

Los pastores solo quieren ser ricos

Ella jugar con mi corazón;

Si supieran que lo único que

Deseo es escribir dignamente



Pero solo sé parafrasear

(Por ahora)

Sé que Shakespeare no se enojaría

Él sabe que soy

Solo un mono más

Tratando de reproducir su obra

Un mono infinito más,

Un mono lacerado

Y sin sangre

Que sueña que es verano

Que sueña que es Shakespeare



"Cultos y vagabundos; todos escribimos poesía". El poeta parafraseando una sentencia de Horacio en el apéndice de Nietzsche y Luca Prodan, Los años locos de la poesía.






Mono infinito

Soñé una vez más
Que era verano
Y de mi carne lacerada
La sangre no emanaba


La melancolía era un refrán barato
De esos que aparecen en las cajas de cereales
Y que un pastor brasilero anuncia en la televisión

La medianoche es difusa
Como todas las medianoches
Los pastores solo quieren ser ricos
Ella jugar con mi corazón;
Si supieran que lo único que
Deseo es escribir dignamente

Pero solo sé parafrasear
(Por ahora)
Sé que Shakespeare no se enojaría
Él sabe que soy
Solo un mono más
Tratando de reproducir su obra
Un mono infinito más,
Un mono lacerado
Y sin sangre
Que sueña que es verano
Que sueña que es Shakespeare

"Cultos y vagabundos; todos escribimos poesía". El poeta parafraseando una sentencia de Horacio en el apéndice de Nietzsche y Luca Prodan, Los años locos de la poesía.


jueves, 16 de febrero de 2017

Skafé

UB40 suena en la radio

Estos cafés son los que le devuelven el sentido a la vida

Y las mujeres también

Ellas lo devuelven todo

También lo quitan todo

Reybufón, no te dejes engañar

La cursilería no es para cualquiera

Hay que ser un experto

Y yo creo serlo

Después de todo que importa,

Si afuera hace calor,

Si el dolar subirá,

O si Yabrán vuelve a comprar el correo

Lo único que importa en este mundo son:

Las mujeres,

El café,

El cine del barrio,

La calesita,

Los sandwiches de milanesa

Lo único que importa en este mundo

Y hay tanta belleza en el mundo

Este café de Berutti y O´higgins me lo recuerda

Con sus dos ventanales

Uno a cada calle

Ska, reggae y un buen café no puede fallar

Total el universo se ha creado hace cinco minutos

Hay que festejar

En cinco minutos se aniquilara

Mientras tanto sigo escribiendo

Ella lee un libro editado por Fondo de Cultura

Otras van al gimnasio

El mozo está aburrido

Ya quiere irse a su casa

A él no le importa que suene UB40

A mí sí

Esto es cuestión de vida o muerte

Eso es la música: vida o muerte

El café resurrección

Los dogmas me los comí con las facturas

Ha llegado el momento de pagar

Nada es gratis en esta vida.





"Qué se podía esperar de un país que vendía en los 90´s papeles de cocaína de máxima pureza a 5 pesos y pacos a 50 centavos". Apuntes de Bioascética.










Skafé

UB40 suena en la radio
Estos cafés son los que le devuelven el sentido a la vida
Y las mujeres también
Ellas lo devuelven todo
También lo quitan todo
Reybufón, no te dejes engañar
La cursilería no es para cualquiera
Hay que ser un experto
Y yo creo serlo
Después de todo que importa,
Si afuera hace calor,
Si el dolar subirá,
O si Yabrán vuelve a comprar el correo
Lo único que importa en este mundo son:
Las mujeres,
El café,
El cine del barrio,
La calesita,
Los sandwiches de milanesa
Lo único que importa en este mundo
Y hay tanta belleza en el mundo
Este café de Berutti y O´higgins me lo recuerda
Con sus dos ventanales
Uno a cada calle
Ska, reggae y un buen café no puede fallar
Total el universo se ha creado hace cinco minutos
Hay que festejar
En cinco minutos se aniquilara
Mientras tanto sigo escribiendo
Ella lee un libro editado por Fondo de Cultura
Otras van al gimnasio
El mozo está aburrido
Ya quiere irse a su casa
A él no le importa que suene UB40
A mí sí
Esto es cuestión de vida o muerte
Eso es la música: vida o muerte
El café resurrección
Los dogmas me los comí con las facturas
Ha llegado el momento de pagar
Nada es gratis en esta vida.


"Qué se podía esperar de un país que vendía en los 90´s papeles de cocaína de máxima pureza a 5 pesos y pacos a 50 centavos". Apuntes de Bioascética.




Adele

     Despierto solo. A mi lado ha quedado el espacio vacío y revuelto de una noche de pasión descontrola. Me dispongo a ducharme y luego prepararle un buen desayuno para planear nuestras vacaciones.

     Ya en la ducha escucho el sonido de su piano. Está inspirada. Se nota en la manera de tocar. Está enamorada y yo me siento el hombre más afortunado del planeta. Imagino la canción terminada, el videoclip, ella recibiendo algún premio y buscando mi mirada entre el público para hacerme saber que el premio está dedicado especialmente a mí. Percibo que algunos acordes son menores, sostenidos y aumentados. Oscilan entre cuartas y novenas; mientras me afeito escucho como arranca el fraseo. Se detiene (Quizás esté susurrando la letra), vuelve a arrancar y con más fuerza (Seguro ya esté escribiendo la letra).

   Duchado, afeitado y usando la loción que me regalo para mi cumpleaños llego a la cocina. Pava, café, tostadas, manteca y dulce de leche son mis acordes. Mi piano es la cocina y soy el mejor ejecutor de ese instrumento en toda Sudamérica. Todavía no se ha dado cuenta de que me ha levantado. Está abstraída en su música y yo en la cocina. Mientras bato el café en el desayunador nuestras miradas se cruzan y sonríen. Ella sigue tocando y susurrando su nueva canción. Toma notas sobre letras y la armonía. Detrás de ella el ventanal recibe con furia silenciosa el abrazado verde del jardín recién regado y salpicado por gorriones y una que otra paloma tomando agua de la fuente. El amor pareciera reverberar por todos los lugares de nuestra casa.

  Vuelvo a buscar su mirada y al encontrarla levanto la taza para indicarle que ya está listo el desayuno. Baja la tapa del piano y viene hacia mí sonriendo y excitada. Sin mediar palabras, uno a cada lado del desayunador, nos besamos con tanta pasión que nos tomaríamos mutuamente arriba del desayunador, luego de barrer con nuestros brazos todos lo elementos que nos dificulten la comodidad, pero necesitamos reponer energías y en este momento el placer por la comida reemplaza al placer de nuestros cuerpos.

   Y ahí nos encontramos. Riéndonos como dos niños que no tiene ninguna preocupación en el mundo. Disfrutando de un amor tan puro como el sonido de los acordes que flotan por nuestra  casa a la espera de llevarlos por el camino de la armonía musical. La tomo de la mano y nos desparramamos sobre el sillón. Ya que el placer por la comida ha sido saciado, lentamente el placer de nuestros cuerpos va

tomándonos; y nos dejamos llevar.



Ensayo sobre la depresión. Ira congelada perpetuada en el tiempo. Metafísica del dolor emocional e irracional ¿Son las publicidades lisérgicas?












Adele

     Despierto solo. A mi lado ha quedado el espacio vacío y revuelto de una noche de pasión descontrola. Me dispongo a ducharme y luego prepararle un buen desayuno para planear nuestras vacaciones.
     Ya en la ducha escucho el sonido de su piano. Está inspirada. Se nota en la manera de tocar. Está enamorada y yo me siento el hombre más afortunado del planeta. Imagino la canción terminada, el videoclip, ella recibiendo algún premio y buscando mi mirada entre el público para hacerme saber que el premio está dedicado especialmente a mí. Percibo que algunos acordes son menores, sostenidos y aumentados. Oscilan entre cuartas y novenas; mientras me afeito escucho como arranca el fraseo. Se detiene (Quizás esté susurrando la letra), vuelve a arrancar y con más fuerza (Seguro ya esté escribiendo la letra).
   Duchado, afeitado y usando la loción que me regalo para mi cumpleaños llego a la cocina. Pava, café, tostadas, manteca y dulce de leche son mis acordes. Mi piano es la cocina y soy el mejor ejecutor de ese instrumento en toda Sudamérica. Todavía no se ha dado cuenta de que me ha levantado. Está abstraída en su música y yo en la cocina. Mientras bato el café en el desayunador nuestras miradas se cruzan y sonríen. Ella sigue tocando y susurrando su nueva canción. Toma notas sobre letras y la armonía. Detrás de ella el ventanal recibe con furia silenciosa el abrazado verde del jardín recién regado y salpicado por gorriones y una que otra paloma tomando agua de la fuente. El amor pareciera reverberar por todos los lugares de nuestra casa.
  Vuelvo a buscar su mirada y al encontrarla levanto la taza para indicarle que ya está listo el desayuno. Baja la tapa del piano y viene hacia mí sonriendo y excitada. Sin mediar palabras, uno a cada lado del desayunador, nos besamos con tanta pasión que nos tomaríamos mutuamente arriba del desayunador, luego de barrer con nuestros brazos todos lo elementos que nos dificulten la comodidad, pero necesitamos reponer energías y en este momento el placer por la comida reemplaza al placer de nuestros cuerpos.
   Y ahí nos encontramos. Riéndonos como dos niños que no tiene ninguna preocupación en el mundo. Disfrutando de un amor tan puro como el sonido de los acordes que flotan por nuestra  casa a la espera de llevarlos por el camino de la armonía musical. La tomo de la mano y nos desparramamos sobre el sillón. Ya que el placer por la comida ha sido saciado, lentamente el placer de nuestros cuerpos va
tomándonos; y nos dejamos llevar.

Ensayo sobre la depresión. Ira congelada perpetuada en el tiempo. Metafísica del dolor emocional e irracional ¿Son las publicidades lisérgicas?





martes, 14 de febrero de 2017

Habitación de ilusiones

Habitación de espejos rotos


En su mayoría falsos


Los recorro desde niño

A las habitaciones

Y a los espejos


Escapando de la realidad


O lo que se entienda por realidad


O lo que se entienda por escapar

Desde este lugar obscuro sonrió

A la complacencia de un mundo falso

Que también se aniquila en un corredor de espejos rotos

Lleno de payasos sádicos y drogadictos

Lleno de gente sádica y empastillada

Por farmacéuticos diabólicos

Y psiquiatras santurrones

Nos distraen con sus publicidades

Llenas de drogas de diseño

Diseñadas especialmente para vos

Para tu patología

Para esa ansiedad generada por la azúcar y los video juegos

Para la compulsión de tus caprichos egocéntricos

Y para todo ese dolor que el lenguaje no puede transferir al mundo

Para todo hay pastillas

Niños y ancianos

Sanos y abstinentes

Sacerdotes y delincuentes

Pastillas y patologías para todos

Todos encerrados en estas habitaciones de ilusiones

Algunos juegan al fútbol

Otros son francotiradores

Algunos rezan en la esquina

Pocos meditan

Otros se suicidan

Y al instante reaparecen

El camino más corto es el más largo

Paradoja del absurdo

Y del miedo a vivir

Lejos de la verdad

Y cerca de la mentira

Una mentira empaquetada

En caramelos Sugus,

Y dibujos animados

Los psicotrópicos

Nos ha inmerso en las pantallas digitales

Na hay garantía de poder volver

Ellos golpean las pantallas desde adentro

Sus cerebros no disciernen

El corto circuito ya es de por vida

Ellos,

Pegados al cielorraso

Babean y se defecan sobre nosotros

Los justos, los que no hemos pecado

Los que todavía no hemos salido de la casa de papá

Y ya tenemos todas las respuestas

Ontológicas,

Políticas,

Sociológicas y

Éticas

Junto a la playstation y la planta de marihuana

que riega mamá

Así es y será todo

Drogadependientes  y adictos

Desde la cuna al geriátrico

Lleno de habitaciones

Lleno de ilusiones

Lleno de nada



Apuntes de Bioascética: Narcotráfico y publicidad. ¿Cómo  producir drogadictos? Estado: el verdadero cártel. López Rega y Heisenberg. Menen y la censura. Duhalde:" la plata está en el menudeo."


























Habitación de ilusiones

Habitación de espejos rotos
En su mayoría falsos
Los recorro desde niño
A las habitaciones
Y a los espejos
Escapando de la realidad
O lo que se entienda por realidad
O lo que se entienda por escapar
Desde este lugar obscuro sonrió
A la complacencia de un mundo falso
Que también se aniquila en un corredor de espejos rotos
Lleno de payasos sádicos y drogadictos
Lleno de gente sádica y empastillada
Por farmacéuticos diabólicos
Y psiquiatras santurrones
Nos distraen con sus publicidades
Llenas de drogas de diseño
Diseñadas especialmente para vos
Para tu patología
Para esa ansiedad generada por la azúcar y los video juegos
Para la compulsión de tus caprichos egocéntricos
Y para todo ese dolor que el lenguaje no puede transferir al mundo
Para todo hay pastillas
Niños y ancianos
Sanos y abstinentes
Sacerdotes y delincuentes
Pastillas y patologías para todos
Todos encerrados en estas habitaciones de ilusiones
Algunos juegan al fútbol
Otros son francotiradores
Algunos rezan en la esquina
Pocos meditan
Otros se suicidan
Y al instante reaparecen
El camino más corto es el más largo
Paradoja del absurdo
Y del miedo a vivir
Lejos de la verdad
Y cerca de la mentira
Una mentira empaquetada
En caramelos Sugus,
Y dibujos animados
Los psicotrópicos
Nos ha inmerso en las pantallas digitales
Na hay garantía de poder volver
Ellos golpean las pantallas desde adentro
Sus cerebros no disciernen
El corto circuito ya es de por vida
Ellos,
Pegados al cielorraso
Babean y se defecan sobre nosotros
Los justos, los que no hemos pecado
Los que todavía no hemos salido de la casa de papá
Y ya tenemos todas las respuestas
Ontológicas,
Políticas,
Sociológicas y
Éticas
Junto a la playstation y la planta de marihuana
que riega mamá
Así es y será todo
Drogadependientes  y adictos
Desde la cuna al geriátrico
Lleno de habitaciones
Lleno de ilusiones
Lleno de nada

Apuntes de Bioascética: Narcotráfico y publicidad. ¿Cómo  producir drogadictos? Estado: el verdadero cártel. López Rega y Heisenberg. Menen y la censura. Duhalde:" la plata está en el menudeo."











lunes, 13 de febrero de 2017

Palimpsesto

El café se enfría en la taza

El destino se disipa

Sin ninguna intención

Burbujas de gas

Desgarran el agua cristalina;

En la calle,

Humanidad rutinaria

Inconsciente

Autómata

Se arrastran al abismo de la muerte

Pienso en el semáforo

Debería tener mas luces

Seis por lo menos;

Luz azul: "Conócete a ti mismo"

Luz negra:" No trabajes para el Estado"

Luz violeta:" Todo es Ser"

Entonces pienso (Nunca dejo de pensar)

En la tarde que declina

Un día menos de vida

Veinticuatro horas mas de experiencia

¿Dónde hay que llegar?

El mundo es extraño

Nadie habla con nadie en la calle

Solamente para presupuestar

Y cobrar

Como ahora

Sé que tengo que pagar este café

"Un café con leche y dos medialunas" y

"¿Cuánto es?,

Las únicas palabras que dije y diré;

Escribir, eso sí

Escribí mucho más

Pensar:

El número de pensamientos es ininteligible

Como el movimiento de ese árbol,

Aquí enfrente

¿Qué fuerza extraña mueve sus ramas delicadas?



"Palimpsestos apócrifos" reúne la poesía (los biógrafos del  poeta aún no se han puesto de acuerdo si el libro alguna vez existió) escrita en latín en el periodo mas lúcido del poeta. Ninguna copia ha sobrevivido ( de ahí la controversia). Solo este poema y la referencia de una crítica literaria en una revista ucraniana donde se lo catalogaba al poeta de fraude. Es todo lo que se tiene, hasta nuestros días, de esa supuesta obra.


















Palimpsesto

El café se enfría en la taza
El destino se disipa
Sin ninguna intención
Burbujas de gas
Desgarran el agua cristalina;
En la calle,
Humanidad rutinaria
Inconsciente
Autómata
Se arrastran al abismo de la muerte
Pienso en el semáforo
Debería tener mas luces
Seis por lo menos;
Luz azul: "Conócete a ti mismo"
Luz negra:" No trabajes para el Estado"
Luz violeta:" Todo es Ser"
Entonces pienso (Nunca dejo de pensar)
En la tarde que declina
Un día menos de vida
Veinticuatro horas mas de experiencia
¿Dónde hay que llegar?
El mundo es extraño
Nadie habla con nadie en la calle
Solamente para presupuestar
Y cobrar
Como ahora
Sé que tengo que pagar este café
"Un café con leche y dos medialunas" y
"¿Cuánto es?,
Las únicas palabras que dije y diré;
Escribir, eso sí
Escribí mucho más
Pensar:
El número de pensamientos es ininteligible
Como el movimiento de ese árbol,
Aquí enfrente
¿Qué fuerza extraña mueve sus ramas delicadas?

"Palimpsestos apócrifos" reúne la poesía (los biógrafos del  poeta aún no se han puesto de acuerdo si el libro alguna vez existió) escrita en latín en el periodo mas lúcido del poeta. Ninguna copia ha sobrevivido ( de ahí la controversia). Solo este poema y la referencia de una crítica literaria en una revista ucraniana donde se lo catalogaba al poeta de fraude. Es todo lo que se tiene, hasta nuestros días, de esa supuesta obra.








domingo, 12 de febrero de 2017

Borges y el espejo

Él se mira al espejo

Finge seriedad y moral republicana

Se da cuenta que no se ha limpiado bien la nariz

El fino polvo blanco asoma desde la cavidad nasal

Abre el grifo y

Este cae sobre el lavamanos de losa

El ruido del golpe lo abstrae

Piensa en el ruido

En la onomatopeya

Tlon, Tlon, Tlon

Piensa, piensa

Vuelve a mirarse al espejo

Vuelve a prepararse otra dosis

La inhalación violenta lo deja estático frente al espejo

Vuelve a fingir seriedad y moral republicana

Ya no se reconoce

Tampoco el fino polvo blanco

Borges sigue pensando

Está abstraído

Su mente empieza a delinear la arquitectura de un relato

Mira a través del espejo

Sabe que no hay nada en él

Balbucea, sabe que tiene el comienzo pero le cuesta

Finalmente lo tiene:

"Debo a la conjunción de un espejo..."

Ya lo tiene, sabe que lo tiene

El resto es baladí

Está excitado, ansioso

Debe comunicárselo a Bioy

Sale al pasillo y ve otro espejo en el fondo del corredor

"Desde el fondo del corredor el espejo nos acechaba..."

El relato se ha impuesto en la realidad

Borges la sabe

Y no debe dejar escaparlo

Ya no le importa la novela en primera persona;

En el comedor Bioy

Fuma marihuana con delicadeza zen

Borges se sienta y comenta su idea

El espejo, la atrocidad de la revelación

El miedo

Bioy comenta con el cigarillo alzado

Como queriedo dejar escapar el humo

De manera gradual y lenta

Apretándolo en la punta:

Que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado

Que los espejos y la copula son abominables

Porque multiplican el número de hombres;

Borges está fascinado

Toma el cigarrillo de marihuana que le ofrece Bioy

A cada calada crece el relato dentro de él

Finalmente deja caer el cigarrillo

Sus pulmones se descomprimen

Y una gran cantidad de humo se esparce por la habitación

 Y exclama al aire totalmente abstraído en la ciénaga de  sus fantasías

Con la mirada perdida:

¡Formidable!





Escrito en el neuropsiquiátrico lunar, una semana antes de que se lo traslade finalmente al poeta a Marte. 












Borges y el espejo

Él se mira al espejo
Finge seriedad y moral republicana
Se da cuenta que no se ha limpiado bien la nariz
El fino polvo blanco asoma desde la cavidad nasal
Abre el grifo y
Este cae sobre el lavamanos de losa
El ruido del golpe lo abstrae
Piensa en el ruido
En la onomatopeya
Tlon, Tlon, Tlon
Piensa, piensa
Vuelve a mirarse al espejo
Vuelve a prepararse otra dosis
La inhalación violenta lo deja estático frente al espejo
Vuelve a fingir seriedad y moral republicana
Ya no se reconoce
Tampoco el fino polvo blanco
Borges sigue pensando
Está abstraído
Su mente empieza a delinear la arquitectura de un relato
Mira a través del espejo
Sabe que no hay nada en él
Balbucea, sabe que tiene el comienzo pero le cuesta
Finalmente lo tiene:
"Debo a la conjunción de un espejo..."
Ya lo tiene, sabe que lo tiene
El resto es baladí
Está excitado, ansioso
Debe comunicárselo a Bioy
Sale al pasillo y ve otro espejo en el fondo del corredor
"Desde el fondo del corredor el espejo nos acechaba..."
El relato se ha impuesto en la realidad
Borges la sabe
Y no debe dejar escaparlo
Ya no le importa la novela en primera persona;
En el comedor Bioy
Fuma marihuana con delicadeza zen
Borges se sienta y comenta su idea
El espejo, la atrocidad de la revelación
El miedo
Bioy comenta con el cigarillo alzado
Como queriedo dejar escapar el humo
De manera gradual y lenta
Apretándolo en la punta:
Que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado
Que los espejos y la copula son abominables
Porque multiplican el número de hombres;
Borges está fascinado
Toma el cigarrillo de marihuana que le ofrece Bioy
A cada calada crece el relato dentro de él
Finalmente deja caer el cigarrillo
Sus pulmones se descomprimen
Y una gran cantidad de humo se esparce por la habitación
 Y exclama al aire totalmente abstraído en la ciénaga de  sus fantasías
Con la mirada perdida:
¡Formidable!


Escrito en el neuropsiquiátrico lunar, una semana antes de que se lo traslade finalmente al poeta a Marte. 





sábado, 11 de febrero de 2017

Aprender a vivir

Me senté frente a la ventana

A ver la lluvia caer,

Una metáfora de mi vida

Se desliza por el vidrio

Un acorde de piano susurra entre gotas

"Aprender a vivir" se podría llamar la canción

En ingles quizás venda mucho

Y,

Aún sigo esperando ese milagro

Mirando siempre:

Las mismas fotos

Las mismas cartas

Las mismas memorias

Las mismas conclusiones absurdas

Ese último rechazo

Y la grieta en mi corazón abriéndose paso

Llorando por un amor imaginario

Llorando por un futuro que nunca será

Y que tampoco fue

Por eso tendría que cambiarle el nombre a la canción

"Aprender a vivir si ti"

Ese es un buen título

Ya sé que es cursi

Pero cursi no es lo que siento

Esta sensación de ahogo que siento

Al ver la lluvia deslizarse por el vidrio

Desarmando mi espíritu

Llevándome a lugares oscuros

Alejándome del calor de la vida

Marchitando mi pequeño mundo de soledad

Arrojándome a un mundo totalmente absurdo

Tendré que buscar esperanzas

Si

Tendrán que ser mas de una para empezar

Una que me de la fuerza necesaria para poder levantarme

Apagar el tocadiscos

Y arrojar en el inodoro el cianuro disuelto en el vaso.





"Cartas a ella" fue rechazada por todas la editoriales. El poeta financió la publicación que resultó un éxito de ventas. La carta que envió a las editoriales perfiló lo que sería de ahora en mas su controvertida y torbellinesca carrera literaria.










Aprender a vivir

Me senté frente a la ventana
A ver la lluvia caer,
Una metáfora de mi vida
Se desliza por el vidrio
Un acorde de piano susurra entre gotas
"Aprender a vivir" se podría llamar la canción
En ingles quizás venda mucho
Y,
Aún sigo esperando ese milagro
Mirando siempre:
Las mismas fotos
Las mismas cartas
Las mismas memorias
Las mismas conclusiones absurdas
Ese último rechazo
Y la grieta en mi corazón abriéndose paso
Llorando por un amor imaginario
Llorando por un futuro que nunca será
Y que tampoco fue
Por eso tendría que cambiarle el nombre a la canción
"Aprender a vivir si ti"
Ese es un buen título
Ya sé que es cursi
Pero cursi no es lo que siento
Esta sensación de ahogo que siento
Al ver la lluvia deslizarse por el vidrio
Desarmando mi espíritu
Llevándome a lugares oscuros
Alejándome del calor de la vida
Marchitando mi pequeño mundo de soledad
Arrojándome a un mundo totalmente absurdo
Tendré que buscar esperanzas
Si
Tendrán que ser mas de una para empezar
Una que me de la fuerza necesaria para poder levantarme
Apagar el tocadiscos
Y arrojar en el inodoro el cianuro disuelto en el vaso.


"Cartas a ella" fue rechazada por todas la editoriales. El poeta financió la publicación que resultó un éxito de ventas. La carta que envió a las editoriales perfiló lo que sería de ahora en mas su controvertida y torbellinesca carrera literaria.




Fasistas (o un estilo de vida)

       La noche terminaba en el Bajo Flores después
de una larga gira de pasta base. 4 o 5 días, incluidas sus noches
interminables, de fumata intensa, dura y pareja. Le caímos a todos los transas
del bajo con el Chaqueño. No quedó una sola línea sin curtir. Así que estábamos
empachados de tanta droga, empachados de tanto pasillo oscuro y laberíntico, de
tanto fisura cargoso que busca una seca, de tantos tranzas, de tantos peruanos,
de tanta paranoia, de tanto rechinar los dientes, de tanta droga que nunca
alcanza.





      Le comento al Chaqueño que la última base que
fumamos estaba cortada con veneno para ratas. El Chaqueño me preguntó cómo
sabía que el corte era de veneno para ratas. Le recordé nuevamente (ya lo había
hecho más de una vez) que en Quilmes la base que se fuma, y que se baja de Los
Eucaliptus, toda, está cortada con veneno para ratas. Lo sabía porque lo había
visto en una de las tantas giras que me había pegado por la zona sur y, en las
cuales, terminé rancheando en la casa de los tranzas y veía como cortaban la
droga. El dato más importante era  la
arritmia que me producía en el corazón y la papuza agria y amarga que deja en
la garganta. Le referí que lo mejor era empezar a bajar comprando una buena
cantidad de porro. El chaqueño accedió sin mucha resistencia (igualmente a esta
altura cualquier cosa nos daba lo mismo). Cruzamos la avenida Bonorino hacia el
barrio Ridavavia. Conocía una línea de pinito que era barata: 50 pesos los 50
gramos. Al ir llegando nos cruza un peruano:


      -¡Ven
causa! ¡Ven causa! ¿Qué andas buscando? ¿Altos o bajos? (altos: cocaína, bajos:
pasta base). Agitaba su mano hacia adentro del pasillo atrayéndonos hacía él.


      -¿Tenés
pinito causa?


      -Si
causa, si, pinito ¿Cuánto causa? ¿Cuánto?


      -Dame un
50 gramos cholo.


   El peruano
le indicó a otro peruano que estaba sentado en un silla con tres bolsas de
consorcio llenas de las diferentes drogas (cocaína, pasta base y marihuana) que
le pasara dos pedazos de faso que representarían un 50 gramos. Detrás del
peruano que estaba sentado había otros tres que custodiaban la droga con los
fierros calzados en la parte delantera del pantalón. En estos lugares la
policía solamente entra para acompañar a las ambulancias del SAME, para sacar a
alguna boleta o a algún adicto que se ha dado vuelta. La villa es como la
embajada, es suelo peruano y rige la ley de los narcos peruanos, así que no hay
que hacerse el loco en estos pasillos lúgubres.


   El peruano
me pasa dos pedazos de veinticinco gramos. Uno de los pedazos se los doy al
Chaqueño mientras miro la cara de dureza de los peruanos. Vuelvo a mirar el
porro y al Chaqeño y nuestras miradas silenciosas  y cómplices asisten por la compra; luego de
una exhaustiva inspección de la droga, que consiste en apretar con la mano el
prensado de la droga y olfatear como si fuéramos los caninos de la brigada
anti-narcóticos. Le pago al peruano y el Chaqueño ya estaba desmorrugando la
cantidad de unos 3 porros, mientras yo pegaba dos lillos juntos se me ocurre
que para ir bajando gradualmente estaría bueno fumar un freeway (un porro
nevado con pasta base), así que vuelvo con el tranza y le compro un papel de
base. Al volver el Chaqueño ya tenía el porro preparado para la lluvia de la
pasta. Abrí la bolsa y la fui desparramando sobre la picadura de marihuana. Sin
perder la costumbre, al terminar, chupo la bolsa para sentir por última vez el
sabor de la pasta (por lo menos por ahora). Salimos fumando hasta Castañares.
La avenida a esa hora de la mañana ya estaba totalmente concurrida. En una de
las parrillas de la villa nos sentamos y pedimos dos cervezas, una para cada
uno. Al rato de ir bajando de la toda la dureza ya nos sentimos incómodos, ya
que todo el tiempo pasaban fisuras mangueando monedas para fumar gilada.


     -¿Vamos
al comedor de Pacheco de Melo y Larrea?-,le digo al Chaqueño.


     -¿Te parece?


     -Si, ya
estoy re-podrido de esta villa de mierda. Así caminamos un poco.


     -Dale.


  Terminamos
las cervezas y arrancamos a caminar por Castañares. Cuadras y cuadras, fumando
y delirando. Recordando una y otra vez las mismas anécdotas, riéndonos a
carcajadas sin que nada importe a nuestro alrededor. Ya es costumbre en las
calles de Buenos Aires que el consumo de drogas se haga a la vista de todo. Eso
es lo bueno de la democracia. Fue cuando recordé que era 18 de febrero, una
fecha tradicional para mí. Antes de mi descenso a la baja estofa de la ciudad
tenía un grupo de amigos literatos con los cuales teníamos por tradición tomar
whisky por un par de días en homenaje a Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga.


     -¿Tomamos
unos whiskys Chaco?


     -¿Desde cuándo tomas whisky vó?- dijo el
Chaqueño con su acento de chaqueño tosco.


     -Antes de
juntarme con drogadictos como vos frecuentaba otra clase de drogadictos. Unos
drogadictos literatos de San Telmo. La tradición era tomar whisky los 18 y 19
de febrero en honor a Lugones y Quiroga.


    -¿Y esos quiénes
son?


  Las
siguientes cuadras me dediqué a explicar la biografía de estos dos literatos
que decidieron terminar con sus vidas por propia voluntad a la manera
socrática. Primero la de Quiroga, sus cuentos de la selva y los favoritos míos:
Tacuara Mansión y La gallina degollada. Le comento que si algún día llego a
tener una casa la voy a llamar Tacuara Mansión. Expliqué la enfermedad que
sufrió Quiroga, la cual lo llevo a diluir cianuro en un  vaso de whisky y de esta manera acabó
voluntariamente  con su vida. Continué
con Lugones y referí que Lugones tomó la misma decisión casi al año de la
muerte de Quiroga, con un día de diferencia, y de la misma manera a
consecuencia de una desilusión amorosa. El whisky y el cianuro también
estuvieron presentes (comenté) mientras terminábamos de fumar otro porro mas.


   -Lo mismo
que nosotros. Ellos usaron cianuro, nosotros veneno para ratas. Ahora nos falta
el whisky.


   -Altos
pintas-, dijo el Chaqueño maravillado con la reseña histórica y literaria.
Nuevamente comenzaba a picar otro porro.


   Ya  por la zona de El Abasto. Preguntamos en un
barcito de la calle Corrientes si tenían whisky. El mozo afirmó positivamente. Entramos
y nos sentamos en una mesa al lado de la ventana que daba a la vereda. Un bar
como tantos de Buenos Aires: alcohólicos madrugadores, el tranza infaltable,
dos putas levantando punto, una atmósfera densa y angustiante completaban la
escena. Pedimos dos medidas de Vat 69 y nos dispusimos a conmemorar la memoria
de los literatos.


   -¡Por los
pintas!-, dijo el Chaqueño alzando su copa.


   -¡Por los
pintas!-, dije chocando mi copa con la de él.


   No sé cuántos
whiskys tomamos, pero cuando salimos del bar, a la hora de haber entrado,
estábamos borrachos, duros y alegres por haber fumado casi cincuenta gramos de
marihuana. Le pregunté al Chaqueño si quedaba porro. Miró dentro de la bolsa y
me dijo que quedaría un faso piola. Mientras desmorrugaba el porro, me di
cuenta de que no teníamos lillos, así que levante un  paquete de cigarrillos y saqué el papel
aluminio donde vienen envueltas las dosis de nicotina. El Chaqueño picaba la
droga y yo sacaba la lámina de aluminio para dejar solamente el papel perfecto
para fumar la última dosis de t.h.c. Ya con la droga picada y el papel para
envolverla, nuevamente iniciábamos el rito ancestral de conectarnos con el
inconsciente para poder soportar un minuto más de existencia en este mundo
absurdo y doloroso.


   Unas cuadras
antes de llegar a Pacheco de Melo vi que había un patrullero y un cobani que
estaba afuera del móvil a la espera de alguna presa y, ¡oh!, ¡qué casualidad!;
ahí íbamos nosotros regalados con un moño y lleno de olor a porro con la cara
saturada de excesos, totalmente desencajadas. El Chaqueño no se había rescatado
de la presencia del Cobani. Como siempre estaba recordando alguna de las tantas
fechorías que se había mandado en el Chaco. Miró el humo del faso como
queriendo encontrar alguna verdad trascendental y lo pasó como queriendo
abandonarse a la profundidad del flash que estaba teniendo en ese momento. Tomé
el faso y también busqué esa verdad trascendental, quizás para encarar al
gorrudo, ya que lo teníamos a unos pocos metros y ya estaba en postura de
hinchar las pelotas.


   La
secuencia fue sincronizada por los dioses del rock. En el momento que le daba
la última seca quedamos frente a frente al funcionario de la ley. El poco papel
lleno de resina se desintegro entre mi dedo índice y pulgar. Con el humo tóxico
de la yerba paraguaya en mis pulmones quedé mirando al oficial.


    -¿Qué
andan haciendo por acá?, dijo el don Juan de la ley. Parecía amigable, o por lo
menos, hasta ahora. No nos había puesto de rodillas o contra la pared, buscando
testigos y viajes a la comisaria para que después todo quede en la nada.


    -Vamos al
comedor-, dije. Mientras iba enunciando las oraciones dejé escapar el resto del
humo almacenado en mis pulmones. Digamos que fue impresionante como el humo
llegó a la cara del milico. Pero no se inmutó.


    -Saquen
todo lo que tengan en los bolsillos y déjenlo en el piso-, dijo el bigote
mientras abría su libreta donde apuntaría nuestros nombres.


    Ya no
teníamos nada. Ni droga, ni plata, ni documentos, ni papelillos; solo un par de
billetes, algunas monedas y papel de aluminio para hacer pipas si pintaba
volver a fumar pasta base de cocaína. Una breve inspección sobre las ropas para
ver si teníamos fierros o fakas. Pero nada, nada de nada, solamente un hambre
impresionante que, por lo menos a mí, ya me empezaba a doler el estómago
después de tantos días sin comer. El gorrudo le pidió a su compañero que le
pasara los datos nuestros al operador de la radio para ver si alguna captura
librada sobre nosotros nos impediría llegar al comedor.


     - A ver
vos, decime tu nombre-, refiriéndose a mí.


     -Lugones.


     -¿Lugones
qué?


    
-Leopoldo-, el Chaqueño largó una carcajada e inmediatamente trató de
contenerse, al igual que yo, para que nuestro acto de insolencia no nos llevara
directamente a la comisaria solo por el placer de ejercer la autoridad
policial.


     -¿Leopoldo Lugones te llamás? -. Ya me
imaginaba respondiendo afirmativamente y el milico descubriendo el descanso. Ya
me imaginaba la cachetada viniendo hacia mí. Ya me imaginaba riéndonos a
carcajadas. Así y todo afirme con todo seguridad. Pero no descubrió, por ahora,
la tomada de pelo.


    -¿Y vos,
cómo te llamas?-, mirándolo al Chaqueño.


    -Horacio
Quiroga-. Ahora la carcajada fue al unísono. El milico ya se estaba poniendo
cada vez más milico. Nosotros drogados y con un hambre infernal.


    - A ver
vos, Lugones, decime tu documento. Mi técnica para estas ocasiones era, al 27
millones sumarle, si estaba en la calle, las dos patentes de cualquier auto que
estuvieran cerca, y fue eso lo que hice. Era obvio que en la base de datos
policiales arrojaría cualquier cosa. También le preguntó lo mismo al Chaqueño.
No sé en qué consistiría su técnica, o quizás alguna vez me la dijo y yo no le
presté atención. Nuestros datos ficticios ya estaban siendo corroborados por la
red informática de la policía federal. Por la radio policial también se
percibió una carcajada. Nuestra farsa había sido develada. Ahora si me esperaba
la cachetada, el viaje a la comisaria, sacarse los cordones, tocar pianito y
todo ese ritual burocrático que no sirve para nada.


    -¿Cómo se
llaman?-, el que estaba del otro lado de la radio seguramente tenía un poco más
de cultura que el agente callejero-, te están descansando boludo. Nosotros
descostillándonos de la risa. El milico totalmente impotente sin saber si
cagarnos a palo ahí mismo, llevarnos a la comisaria, dejarnos ir, o largarse a
reír también.


    - Así que
ustedes se fumaron un porro y me están descansando. Mirá vos, Leopoldo Lugones
y Horacio Quiroga.


    -Disculpemos oficial-, yo me agarraba el
estómago y el Chaqueño estaba doblado con la cara hinchada, los ojos totalmente
derramados en sangre y hasta se le caía la baba de la boca,- es que estamos
re-locos, somos drogadictos.


   -¡Sí!, ¡sí!,
somos drogadictos-, decía el Chaqueño. Parecía un globo a punto de explotar.


   -Somos
fasistas-. Con una mano me agarraba el estómago y con la otra simulaba la v de
la victoria.


   -Tómenselas.
No los quiero ver por acá. La próxima vez los cago a patadas en el culo y los llevo
en cana-, dijo el milico y se volvió para el patrullero.


   Como
pudimos levantamos las pocas cosas. Era impresionante resistir la tentación a
no reírse, y encima frente a un milico después de haberlo descansado
olímpicamente. Esta iba a ser una de esas anécdotas que se quedarían en la
inmortalidad de las anécdotas callejeras.


  Al final
llegamos al comedor riéndonos de la situación uno y otra vez. Comimos a más no
poder. Ya con el estómago lleno la rutina volvía a empezar. El Chaqueño dio el puntapié
 inicial:


   -¿Vamos a
Flores?








   El manuscrito fue encontrado entre las
montañas de textos para corregir de Jorge Luis Borges. María Kodama nunca pudo
explicar cómo llegó el texto a las manos del distinguido escritor.












 




Fasistas (o un estilo de vida)

       La noche terminaba en el Bajo Flores después de una larga gira de pasta base. 4 o 5 días, incluidas sus noches interminables, de fumata intensa, dura y pareja. Le caímos a todos los transas del bajo con el Chaqueño. No quedó una sola línea sin curtir. Así que estábamos empachados de tanta droga, empachados de tanto pasillo oscuro y laberíntico, de tanto fisura cargoso que busca una seca, de tantos tranzas, de tantos peruanos, de tanta paranoia, de tanto rechinar los dientes, de tanta droga que nunca alcanza.
      Le comento al Chaqueño que la última base que fumamos estaba cortada con veneno para ratas. El Chaqueño me preguntó cómo sabía que el corte era de veneno para ratas. Le recordé nuevamente (ya lo había hecho más de una vez) que en Quilmes la base que se fuma, y que se baja de Los Eucaliptus, toda, está cortada con veneno para ratas. Lo sabía porque lo había visto en una de las tantas giras que me había pegado por la zona sur y, en las cuales, terminé rancheando en la casa de los tranzas y veía como cortaban la droga. El dato más importante era  la arritmia que me producía en el corazón y la papuza agria y amarga que deja en la garganta. Le referí que lo mejor era empezar a bajar comprando una buena cantidad de porro. El chaqueño accedió sin mucha resistencia (igualmente a esta altura cualquier cosa nos daba lo mismo). Cruzamos la avenida Bonorino hacia el barrio Ridavavia. Conocía una línea de pinito que era barata: 50 pesos los 50 gramos. Al ir llegando nos cruza un peruano:
      -¡Ven causa! ¡Ven causa! ¿Qué andas buscando? ¿Altos o bajos? (altos: cocaína, bajos: pasta base). Agitaba su mano hacia adentro del pasillo atrayéndonos hacía él.
      -¿Tenés pinito causa?
      -Si causa, si, pinito ¿Cuánto causa? ¿Cuánto?
      -Dame un 50 gramos cholo.
   El peruano le indicó a otro peruano que estaba sentado en un silla con tres bolsas de consorcio llenas de las diferentes drogas (cocaína, pasta base y marihuana) que le pasara dos pedazos de faso que representarían un 50 gramos. Detrás del peruano que estaba sentado había otros tres que custodiaban la droga con los fierros calzados en la parte delantera del pantalón. En estos lugares la policía solamente entra para acompañar a las ambulancias del SAME, para sacar a alguna boleta o a algún adicto que se ha dado vuelta. La villa es como la embajada, es suelo peruano y rige la ley de los narcos peruanos, así que no hay que hacerse el loco en estos pasillos lúgubres.
   El peruano me pasa dos pedazos de veinticinco gramos. Uno de los pedazos se los doy al Chaqueño mientras miro la cara de dureza de los peruanos. Vuelvo a mirar el porro y al Chaqeño y nuestras miradas silenciosas  y cómplices asisten por la compra; luego de una exhaustiva inspección de la droga, que consiste en apretar con la mano el prensado de la droga y olfatear como si fuéramos los caninos de la brigada anti-narcóticos. Le pago al peruano y el Chaqueño ya estaba desmorrugando la cantidad de unos 3 porros, mientras yo pegaba dos lillos juntos se me ocurre que para ir bajando gradualmente estaría bueno fumar un freeway (un porro nevado con pasta base), así que vuelvo con el tranza y le compro un papel de base. Al volver el Chaqueño ya tenía el porro preparado para la lluvia de la pasta. Abrí la bolsa y la fui desparramando sobre la picadura de marihuana. Sin perder la costumbre, al terminar, chupo la bolsa para sentir por última vez el sabor de la pasta (por lo menos por ahora). Salimos fumando hasta Castañares. La avenida a esa hora de la mañana ya estaba totalmente concurrida. En una de las parrillas de la villa nos sentamos y pedimos dos cervezas, una para cada uno. Al rato de ir bajando de la toda la dureza ya nos sentimos incómodos, ya que todo el tiempo pasaban fisuras mangueando monedas para fumar gilada.
     -¿Vamos al comedor de Pacheco de Melo y Larrea?-,le digo al Chaqueño.
     -¿Te parece?
     -Si, ya estoy re-podrido de esta villa de mierda. Así caminamos un poco.
     -Dale.
  Terminamos las cervezas y arrancamos a caminar por Castañares. Cuadras y cuadras, fumando y delirando. Recordando una y otra vez las mismas anécdotas, riéndonos a carcajadas sin que nada importe a nuestro alrededor. Ya es costumbre en las calles de Buenos Aires que el consumo de drogas se haga a la vista de todo. Eso es lo bueno de la democracia. Fue cuando recordé que era 18 de febrero, una fecha tradicional para mí. Antes de mi descenso a la baja estofa de la ciudad tenía un grupo de amigos literatos con los cuales teníamos por tradición tomar whisky por un par de días en homenaje a Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga.
     -¿Tomamos unos whiskys Chaco?
     -¿Desde cuándo tomas whisky vó?- dijo el Chaqueño con su acento de chaqueño tosco.
     -Antes de juntarme con drogadictos como vos frecuentaba otra clase de drogadictos. Unos drogadictos literatos de San Telmo. La tradición era tomar whisky los 18 y 19 de febrero en honor a Lugones y Quiroga.
    -¿Y esos quiénes son?
  Las siguientes cuadras me dediqué a explicar la biografía de estos dos literatos que decidieron terminar con sus vidas por propia voluntad a la manera socrática. Primero la de Quiroga, sus cuentos de la selva y los favoritos míos: Tacuara Mansión y La gallina degollada. Le comento que si algún día llego a tener una casa la voy a llamar Tacuara Mansión. Expliqué la enfermedad que sufrió Quiroga, la cual lo llevo a diluir cianuro en un  vaso de whisky y de esta manera acabó voluntariamente  con su vida. Continué con Lugones y referí que Lugones tomó la misma decisión casi al año de la muerte de Quiroga, con un día de diferencia, y de la misma manera a consecuencia de una desilusión amorosa. El whisky y el cianuro también estuvieron presentes (comenté) mientras terminábamos de fumar otro porro mas.
   -Lo mismo que nosotros. Ellos usaron cianuro, nosotros veneno para ratas. Ahora nos falta el whisky.
   -Altos pintas-, dijo el Chaqueño maravillado con la reseña histórica y literaria. Nuevamente comenzaba a picar otro porro.
   Ya  por la zona de El Abasto. Preguntamos en un barcito de la calle Corrientes si tenían whisky. El mozo afirmó positivamente. Entramos y nos sentamos en una mesa al lado de la ventana que daba a la vereda. Un bar como tantos de Buenos Aires: alcohólicos madrugadores, el tranza infaltable, dos putas levantando punto, una atmósfera densa y angustiante completaban la escena. Pedimos dos medidas de Vat 69 y nos dispusimos a conmemorar la memoria de los literatos.
   -¡Por los pintas!-, dijo el Chaqueño alzando su copa.
   -¡Por los pintas!-, dije chocando mi copa con la de él.
   No sé cuántos whiskys tomamos, pero cuando salimos del bar, a la hora de haber entrado, estábamos borrachos, duros y alegres por haber fumado casi cincuenta gramos de marihuana. Le pregunté al Chaqueño si quedaba porro. Miró dentro de la bolsa y me dijo que quedaría un faso piola. Mientras desmorrugaba el porro, me di cuenta de que no teníamos lillos, así que levante un  paquete de cigarrillos y saqué el papel aluminio donde vienen envueltas las dosis de nicotina. El Chaqueño picaba la droga y yo sacaba la lámina de aluminio para dejar solamente el papel perfecto para fumar la última dosis de t.h.c. Ya con la droga picada y el papel para envolverla, nuevamente iniciábamos el rito ancestral de conectarnos con el inconsciente para poder soportar un minuto más de existencia en este mundo absurdo y doloroso.
   Unas cuadras antes de llegar a Pacheco de Melo vi que había un patrullero y un cobani que estaba afuera del móvil a la espera de alguna presa y, ¡oh!, ¡qué casualidad!; ahí íbamos nosotros regalados con un moño y lleno de olor a porro con la cara saturada de excesos, totalmente desencajadas. El Chaqueño no se había rescatado de la presencia del Cobani. Como siempre estaba recordando alguna de las tantas fechorías que se había mandado en el Chaco. Miró el humo del faso como queriendo encontrar alguna verdad trascendental y lo pasó como queriendo abandonarse a la profundidad del flash que estaba teniendo en ese momento. Tomé el faso y también busqué esa verdad trascendental, quizás para encarar al gorrudo, ya que lo teníamos a unos pocos metros y ya estaba en postura de hinchar las pelotas.
   La secuencia fue sincronizada por los dioses del rock. En el momento que le daba la última seca quedamos frente a frente al funcionario de la ley. El poco papel lleno de resina se desintegro entre mi dedo índice y pulgar. Con el humo tóxico de la yerba paraguaya en mis pulmones quedé mirando al oficial.
    -¿Qué andan haciendo por acá?, dijo el don Juan de la ley. Parecía amigable, o por lo menos, hasta ahora. No nos había puesto de rodillas o contra la pared, buscando testigos y viajes a la comisaria para que después todo quede en la nada.
    -Vamos al comedor-, dije. Mientras iba enunciando las oraciones dejé escapar el resto del humo almacenado en mis pulmones. Digamos que fue impresionante como el humo llegó a la cara del milico. Pero no se inmutó.
    -Saquen todo lo que tengan en los bolsillos y déjenlo en el piso-, dijo el bigote mientras abría su libreta donde apuntaría nuestros nombres.
    Ya no teníamos nada. Ni droga, ni plata, ni documentos, ni papelillos; solo un par de billetes, algunas monedas y papel de aluminio para hacer pipas si pintaba volver a fumar pasta base de cocaína. Una breve inspección sobre las ropas para ver si teníamos fierros o fakas. Pero nada, nada de nada, solamente un hambre impresionante que, por lo menos a mí, ya me empezaba a doler el estómago después de tantos días sin comer. El gorrudo le pidió a su compañero que le pasara los datos nuestros al operador de la radio para ver si alguna captura librada sobre nosotros nos impediría llegar al comedor.
     - A ver vos, decime tu nombre-, refiriéndose a mí.
     -Lugones.
     -¿Lugones qué?
     -Leopoldo-, el Chaqueño largó una carcajada e inmediatamente trató de contenerse, al igual que yo, para que nuestro acto de insolencia no nos llevara directamente a la comisaria solo por el placer de ejercer la autoridad policial.
     -¿Leopoldo Lugones te llamás? -. Ya me imaginaba respondiendo afirmativamente y el milico descubriendo el descanso. Ya me imaginaba la cachetada viniendo hacia mí. Ya me imaginaba riéndonos a carcajadas. Así y todo afirme con todo seguridad. Pero no descubrió, por ahora, la tomada de pelo.
    -¿Y vos, cómo te llamas?-, mirándolo al Chaqueño.
    -Horacio Quiroga-. Ahora la carcajada fue al unísono. El milico ya se estaba poniendo cada vez más milico. Nosotros drogados y con un hambre infernal.
    - A ver vos, Lugones, decime tu documento. Mi técnica para estas ocasiones era, al 27 millones sumarle, si estaba en la calle, las dos patentes de cualquier auto que estuvieran cerca, y fue eso lo que hice. Era obvio que en la base de datos policiales arrojaría cualquier cosa. También le preguntó lo mismo al Chaqueño. No sé en qué consistiría su técnica, o quizás alguna vez me la dijo y yo no le presté atención. Nuestros datos ficticios ya estaban siendo corroborados por la red informática de la policía federal. Por la radio policial también se percibió una carcajada. Nuestra farsa había sido develada. Ahora si me esperaba la cachetada, el viaje a la comisaria, sacarse los cordones, tocar pianito y todo ese ritual burocrático que no sirve para nada.
    -¿Cómo se llaman?-, el que estaba del otro lado de la radio seguramente tenía un poco más de cultura que el agente callejero-, te están descansando boludo. Nosotros descostillándonos de la risa. El milico totalmente impotente sin saber si cagarnos a palo ahí mismo, llevarnos a la comisaria, dejarnos ir, o largarse a reír también.
    - Así que ustedes se fumaron un porro y me están descansando. Mirá vos, Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga.
    -Disculpemos oficial-, yo me agarraba el estómago y el Chaqueño estaba doblado con la cara hinchada, los ojos totalmente derramados en sangre y hasta se le caía la baba de la boca,- es que estamos re-locos, somos drogadictos.
   -¡Sí!, ¡sí!, somos drogadictos-, decía el Chaqueño. Parecía un globo a punto de explotar.
   -Somos fasistas-. Con una mano me agarraba el estómago y con la otra simulaba la v de la victoria.
   -Tómenselas. No los quiero ver por acá. La próxima vez los cago a patadas en el culo y los llevo en cana-, dijo el milico y se volvió para el patrullero.
   Como pudimos levantamos las pocas cosas. Era impresionante resistir la tentación a no reírse, y encima frente a un milico después de haberlo descansado olímpicamente. Esta iba a ser una de esas anécdotas que se quedarían en la inmortalidad de las anécdotas callejeras.
  Al final llegamos al comedor riéndonos de la situación uno y otra vez. Comimos a más no poder. Ya con el estómago lleno la rutina volvía a empezar. El Chaqueño dio el puntapié  inicial:
   -¿Vamos a Flores?


   El manuscrito fue encontrado entre las montañas de textos para corregir de Jorge Luis Borges. María Kodama nunca pudo explicar cómo llegó el texto a las manos del distinguido escritor.




 


jueves, 9 de febrero de 2017

Los dioses del Rock



Los dioses del rock

Y los rockeros

Muchas veces no se diferencian

Por eso son iguales

Frank Zappa es un ejemplo

Si existiera un Dios como el de la metafísica cristiana

Quiero que sea como Frank Zappa

Que toque la guitarra en el cielo

Que te espere tocando "Starway to heaven"

O "Highway to hell",

Mientras yo trato de escuchar "Joe´s garage" en mi walkman

Y reirme a carcajadas de Víctor Sueiro

¿Quién dijo que existe la muerte?

Si acá están todos vivos

Pappo, Miguel Abuelo, Ceratti y Los Pibes de Cromañón

Acá son todos Dioses

No se discrimina

Luca lo sabe bién

Así que no se asuste señora, señor

Al final terminamos todos juntos

Rockeros, faloperos, jueces, doctores y amas de casa

Todos en la misma salsa

Mientras paguemos el alquiler del Garage de Joe

No hay de que preocuparse

El capitalismo llegó hasta aquí arriba también

Los cheques voladores acá no funcán

Debes en cuando se organiza un afano allá abajo

O se saquea las limosnas pecadoras

Hay que empezar  a cobrar los intereses;

Eso sí, hay buena música

Bebidas y demases yerbas



Lo bueno de la eternidad

Es que tiempo de sobra hay

Chau ansiedad

Chau plazos fijos

Chau culpas y resentimientos

Dejen a Frank zapar

Si no,

¿Para qué somos dioses?



Publicado por primera vez en la revista El exilio de las mariposas venusinas. Cuando le preguntaron a Perón por la obra del poeta, lo único que dijo después de un largo silencio fue: "Basura misógina". Al otro día la revista fue clausurada.




Los dioses del Rock


Los dioses del rock
Y los rockeros
Muchas veces no se diferencian
Por eso son iguales
Frank Zappa es un ejemplo
Si existiera un Dios como el de la metafísica cristiana
Quiero que sea como Frank Zappa
Que toque la guitarra en el cielo
Que te espere tocando "Starway to heaven"
O "Highway to hell",
Mientras yo trato de escuchar "Joe´s garage" en mi walkman
Y reirme a carcajadas de Víctor Sueiro
¿Quién dijo que existe la muerte?
Si acá están todos vivos
Pappo, Miguel Abuelo, Ceratti y Los Pibes de Cromañón
Acá son todos Dioses
No se discrimina
Luca lo sabe bién
Así que no se asuste señora, señor
Al final terminamos todos juntos
Rockeros, faloperos, jueces, doctores y amas de casa
Todos en la misma salsa
Mientras paguemos el alquiler del Garage de Joe
No hay de que preocuparse
El capitalismo llegó hasta aquí arriba también
Los cheques voladores acá no funcán
Debes en cuando se organiza un afano allá abajo
O se saquea las limosnas pecadoras
Hay que empezar  a cobrar los intereses;
Eso sí, hay buena música
Bebidas y demases yerbas

Lo bueno de la eternidad
Es que tiempo de sobra hay
Chau ansiedad
Chau plazos fijos
Chau culpas y resentimientos
Dejen a Frank zapar
Si no,
¿Para qué somos dioses?

Publicado por primera vez en la revista El exilio de las mariposas venusinas. Cuando le preguntaron a Perón por la obra del poeta, lo único que dijo después de un largo silencio fue: "Basura misógina". Al otro día la revista fue clausurada.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Cooperativa obrera

Soñé que era James Brown

Pero no era una maquina sexual

Soñé que era escritor

Pero no sabía escribir

Soñé que nacía otra vez

Pero no recordaba este poema

Soñé;

Tantas veces soñé

Que el termino soñar perdió su sentido

Fue así que todo empezó otra vez

Soñé, soñando a la montaña

Caminando con pasos de montaña

Acercándose a mí con pasos de montaña

Y yo acercándome con pasos de hombre

Vértigo y locura

La tierra se abría a mis pies

Fundiéndose el cielo con mi respiración

Mi alma con la del sol

Ya no necesitaba respirar

Ya no necesitaba caminar

Ya no necesitaba

Necesitaba

Necesitar

Ya no necesitaba verbálizar

Solo sustantivar

Solo eso, y su voz

Su voz que me decía al llegar a la caja registradora

"¿Llevás algo más?

No, nada mas

Ya no necesito despertar.



"Solo los Gorilas salvarán al mundo", rezaba al final del apéndice de la Antiantología poética.














Cooperativa obrera

Soñé que era James Brown
Pero no era una maquina sexual
Soñé que era escritor
Pero no sabía escribir
Soñé que nacía otra vez
Pero no recordaba este poema
Soñé;
Tantas veces soñé
Que el termino soñar perdió su sentido
Fue así que todo empezó otra vez
Soñé, soñando a la montaña
Caminando con pasos de montaña
Acercándose a mí con pasos de montaña
Y yo acercándome con pasos de hombre
Vértigo y locura
La tierra se abría a mis pies
Fundiéndose el cielo con mi respiración
Mi alma con la del sol
Ya no necesitaba respirar
Ya no necesitaba caminar
Ya no necesitaba
Necesitaba
Necesitar
Ya no necesitaba verbálizar
Solo sustantivar
Solo eso, y su voz
Su voz que me decía al llegar a la caja registradora
"¿Llevás algo más?
No, nada mas
Ya no necesito despertar.

"Solo los Gorilas salvarán al mundo", rezaba al final del apéndice de la Antiantología poética.






Río eléctrico

Río eléctrico

Fluyendo entre

La semántica y

La semiótica

Arrasando el verso

Buscando la versura

Reybufón

¿Qué es lo que buscas?

En el desierto

De un mundo árido

Estéril;

Allá afuera

En el mundo

No hay lenguaje

No hay nada

Nada de nada

Solo el enigmático río eléctrico

Abriéndose paso

Donde los sentidos no llegan

Donde el Reybufón habita

Donde lo único que queda por hacer es descansar

Sobre piedras sin nombre

Sobre nombres sin referencia

Sobre referencias sin sentido

Sobre sentidos sin sentido,

Entonces me arrojo sobre él

Sobre el río eléctrico

Sus suaves descargas me inundan

Me purifican

Y entonces al salir

Todas mis cadenas asociativas

Absolutamente todas

Son nuevas.

Ya estoy listo para despertar.





Cuales fueron las primeras drogas que consumiste, dice la psiquiatra sin siquiera mirar a la cara del poeta, tomando notas en un papel lleno de garabatos. El poeta hace un esfuerzo por traer la información desde su cerebro achicharrado por las continuas descargas de electroshock que el Estado paga para que algunos espíritus lúcidos no se vuelvan amenazas. Luego de pensar un rato,  limpiarse la baba que cae de una de las comisuras de su boca dice con total seguridad :Carmabazepina, Diazepam y nicotina. La psiquiatra sigue simulando que toma notas y sigue simulando que está preocupada por la salud de su paciente aunque no lo mire a la cara. Y dónde fue que consumiste esas drogas (la especialista bosteza), en la placenta de mi madre, dice el poeta con total lucidez.




















Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...