martes, 17 de abril de 2018


Y cuando todo 
Es casi silencio
Cuando el único sonido
Que sobrevive es el de
La heladera zumbando;
Es ahí, cuando
Continuo con la escritura del poema.
Con la luna y las estrellas
De testigo
Con mis memorias
A veces lúcidas
A veces apócrifas;
Con mi gato
Que se despierta y me
Observa, preguntándose
Por qué no lo dejo en paz
Por qué no me voy de su casa.





La heladera sigue zumbando.





Afuera;
En el barrio
Se siente a los perros ladrar
Mientras tanto
Trato de seleccionar
Alguna memoria
De mi cerebro dañado
Alguna que haya sobrevivido
Al cataclismo de la adicción.





Llega hasta mí
La tarde en que tuve
Que ver a mi tío muerto
En su cama.
Se había desangrado a sí mismo
Con un cuchillo.





Pero esta no es la imagen
Que quiero conservar de él;
Quiero recordarlo
Como un gran lector
Un artesano del vidrio,
Un soplador que hizo miles
De botellas, vasos, jarras
Con el aire de sus pulmones:
Le puso su alma(neuma)
A todo lo que hizo.





Cerraría el poema
Con nosotros dos
(Yo tendría unos 10 años)
Comiendo pizza
En Bernal
Por el Camino General Belgrano.
Estamos parados
Comiendo en un mostrador
En la pizzería flota el aroma
A orégano y muzzarella caliente. Un
Instante perfecto
Entre mis memorias lapidadas.





Si son apócrifas o
Lúcidas
A esta altura del partido
¿Verdaderamente importa?























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