viernes, 11 de septiembre de 2020

Dioses del suburbano



La mañana que conocí a los Dioses
Había amanecido en Villa Celina
Luego caminé por el Mercado Central
Crucé la General Paz
Lugano 1 y 2 parecía un poema de Vallejo.

En el Puente 12 tomé el tren
Y en el furgón
Cada uno de ellos
Se fue presentando.

Regalaban sus venenos
Y creía que me parecía a ellos.
Todo era perfecto esa mañana.

En Temperley descendí;
Ellos,
Colgados del estribo saludaban
Y me deseaban buen viaje.

Sé que está experiencia
Fue privativa
Entre ellos y yo.

Sé que un psiquiatra
No creería en mi experiencia
Pero... qué me importan
Los psiquiatras.

Sé que todas estas Visiones
Son regalos de los Dioses.

Sé que tengo toda la vida
Para purgarlas.

La mañana despierta inflamando
Mi espíritu. Saludo al primer Dios
Antes de desayunar. El último a quien saludo
Es el autor de estas líneas.



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