jueves, 27 de septiembre de 2018

Los pibes de la parroquia

Doy un paso en el vacío

Uno, dos, tres;

Pero el suelo no desaparece

No desaparece.



La intoxicación farmacológica

No da tregua.



Sequedad en la boca

Y mi cuerpo es liviano

Como la brisa.

Mis extremidades apenas

Responden. La dopamina

Empasta todas las cadenas

Asociativas.

La información tarda en llegar

Del cerebro a mis manos

Para atar estos cordones

Que hace media hora trato

De atar.



Y cuando finalmente lo logro

Y me largo a caminar por Lacrozze

Los pibes de la parroquia

Empiezan a seguirme.



Están reduros y enfierrados.



Los miro sobre mi hombro

Y veo los fierros

Todos están enfierrados

Todos me quieren matar.



Creo perderlos en Cabildo

Pero no, siguen detrás mio

Y toman gilada

Y martillan los fierros

Pero ven a la gorra y se

Arrepienten de acribillarme

Sobre la avenida.



Van a esperar a que me regale

Saben que estoy empastillado

Por eso esperan.



Me rescato y agarro por Olleros

Si llego a Reflex el Gordo

Puede salvarme.



En la puerta del boliche está

El Gordo con dos patovas,

Todavía es temprano.



Lo encaro de una:

"Gordo, dejame entrar

Me están siguiendo

Los pibes de la parroquia

Me quieren matar".



El Gordo me mira serio

Carpetea de esquina a esquina

Y me vuelve a mirar:

"¡Si no te vas ahora

Yo te voy a matar!".



Mi pánico se triplica

El Gordo lo dice en serio

Me va a matar, no los pibes

De la parroquia; porque

Me doy vuelta y no están

Nunca estuvieron.



Así que sigo caminado por Olleros

Y otra vez doy pasos en el vacío

Uno, dos, tres

Y el suelo no desaparece

No desaparece

No desaparece.


















Los pibes de la parroquia

Doy un paso en el vacío
Uno, dos, tres;
Pero el suelo no desaparece
No desaparece.

La intoxicación farmacológica
No da tregua.

Sequedad en la boca
Y mi cuerpo es liviano
Como la brisa.
Mis extremidades apenas
Responden. La dopamina
Empasta todas las cadenas
Asociativas.
La información tarda en llegar
Del cerebro a mis manos
Para atar estos cordones
Que hace media hora trato
De atar.

Y cuando finalmente lo logro
Y me largo a caminar por Lacrozze
Los pibes de la parroquia
Empiezan a seguirme.

Están reduros y enfierrados.

Los miro sobre mi hombro
Y veo los fierros
Todos están enfierrados
Todos me quieren matar.

Creo perderlos en Cabildo
Pero no, siguen detrás mio
Y toman gilada
Y martillan los fierros
Pero ven a la gorra y se
Arrepienten de acribillarme
Sobre la avenida.

Van a esperar a que me regale
Saben que estoy empastillado
Por eso esperan.

Me rescato y agarro por Olleros
Si llego a Reflex el Gordo
Puede salvarme.

En la puerta del boliche está
El Gordo con dos patovas,
Todavía es temprano.

Lo encaro de una:
"Gordo, dejame entrar
Me están siguiendo
Los pibes de la parroquia
Me quieren matar".

El Gordo me mira serio
Carpetea de esquina a esquina
Y me vuelve a mirar:
"¡Si no te vas ahora
Yo te voy a matar!".

Mi pánico se triplica
El Gordo lo dice en serio
Me va a matar, no los pibes
De la parroquia; porque
Me doy vuelta y no están
Nunca estuvieron.

Así que sigo caminado por Olleros
Y otra vez doy pasos en el vacío
Uno, dos, tres
Y el suelo no desaparece
No desaparece
No desaparece.







miércoles, 26 de septiembre de 2018

Las sombras que se ocultan

Detrás de otras sombras

Son las mimas que susurran

En mis oídos y me dictan

Lo poemas que la muerte

No puede escribir por

Estar todo el tiempo con la hoz

En su mano.



Lleno de surrealidad

Y resentimientos

Desprendo de mis pulmones

El poco resabio de cordura

Que había en mi cerebro

Antes de armar la pipa.



El frío y el calor

Que recorre las calles

Y mi cuerpo

Son indicios de que la muerte

No aprendió a escribir.



Una nueva sombra surge

De la piedra amarilla

Que se quema:

"Vístete de seda

Para que el funeral de la

Última musa no haya sido

En vano y pueda encontrar

Reposo su alma en los tiernos

Valles de la Melancolía".



Mientras el humo

Arrasa con mi cordura

Escribo el poema en la tierra.



Si no estuviera anestesiado

Lloraría toda la noche.

Si no estuviera anestesiado

Podría escribir todos estos poemas

Que la muerte no se anima.



El trato, pareciera, es que yo también

Deba morir lentamente.



Espero no perder la memoria

Así como la cordura.



Espero poder volver a esta esquina

Algún día

De Juncal y 9 de Julio

Para recoger todos los poemas

Que aquí escribí.  



Las sombras siguen susurrando

Las piedras siguen quemándose

El brillo en la hoz

Es cristalino. El próximo poema habla

De eso;

Y también lo escribo en la tierra.














Las sombras que se ocultan
Detrás de otras sombras
Son las mimas que susurran
En mis oídos y me dictan
Lo poemas que la muerte
No puede escribir por
Estar todo el tiempo con la hoz
En su mano.

Lleno de surrealidad
Y resentimientos
Desprendo de mis pulmones
El poco resabio de cordura
Que había en mi cerebro
Antes de armar la pipa.

El frío y el calor
Que recorre las calles
Y mi cuerpo
Son indicios de que la muerte
No aprendió a escribir.

Una nueva sombra surge
De la piedra amarilla
Que se quema:
"Vístete de seda
Para que el funeral de la
Última musa no haya sido
En vano y pueda encontrar
Reposo su alma en los tiernos
Valles de la Melancolía".

Mientras el humo
Arrasa con mi cordura
Escribo el poema en la tierra.

Si no estuviera anestesiado
Lloraría toda la noche.
Si no estuviera anestesiado
Podría escribir todos estos poemas
Que la muerte no se anima.

El trato, pareciera, es que yo también
Deba morir lentamente.

Espero no perder la memoria
Así como la cordura.

Espero poder volver a esta esquina
Algún día
De Juncal y 9 de Julio
Para recoger todos los poemas
Que aquí escribí.  

Las sombras siguen susurrando
Las piedras siguen quemándose
El brillo en la hoz
Es cristalino. El próximo poema habla
De eso;
Y también lo escribo en la tierra.






martes, 25 de septiembre de 2018

Los adoquines que traspiran

En la medianoche,

Las vías llevando trenes espectrales

Y los cadáveres

Que tocan canciones de jazz

A metros del riachuelo.



Me quedo un rato

Escuchando a la orquesta

Mientras el ácido lisérgico

Sigue haciendo efecto.



Saco un pañuelo

Y me seco la nariz.



La orquesta ya no está

Tampoco el riachuelo.



El elegante traje

Que traía tampoco.



Solo tengo una bata blanca

Y un chaleco de fuerza .



Solo tengo esta pequeña ventana

Que da al patio del manicomio.



Nunca más volveré a tomar

Ácido lisérgico.
















Los adoquines que traspiran
En la medianoche,
Las vías llevando trenes espectrales
Y los cadáveres
Que tocan canciones de jazz
A metros del riachuelo.

Me quedo un rato
Escuchando a la orquesta
Mientras el ácido lisérgico
Sigue haciendo efecto.

Saco un pañuelo
Y me seco la nariz.

La orquesta ya no está
Tampoco el riachuelo.

El elegante traje
Que traía tampoco.

Solo tengo una bata blanca
Y un chaleco de fuerza .

Solo tengo esta pequeña ventana
Que da al patio del manicomio.

Nunca más volveré a tomar
Ácido lisérgico.







lunes, 24 de septiembre de 2018





La sangre que se irriga


De mis pies a mi cabeza


Es la misma


Que se irriga


Del primer verso


Hasta el último.





La misma sangre


Que desprende mis cicatrices;


La misma que dejé


Secarse sobre los manuscritos


Sobre los mármoles


Sobre las placas de bronce


Y los folios de tribunales.





Mi sangre va dejando banderas


Deja marcas de su paso


Por este Árido desierto


De Lo Real.





La última bandera flamea


Entre cumbres grisáceas


Y cascadas de rumores desconocidos.


Desde aquí me pregunto:


¿Cuándo dejará de




Izar banderas mi sangre?













La sangre que se irriga
De mis pies a mi cabeza
Es la misma
Que se irriga
Del primer verso
Hasta el último.

La misma sangre
Que desprende mis cicatrices;
La misma que dejé
Secarse sobre los manuscritos
Sobre los mármoles
Sobre las placas de bronce
Y los folios de tribunales.

Mi sangre va dejando banderas
Deja marcas de su paso
Por este Árido desierto
De Lo Real.

La última bandera flamea
Entre cumbres grisáceas
Y cascadas de rumores desconocidos.
Desde aquí me pregunto:
¿Cuándo dejará de

Izar banderas mi sangre?




Un pincel


De cerdas finas, suaves y limpias


Separan la tierra


De los restos mortales


De mi abuela.





El empleado municipal


Acomoda los huesos


Al borde de la fosa;


Charla con mamá


Él está acostumbrado


Realiza esta tarea todos los días.





El último movimiento


De mi abuela


Es dentro de una bolsa


De consorcio negra.





Me invade alguna idea


Estética sublime.





Kant, Hegel o Sloterdijk


Podrían explicar esta imagen:


Los restos mortales


De mi abuela


Dentro de una bolsa negra


Llevados por un desconocido


(Su nombre está perdido


Entre 60.000 millones).





Esos restos que descansaron


25 años en la tierra


Y ahora van a mezclarse


Con otros huesos


Y otras memorias.





Dejo de lado


Esa sublime idea estética.


El poema dirá más


Que cualquier teoría.





Estuve con ella


Cuando la dejamos


En la tierra;


Estuve con ella


Cuando la sacamos.





Sus huesos ya son cenizas


Su memoria es eterna


Ella vive en la poesía


¿Para qué necesito




Esa sublime idea estética?















Un pincel
De cerdas finas, suaves y limpias
Separan la tierra
De los restos mortales
De mi abuela.

El empleado municipal
Acomoda los huesos
Al borde de la fosa;
Charla con mamá
Él está acostumbrado
Realiza esta tarea todos los días.

El último movimiento
De mi abuela
Es dentro de una bolsa
De consorcio negra.

Me invade alguna idea
Estética sublime.

Kant, Hegel o Sloterdijk
Podrían explicar esta imagen:
Los restos mortales
De mi abuela
Dentro de una bolsa negra
Llevados por un desconocido
(Su nombre está perdido
Entre 60.000 millones).

Esos restos que descansaron
25 años en la tierra
Y ahora van a mezclarse
Con otros huesos
Y otras memorias.

Dejo de lado
Esa sublime idea estética.
El poema dirá más
Que cualquier teoría.

Estuve con ella
Cuando la dejamos
En la tierra;
Estuve con ella
Cuando la sacamos.

Sus huesos ya son cenizas
Su memoria es eterna
Ella vive en la poesía
¿Para qué necesito

Esa sublime idea estética?




domingo, 23 de septiembre de 2018

Los arpegios del suero

Me arrojan a un estado

De letargo profundo.



Confundo a mi Yo

Con el Ello

Al Super yo

Con un conejo.



Una sal marina es servida

En mi mesa de

Cartón corrugado

Y espero a Caronte

Con el desayuno preparado.



Las instancias previas al sueño

Son las ideales

Para dejar escrita mi voluntad.



No creo poder volver

De las aguas profundas

Y embravecidas de

Mi inconsciente.



Preparo flechas y puñales;

Ya me he advertido

Que son muchos los monstruos

A enfrentar.



Las gotas del suero siguen

Estimulando mi letargo.



Ahora sí no hay retorno

Ahora sí

Dispongo del desayuno

Del conejo y de Caronte.



Ahora sí, discúlpenme

Debo preparar una flecha

Y un puñal:

Varios monstruos vienen

Acercándose

Mientras sigo escuchando las

Gotas del suero caer.
















Los arpegios del suero
Me arrojan a un estado
De letargo profundo.

Confundo a mi Yo
Con el Ello
Al Super yo
Con un conejo.

Una sal marina es servida
En mi mesa de
Cartón corrugado
Y espero a Caronte
Con el desayuno preparado.

Las instancias previas al sueño
Son las ideales
Para dejar escrita mi voluntad.

No creo poder volver
De las aguas profundas
Y embravecidas de
Mi inconsciente.

Preparo flechas y puñales;
Ya me he advertido
Que son muchos los monstruos
A enfrentar.

Las gotas del suero siguen
Estimulando mi letargo.

Ahora sí no hay retorno
Ahora sí
Dispongo del desayuno
Del conejo y de Caronte.

Ahora sí, discúlpenme
Debo preparar una flecha
Y un puñal:
Varios monstruos vienen
Acercándose
Mientras sigo escuchando las
Gotas del suero caer.







miércoles, 19 de septiembre de 2018

Mis sábanas son de fuego

Mi aliento es de fuego

Vivo y habito en una casa de fuego

Me alimento del fuego

Y el fuego me acobijó

En el vientre de mi madre.



La sudestada todo lo devora

Los niños huyen con su padres

Un eclipse confunde

El día y la noche

El sueño y la vigilia

Mis versos de fuego

Que evaporan las turbulentas

Aguas de este mar feroz

Que no se rinde ante nada.



La sudestada gana

Sobre mí

Todas mis lenguas de fuego

Son apagadas,

Devoradas por el agua

Y en vez de morir

Me devuelven al vientre materno.



Ahora:



Mis sábanas son de agua

Mi aliento es de agua

Vivo y habito en una casa de agua

Me alimento del agua

Y el agua me acobija

En el vientre de mi madre.



Ayer habité la ferocidad del fuego

Hoy habito la ferocidad del agua.

Pronto

Seguramente

Habitaré la ferocidad de la tierra

Y también la ferocidad del aire.



Y cuando haya agotado todos

Esos habitares

Y esas ferocidades

Al fin

Podré habitar

La ferocidad de la poesía.















Mis sábanas son de fuego
Mi aliento es de fuego
Vivo y habito en una casa de fuego
Me alimento del fuego
Y el fuego me acobijó
En el vientre de mi madre.

La sudestada todo lo devora
Los niños huyen con su padres
Un eclipse confunde
El día y la noche
El sueño y la vigilia
Mis versos de fuego
Que evaporan las turbulentas
Aguas de este mar feroz
Que no se rinde ante nada.

La sudestada gana
Sobre mí
Todas mis lenguas de fuego
Son apagadas,
Devoradas por el agua
Y en vez de morir
Me devuelven al vientre materno.

Ahora:

Mis sábanas son de agua
Mi aliento es de agua
Vivo y habito en una casa de agua
Me alimento del agua
Y el agua me acobija
En el vientre de mi madre.

Ayer habité la ferocidad del fuego
Hoy habito la ferocidad del agua.
Pronto
Seguramente
Habitaré la ferocidad de la tierra
Y también la ferocidad del aire.

Y cuando haya agotado todos
Esos habitares
Y esas ferocidades
Al fin
Podré habitar
La ferocidad de la poesía.






lunes, 17 de septiembre de 2018

Mi última máscara reposa

En la mesa de entrada.



En el lavamanos el agua

Corre sin cesar.



La luz de la mañana

Baña la mitad de

La habitación.



Lo bigotes del gato

Se pintan con la leche

Que toma.



El ventilador

Arroja aire caliente.



El contestador está abarrotado

De mensaje tuyos.



La radio anuncia

La llegada de un circo.



Un cartero pasa por abajo

De la puerta una orden

De embargo.



Un pedazo del cielorraso

Se cae sobre la cama.



El gato maulla pidiendo

Más leche.



El clavo que sostiene

A la toalla

Se cae con la toalla.



Una cucaracha

Pasea por el living.



El teléfono suena y

Se escucha tu voz

En el contestador

Reclamado dinero.



Una araña colgada

De su tela

Baja sobre la maquina

De escribir.



Las araña es aplastada

Con la hoja

Nueva que pongo sobre

El carretel.



Escribo sin parar

Hasta el otro día.



La ducha me ha reparado.



Le sirvo leche al gato.



Antes de salir me pruebo

Mi máscara.



Es perfecta

Para este día perfecto.



El teléfono suena

Y mientras estoy abriendo

La puerta

Tu voz repite el reclamo

En el contestador

De ayer

Anteayer

Y de 3 años atrás.



El golpe seco de la puerta

Ahoga tu voz

Y tus reclamos.



Yo estoy feliz

Por entregar esta novela.



Ojalá me paguen buen dinero

Así te pago

Y no escuchar más tu voz

En mi contestador.



Esa es la única razón

Por la que escribí esta novela.














Mi última máscara reposa
En la mesa de entrada.

En el lavamanos el agua
Corre sin cesar.

La luz de la mañana
Baña la mitad de
La habitación.

Lo bigotes del gato
Se pintan con la leche
Que toma.

El ventilador
Arroja aire caliente.

El contestador está abarrotado
De mensaje tuyos.

La radio anuncia
La llegada de un circo.

Un cartero pasa por abajo
De la puerta una orden
De embargo.

Un pedazo del cielorraso
Se cae sobre la cama.

El gato maulla pidiendo
Más leche.

El clavo que sostiene
A la toalla
Se cae con la toalla.

Una cucaracha
Pasea por el living.

El teléfono suena y
Se escucha tu voz
En el contestador
Reclamado dinero.

Una araña colgada
De su tela
Baja sobre la maquina
De escribir.

Las araña es aplastada
Con la hoja
Nueva que pongo sobre
El carretel.

Escribo sin parar
Hasta el otro día.

La ducha me ha reparado.

Le sirvo leche al gato.

Antes de salir me pruebo
Mi máscara.

Es perfecta
Para este día perfecto.

El teléfono suena
Y mientras estoy abriendo
La puerta
Tu voz repite el reclamo
En el contestador
De ayer
Anteayer
Y de 3 años atrás.

El golpe seco de la puerta
Ahoga tu voz
Y tus reclamos.

Yo estoy feliz
Por entregar esta novela.

Ojalá me paguen buen dinero
Así te pago
Y no escuchar más tu voz
En mi contestador.

Esa es la única razón
Por la que escribí esta novela.






domingo, 16 de septiembre de 2018

A lo lejos se escucha 


El sonido de un tren.





Afuera hace frío y hay neblina,


Ningún perro ladra.





Eso es extraño:


Que los perros no ladren. 





¿Se habrá detenido el mundo?


¿Se habrá callado?


Y el único ruido que 


Quiebra el silencio es 


El ruido de las teclas y 


La bocina del tren. 





Abro la puerta para 


Confirmar si hay mundo.





Mi sospecha es confirmada:


Hay mundo todavía afuera


Y el tren que escuchaba 


Va a impactar sobre mí.





Es ridículo que cierre 


La puerta y me esconda 


Bajo la cama. 





Mejor lo espero con 


La puerta abierta


Y una gran sonrisa. 











A lo lejos se escucha 
El sonido de un tren.

Afuera hace frío y hay neblina,
Ningún perro ladra.

Eso es extraño:
Que los perros no ladren. 

¿Se habrá detenido el mundo?
¿Se habrá callado?
Y el único ruido que 
Quiebra el silencio es 
El ruido de las teclas y 
La bocina del tren. 

Abro la puerta para 
Confirmar si hay mundo.

Mi sospecha es confirmada:
Hay mundo todavía afuera
Y el tren que escuchaba 
Va a impactar sobre mí.

Es ridículo que cierre 
La puerta y me esconda 
Bajo la cama. 

Mejor lo espero con 
La puerta abierta
Y una gran sonrisa. 




miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mis zapatos son hermanos

Siameses

La tristeza y la rabia son hermanas

Siamesas

El Rey y el bufón son hermanos

Siameses

El verso y la versura son hermanos

Siameses

El final del poema y el silencio son hermanos

Siameses

El capitalismo y el cristianismo son hermanos

Siameses

Pedro y Pablo son hermanos

Siameses

La droga y la adicción son hermanos

Siameses

El fascismo y la locura son hermanos

Siameses

Tom y Jerry son hermanos

Siameses

La melancolía y la depresión son hermanos

Siameses

La izquierda y la derecha son hermanas

Siamesas

Platón y Aristóteles son hermanos

Siameses.



Siameses

Siameses

Siameses:

La  poesía y yo somos hermanos

Siameses:

Por eso el poema se llama siameses

Por eso me llamo siameses

Por eso somos siameses

Por eso todo es siames

Vos también.














Mis zapatos son hermanos
Siameses
La tristeza y la rabia son hermanas
Siamesas
El Rey y el bufón son hermanos
Siameses
El verso y la versura son hermanos
Siameses
El final del poema y el silencio son hermanos
Siameses
El capitalismo y el cristianismo son hermanos
Siameses
Pedro y Pablo son hermanos
Siameses
La droga y la adicción son hermanos
Siameses
El fascismo y la locura son hermanos
Siameses
Tom y Jerry son hermanos
Siameses
La melancolía y la depresión son hermanos
Siameses
La izquierda y la derecha son hermanas
Siamesas
Platón y Aristóteles son hermanos
Siameses.

Siameses
Siameses
Siameses:
La  poesía y yo somos hermanos
Siameses:
Por eso el poema se llama siameses
Por eso me llamo siameses
Por eso somos siameses
Por eso todo es siames
Vos también.






martes, 4 de septiembre de 2018

Los niños corren por los pasillos

Dan tirones a la ropas

De los más grandes:

Quieren monedas

Y no quieren comprar

Golosinas:

Quieren comprar

Pasta base de cocaína.



Los niños corren

Los niños mueren fumando

Los niños mueren apuñalados

Los niños reciben en sus cráneos

Y abdómenes inocentes

Balas perdidas

De tiroteos perdidos.



Los niños ya no juegan

Los niños se consumen

Día a día

Pipazo a pipazo

Bala a bala

Puñalada a puñalada.



Niño:

Que te parás en la puerta

De los pasillos

Con tu cigarro

Y tu pipa

Y tu charrasca afilada

En la cintura.

Con tu voz prepotente

Pidiendo una seca

Como si tuvieras 30 años.



Niño:

Que reflejás

El fracaso de todas

Las instituciones

De toda la violencia

Política y cultural

En tu pequeño cuerpo

Condenado

Para que unos pocos

Puedan vivir con

Obscenos excesos

De todo este humo tóxico

Que comprás para

Soñar, para no sentir;

Para aumentar las ganancias

De...Ellos saben quienes son.



Un niño ha muerto

Y luego otro morirá

Una patrulla cobra una

Comenta de un tranza;

El taquero la recibe

Y la plata sube

Sube

Y sube, la plata hecha

Con el alma de

Los niños muertos.



Una vela más en el osario

Callejero;

Un nombre se agrega en la pared

Otro par de zapatillas colgadas

En los cables de luz;

Este poema se escribe

Para redimir el alma

De los niños muertos.












Los niños corren por los pasillos
Dan tirones a la ropas
De los más grandes:
Quieren monedas
Y no quieren comprar
Golosinas:
Quieren comprar
Pasta base de cocaína.

Los niños corren
Los niños mueren fumando
Los niños mueren apuñalados
Los niños reciben en sus cráneos
Y abdómenes inocentes
Balas perdidas
De tiroteos perdidos.

Los niños ya no juegan
Los niños se consumen
Día a día
Pipazo a pipazo
Bala a bala
Puñalada a puñalada.

Niño:
Que te parás en la puerta
De los pasillos
Con tu cigarro
Y tu pipa
Y tu charrasca afilada
En la cintura.
Con tu voz prepotente
Pidiendo una seca
Como si tuvieras 30 años.

Niño:
Que reflejás
El fracaso de todas
Las instituciones
De toda la violencia
Política y cultural
En tu pequeño cuerpo
Condenado
Para que unos pocos
Puedan vivir con
Obscenos excesos
De todo este humo tóxico
Que comprás para
Soñar, para no sentir;
Para aumentar las ganancias
De...Ellos saben quienes son.

Un niño ha muerto
Y luego otro morirá
Una patrulla cobra una
Comenta de un tranza;
El taquero la recibe
Y la plata sube
Sube
Y sube, la plata hecha
Con el alma de
Los niños muertos.

Una vela más en el osario
Callejero;
Un nombre se agrega en la pared
Otro par de zapatillas colgadas
En los cables de luz;
Este poema se escribe
Para redimir el alma
De los niños muertos.





lunes, 3 de septiembre de 2018

La sombra que acaricia 

Mi rostro en la medianoche

Las voces que se pierden

En el silencio

La carta que escribo y

Vuelvo a borrar

¿Es tu voz?

¿Son tus palabras?



Leo unos poemas de Panero

Antes de dormir

Creo en que la voz de un loco

Puede ahuyentar a los fantasmas

Dejo un vaso de agua

Para que te refresques

Y para apagar el incendio

Si las llamas aparecen

Aquí

O en El Mas Allá.



En el escritorio de mármol

Está todo lo necesario

Desde el testamento

Al epitafio

Desde lo publicable

Hasta lo que hay que incinerar.



Si no despierto

Si las voces, las cartas, el silencio

La voz de Panero, los locos

Y los fantasmas me retienen;

Será que finalmente

Pude acercarme,

Aunque sea por un  poco,

A la experiencia poética

Pude acceder a un gramo

De poesía.



Del resto

Los que hacen pepers

Y tesis

Dirán el resto.




La sombra que acaricia 
Mi rostro en la medianoche
Las voces que se pierden
En el silencio
La carta que escribo y
Vuelvo a borrar
¿Es tu voz?
¿Son tus palabras?

Leo unos poemas de Panero
Antes de dormir
Creo en que la voz de un loco
Puede ahuyentar a los fantasmas
Dejo un vaso de agua
Para que te refresques
Y para apagar el incendio
Si las llamas aparecen
Aquí
O en El Mas Allá.

En el escritorio de mármol
Está todo lo necesario
Desde el testamento
Al epitafio
Desde lo publicable
Hasta lo que hay que incinerar.

Si no despierto
Si las voces, las cartas, el silencio
La voz de Panero, los locos
Y los fantasmas me retienen;
Será que finalmente
Pude acercarme,
Aunque sea por un  poco,
A la experiencia poética
Pude acceder a un gramo
De poesía.

Del resto
Los que hacen pepers
Y tesis
Dirán el resto.

Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...