Una avellana, una nuez, un molinillo. Los dulces sabores se presentan en la cocina, la dulce luz del mediodía se presenta en la cocina.
Una receta y un poco de amor solo se necesitará para la preparación.
El espíritu de mi abuela sé que me acompañará para preparar su receta favorita.
Mi niño interior también disfrutará de volver a vivir esos aromas. Yo, como puente, solo dejo que cada uno viva en los elementos del recuerdo. La infancia y mi abuela. Ralladura de limón y el horno caliente. Esencia de vainilla y azúcar.
Esa cocina ha quedado estancada en los pasillos de mi memoria. Ese recuerdo es tan vívido como el aire que respiro mientras escribo estas lineas. Ese recuerdo nunca muere porque yo vivo en él, mi abuela también vive en él; la receta del bizcochuelo vive en él.
sábado, 17 de septiembre de 2016
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Una navidad diferente
“Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche Pasó por la puerta principa...
-
Cuando la arrogancia De creerme mejor que el resto Me aísla de los demás. Cuando creo saber todas Las respuestas. Cuando creo Que nadie pu...
-
Los sábados a la noche, la reunión familiar se hacía frente al televisor para mirar Función privada. El ciclo conducido por Carlos morell...
-
Barthes mira por la ventana Y ve a una madre arrastrando a su hijo Para que camine al ritmo de ella. Los ideoritmos son privativos De c...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario