domingo, 4 de abril de 2021

 

Logré atravesar

Todas las barreras:

Ya no quedaba ninguna.

 

Finalmente la atropina

Había hecho caer

Todos los velos de la Realidad.

 

Sediento y con cicatrices

Pude llegar hasta la morada

De La Bestia.

 

Esta Bestia

A la que llaman Estado

Esta Bestia

Con sus tentáculos

Y su visión ciega

Y su hambre voraz.

 

Parado frente a ella

Sobre una roca de piel rugosa y afilda

Con mis botas desgastadas

Y mi pelo batido por la tormenta

Observé como articulaba

Sus movimientos, para poder

Comprender su accionar

En la Realidad fáctica.

 

Ya dije que su visión es ciega

Y su hambre voraz.

 

Vi  sus tentáculos

Con movimientos espasmódicos

Vi que lo que un tentáculo construía

El otro lo destruía;

Lo que uno decía

El otro lo contradecía;

Lo que uno garantizaba

El otro lo ultrajaba;

Lo que uno daba vida

El otro lo desaparecía;

Vi que lo que un tentáculo

Quería administrar

Había tres pidiendo dinero prestado;

Vi como los tentáculos recaudaban

Y ninguno distribuía;

Vi que no había comunicación

Entre ellos;

Vi como compraban agentes culturales

Intelectuales y militares

Para fundamentar su Poder;

Vi a la Bestia desplegarse

En todo su obsceno esplendor.

 

La vi frente a frente

Y no pudo devorarme

Estaba muy ocupada recaudando.

 

Bajé de la piedra

Y del efecto de la atropina.


Amanecía en la plaza

Y eso daba cuenta

De que había que desayunar

En el comedor de la madre Josefa.




 

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