jueves, 12 de enero de 2017

Campos de Elíseo

Campos de leche negra
Remolinos de color rojo
¿A dónde voy caminando?
Si no tengo pies
¿Qué es lo que voy susurrando?
Si no tengo lengua
Siento que percibo muchas cosas
Pero ni siquiera tengo un cuerpo
Sin embargo sigo atravesando los campos
Sigo viendo los campos de leche negra
Los remolinos ya no son de colores
Mi susurro
Mi aliento de fuego
Mis pensamientos  se desplazan
Sin ningún soporte
¿Era ayer?¿Era hoy?
No sé cuando empezó
Sé que empecé a atravesar
Tus agridulces campos de leche negra
Creí ser el remolino
Otra vez vuelvo a creer
Pero me convencí enseguida
Sé que estos campos de Elíseo son míos
Mis propios campos de Elíseo
Y no de nadie mas
En estos campos
En este mundo
Soy el único poeta
Soy el único que conoce los campos de leche negra
Soy el único que sabe del sabor (saber) agridulce de esta obscura leche
Soy el único que mora estas tierras
Tierras lejanas de remolinos
Sueños de Elíseo
Sueños de Carmabazepina
Los sueños de unos pocos
El precio es alto
Lo sé
El costo es barato
Lo sé
Pero he dado mi vida por estos voluptuosos campos
Ya estoy aquí
Si saber cuando empezó
Ni cómo
Ni por qué
Ya que he dado  mi vida
Porque mi cuerpo no sé donde está
Solo sé que seguiré
Desplazándome por estos campos
Me voy de esta página
De esta voz
Necesito descansar en mis campos
Adiós.


En el prólogo de la Antiantología poética, el poeta advertía de la sigilosa y sistemática introducción de la farmacología para el sustento de la vida diaria a través del consumo de Coca-Cola y el uso de  prendas Nike. Este prólogo luego daría origen a los famosos Apuntes de bioascética.


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