jueves, 15 de septiembre de 2016

Los gatos y la eternidad

  ¿En qué piensan los gatos cuando están en el techo?
Bello perfume de rosas rosas, acaramelado sobre su falda, nada ya puede ser distinto, ni siquiera su voz, su tonalidad, su acento de extranjero que todavía no aprendió la lengua del país que lo esta acunando.
   Ayer pareció que todo fue perfecto.
  Hoy se parece al ayer; pero diferencias hay muchas: no soy el mismo de ayer. Ni tampoco soy el mismo de hoy, aunque lo parezca sé que no soy como hace un rato. Poco a poco voy cambiando la piel, dejando atrás la piel muerta, voy dejando atrás otro disfraz, otro personaje. Las hojas del almanaque son como la piel, van quedando atrás, se van dispersando en el tiempo.
   Y se escapa todo el tiempo el tiempo. Trató de apropiarme de él pero se escapa de mis manos como los granos de arena. Me esfuerzo en poder retenerlo aunque sea un segundo pero es más rápido que mis intenciones.
   Si alguna vez logré retenerlo (al tiempo) no fui consciente de ello; y en esta dicotomía se van gastando mis días, lacerando mi espíritu, haciéndolo cada vez más viejo, más sabio. Cada vez creo menos en él (en el tiempo) porque sabe de este juego.
   Él (el tiempo) al ser más viejo que yo puede anticipar mis manipulaciones. Yo soy un neófito jugador con el más experimentado de todos. (Yo) al querer ganar experiencia en estos menesteres puedo llegar a conocer un poco de su esencia, pero solo un poco: no necesito más que un poco para justificar mi existencia. De eso creo que se trata al vida , de justificar la existencia, el paso por esta vida.
   Hoy me estoy acercando un poco, como dije anteriormente de eso se trata: un poco.
Bahía Blanca 2015

No hay comentarios.:

Una navidad diferente

  “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche        Pasó por la puerta principa...