jueves, 18 de enero de 2018

Los viejos
Vuelven de la fábrica;
El 373 llega y uno de ellos
Ya está colgado del estribo,
Y cuando el bondi frena
El viejo apoya su pie y
Se dirige a su casa. Detrás lo
Siguen una fila de obreros viejos
Cada uno con su bolso
Sobre sus hombros cansados.
Cada uno vuelve a su pequeño
Infierno,
Al alcohol para soportar
La existencia,
A las golpizas a la mujer y
Sus hijos,
Al terror del cinto empuñado
En la mano,
A los gritos desgarradores
Y al silencio desgarrador
Durante la cena.

En la esquina, los hijos de los
Obreros suicidas, ya no creen
En las fábricas,
En sus padres,
En los cintos empuñados
En las manos
En la política
En la dictadura
En la democracia. Creen:
En el rock, la falopa y la
Poesía.

Son ellos, los que inician
La "verdadera revolución",
En las esquinas
En los antros
En los acordes de guitarra
En las letras poéticas
En los excesos
En la muerte y la
Resurrección.

En el fondo, la cultura,
Es la respuesta a la violencia
Generada en la familia;
En el fondo, todos estamos
Contestándole a ese padre golpeador
O a esa madre abandónica.
En el fondo
El arte
Es la única manera de sobrevivir
Al dolor de la infancia.




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