domingo, 22 de mayo de 2016

Buenos Aires esquina Vietnam: Los otros golpes

Ese golpe es antiguo.
   Desde que Caín mató a Kennedy, cuando el tiempo no se medía y la ousía no estaba de moda,  el golpe ya se hacía presente; y el golpe golpea (valga la redundancia) siempre (sin excepción) a su hermano.
   El golpe implica infundir terror. Terror hacia los supuestos enemigos, a aquellos a los que se quiere controlar. Hay que darle merito al golpe. Sin el golpe no hubiéramos tenido nuestro primer campeonato mundial: plata dulce y circo. Pero el hombre  cabeza de reptil del norte nos dice que nos a contar la verdadera historia, como ocurrieron los verdaderos hechos. Para el Norte (parece) andamos todavía en taparrabos corriendo avestruces y anestesiados con  el polvo inca. Anestesiados: si. Los taparrabos, ahora, por lo menos tienen algo de glamour, algo de marca.
   La ola expansiva del golpe sigue su curso. Su devenir va cambiando de nombres y de formas. Los rayos de sol de las urnas empezaron a alumbrar los primeros años de la década del 80´, poco después de haber perdido la guerra con la dama de hierro. La guerra ya se había perdido cuando se encontró una carta en unas donaciones que nunca llegaron a las islas. Alguien pensó que era buena idea lucrar con el sentimiento patriótico. Desde el balcón el viejo borracho imprecaba contra la Gran Bretaña. La dama de hierro aceptó. La dama de hierro derrotó. La guerra ya se había perdido antes de empezar.
   Borceguís, birretes y picanas quedaron guardados hasta el juicio. De los escombros del "Nunca Mas" resurgieron los sobrevivientes del terror, otros volvían del exilio y otros nunca mas volvieron de su propio exilio.
  Así regresaba la libertad.  Y la libertad es fanática, ha visto tanto hermano muerto, tanto amigo enloquecido que el siguiente golpe era inevitable.
  El terror seguía instalado (nunca se fue), algunos no se dieron cuenta hasta muchos años después y otros todavía, hasta hoy en día, no se han dado cuenta. Los sedientos de libertad, al ver la luz de la década empezaron a recuperar el tiempo perdido y salieron desesperados hacia las farmacias. Las fábricas de jeringas no daban abasto para abastecer a las farmacias, y las jeringas no daban abasto para taladrar las venas que pedían con ansias cocaína, Reynol, Cyclopetonato, Romilar y Lexotanil. Desde los baños de Arlequín, Cemento, Paladium y La esquina del sol, entre orgias que no vieron la luz del día por meses, el golpe, ahora en forma de H.I.V, se llevó hacia la oscuridad de su vientre a los condenados ansiosos de libertad. La música y alcohol estimulan, pero ellos se estimularon mas calentado la cuchara y apretando los torniquetes. Las señoras del barrio se empezaron a alarmar con estos energúmenos. Los señores (algunos) empezaron a sentir que con los militares estábamos mejor. Al gordito que no le iba tan mal, desde el balcón, afirmaba que la casa estaba en orden. La casa estaba en orden, el barrio no.
   El caudillo de Anillaco disfrazó la situación, como siempre, con el 1 a 1. Los viajes a Miami, pizzas y Champagne, Banelcos y servilletas no pudieron tapar los escombros de la embajada y la mutual ¿Quién dijo que el golpe fue solo uno? Nunca es uno, nunca será uno. Siempre esta deviniendo, y ya se estaba sintiendo el próximo. Mientras se bailaban tangos fatales los estómagos empezaron a rugir como enjaulados, otra vez nos volvían a tener anarcotizados.
   Los saqueos empezaron, como siempre, en las farmacias a mediados de los 90´. Los anoréxicos espirituales al no poder conseguir la receta rosa empezaron a reclamar sus derechos de manera violenta, como todo golpe. El psiquiatra dice que el “mal” de estos anoréxicos espirituales no esta en el vademécum, así que los larga a la calle con abstinencia y un revolver 38 largo para reclamar sus derechos. El juez no duda en firmar la sentencia. Doña Rosa, preocupada, le dice al psiquiatra que se le cierra el pecho y siente que la muerte viene a absolverla de sus trabajos. El psiquiatra le entrega la receta rosa a Doña Rosa, ya que su “mal” sí está en el vademécum. El psiquiatra trata de calmar a Doña Rosa diciéndole que este medicamento no causa adicción, que no tendrá que salir a robar ni inyectársela en las venas, que para eso es la receta. Puede comprarla en la farmacia. No tiene que meterse en ningún antro o villa y el precio es accesible para su jubilación. Una cada ocho horas. Le vuelve a repetir que sus venas no corren peligro. La única contraindicación puede ser una ulcera o un cáncer de colon, pero tranquila señora, eso lo cubre la obra social, dice de manera amable el psiquiatra: Clonaze-(Pan) y Circo.
    Los primeros bombardeos con napalm empezaron en la Av. 24 y Monteverde. Las bombas al detonar iban infectado a todos con el virus del miedo, caos y el saqueo. Nunca se supo de donde venían los saqueos, si venían de Varela, Quilmes o Alt Brown, al final no importó. Tampoco quién los organizó. El golpe era inminente. En cada esquina la gente prendía fogatas y se reunían para compartir el virus del miedo. Por la Av. 24 los patrulleros desfilaban con un oficial, con medio cuerpo fuera del móvil, preparado con su escopeta para disparar a los fantasmas  del saqueo. Alguien gritaba dando señal de alerta y los comercios bajaban sus cortinas. Las armas se hacían presentes. Todo el mundo andaba  armado y no se sabía a quién había que disparar. Otra vez los tangos fatales, otra vez los estómagos rugiendo como enjaulados, otra vez anarcotizados. En uno de los saqueos me encontré al gordito. Ya no le iba tan bien. Seguía gordito, pero él se estaba cagando de hambre. Los anoréxicos espirituales seguían reclamando sus derechos. La imagen del helicóptero vuelve a cerrar otro ciclo del golpe.
    Siguen desfilando los presidentes, los ministros de economía, los paquetes económicos, las farsas, los inviernos que hay que pasar. Siempre es el último invierno el que hay que pasar.
   Nuestro problema actual es que la mazorca ya no llega en Falcon verde ¿A qué le vamos a tener miedo? No hay problema: hay que mirar en la televisión para saber a qué tenerle miedo.
    En la mesa papá ya no invoca a los militares, sabe que la muerte viene a absolverlo de sus trabajos. Mamá dice que a ella los militares no le hicieron nada, que este país vive del pasado. Por eso enrejó toda la casa y mira hacía afuera por las cámaras de seguridad con un cigarrillo en la mano y un mate en la otra mano. El país vive en el pasado y yo veo al futuro repetir el pasado. Entonces, ¿Por qué las rejas y los dispositivos de seguridad si ya no estamos bajo el dominio del Terrorismo de Estado? El negocio del miedo sigue vigente mientras  se puedan vender las soluciones para aplacar el miedo, aunque eso implique más miedo, más pánico. La anorexia espiritual europea sigue intacta desde Pedro de Mendoza.

    Entonces me decidí llegar hasta la Plaza de Mayo. Diagonal Norte se encontraba abarrotada. Unos metros antes de llegar a la plaza un señor me dice que no puedo entrar así nomás, y entonces me muestra lo que necesito para entrar en la plaza¡Si! ¡Si!, señoras y señores. El infaltable pharmakón: un gran remedio para un gran mal. Mientras lo observo y trato de escuchar lo que el amable señor tiene para decirme veo que el pharmakón de un lado es una bandeja de sushi y al darlo vuelta es un choripán. La indecisión me paraliza, trato de escuchar lo que tiene para decirme el amable señor pero el rumiar de la plaza no me deja escuchar ¿Son asnos o vacas?, ¿son fuertes o débiles? Al mirar hacia el Cabildo  veo a los miembros de la Primera Junta proyectar imágenes sobre el “castillo” rosado. Un verdadero espectáculo. Desde mi posición se ven reales las figuras, alzan las manos, hacen la V de la victoria, cantan bailan y yo todavía con el pharmakón en la mano. Justo en el momento en el que me decido a ingresar en la caverna veo que a mi izquierda se encuentra la catedral y a mi derecha esta la AFIP y siento que ese no es mi lugar. Le comento mi decisión de no entrar (a la plaza-caverna) al amable señor ¿Qué podría ser peor? Si  eso no me arregla, eso no me arregla a mí. El anciano, antes de retirarme, se acerca para decirme al oído: "todos llevamos un enano facho adentro". Lo abrazo y al volver a mirarlo ya no es un anciano, sino el testículo del anciano periodista. Con esta revelación me dirijo por la diagonal sur hacia las tolderías, hacia el Bajo Flores, hacia la Europa de Mansilla. Las tolderías han devenido en villas al igual que los malones, y es más seguro dentro del Bajo Flores, siempre me sentí mas seguro dentro del Bajo que fuera de él. A Sarmiento y a Rosas no les gusta la comparación con Europa ¿Acaso Europa no hace lo mismo? Salen, roban y vuelven.
    Al ir caminando por Amancio Alcorta miro hacia la cancha de Huracán y me pregunto qué es ser argentino. Recordé una conversación que tuve con Federico Lupi donde me orientó con esta cuestión. La respuesta fue sencilla: "tu país son tus amigos". Al recordar esta frase pensé en todos los amigos que tuve y que tengo. Algunos se fueron a Europa, algunos al sur, algunos han muerto. Con el resto de vez en cuando nos juntamos a comer un asado y en todo este tiempo absolutamente nadie me ha confesado el fervoroso deseo de querer ir a vivir a Malvinas. En esa misma conversación Federico Lupi también me dijo: "todos somos socialistas con la plata del otro". El filósofo Chauchesco, con el que viví durante 4 años en la plaza Las esclavas de Jesús en el prestigioso Barrio Norte, también decía lo mismo: " todos somos socialistas con la plata del otro". Igual me seguía preguntando qué es ser argentino.
    Gardel cuando volvió de Europa, con la frente marchita, pelado, con temblores de mocos supercaros,  transpirando L.S.D y el hígado corroído por la ginebra nos dejaba algunos indicios de lo que es ser argentino. La prueba es decir bien la palabra “boliche”, acentuando bien la CHE. De esta manera uno se da cuenta que el zorzal y el pelado anglo-italiano son la misma persona. En su juventud Gardel se la pasaba yendo a la esquina buscando gente despierta y hasta hoy en día sigue haciendo lo mismo, aunque a veces ande vestido de pijama. El zorzal estaba de vuelta en casa tomando la línea B: por esta razón la estación del Abasto se llama Carlos Gardel. Así que empecé a repetir boliche, esquina, percanta, papuza, grilo,bufoso, giles, gilada,pismanta, bauchaceta,biorsi ,etc. Rompí vidrios de autos con cerámica de bujías. También los aprendí a abrir con una pelote de tenis. La esposas se abren con un pedazo de alambre de cobre. En la calle se venden buzones y soretes envueltos. El cartón de las calles me dio de comer y de drogarme al igual que el devil stick. " No hay mejor universidad que la calle", solía decir Chauchesco. Por último Gardel, vestido con pijama y con ojos ciegos bien abiertos me aclara el panorama: "somos mixturas de alta combustión, santos y profanos a la vez".  Lo despido sabiendo el dolor dulce que esto conlleva y me dirijo hacia la Bahía que fuera blanca alguna vez. He perdido el último bondí así que me largo a correr por el “claro “de la estepa. Veo que voy corriendo en cuatro patas con pelaje de lobo. Mi objetivo es ir más allá de las tolderías de Calfucurá, rumbo al Chaltén,hacia la tierra de Yatel, rumbo al próximo devenir, al choike, a dejar mi huella al lado de la Cruz del Sur.  Porqué el golpe también se produce desde el interior y va ganado todo lo que se cruce a su paso. Esta es la manera de poder sanar, para mí, aunque sea un poco o mucho, la anorexia espiritual europea.

     Para algunos el golpe ya se produjo. Para otros no llegó y están haciendo todo lo posible para evitarlo. Otros (como yo) sostienen que el golpe es perpetuo y deviene constantemente. La pregunta sería de que lado de la mecha nos pondremos, si del lado del golpeador o del golpeado. En épocas de globalización hay que estar atento por donde llegarán los bombardeos con "Napalm" y que forma tendrá este "Napalm". El Terrorismo de Estado sigue manipulando a las masas para su beneficio personal. Es entonces cuando luz de la alerta se prende ¿Cuándo? Cuando en el supermercado dejemos el vuelto para beneficencia corporativa. Cuando elijamos en la botella de agua mineral a que especie queremos salvar. Cuando pasemos mas tiempo compartiendo publicaciones que salvaran a enfermos de cáncer que pasándola con nuestros seres queridos. Cuando los niños que se arrojamos por los inodoros sean más que las mascotas que salvamos en la calle. Cuando apretemos el botón anti (pánico). Cuando la ansiedad nos cierre el pecho con sus manos imaginarias. Cuando ya no tengamos más tiempo. Cuando todos los derivados farmacológicos que terminen en “zepam”(clonazepam, bromazepam, diazepam, flunitracepam, alprazolam y clorhidrato de triexifelideno) pasen a formar parte de la dieta diaria para poder sobrellevar la máscara del éxito social. Cuando ya no podamos estar seguro ni siquiera en nuestro propios cuerpo. Ese es el botín del terrorismo de estado: nuestro cuerpo. Hoy disfrazado y manipulado por las corporaciones multinacionales que se anuncian en la televisión e internet.
    Aún recuerdo una de las máximas sentencias del filósofo Chauchesco mientras nos encontrábamos sentados en la plaza de las Esclavas de Jesús tomando vino tinto y fumando pasta base de cocaína, rodeados de gente prestigiosa, rodeados de dinero, rodeados de anoréxicos espirituales con apellidos de alta alcurnia: ” Si no tenés veinte minutos por día para meditar sos el tipo más pobre del mundo”. Pareciera ser que hoy ese es el capital más preciado: el tiempo. Un filósofo que no escribió ni un solo libro y seguro ya ha muerto en esa plaza, y nadie lo reconoció como filósofo.


"Por eso te vi escapando
En las horas sin sol
De las miradas oscuras
Que aprobaron las torturas del fugado represor
Son quienes no alcanzan la paz
Por sus viejos miedos
Hoy esperan de vos seguridad"



Bahía Blanca                 27 de marzo de 2016                                   4:44

   

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