De mi abuela aprendí
El noble oficio de hacer pan
La bella música del guaraní
Entre su dientes negros
Por masticar tabaco en rama.
De su muerte
El exilio para siempre
De ese añorado país
Que es la inocencia de la infancia.
La puedo ver esa última noche
Regando el patio y masticando tabaco.
De la tierra que la acobijó
Por 25 años
Y que limpió sus huesos
Me enseñó que ya no quedaban
Marcas de su vida.
Si fue de Izquierda o Derecha
Si era culta o contrabandeaba
Mercadería entre Paraguay y Formosa;
Si leía antes de dormir la siesta
O en la noche;
Si sabría, ella, esa, su última noche
Que la poesía sería mi destino.
¿Cuántos poemas se inician
Y se agotan en su osamenta?
He aprendido más en los cementerios
Que en las instituciones.
viernes, 11 de septiembre de 2020
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Una navidad diferente
“Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” Friedrich Nietzsche Pasó por la puerta principa...
-
Cuando la arrogancia De creerme mejor que el resto Me aísla de los demás. Cuando creo saber todas Las respuestas. Cuando creo Que nadie pu...
-
Los sábados a la noche, la reunión familiar se hacía frente al televisor para mirar Función privada. El ciclo conducido por Carlos morell...
-
Barthes mira por la ventana Y ve a una madre arrastrando a su hijo Para que camine al ritmo de ella. Los ideoritmos son privativos De c...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario