martes, 4 de febrero de 2020

El comercio de la palabra

Llego al café y creo que dejé

A mi alma en la vereda.



Pienso en un atril

Aquí cerca

Para leer o declamar

Esta intención de poesía.



Dicen que los sábados

No son digno para escribir;

Pero sé bastante acerca

De no ser digno:

Digno de amor

Digno de respeto

Digno de trabajar

Digno de educación

Digno de alimentación

Digno de nacer

Digno de lenguaje

Digno de literatura:

No soy digno de nada de esto

(Según la sociedad)

Pero en casi cuatro décadas

Me he apropiado a la fuerza

Y sin fuerza

De cada una de estas cosas

Incluso sin alma

Incluso en un sábado

En el que la mayoría de los comercios descansan

Pero el comercio de la palabra

No sabe descansar

Por lo tanto

No me deja descansar.



Llego al café sin alma

Ella no me necesita

Y creo que también debo atravesar

Otra década prescindiendo de ella

Ya que le gusta ser libre

Revolotear por ahí

Ella no necesita al lenguaje

Mucho menos a la poesía.



Llego al café sin alma

Y trato de distraer

A este vacío

Con un feca con leche

Algunos poemas de Vallejo

Y unas cuantas lineas

Garrapateadas un sábado a la tarde;

Una tarde en el que el comercio

De la palabra no descansa.

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